Al llegar bajó del taxi sin pagar y corrió al interior del teatro riendo por los pitillos que daba el hombre, se lo merecía por tonto. Tras registrarse fue a los camerinos para cambiarse de ropa, ella y su compañero harían una versión más moderna del lago de los cisnes y en su solo haría una interpretación más común como el “Tchaikovsky la bella durmiente”.
—Por Dios Nef, estamos atrasados, salimos al siguiente— Nefertari inició a desnudarse frente a su amigo, era gay así que no le importaba, estaba apresurada y no llegaría tarde a su presentación —te ayudaré con el peinado— se ofreció él al ver que terminaba de vestirse.
—¿Son muy buenos? ¿Qué tal los jueces?— preguntó algo nerviosa.
—Tranquila, somos mejores que ellos y estoy seguro que seremos uno de los elegidos. Nos ganaremos a los jueces y esto será regalado— dijo con confianza, él tenía la certeza de que ganarían, habían practicado mucho y Nef era una excelente bailarina.
—Si lo dices lo creo— aplaudió Nef.
—Michael y Nefertari, es su turno— los apresuró la organizadora. Ambos salieron al escenario, los dos con corazones acelerados y con unas inmensas ganas de ganar así que se olvidaron de todos, incluso de los jueces e iniciaron a interpretar la pieza que les tocaba a ellos.
Su mente en blanco, su cuerpo ligero y sus sentidos centrados en una sola cosa, la música… el aire siendo su amigo y sus movimientos su mejor aliado. Nefertari como siempre que interpretaba una canción lo daba todo de ella, cuando bailaba era libre, se libraba de las preocupaciones y su mente y cuerpo eran uno solo. Sincronizados a la perfección y lo más importante, estaban en paz.
Al terminar agitada y nerviosa miró al jurado que no hizo ni un gesto, habían tenido la misma respuesta que los demás. Triste por aquella reacción ante una gran interpretación fue a los camerinos con su compañero de baile, este la abrazó y besó su cabeza.
—Tranquila cisne, seremos elegidos— Nefertari sonrió, él siempre hacia lo posible por verla sonreír —ahora vamos a cambiarnos para ir a ver a mi rayito de luz— Nef agrandó más su sonrisa y se apresuró a cambiar.
Pensativa, triste y preocupada no solo por la reacción del juez sino que ya estaba en su realidad, una realidad donde su hija estaba enferma y viviendo en un hospital, miraba por la ventanilla del auto. La semana había sido larga para ella, apenas dormía tres horas entre cuidar de su hija, trabajar y ensayar, pero eso no le importaba, no cuando era por atender a su hija y practicar para alcanzar sus sueños. Cuando esa bebé llegó a su vida supo que no sería fácil y ella se prometió no rendirse jamás así que no lo haría.
—No puedo dejar de pensar— miró a su amigo —no hicieron ningún gesto Michael… ¿Qué se supone que hicimos mal? Lo hicimos perfecto, vi las grabaciones, tú viste las grabaciones, la vimos… ambos— rascó su cabeza en el lado del moño deshaciéndolo un poco.
—Tranquila, no quiero que te estreses, fueron meses de práctica y quizás los sorprendimos y por eso fue sus reacciones— miró de reojo a su cisne y después miró nuevamente la carretera —debemos esperar un par de meses y ver que salió como resultados— Nef asintió.
—Tienes razón, ahora solo debo centrarme en mi hija, ya participamos y solo queda esperar, dimos lo mejor, ¿Verdad?— Michael asintió sonriendo.
—Esa es mi cisne— acarició ligeramente su rodilla y después aceleró un poco más, tenía ganas de ver a la bebé.
—Finalmente estás aquí— los interceptó Isabella —te estaba llamando Nefertari, ¿Dónde tenías ese móvil?— Nef le miró alarmada.
—Yo… yo…— trató de buscar su móvil en el enorme bolso pero Isabella la interrumpió.
—Vamos… ya— le ordenó, Nef no se movió del lugar y sus ojos se cristalizaron, le había pasado algo a su hija y ella estaba en esa estúpida presentación —oye tranquila…— Isabella la abrazó —lo lamento… lo lamento… es que estoy emocionada— se separó de su amiga y la miró a los ojos, al ver sus lágrimas correr por sus mejillas se las limpió y sonrió —lo siento tanto— Nef se echó a llorar, si algo le hubiera pasado a su hija en su ausencia no se lo hubiera perdonado nunca.
—No me hagas más esto Isa… casi morí— Michael miró con reproche a Isabela quien rodó los ojos.
