Andrew está acalambrándose en ese lugar oscuro y casi asfixiándose con el montón de ropa sobre él, esa maldita mujer lo ha dejado ahí y seguramente ha llamado a la policía. Está furioso, no solo ha sido insolente con él, sino que también se atrevió a doblegarlo aferrándose a sus pelotas y posiblemente se ha deshecho de los hombres y llamado a la policía. Sin duda una vez saliera de ahí le dará una maldita lección que no olvidará en toda su maldita vida.
Nefertari aparcó el coche dejándolo mal estacionado. Salió corriendo y abrió las puertas del estudio y corriendo sin detenerse fue hasta los vestidores y después buscó la llave para abrir el baúl. Una vez lo logró con manos temblorosas inició a sacar la ropa.
—Mierda— maldijo Andrew al ver que volvió.
—Lo siento… lo siento… estoy aquí— retrocedió cuando vio que aquel imponente hombre con gesto de asesino serial se levantó y salió del baúl —yo… yo… me asusté… ellos… ellos… me apuntaron— dijo con voz nerviosa negando con la mirada fija en él —yo… yo… yo sé taekwondo. No te acerques a mí… tú no tienes arma— le advirtió mirándole asustada, ¿Por qué vino ella a sacar a ese hombre sola? Si aquellos lo estaban buscando con pistola en mano es porque es peligro. Pensó tratando de dominar sus nervios y dándose cuenta de su tontería.
Andrew se detuvo, le causó gracia eso. Si alguien se especializa en artes marciales es él y ella no tiene nada para practicar artes marciales. Es débil, delgada e insignificante.
—Me dejaste encerrado— dijo con una voz perturbadoramente baja. Nefertari se tensó al escuchar aquel tono —te fuiste y me dejaste bajo llave, ¡Te olvidaste de mí!— ladeó su sonrisa. Nef le miró mientras retrocedía.
—Fue tu culpa, me asusté ¿Ok? Estaba muy asustada, ¡Ese hombre me apuntó a la cabeza! Tú… tú no debiste venir aquí en primer lugar— Andrew sin cambiar su gesto de perdona vida la miró a los ojos, Nefertari está tan preocupada por no apartar su mirada de aquellos ojos negros que no fue consiente de cuando él la tomó en brazos y la pegó a la pared en un arrebato malsano. Andrew sostuvo las manos de Nef contra la pared a la altura de su cabeza y con la mano libre la sostuvo por el culo mientras ella lo rodeó con sus piernas en un acto de desconfianza, teme que él la soltara.
—A mí no se me olvida— dicho esto la besó, le exigió y le ordenó que le correspondiera. Nef con el corazón a mil y con un cosquilleo en su bajo vientre le correspondió con la misma intensidad con la que se lo exigió, su dureza se sentió a la perfección tras ese pantalón de tela. Ambos cuerpos unidos, ambos desprendiendo un calor sofocante y ambos vibrando por la química que tienen al estar juntos se dejaron llevar por ese beso hasta que fueron conscientes de que no respiraban. Aquel deseo que se encendió al instante descolocó a Andrew quien bajándola sin mirar atrás caminó en dirección a la puerta —y cámbiate de ropa, pareces una zorra loca mostrándolo todo— sin más salió del lugar.
Nefertari lo miró inmóvil, aquel hombre la ha besado por segunda vez y esta última ha tenido el atrevimiento de tocar su cuerpo de manera descarada. Presionó sus piernas y se dio cuenta de su abundante humedad, pero su rabia se elevó al verse con la ropa de practica y por como él la trató. Un gancho justo a su alcance fue su arma, lo tomó y salió tras él, Andrew miró hacia atrás cuando sintió el golpe en su cabeza. Nefertari al ver su cara encendida por el enojo cerró la puerta de los vestidores y la aseguró. ¿Acaso está loca? ¿Por qué le ha pegado a ese hombre? Bueno la ha llamado zorra loca, ¿Es suficiente motivos no?
Cansada de estar ahí, y después de saber que aquel hombre se ha marchado, salió del lugar y finalmente decidió ir con su hija. Ese día ha sido de locos, ¿A quién le pasa esas cosas? Está dudando de la realidad, eso fue como poco una escena de película de terror donde la chica inofensiva hace algo estúpido y acaban con su vida.
