La arrogancia de Nefertari superó a Andrew, es una mujer procaz y debe aprender que no puede ir por la vida así, por lo menos no con él.
—Escúchame bien bruja insolente— ordenó con su mirada fija en la de ella —si sales de aquí, si me echas fuera de este lugar nos van a matar a ambos— presionó más su nuca y adelantó más su cabeza provocando una peligrosa cercanía de ambos rostros. Nefertari pudo sentir aquel aliento mentolado acariciar su rostro y aquella colonia exquisita profundizar por sus fosas nasales —ahora, no me toques los cojones y hazme el favor de decirme dónde puedo esconderme— Nefertari percibió honestidad en su voz y pudo ver la verdad de sus palabras en sus ojos, pero aun así ese hombre ha sido un tonto grosero con ella. Sin apartar su mirada de él y pasando saliva con dificultad por la cercanía de aquel imponente hombre que por algún motivo le pone el vello de punta, llevó su mano derecha a los bajos de Andrew y encajó sus uñas en los testículos del joven descolocado, acción que aquel pantalón de tela permitió a la perfección. Andrew gimió de dolor y bajó su mano hasta las caderas de la mujer para atraerla más hacia él y de esa manera evitar que tirase.
—Cuando entras a un lugar donde la única persona que se encuentra puede salvarte…— el corazón de Nefertari marcha rápido y está muy nerviosa, pero quizás ese hombre solo quiere aprovecharse de ella y eso jamás lo permitirá —…debes ser educado y como poco amable— encajó más las uñas y Andrew vio el cielo en su esplendor por el dolor que aquella mujer le está ocasionando. Como un verdadero hombre, aguantó su dolor y no rogó para que lo soltara, él jamás ruega ni pide nada así que sin más remedio pegó sus labios contra los de ella y la besó, lo hizo con exigencia. Nefertari al sentir aquel beso que por primera vez ha sentido tan intenso lo soltó y lo empujó como reacción a aquella invasión de la que no se le avisó. Cuando fue a darle una bofetada pudo escuchar un ruido afuera.
—Mierda, mujer, dime dónde puedo esconderme, ¡Ahora!— exigió Andrew mirando a la entrada del local. Nefertari supo entonces que él tuvo razón todo el tiempo, vienen por él y están cerca.
—Sígueme— lo tomó de la mano y lo llevó a los vestidores donde hay una enorme caja de madera —metete— le pidió sacando la ropa que está dentro.
—No, ¿Estás loca? ¡Me vas a meter en una caja! No estoy muerto— Nefertari le miró frustrada, ¿Es tonto?
—Si no te metes a la caja estaremos muertos los dos y yo tengo mucho que vivir. No voy a permitir que por un tonto como tú acaben con mi vida— lo empujó y Andrew no tuvo más elección que meterse a la caja.
—¿Qué haces?— preguntó cuándo ella inició a tirarle la ropa encima.
—Quédate quieto, pueden entrar y revisar— dicho eso un estruendoso sonido se escuchó y poco después la música dejó de sonar. Nefertari metió la ropa que faltaba y cerró la caja con un candando y temblando como una pluma salió. ¿Por qué no se fue cuando pudo? ¿Por qué no cerró la puerta una vez las niñas se fueron? Y para empezar, ¿Qué conspiración de la vida llevó a ese hombre a abrir su puerta y no la de otros locales?
Con la cabeza echa un lio e intentando no demostrar nerviosismo para no quedar en evidencia, salió y se encontró con tres hombres trajeados igual al hombre que escondió en los vestidores. Se congeló al ver las manos de los tipos, todos están armados y esas caras le hacen justicia al peligro. Inmediatamente retrocedió varios pasos y no pudo contener los nervios y las ganas de llorar.
—¿Ha visto a un hombre con rasgos asiáticos de cabello largo pasar por aquí?— Nefertari fue incapaz de desviar la mirada de aquellas armas de fuego. jamás en su vida ha tenido una tan cerca. Sus lágrimas rodaron por sus mejillas y su barbilla inició a temblar como el resto de su cuerpo.
—Lo que faltaba— gruñó uno de los hombres —no creo que hable— maldijo.
—Pues entonces morirá— dijo el tercer hombre apuntándole, Nef alzó las manos y temblorosa intento hacer un esfuerzo para hablar pero las palabras se perdían en su garganta, no logra llevarlas a su boca —¡Habla mujer!— gritó el hombre sobresaltándola.
