El Camino entre el Sol y la Luna I
El Camino entre el Sol y la Luna I
Por: The Ghost Of Our Souls
Capítulo 1 - Eclipse.

-¡Hey, Hey. Alto ahí chica!- Exclamaba un policía.

El policía estaba persiguiendo a una chica que había robado un poco de pan de una tienda. La chica corría rápido por todo el pequeño pueblo en donde vivían, metiéndose por callejones, saltando de aquí para allá y corriendo lo más rápido que le era posible para que no lo atraparan, el policía la seguia lo mejor que podia, y no le pierde el rastro, acercándose cada vez un poco más, la chica siguió corriendo sin siquiera ver para atrás, las calles de tierra por las que pasaba marcaban sus pasos al correr, así que ella intentó hacer otra cosa.

-¡Detente ahora mismo! ¡O será mucho peor para ti chica!- Exclamaba el policía quien ya estaba molesto y exhausto por toda la persecución.

La chica voltea a verla la cara al policía, y le regala una pequeña sonrisa que el policía no logra observar, ya que está toda cubierta por trapos, y justo en ese momento, ella empieza a correr nuevamente doblando en una esquina, haciendo que el policía la pierda de vista unos segundos pero él no estaba preocupado por ello, ya que sabía que ella había corrido hacia un callejón sin salida.

-¡Ya te tengo!... ¿Ah?- Expresó el policía con una clara confusión.

Cuando el policía le dió la vuelta a la esquina, se dio cuenta de que la muchacha ya no estaba, y no lograba verla por ningún lado.

-¿Como carajo hizo eso?

El policía inspeccionó el lugar a ver si estaba escondida, pero no había ninguna señal de la chica. Parecía haber desaparecido, como si se la hubiera tragado la Tierra.

Y mientras el policía la buscaba, claramente confundido, ella lo observaba desde el techo de la casa adyacente al callejón, mientras pequeñas risillas se escapaban de sus labios, luego de ver cómo el policía se marchaba, puso rumbo a su propio destino, saltando de techo en techo, hasta llegar a su casa.

-Hola Bembibre, mira lo que traje.- Le decía la chica a la mujer que estaba en la casa, mientas mostraba el pan que había robado de la tienda.

-Primero que nada, sabes muy bien que me tienes que llamar madre, muestra respeto pequeña. Y segundo, ¿De donde sacaste eso Yenneffer?- Preguntó la mujer conociendo muy bien el historial de su hija.

-Lo conseguí por ahí… Está bueno, podemos comerlo.- Mintió la chica para que su madre no se sintiera mal.

-Te creeré… esta vez, sólo porque hoy estás cumpliendo 17 años, ya casi eres toda un mujer, te has hecho muy alta, hace tiempo que pasaste mi estatura, ¿Cómo voy a poder decirte pequeña ahora?- Decía Bembibre con una clara alegría y nostalgia en sus ojos.

-Ay madre,- Decía Yenneffer entre risas. -Ya estoy muy grande para esas cosas, entonces... ¿Si vamos a poder ir a ver el eclipse solar que va a haber hoy? Todo el pueblo irá a verlo, no quiero estar aquí encerrada como siempre.

-Claro que iremos, es tu regalo de cumpleaños después de todo. Además, este es el día en que por fin te voy a dar el regalo de tu padre.

-Wow, ya quiero saber qué es.- Decía la chica con una gran emoción.

-Ahora ve y alístate, no quieres ir así de mugrienta con todas esos harapos encima.

-Enseguida regreso.

Yenneffer y su madre estuvieron listas muy rápidamente, para poder ponerse en camino al parque central del pueblo, dónde habría una espectacular vista al eclipse solar de invierno, un evento que no había ocurrido desde hace mucho tiempo.

Cuando llegó la hora, todos estaban sentados, listos para verlo, Yenneffer estaba sentada junto a su madre, viendo directo al horizonte.