—Cuando vean de que hablo me van a entender, vamos— tiró de su amiga rumbo a la habitación de la niña. Al entrar Nef miró a su hija y vio sus mejillas rosas y sus labios tenían un color carmín pálido pero hermoso.
—¿Qué?— preguntó caminando hacia su hija —tiene color… mi hija tiene color— la nena miró a su madre y sonrió feliz, si bien aún se le veía mal estaba mucho mejor que días atrás.
—¿Qué está pasando?— preguntó Michael acercándose a la cama junto a Isabella.
—Es un aparato que se utiliza con batería— tomó el objeto —lo tiene que llevar siempre, a todos lados pero es mejor que estar internada— sacó una preciosa bolsa con brillos en color rosa —miren, lo meten aquí y nadie se dará cuenta. Se llama dispositivo de asistencia ventricular— Nefertari se levantó y corrió hacia su amiga y la abrazó con fuerza.
—Gracias… gracias Isabella— ahora lloraba de la felicidad.
—No es una cura pero podrá estar en casa y tendrá más tiempo para esperar el nuevo corazón— sonrió —esta misma noche te podrás ir a casa cariño— Nef se limpió las lágrimas y también abrazó a su amigo, todos estaban felices y más la nena por su bolsita brillante y rosa de Minnie.
—Estoy tan feliz por esta noticia— susurró Michael —es que Dios… siempre te veía tan preocupada y esa falta de sueño Dios— acarició la mejilla de Nef, iba a proseguir pero su móvil sonó. Después de responderlo resopló —mie hermano nuevamente en la cárcel, voy por él. Lamento no quedarme más y no poder llevarte a casa— se disculpó.
—Tranquilo, tomaré un taxi. Nos vemos después y dile a ese desastre que se porte bien— Michael se despidió de las tres chicas sonriendo.
—Yo iré a hacer el papeleo, tú quédate con la nena. Si quieres pido permiso y las voy a dejar— al ver la negativa de Nef no insistió, tomaría el taxi en la puerta del hospital y no era peligroso.
Con papeles en mano, bolsas al hombro y su pequeña hija en brazos montó al taxi que se paró frente a ella sin ni siquiera detenerlo, era lo bueno del hospital.
—Hoy es mi día de suerte— sonrió una vez estuvo dentro —gracias por detenerse— no obtuvo respuesta pero eso a ella no le importó, tenía a su bebé en brazos y ella estaba feliz, estaba sonriendo y por primera vez en mucho tiempo su color había permanecido en sus mejillas y labios, pero aquella burbuja se reventó cuando el hombre dio un frenazo, al ver por la ventanilla fue consiente que tres autos habían encerrado el taxi —¿Qué está pasando?— preguntó asustada, la nena inició a llorar, sintió la tensión de su madre.
La respiración de Nef se detuvo al ver el arma apuntándole, instintivamente abrazó más fuerte a su hija, no podía creer que le estuviera pasando eso nuevamente. Miró la cara del hombre y no lo reconocía, ¿Por qué ese hombre le estaba apuntando? ¿Tenía que ver con los hombres de hace una semana? ¿O solo era un robo? Se preguntó inquisidora.—Baja el arma— vio que alguien se subió al puesto del copiloto y apuntó al conductor quien apuntaba contra ella. A Nefertari casi se le detenía el corazón, el llanto de su hija y ver como la apuntaban a ella y a su hija fue demasiado para ella —vas a conducir y después te irás con mis hombres— Nef estaba embargada por los nervios y el miedo a morir junto a su hija pero esa voz ella la reconoció, era el japonés a quien salv&oacut
—¿Me llamó jefe?— una mujer joven se presentó interrumpiendo a los hombre, esta tampoco disimuló el asombro por ver a la bebé en brazos de su jefe.—Hazte cargo de ella. No la dejarás sola ni un minuto, está enferma y el mínimo llanto puede hacerle daño. Le das lo que quiera y cuando llame a su madre tendrás que calmarla hasta que la olvide. No pasarás a esta parte de la casa— le miro directo a los ojos —si le pasa algo a la niña o la madre la encuentra, ese será tu ultimo día en la tierra con vida— le dio a la nena —mañana mismo quiero ver una habitación con todo lo que ella necesite— miró la bolsita —que sea de ese ratón que lleva en su bolsita y también quiero que revises el aparato que está ahí dentro y compres tantas baterí