—Yo… yo…— chilló Nefertari cerrando los ojos —no he visto a nadie… no me maten… yo… yo… no lo sé— abrió los ojos y usó ese nerviosismo a su favor aunque eso ella no lo sabe —yo estaba por irme hasta que ustedes…— recorrió la mirada por el espacio y vio el estero estropeado en el suelo —mi estéreo… dañaron mi estéreo— los hombres se miraron entre sí, la mujer está tan asustada que su prioridad está notoriamente equivocada.
—Habla mujer— dijo el primer hombre y el que al parecer es el lider del grupo —¿Has visto a alguien con la descripción que te di pasar por aquí o no?— ella negó temblando más que segundos antes, el hombre que le apunta ha cargado su arma.
—Yo no lo sé… yo solo me iba y ustedes entraron— volvió a repetir —por favor… por favor… yo no sé nada— miró el suelo, teme que si los mira a la cara la matarán —por favor…
—Es una pérdida de tiempo— bajó el arma el hombre que apuntaba contra la nerviosa mujer —vámonos de aquí. El hijo de perra es muy escurridizo y puede ya estar lejos de aquí— resopló y dándole una última mirada a la mujer sonrió —una vez salgamos de aquí haga lo mismo— ella asintió rápidamente sin parar hasta que los vio salir.
Cuando los hombres salieron Nefertari no dudó en cerrar las puertas y marcharse al hospital. Está asustada, eso ha sido muy traumático para ella, le han apuntado con un arma, ¡Unos hombres de traje le apuntaron con un arma! Pensó en todo el camino. Está en shock, no puede creer que estuvo a punto de morir.
—¿Qué sucede mujer?— preguntó Isabella al ver a su amiga temblar y pálida —cariño, ¿qué sucede?— Nef al ver a su hija dormir tomó la mano de su soñolienta amiga y la sacó de la habitación solo para abrazarla y llorar desconsoladamente. Ha visto su vida pasar ante sus ojos y el terror que sintió la ha dejado sin alma —me estás asustando Nef… ¿Qué sucede contigo? ¿Te han despedido?— Isabella la apartó y la reviso —¿Estás en shock? ¿Qué te han hecho?— dijo al verla mejor, el estado de su amiga la alarmó así que la llevó a un consultorio para revisarla. En esos días hay muchas violaciones y robos.
—Me… me…— dijo Nef cuando Isabella estaba por desnudarla —me… a… apun… puntó— dijo entre sollozos —ese hombre me apuntó Isabella… creí que me mataría— volvió en sí y bajándose de la camilla miró a su amiga —yo… yo estaba ahí y ellos… y ellos entraron… y yo… oh Dios yo casi me hago pis— Isabella cada vez más descolocada intentó comprender las cosas sin sentido que dice —¡Cargó el arma!— Isabella al escuchar aquello abrió los ojos de par en par.
—¿Qué has dicho? ¿Te han robado cariño?— recordó que no vio su bolso —Nefertari, trata de hablar por favor que me vas a provocar un infarto por la tensión— casi gritó Isabella.
—No… no me robaron… casi me matan Isabella. Él entro al estudió y me pidió que lo escondiera… después ellos entraron y yo casi me hago pis— Isabella no comprendió lo que pasa, solo sabe que hay un arma involucrada así que sentó a su amiga y se arrodilló frente a ella después de pasarle un botellín de agua.
—Necesito que me cuentes bien las cosas cariño— acarició su mejilla y removió el pelo de su cara —¿Quién pidió que lo escondieras y quienes llegaron? ¿Por qué te ibas a hacer pis?— Nefertari bebió agua para tratar de calmar los nervios que están actuando por ella.
—El Japonés de traje entró al estudio y me pidió que le ayudase, yo creí que era un loco… pero… pero… no fue así porque lo enfrenté y después unos hombres se acercaban y yo… yo… lo escondí en el baúl donde metemos la ropa de los ensayos y…— Nefertari abrió los ojos a tal punto que podían salirse de sus cuencos. Se puso pálida al recordar —¡Lo he dejado encerrado en la caja!— gritó poniéndose de pie —dame tus llaves… tus llaves…— gritó tendiendo sus manos temblorosas. Isabella dudó en dárselas pero no tuvo que, Nef metió la mano en su bata y las sacó, Isabella siguió a su amiga quien corrió como una loca.