Al llegar al hospital aparcó el coche y se adentró al lugar sin saber que la seguían. Andrew siguió cada paso que ella dio y cuando la vio entrar a una habitación decidió que ya era hora de marcharse.
—Oh por Dios estás aquí— chilló Isabella —me tenías preocupada, ¿Me vas a contar que pasa contigo?— le hizo un tercer grado.
—¿Cuántas posibilidades hay de que un japonés de cabello largo, trajeado y sexy busque de tu ayuda y ambos se caen mal desde el inicio y después una situación los lleva a besarse?— Isabella la miró confusa —dime Isa, ¿Qué posibilidades hay de que te enfrentes a tres hombres armados y mientas sobre un hombre que tienes escondido en un baúl y que por el miedo olvidaste y después de recordar que lo has dejado encerrado vas nuevamente como una tonta sola a sacarlo?— río incrédula y aun nerviosa aunque no sabe si es por lo que le pasó con los tres sujetos o por lo que aquel hombre le ha hecho sentir —¿Y después de haberlo sacado él te mire con rabia como si estuviera perdonándote la vida por haberte olvidado de él y sin más te acorrala contra la pared y te besa de una manera que mojas completamente tus bragas y además cuando te deja te llame zorra loca?— Isabela literalmente tenía la boca abierta y sus ojos avellanas mirando con desconcierto a su amiga.
—¿Te sientes bien? ¿Te golpeaste la cabeza?— preguntó seria —¿Estás estresada cariño? La tensión por lo que estás pasando con la niña puede desorientarte y experimentar cosas que no son reales— Nefertari sonrió y negando se acostó junto a su hija.
—Estoy bien— decidió olvidarse de eso. A pesar que sus pensamientos recrean ese aterrador momento que tuvo con aquellos hombres y aquel candente que tuvo con ese tonto malagradecido. Debía olvidarse de todo y aprender a no dejar la puerta abierta cuando estaba sola en altas horas de la noche. Eso ella debería saberlo mejor que nadie, hay personas malas.
Los días pasan y Nefertari trata de olvidar a aquel hombre, pero... ¿Cómo hacerlo con el momento traumático que vivió por su culpa? ¿Cómo olvidarlo cuando él la besó de una manera que nunca antes la habían besado? ¿Cómo es posible no olvidar a un hombre por sus caricias? Todas esas preguntas ella se las hacía y aun así fingía no recordarlo, ella misma se daba asco por ser una hipócrita, pero debía seguir, olvidar y centrarse en su hija quien estaba estable pero no se sabía si era sus últimas fuerzas o que realmente la nena era fuerte. Por otro lado Andrew Ferrugia estaba planeando su siguiente paso, ella pronto debía estar junto a él pagando lo que debía pagar, era su legado, él tenía que terminar con esa venganza y para demostrar que era mejor tenía una fantástica manera de hacerla sufrir y lo haría. Umbría Italia
Al llegar bajó del taxi sin pagar y corrió al interior del teatro riendo por los pitillos que daba el hombre, se lo merecía por tonto. Tras registrarse fue a los camerinos para cambiarse de ropa, ella y su compañero harían una versión más moderna del lago de los cisnes y en su solo haría una interpretación más común como el “Tchaikovsky la bella durmiente”.—Por Dios Nef, estamos atrasados, salimos al siguiente— Nefertari inició a desnudarse frente a su amigo, era gay así que no le importaba, estaba apresurada y no llegaría tarde a su presentación —te ayudaré con el peinado— se ofreció él al ver que terminaba de vestirse.—¿Son muy buenos? ¿Qué tal los jueces?— preguntó algo nerviosa.—Tranquila, somos mejores que ellos y estoy seguro que seremos uno de los elegidos. Nos ganaremos a lo
La respiración de Nef se detuvo al ver el arma apuntándole, instintivamente abrazó más fuerte a su hija, no podía creer que le estuviera pasando eso nuevamente. Miró la cara del hombre y no lo reconocía, ¿Por qué ese hombre le estaba apuntando? ¿Tenía que ver con los hombres de hace una semana? ¿O solo era un robo? Se preguntó inquisidora.—Baja el arma— vio que alguien se subió al puesto del copiloto y apuntó al conductor quien apuntaba contra ella. A Nefertari casi se le detenía el corazón, el llanto de su hija y ver como la apuntaban a ella y a su hija fue demasiado para ella —vas a conducir y después te irás con mis hombres— Nef estaba embargada por los nervios y el miedo a morir junto a su hija pero esa voz ella la reconoció, era el japonés a quien salv&oacut
