Capítulo 3: cruel verdad

— Así como escucha mi distinguida Señora Miller, tu amado esposo me mandó a una nueva sede — Lucy después de terminar sus horas laborales llamo a su amiga...

— ¿En serio?...no me comentó nada al respecto — Anabelle se encontraba leyendo su libro favorito en la terraza...

Le sorprendió mucho la llamada de su amiga y más la noticia..

— Pues no lo sé...El y Cris estaban muy sospechosos...Hasta días libres y un bono bastante jugoso me dieron — la peliroja mientras hablaba caminaba por las tiendas de ropa...

— ¿Será que descubrio que me contabas algunas cosas? — empezó a ponerse nerviosa...

— Por favor Belle, eso es obvio...ya que, lo siento por ti amiga — 

— No importa Lucy, al final solo me contabas cuando los proyectos terminaban, no es como que te tuviera de espía — y era la verdad, a Anabelle no le gustaba meterse mucho en las cosas de su esposo...

— Ok, no entres en muchos detalles si le vas a preguntar algo, solo dile que te llame feliz para contarte —

— ¿No estás feliz? — pregunto curiosa...

— Si lo estoy...solo que ya estaba acostumbrada a trabajar con Cris, ahora debo empezar de cero — le contesto la peliroja...

Anabelle sonrió...

— Tu eres una excelente profesional y talvez está sea tu oportunidad para crecer más, te irá bien — sonreía imaginando lo mucho que su amiga estaba progresando...

— Owwwww tan dulce mi amiga...Bueno te dejo, hay unas tiendas exclusivas de ropa que me esperan y unos cócteles más tarde...Ya que tendré días libres mañana iré a visitarte —

Anabelle sonrió feliz ante esa idea...

— Eso seria grandioso...tendré todo listo aquí — talvez la visita de su loca amiga le ayudaria a sentirse menos sola...

— Ok, ok...quiero el vino más caro y la mejor comida...Hasta mañana Señora Miller — dicho esto la chica colgó...

- La desicion que había tomado su esposo y cuñado de mandar a Lucy a una nueva sede le parecía además de extraña un poco extrema, sabía que su amiga es una excelente profesional y en algún tiempo se volvió hasta indispensable...recordaba muy bien cuando Jean le decía que a él siempre le gustaba conservar cerca a la gente productiva y valiosa y ella consideraba que su amiga era todo eso y más -

- Pero a la vez podía ser que era tan buena en su trabajo que quisieron darle la oportunidad de verla crecer, todo se sentía confuso y no lo entendía a detalle, la idea de que talvez su esposo este enojado con ella por qué pensó que Lucy era su espia carcomía su mente y corazón...ya iban a ser las 6 de la tarde y era mejor quitarse esas dudas con Jean, no quería hacer algo tan llamativo como lo de la noche anterior para no estresar al Miller, pero por lo menos podía esperarlo para cenar tranquilamente -

Ya había tenido muchas noches seguidas de duro trabajo hasta la madrugada, seguro que este día si llegaría temprano a casa...o eso quiso creer...

- Las 9 de la noche y de nuevo Jean Miller brillaba por su ausencia en la enorme mansión, Anabelle estaba sentada en su enorme sala solo esperando, hace un rato le dijo a su personal que fuera a descansar o si querían salir a dar una vuelta que les daba permiso con tal de que estuvieran en sus deberes temprano en la mañana, al final ella alguna vez fue solo una joven secretaria que al terminar su duro día de trabajo solo soñaba con dar una vuelta con su amiga a tomar algo...¡Que tiempos aquellos!...pero ahora, solo estaba en esa enorme mansión, sola y su esposo como a kilómetros de distancia -

No era asi, pero así lo sentía ella...

Cerca pero lejos...

