Escena VI

JUAN: ¡No es lo que usted piensa, joven, solo estábamos…!

JOVEN: (Escandalizado) ¡Qué el señor los reprenda! ¡Libidinosos, puercos, sátiros, pervertidos, hijos del pecado!

IVANA: (Tartamudeando) Yo…  Yo solo… Yo solo le estaba limpiando una mancha que tenía en el bolsillo del pantalón.

JOVEN: ¡Silencio, hijos de la concupiscencia! ¡No quiero escuchar sus pecaminosas voces! Es más, ya me cansé de ver sus lujuriosas caras. (Los apunta con el arma) ¿Tienen algo más de que arrepentirse antes de partir al infierno?

Hablan muy rápido, los textos se montan unos encima de otros.

JUAN: ¡No!

IVANA: ¡Por favor, no lo hagas!

JUAN: ¡Aun soy muy joven para morir!

IVANA: (A JUAN) ¡Todo esto es tu culpa!

JUAN: ¡Aun no cumplo mis sueños!  

IVANA: ¡Morir debe doler!

JUAN: ¡Qué hice para merecer esto!

IVANA: ¡Aun no soy madre!

JUAN: ¡En la cara no!

IVANA: ¡Y pensar que pronto me iba ir del país!

JUAN: (A IVANA) ¿¡Qué!?

IVANA: ¡Lo que escuchaste!  

JUAN: ¡Primero las damas, joven!

JOVEN: ¡Ya cállense que no les voy a hacer nada! Solo les dije eso para asustarlos. Tampoco soy tan desalmado. ¡Hubieran visto sus caras! ¡Un poema! Perdón, ¡un versículo! (Ríe a carcajadas. JUAN e IVANA le lanzan una mirada fulminante) ¡Ay, tampoco es para tanto! Ahora uno no pude hacer bromitas. En serio, tienes que relajarse. (Al público) La gente anda como susceptible últimamente. (A la pareja) Respondan ¿Dónde están las cosas de valor? ¿Dónde está el dinero?

IVANA: ¡Ay, no! ¡Pero cómo supo lo del bolso!

JOVEN: ¿Bolso? ¿De qué bolso hablas?

JUAN: (Tratando de disimular) ¿”Bolso”? No, ella no dijo “bolso”. Ella dijo… ella dijo “soponcio”. “Si me asusto me dan soponcios”. ¡Sí! Eso fue lo que dijo. ¡Es que está asustada, y cuando ella está asustada se le enreda la lengua!

JOVEN: (A JUAN) Tú como que me quieres ver la cara de pendejo… ¡Mosca! ¡Mosca, porque mi pistola tiene hambre!, ¿oíste? (Se dirige hasta IVANA y la sujeta con fuerza) ¡Habla! ¿De qué bolso estás hablando? ¡Deja tu lloradera y habla si no quieres desayunar pólvora! (IVANA mira de reojo hacia el lugar donde yace oculto el bolso de viaje negro. El JOVEN Advierte el gesto y se dirige hasta dicho lugar. Descubre el bolso solapado por algunos objetos). ¿Este bolso? ¡Pero qué pesado está! ¿Qué guardan aquí, piedras? (Lleva el bolso hasta el centro del escenario y lo abre. Mientras lo hacen las luces del escenario disminuyen un poco y una luz que se proyecta desde el interior del balso ilumina su rostro. Con júbilo) ¡¿Dólares?! ¿Y en billetes de a cien? ¡No puede ser! ¡Estoy soñando! ¡Qué alguien me pellizque! ¡Diosito por fin respondiste a mis suplicas! (Empieza a correr y saltar por el espacio) ¡Soy rico! ¡Soy rico! ¡Con todo este dinero puedo hacer lo que se me antoje! (Como arrebatado por una revelación) Hasta podría llevar mi oficio de ladrón a niveles más profesionales. ¡Sí! ¡Podría convertirme en policía! O  mejor aún… ¡En político!

JUAN: (A IVANA. Con rabia) ¡Viste lo que hiciste! ¡Ahora sí puedes estar contenta! ¡Seremos pobres toda la vida!

IVANA: (Llorando) El dinero… Mi jefe… Mi mamá… Mi cara…

Entran dos policías armados. La VECINA viene con ellos. Esta última lleva un pocillo de peltre entre sus manos.

POLICIA I,  II Y LA VECINA: (Apuntando al JOVEN) ¡Arriba las manos!

POLICIA I: ¡Ríndete miserable!

POLICIA II: ¡Suelta el arma o disparo!

JOVEN: ¡No puede ser…! ¡Mi dinero! (Bajando el arma) Tranquilos… Tranquilos… Miren, ya la estoy bajando… ya la estoy bajando. Además está pistola es de juguete. ¡Mosca se les escapa un tiro que eso debe doler mucho!