—¿Me llamó jefe?— una mujer joven se presentó interrumpiendo a los hombre, esta tampoco disimuló el asombro por ver a la bebé en brazos de su jefe.—Hazte cargo de ella. No la dejarás sola ni un minuto, está enferma y el mínimo llanto puede hacerle daño. Le das lo que quiera y cuando llame a su madre tendrás que calmarla hasta que la olvide. No pasarás a esta parte de la casa— le miro directo a los ojos —si le pasa algo a la niña o la madre la encuentra, ese será tu ultimo día en la tierra con vida— le dio a la nena —mañana mismo quiero ver una habitación con todo lo que ella necesite— miró la bolsita —que sea de ese ratón que lleva en su bolsita y también quiero que revises el aparato que está ahí dentro y compres tantas baterí
Andrew no durmió muy bien en toda la noche y despertó pronto, le aterraba dormirse y que la nena no respirase o el aparato se apagara. El no saber en sí que le sucedía a la bebé lo volvía completamente loco y más el hecho de como Pandora lo había hechizado de manera tan rápida, solo bastó mirar sus hermosos ojos.Lo primero que hizo Andrew al despertar fue tocar el pecho de la bebé y acercar su rosto a la nariz de la beba para comprobar que todo estuviera bien. Hablaría con la bruja insolente así tuviera que torturarla para que le dijera detalle a detalle todo lo referente a la niña.Cuando una de las criadas apareció en la habitación de la niña, por instrucciones de Andrew le prepararon un desayuno variado.List
—¿Y?— respondió ella sin pensarlo —no me importa quien sea, la cuidaré— los hombres le miraron sorprendidos, ¿Por qué cuidaría ella a la madre del hombre que le quitó a su hija y la trató mal? —Largo de aquí, yo me haré cargo— los hombres con cejos fruncidos asintieron y dando media vuelta se alejaron de ellas —¿está bien señora?— sentó a la mujer en uno de los banquillos de la Isla —Iré por agua— Nef miró la enorme cocina y tras encontrar los vasos tomó uno y sirvió agua del grifo —aquí tiene— le sonrió amablemente a la mujer, no parecía madre del mal hombre que la secuestró, ella no tenía rasgos asiáticos.—Muchas gracias cariño— l
Nef cayó sobre la cama y se aferró a las sabanas para no caer al piso, Andrew estaba endemoniado y ella sabía que la lastimaría. Se sentó y lo miró llorando temerosa por lo que podía pasar.—¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? Yo solo salvé tu vida… nunca te he hecho daño a ti o a alguien más— tembló al sentir la mano de Andrew cerrarse alrededor de su cuello, inmediatamente agarró la mano de Andrew con fuerza.—Me has hecho más de lo que te imaginas— le gruñó cerca de la cara —pero está en tus manos arreglar toda esta situación— la soltó y se quitó la chaqueta, dobló las mangas de su camisa hasta sus codos y desabrochó algunos botones de su camisa dejando a la vista t
—Bien, dice Lucian que cuentes con él para lo que sea— Andrew asintió.—Debo salir del país por trabajo, aprovecharemos para llevarnos a la niña a Rusia. Vendremos de vuelta con ese nuevo corazón en su pecho— Franco asintió, lo lamentaba mucho por el bebé que moriría pero esa niña frente a él tenía que obtener un corazón como fuera.—¿Cómo está la señora Ferrugia? No me quiso abrir la puerta— Andrew gruñó al recordar cómo había tratado a su madre —¿Qué hiciste amigo? Esa cara de la conozco— Andrew negó a la par que tomaba a la niña en brazos.—Vamos a verla, hoy me comporté mal con ella— Franco quiso indagar pero no lo hice, Andrew jamás se comportaba de manera inapropiada con su madre así que alguna razón tenía —mamá, por favor, ábreme la puerta, te gustará esto— rogó tocando la puerta por quinta vez.
Último capítulo