-Hija, tal vez esto sea difícil de entender para ti, pero es la verdad y debes de conocerla.- Expresó con un poco de temor Bembibre.

-¿Qué quieres decir con eso madre?- Dijo con confusión la chica.

-Sólo observa y entenderás…

En eso comienza el eclipse, y a Yenneffer se le ponen los ojos completamente en blanco y empieza a sentir como si en su cabeza se reprodujera una película, parecía ser ese mismo día pero hace años atrás, varios años, antes de que ella naciera. Logra ver a su madre, más joven, observar un eclipse similar, cuando un hombre muy pálido se le acerca, y comienza a hablar con ella.

-Disculpe, ¿Qué se le ofrece?- Preguntó Bembibre, ya que le pareció curioso que con tanto espacio, ese hombre decidiera acercarse tanto.

-Oh, nada señorita, solo quería saber ¿Si este puesto estaba ocupado? Aquí es donde esta la mejor vista al eclipse.- Dijo con una sonrisa el hombre.

-En eso tiene razón, puede sentarse. ¿No es hermoso el eclipse? Nunca he visto nada antes que se compare con tal belleza.

-Bueno pues, gracias, pero creo que usted es incluso más hermosa señorita.

-Oh, gracias, pero ¿Por qué me agradece?- Preguntó Bembibre tratando de ocultar el pequeño rubor que había causado el cumplido que el hombre le había hecho.

-No me he presentado aún, me disculpo por eso. A través de las eras, he sido conocido por muchos nombres, pero tú puedes llamarme Mathew.- Dijo de manera muy natural.

-Disculpe, pero creo que sigo sin entender.- Dijo Bembibre quién ahora estaba intrigada.

-Yo soy el eclipse que usted esta admirando en este momento.

-Un momento… ¿Qué?

-Si, yo no soy humano, cómo puede estar pensando, soy un ser, más allá de la comprensión humana, mi raza es conocida como Astroceles y somos los encargados de que, acontecimientos como este, ocurran, son imprescindibles para el destino. Así como nuestra conversación.- Explicaba Mathew poco a poco.

-¿Y por qué nuestra conversación sería imprescindible para el destino?- Cuestionó de manera escéptica Bembibre

-Porque tú y yo estamos destinados a estar juntos.

En eso el recuerdo deja de ser solo uno en concreto y varias imágenes de lo que pasó después atacan la mente de Yenneffer, flashbacks de todo los acontecimientos posteriores. Como su madre se enamoraba de Mathew, como  se siguió desarrollando su relación, como tuvieron una hija juntos, y como Mathew tuvo que irse, sin siquiera conocer a su hija…

Luego imágenes de ella misma, pudo verse de frente, era alta, pálida al igual que Mathew, tenía los colmillos grandes, sólo un poco más de lo normal, y en el pecho una marca de nacimiento que parecía una inscripción, que nunca supo que significaba, pelo negro azabache, y ojos amarillos que brillaban cual oro. Luego despertó de golpe de su trance…

-¡MADRE!- Decía Yenneffer mientras tomaba una gran bocanada de aire y dirigía su vista hacia su madre.

-Veo que lo has visto. Así que ya lo sabes, el es tu padre, me dijo que esto pasaría hoy. Lo que tú eres, es algo especial, pero de aquí en adelante es tu destino averiguar a dónde perteneces hija mía, no tengo las respuestas a todo, pero te puedo decir con certeza que tu padre te espera.

¿Qué? ¿Qué quieres decir? ¿Que soy?- Las dudas invadían a Yenneffer.

-Digo que es hora de que tu misma descubras eso, es hora de saber quién eres en realidad.- Le decía su madre tratando de alentarla.

-¿Y que hay de mi padre? ¿Sabes algo más de él?

-Muy poco, sólo se que, tú tienes el mismo potencial para hacer las cosas que él hace, así que ve, escribe tu propia historia.

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