POLICIA II: (Esposando al Joven) ¡Cierra la boca, rata de alcantarilla! ¡Vamos derechito a la jefatura! ¡Al fin te atrapamos!

POLICIA I: (Sorprendido) ¿Juan? ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo te dejaste embaucar por este sinvergüenza?

JUAN: (Apenado) ¡Hola, colega…! Es que estaba visitando a mi mujer… Hermano, un error lo comete cualquiera. Me agarraron desprevenido. No me traje mi pistola... (Suplicante) ¡No le vayan a decir al jefe! ¡Ya saben cómo es de irritable!

POLICIA II: (Mientras desata a la pareja) Tranquilo, colega, no le diremos nada. Lo odiamos tanto como tú. ¡Ese viejo latoso! ¡Deberían jubilarlo de una vez por todas!

POLICIA I: ¡Tuvieron mucha suerte! ¡Este ladrón tiene aterrorizada a toda esta zona! Le dicen “El Predicador”. Esta rata se disfraza de religioso para engañar a sus víctimas y luego les roba hasta lo que no tienen. Si no hubiese sido por su vecina, seguramente este bandido se hubiera salido con la suya.

JUAN: ¡Qué miserable! Miren como dejó todo. ¡Hasta fue capaz de golpear a mi mujer! (A IVANA) ¿Verdad, mi amor?

IVANA: (Resuelta) La verdad es que…

JOVEN: (Indignado) ¡Eso es mentira! ¡Cuando yo llegué ellos…!

JUAN: (Golpea al JOVEN en el abdomen). ¡Cállate, cucaracha! ¡Esto lo pagarás caro!

POLICIA I: ¡Ahora sí te llegó tú hora, malnacido!

JOVEN: (Musitando) Pero es que yo… (JUAN le lanza una mirada fulminante) ¡Está bien, me callo!

POLICIA II: Pero todavía no podemos cantar victoria: necesitamos que nos acompañen a la comisaría para hacer el informe.

IVANA: (Molesta) ¡Yo no puedo ir en este momento!

POLICIA II: ¿Y tú, Juan? Qué mejor declaración que la de un policía. Si quieres podríamos aderezar ligeramente tu testimonio, así esta escoria pasará unas largas vacaciones en prisión. ¿Qué te parece?

JUAN: (Nervioso) Sí, sí, como ustedes digan… (A IVANA. Haciéndole señas para que no revele la verdad de lo sucedido) Turroncito, no podré acompañarte. Si quieres le digo a uno de mis colegas para que te escolte, ¿te parece? Uno nunca sabe. ¡Y con lo insegura que está la ciudad!

POLICIA I: ¿”Turroncito”? (Burlón) Ay, vale...

JUAN: (Crispado) ¿Y qué tiene de malo que le diga “Turroncito” a mi mujer? ¿A caso tú no le pones apodos a la tuya?

POLICIA I: (Medita) La verdad es que sí. Yo a la mía le digo “Melcocha”.

JUAN: ¿”Melcocha”? ¡Me gusta! Es melodioso.

POLICIA I: (Al POLICIA II) ¿Colega, y usted cómo le dice a su mujer?

POLICIA II: ¿Yo?

POLICIA I: Sí, usted.

POLICA II: (Satisfecho. Con dejo romántico) Yo a la mía le digo “Cuca”.

LOS DEMÁS: (Impactados) ¿¡”Cuca”!?

POLICIA II: Sí, “Cuca”. Es que se llama Catalina.

Pausa incómoda.

JUAN: ¿Y entonces, Turroncito? ¿Quieres que uno de mis compañeros  te acompañe?

IVANA: Ya dije que no, Juan. (Cínica) No creo que me pase algo peor si voy sola.

JUAN: (Preocupado) Está bien, Turrón. Si eso es lo que quieres por mí está bien. Nos vemos al rato entonces. ¡Recuerda que te amo!

POLICIA II: Señorita, también necesitamos su declaración para terminar de hundir a esta parasito. Más tarde tendrá que ir a la comisaria para que hagamos el reporte. Espero tenga un excelente día. ¡Hasta pronto!

IVANA: (Sin ánimo) Como usted diga…

Comienzan a salir todos menos IVANA y la VECINA.

JOVEN: (Suplicante) ¡Por favor no me lleven a prisión! ¡Recuerden lo que dice la palabra: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.”!  ¡Por favor, no me lleven! ¡Soy muy joven para perder mi juventud!

POLICIA I: ¡Cierra el pico, sinvergüenza! ¡Y camina si no quieres que te molamos a golpes aquí mismos!

JUAN: ¡Te vamos a dar tantos golpes, que te dejaremos peor que un aguacate pasado de maduro!

JOVEN: ¡¿Cómo así?!

JUAN: O sea, morado y mallugado.

Los policías sacan arrastras al joven mientras este sigue suplicando. IVANA y LA VECINA se ubican en el centro del escenario.

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