Andrew no durmió muy bien en toda la noche y despertó pronto, le aterraba dormirse y que la nena no respirase o el aparato se apagara. El no saber en sí que le sucedía a la bebé lo volvía completamente loco y más el hecho de como Pandora lo había hechizado de manera tan rápida, solo bastó mirar sus hermosos ojos.Lo primero que hizo Andrew al despertar fue tocar el pecho de la bebé y acercar su rosto a la nariz de la beba para comprobar que todo estuviera bien. Hablaría con la bruja insolente así tuviera que torturarla para que le dijera detalle a detalle todo lo referente a la niña.Cuando una de las criadas apareció en la habitación de la niña, por instrucciones de Andrew le prepararon un desayuno variado.List
—¿Y?— respondió ella sin pensarlo —no me importa quien sea, la cuidaré— los hombres le miraron sorprendidos, ¿Por qué cuidaría ella a la madre del hombre que le quitó a su hija y la trató mal? —Largo de aquí, yo me haré cargo— los hombres con cejos fruncidos asintieron y dando media vuelta se alejaron de ellas —¿está bien señora?— sentó a la mujer en uno de los banquillos de la Isla —Iré por agua— Nef miró la enorme cocina y tras encontrar los vasos tomó uno y sirvió agua del grifo —aquí tiene— le sonrió amablemente a la mujer, no parecía madre del mal hombre que la secuestró, ella no tenía rasgos asiáticos.—Muchas gracias cariño— l
Nef cayó sobre la cama y se aferró a las sabanas para no caer al piso, Andrew estaba endemoniado y ella sabía que la lastimaría. Se sentó y lo miró llorando temerosa por lo que podía pasar.—¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? Yo solo salvé tu vida… nunca te he hecho daño a ti o a alguien más— tembló al sentir la mano de Andrew cerrarse alrededor de su cuello, inmediatamente agarró la mano de Andrew con fuerza.—Me has hecho más de lo que te imaginas— le gruñó cerca de la cara —pero está en tus manos arreglar toda esta situación— la soltó y se quitó la chaqueta, dobló las mangas de su camisa hasta sus codos y desabrochó algunos botones de su camisa dejando a la vista t
—Bien, dice Lucian que cuentes con él para lo que sea— Andrew asintió.—Debo salir del país por trabajo, aprovecharemos para llevarnos a la niña a Rusia. Vendremos de vuelta con ese nuevo corazón en su pecho— Franco asintió, lo lamentaba mucho por el bebé que moriría pero esa niña frente a él tenía que obtener un corazón como fuera.—¿Cómo está la señora Ferrugia? No me quiso abrir la puerta— Andrew gruñó al recordar cómo había tratado a su madre —¿Qué hiciste amigo? Esa cara de la conozco— Andrew negó a la par que tomaba a la niña en brazos.—Vamos a verla, hoy me comporté mal con ella— Franco quiso indagar pero no lo hice, Andrew jamás se comportaba de manera inapropiada con su madre así que alguna razón tenía —mamá, por favor, ábreme la puerta, te gustará esto— rogó tocando la puerta por quinta vez.
Dos semanas, dos largas y tortuosas semanas para Nef, su único consuelo era su hija y su ahora suegra. La mujer era un ángel y cuando podía la defendía de su hijo, eso Nefertari lo agradecía muchísimo.Su Pandora estaba muy acostumbrada a Andrew, ya le decía papá y su corazón no paraba de escocer cuando la escuchaba llamarlo con necesidad, eso era peor que un golpe a su rostro de parte de Andrew. Odiaba a ese nombre, aborrecía ese apellido que pronto seria de ella, odiaba todo lo que tenía que ver con Andrew Ferrugia. Era tan hipócrita y tan buen actor que Michael e Isabella estaban encantados con él y el hecho de que la tuviera viviendo en una enorme mansión. No poder decir nada de la verdad para Nef era matador.Andrew estaba feliz por su plan en marcha, esa mujer era insolente y es
Andrew miró a la mujer salir de la habitación y cerrar la puerta, no supo si enojarse más porque lo ató o porque salió con ese diminuto vestido. Nef trató de caminar con normalidad pero le era imposible, estaba nerviosa.—Oh cariño, ya te iban a buscar— sonrió April —el coche nos espera— Nef sonrió y tomó a su hija en brazos, esta inmediatamente inició a llamar a su padre.—Bien, vámonos— la cuidadora siguió a las mujeres y se marcharon al hospital donde Nef se daría a la fuga.—¿Qué te pasa hija? Te veo muy nerviosa— dijo la mujer obviando su vestimenta, seguramente su hijo no sabía cómo ella había salido de casa —Nefertari cariño—