Capítulo 3

Camila durmió en el sofá,  comió todo lo que pudo porque no sabía cuando volvería a comer, preparó 5 Sándwiches 3 para ella y 2 para cuando regresara el dueño de la casa del cual no sabe el nombre.

Por alguna extraña razón que ella desconoce se siente muy bien en esa casa,  no tiene miedo de que algún drogadicto le vaya a tocar la puerta,  o que quizás su padrastros vaya o Pedro el señor de la renta que en otras ocasiones a intentado penetrar a su casa.

La puerta se abre y ella se pone en alerta de un brinco.

Damian entra algo enojado y con un poco de sangre en su pecho,  ella se alarma y se acerca.

-¿A quién mataste o quien te golpeó? -pregunta mirando todo su cuerpo.

-Vamos, te llevo a casa -dice él.

-Primero, te he preparado algo de comer, segundo dame una explicación, tercero no saldré contigo así y cuarto ¿y si ahora soy tu siguiente víctima? -pregunta alejándose un poco luego de arrastrar las palabras.

-No tengo hambre, no te haré daño así que muévete,  iré a lavarme -dice entrando a una puerta que se supone es un pequeño baño. .

Todo el camino es silencioso, el enojo de Damian se ve a kilómetros,  Camila sólo lo ve de reojos, mientras le indica a donde girar.

Llegan al bario, él lo inspecciona y luego la mira a ella.

-¿Aquí vives, torpe? -pregunta apagado el motor.

-Si -se limita a responder y se baja del la camioneta.

Él sale y le sigue los pasos. Cada paso que das es como caminar sobre cristales, la carretera ha dejado que el tiempo pase, que todos caminen sobre ella, conoce lo que se hace en los oscuros callejones.

-No tienes que llevarme hasta la puerta -espeta ella dándose la vuelta.

Él continúa en silencio, con su vista en su cabello castaño a la mitad de la espalda. Parece una nena de unos 15 años, ni su tamaño ni su carita la ayudan aparentar de más edad.

Se detiene en una puerta horrible, saca una llave de sus bolsillos y la entra en su lugar para abrir la puerta.

-¿Con quien vives? -pregunta él.

-Con mis padres -responde mirándolo fijamente.

-Bien, ya debo irme, ¿hiciste bien la tarea? -pregunta mirándola esperando una buena respuesta.

-Todo lo que hago, lo  hago bien -contesta ella cruzándose de brazos.

-Que novedad... Torpe -dice arqueando las cejas -rompiste muy bien el celular, me golpeaste muy bien la cabeza, casi haces caer muy bien a una señora, ojala y hayas echo bien los sándwiches -dice con su rostro muy cerca a ella.

-Si, los Sándwiches está bien hechos, le puse un poco de veneno -dice abriendo la puerta.

Ella entra y solo deja una rejilla para verlo por última vez.

-Hasta luego, torpe -dice él.

-Bye loco -dice cerrando la puerta.

Damian llevaba horas intentando dormir,  tenia muchas cosas en su cabeza, la graduación de su hermana de 15 años, el cumpleaños de su abuela, a la torpe, la fiesta que tenia que destruir el viernes, los encargos que le había asignado su jefe y nuevamente a la torpe. 

Había algo en ella un poco familiar, sin contar sus ojos y cabellera que lo tenían algo loco.

Necesitaba relajarse, botar el estrés,  sacarla a ella de su mente y ya tenía alguien para que lo hiciera olvidar y disfrutar a la vez

Sam.

Sacó su nuevo celular y le marcó,  respondió de una vez, como si esperara la llamada.

Lo que tenia con Sam era fácil de explicar... amor por su coño, nada diferente a las demás,  pero era la única que no se enamoraba de él o le pedía algo más que sexo. Se dió un buen baño, porque el tanto pensar en la torpe lo hacía sudar. Bajó por un poco de agua y a esperar que su puta privada llegara.

El timbre sonó,  con su calma lavó el vaso, lo guardó y abrió la puerta. Ésta de inmediato se acercó a él y lo besó como si de ello dependiera su vida. 

Sam, casi del mismo tamaño que Damian, trabajan juntos, grosera, odiosa, no se enamora, adicta a lo ilícito. Tatuada hasta en las nalgas, pearcing hasta en sus pezones y sonrisa encantadora y mirada entre dulce y maléfica; super rara. No estudia,  dice que para matar personas, vender coches,  echar carreras, destruir fiesta no hay que tener un título, solo las agallas y los ovarios bien puestos. Español, Italiano y ruso son sus idiomas favoritos y los habla a la perfección.

Se van juntos a la habitación y el fuego se apodera de sus cuerpos. Todos es intenso y es lo que menos se puede esperar de una chica ruda y un loco desquiciado amante a la velocidad. Después de tres rondas la despachó a su casa, no siempre está de ánimos para dormir con una chica.

Camila no ha podido dormir, su situación se le ronda la cabeza, quisiera que su padre biológico estuviese vivo, tal vez no tendría que desvelarse por hambre, por tener que hacerle las tareas a otros para conseguir dinero,  el tener que aguantar a Pedro o Felipe.

No confía en nadie, un chico a intentando acercarse a ella junto a una chica, pero tiene miedo de que sólo quieran aprovecharse de lo único bueno que tiene, Inteligencia.

A decir verdad nunca a visto a la chica juntarse con alguien mas que no sea el chico del pelo rubio y ojos azules, se ven que son muy buenos amigos o quizás algo más. 

Se ha enamorado, jamás y no cree hacerlo por mucho tiempo, no quiere quedar embarazada como su mamá y caer en manos de un Imbécil despiadado.  Mejor sola que mal acompañada. Sus metas son claras, salir adelante, tener su negocio, sacar a su madre de la estúpida burbuja amorosa en la que está metida con el patán de Felipe.

Jueves 6:40 Am

Camila terminó de vestirse para ir a la secundaria,  toma su pequeño celular y la mochila. Muchas veces se ha preguntado para que tiene un celular si nadie la llama.

Después de la primera tanda de clase llega el receso, algunos hacen deportes, otros comen, Damian está sumergido en su celular y Camila estudiando en una mesa. Se levanta para ir al baño y sin querer una bandeja cae sobre su cabeza, llenándola de comida. Todos se ríen y ella se siente mal, se levanta y a toda prisa se va al baño. La chica dueña de la bandeja la sigue hasta el baño.

-Camila, lo siento, no fue nuestra intension -hace una pausa -sólo queríamos sentarnos contigo y entonces te levantaste y la bandeja calló, ¿podemos ser amigos tuyo? -pregunta la chica detrás de ella.

Camila se sorbe la nariz y lava su cara y sus manos. La chica se acerca y la ayuda a limpiar su cabeza y quitar el resto se comida.

-Creo que tendrás que quedarte con esa blusa de tirantes y mandar ese suéter a la mierda -pronuncia la chica.

Camila sonríe con timidez y asiente.  Fija la vista en su busto, ojala y nadie note sus buenos senos.

-Me llamo flor y mi amigo Michael -dice la chica sonriendo.

-Un placer, yo Camila -dice tímida.

Las chicas salen muy sonrientes aunque Camila está algo tímida aún.  Llegan a la mesa en donde estaba ella antes y el rubio de ojos claros está ahí sentado leyendo uno de los libros, el desastre ya no está. 

Él chico se levanta y abraza a Camila, ella corresponde y le sonríe.

Todo trascurrió normal, nada de peleas, caídas o comentarios, aunque Damian tenía una pelea en su cabeza, celos por la torpe y el pelotudo rubio.

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