- Marcaba sin cesar al número de su esposo pero siempre el mismo resultado, "un mensaje del buzón", ya eran las diez de la noche y era mas que claro que Jean todavía no llegaría a casa....¿Y si estaba muy ocupado?, Seguro estaba solo y sin haber comido nada en su enorme oficina....Tenía que hacer algo al respecto, fue rumbo a su habitación y se cambió de ropa...un vestido negro, sencillo pero sexy a la vez, se perfumo tomo su abrigo y bolso y se dispuso a salir de la mansión, subió a su auto de lujo y arrancó rumbo a darle una sorpresa a su esposo en la oficina -

- Paso por el restaurante de comida Italiana favorito de su esposo y llevaba una botella de champagne para que la tomarán juntos, sería como en sus inicios, en esos viejos tiempos cuando se encerraban en su oficina y pasaban tiempo juntos acompañados de una copa, talvez era eso lo que le hacía falta a su relación, un cambio de ambientes, una aventura fuera de casa...Llegó al enorme edificio unos minutos después, saludo a los guardias de seguridad que le confirmaron que su esposo todavía estaba adentro y los convenció de no avisar de su presencia ya que era una sorpresa para Jean -

- Entro sin problemas y sin atrasos, ya era bastante tarde y los pasillos de la Empresa Miller's estaban totalmente vacios...tomo un ascensor para llegar al piso de presidencia. Arreglo su cabello y maquillaje para estar presentable para su amado esposo, estaba muy emocionada por ver la reacción de el...las puertas del ascensor se abrieron al llegar al piso deseado, comenzó a caminar en silencio viendo con un poco de añoranza el lugar, se detuvo en el que alguna vez fue su escritorio, derepente recordó la primera vez que estuvo ahí y vio a Jean, fue un momento que marco su vida para siempre -

- Entre medio de ese pequeño lapso que se perdió en sus memorias, escucho unos quejidos...en el momento pensó que talvez era su imaginación por qué a esa hora raramente habría alguien, podía ser alguna persona con trabajo atrasado aparte de su esposo, pero volvió a escuchar el mismo sonido pero ahora acompañado de algunos gruñidos, miro hacia los lados y atravez de los pasillos el indiscio de alguna persona lastimada o llorando. Pero nada...puso más atención cuando lo volvió a escuchar, y comenzó a caminar para seguirlo y saber de donde provenía -

- Para su sorpresa este extraño ruido la conducía poco a poco a la oficina de presidencia, la oficina de su esposo...pero cada vez que se acercaba más aquel sonido de quejido que parecía doloroso, era más claro y se escuchaba más como un sonoro gemido de mujer, la piel se le erizo y sus nervios estaban a flor de piel. Recordaba un detalle de su pasado con Jean, recordó las veces que se quedó hasta tarde con el y terminaban teniendo sexo sobre su escritorio, cuando escuchó otro sonoro gemido un escalofrío recorrió su cuerpo y un profundo miedo invadía su alma -

- Estaba frente a la puerta de la oficina de su esposo, y los gemidos provinientes de adentro ahora se mesclavan con un rechinar que era parecido al sonido que hace una silla cuando la arrastras, solo era abrir y ver lo que pasaba adentro, pero estaba estática y con mucho miedo...pero un nuevo pensamiento embargo su mente, ¿Y si Jean estaba trabajando en la sala de juntas y algún empleado tomo su oficina para tener sexo?, Había visto eso en películas y programas de televisión, podía pasar y talvez ella se estaba creando teorías tontas en su mente dónde su esposo la engaña...

El no sería capaz..

Ellos se aman...

- Respiro profundo y de un empujón abrió la puerta de la oficina, todo se detuvo, su mundo se detuvo...ojalá hubiera sido como en los programas de televisión, pero no...la imagen de una chica rubia desnuda con cuerpo de modelo montando a su esposo sobre una silla estaba frente a ella y solo podía sentir como en ese momento exacto se partía su corazón en dos -

— Anabelle....¿Que haces aquí? — el hombre hizo aún lado a la chica que estaba encima de el y acomodaba sus pantalones...

La rubia la miraba sonriendo y de forma altanera, estaba frente a ella desnuda y nisiquiera se cubría....

Sus lágrimas empezaron a rodar y solo miraba desconsolada la cara del hombre del que estaba enamorada, impresionado, desorientado y visiblemente nervioso...

— Anabelle — quiso acercarse...

Pero antes de poder hacer cualquier movimiento ella corrió...

Corrio sin mirar atrás....

Continuará....

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