Andrew no durmió muy bien en toda la noche y despertó pronto, le aterraba dormirse y que la nena no respirase o el aparato se apagara. El no saber en sí que le sucedía a la bebé lo volvía completamente loco y más el hecho de como Pandora lo había hechizado de manera tan rápida, solo bastó mirar sus hermosos ojos.
Lo primero que hizo Andrew al despertar fue tocar el pecho de la bebé y acercar su rosto a la nariz de la beba para comprobar que todo estuviera bien. Hablaría con la bruja insolente así tuviera que torturarla para que le dijera detalle a detalle todo lo referente a la niña.
Cuando una de las criadas apareció en la habitación de la niña, por instrucciones de Andrew le prepararon un desayuno variado.
List
—¿Y?— respondió ella sin pensarlo —no me importa quien sea, la cuidaré— los hombres le miraron sorprendidos, ¿Por qué cuidaría ella a la madre del hombre que le quitó a su hija y la trató mal? —Largo de aquí, yo me haré cargo— los hombres con cejos fruncidos asintieron y dando media vuelta se alejaron de ellas —¿está bien señora?— sentó a la mujer en uno de los banquillos de la Isla —Iré por agua— Nef miró la enorme cocina y tras encontrar los vasos tomó uno y sirvió agua del grifo —aquí tiene— le sonrió amablemente a la mujer, no parecía madre del mal hombre que la secuestró, ella no tenía rasgos asiáticos.—Muchas gracias cariño— l
Nef cayó sobre la cama y se aferró a las sabanas para no caer al piso, Andrew estaba endemoniado y ella sabía que la lastimaría. Se sentó y lo miró llorando temerosa por lo que podía pasar.—¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? Yo solo salvé tu vida… nunca te he hecho daño a ti o a alguien más— tembló al sentir la mano de Andrew cerrarse alrededor de su cuello, inmediatamente agarró la mano de Andrew con fuerza.—Me has hecho más de lo que te imaginas— le gruñó cerca de la cara —pero está en tus manos arreglar toda esta situación— la soltó y se quitó la chaqueta, dobló las mangas de su camisa hasta sus codos y desabrochó algunos botones de su camisa dejando a la vista t
—Bien, dice Lucian que cuentes con él para lo que sea— Andrew asintió.—Debo salir del país por trabajo, aprovecharemos para llevarnos a la niña a Rusia. Vendremos de vuelta con ese nuevo corazón en su pecho— Franco asintió, lo lamentaba mucho por el bebé que moriría pero esa niña frente a él tenía que obtener un corazón como fuera.—¿Cómo está la señora Ferrugia? No me quiso abrir la puerta— Andrew gruñó al recordar cómo había tratado a su madre —¿Qué hiciste amigo? Esa cara de la conozco— Andrew negó a la par que tomaba a la niña en brazos.—Vamos a verla, hoy me comporté mal con ella— Franco quiso indagar pero no lo hice, Andrew jamás se comportaba de manera inapropiada con su madre así que alguna razón tenía —mamá, por favor, ábreme la puerta, te gustará esto— rogó tocando la puerta por quinta vez.
Dos semanas, dos largas y tortuosas semanas para Nef, su único consuelo era su hija y su ahora suegra. La mujer era un ángel y cuando podía la defendía de su hijo, eso Nefertari lo agradecía muchísimo.Su Pandora estaba muy acostumbrada a Andrew, ya le decía papá y su corazón no paraba de escocer cuando la escuchaba llamarlo con necesidad, eso era peor que un golpe a su rostro de parte de Andrew. Odiaba a ese nombre, aborrecía ese apellido que pronto seria de ella, odiaba todo lo que tenía que ver con Andrew Ferrugia. Era tan hipócrita y tan buen actor que Michael e Isabella estaban encantados con él y el hecho de que la tuviera viviendo en una enorme mansión. No poder decir nada de la verdad para Nef era matador.Andrew estaba feliz por su plan en marcha, esa mujer era insolente y es
Andrew miró a la mujer salir de la habitación y cerrar la puerta, no supo si enojarse más porque lo ató o porque salió con ese diminuto vestido. Nef trató de caminar con normalidad pero le era imposible, estaba nerviosa.—Oh cariño, ya te iban a buscar— sonrió April —el coche nos espera— Nef sonrió y tomó a su hija en brazos, esta inmediatamente inició a llamar a su padre.—Bien, vámonos— la cuidadora siguió a las mujeres y se marcharon al hospital donde Nef se daría a la fuga.—¿Qué te pasa hija? Te veo muy nerviosa— dijo la mujer obviando su vestimenta, seguramente su hijo no sabía cómo ella había salido de casa —Nefertari cariño—
Eso había sido un disparo, habían asesinado a Roberto, si tan solo no hubiera pedido su ayuda él estuviera bien. No había que ser demasiada listo para saber lo que ahí pasaba, no conocía a los hombres por lo que supo que Andrew no estaba detrás de eso, él jamás haría una escena así con la niña cerca.—Llévate a la niña— ordenó el hombre frente a Nef, ella se aferró a su hija pero él hombre era tan violento que decidió soltarla para que no la lastimaran.—No, a mi niña no, por favor… no…— el hombre con cara de maldito bajó con la niña del jet y el líder quedó frente a Nef, recorrió su vestimenta y sonrió de manera asquerosa.
Lucian se estaba follando a su mujer, la tenía atada y listo para cogérsela a la fuerza, estaba hecha una fiera y no quería que la tocara.—Vida, por favor, te necesito nena, estás excitada y aun así te resistes— Azul miró a su esposo con reproche, realmente se moría de ganas pero él no se lo merecía.—Quítate Lucian, ahora mismo. Tu y yo nos estamos divorciando, ¿Lo olvidas?— Lucian maldijo al escucharla hablar de ese estúpido divorcio que por supuesto no se daría.—Te amo… te amo y no me voy a divorciar de ti— la besó con pasión y la penetró sin previo aviso provocando un gruñido de ambas parte.Finalmente su mujer es
Una semana, pasó una semana desde que Andrew le dio aquella paliza, una semana en la que casi es abusada, en la que supo que contra Andrew Ferrugia no podía, una semana en la que había estado sufriendo por la ausencia de su hija.Cada día, cada hora cada minuto y cada segundo estaba a la expectativa de que si Andrew entraría por la puerta para lastimarla o solo para decirle que su hija había muerto lejos de ella. Tenía miedo de que esto pasara, no se lo perdonaría nunca en la vida.Nefertari actuaba como una mujer cautiva, no habla mucho y es tan dócil como un cachorrito recién nacido. En ella ya no estaba esa fuerza de voluntad, ya no estaban esas ganas de pelear y luchar por su libertad.Italia, Roma. Mansión Ferrugia.