Andrew está acalambrándose en ese lugar oscuro y casi asfixiándose con el montón de ropa sobre él, esa maldita mujer lo ha dejado ahí y seguramente ha llamado a la policía. Está furioso, no solo ha sido insolente con él, sino que también se atrevió a doblegarlo aferrándose a sus pelotas y posiblemente se ha deshecho de los hombres y llamado a la policía. Sin duda una vez saliera de ahí le dará una maldita lección que no olvidará en toda su maldita vida. Nefertari aparcó el coche dejándolo mal estacionado. Salió corriendo y abrió las puertas del estudio y corriendo sin detenerse fue hasta los vestidores y después buscó la llave para abrir el baúl. Una vez lo logró con manos temblorosas inició a sacar la ropa. —Mierda— maldijo Andrew al ver que volvió. —Lo siento… lo siento… estoy aquí— retrocedió cuando vio que aquel imponente
Los días pasan y Nefertari trata de olvidar a aquel hombre, pero... ¿Cómo hacerlo con el momento traumático que vivió por su culpa? ¿Cómo olvidarlo cuando él la besó de una manera que nunca antes la habían besado? ¿Cómo es posible no olvidar a un hombre por sus caricias? Todas esas preguntas ella se las hacía y aun así fingía no recordarlo, ella misma se daba asco por ser una hipócrita, pero debía seguir, olvidar y centrarse en su hija quien estaba estable pero no se sabía si era sus últimas fuerzas o que realmente la nena era fuerte. Por otro lado Andrew Ferrugia estaba planeando su siguiente paso, ella pronto debía estar junto a él pagando lo que debía pagar, era su legado, él tenía que terminar con esa venganza y para demostrar que era mejor tenía una fantástica manera de hacerla sufrir y lo haría. Umbría Italia
Al llegar bajó del taxi sin pagar y corrió al interior del teatro riendo por los pitillos que daba el hombre, se lo merecía por tonto. Tras registrarse fue a los camerinos para cambiarse de ropa, ella y su compañero harían una versión más moderna del lago de los cisnes y en su solo haría una interpretación más común como el “Tchaikovsky la bella durmiente”.—Por Dios Nef, estamos atrasados, salimos al siguiente— Nefertari inició a desnudarse frente a su amigo, era gay así que no le importaba, estaba apresurada y no llegaría tarde a su presentación —te ayudaré con el peinado— se ofreció él al ver que terminaba de vestirse.—¿Son muy buenos? ¿Qué tal los jueces?— preguntó algo nerviosa.—Tranquila, somos mejores que ellos y estoy seguro que seremos uno de los elegidos. Nos ganaremos a lo
La respiración de Nef se detuvo al ver el arma apuntándole, instintivamente abrazó más fuerte a su hija, no podía creer que le estuviera pasando eso nuevamente. Miró la cara del hombre y no lo reconocía, ¿Por qué ese hombre le estaba apuntando? ¿Tenía que ver con los hombres de hace una semana? ¿O solo era un robo? Se preguntó inquisidora.—Baja el arma— vio que alguien se subió al puesto del copiloto y apuntó al conductor quien apuntaba contra ella. A Nefertari casi se le detenía el corazón, el llanto de su hija y ver como la apuntaban a ella y a su hija fue demasiado para ella —vas a conducir y después te irás con mis hombres— Nef estaba embargada por los nervios y el miedo a morir junto a su hija pero esa voz ella la reconoció, era el japonés a quien salv&oacut
—¿Me llamó jefe?— una mujer joven se presentó interrumpiendo a los hombre, esta tampoco disimuló el asombro por ver a la bebé en brazos de su jefe.—Hazte cargo de ella. No la dejarás sola ni un minuto, está enferma y el mínimo llanto puede hacerle daño. Le das lo que quiera y cuando llame a su madre tendrás que calmarla hasta que la olvide. No pasarás a esta parte de la casa— le miro directo a los ojos —si le pasa algo a la niña o la madre la encuentra, ese será tu ultimo día en la tierra con vida— le dio a la nena —mañana mismo quiero ver una habitación con todo lo que ella necesite— miró la bolsita —que sea de ese ratón que lleva en su bolsita y también quiero que revises el aparato que está ahí dentro y compres tantas baterí
Andrew no durmió muy bien en toda la noche y despertó pronto, le aterraba dormirse y que la nena no respirase o el aparato se apagara. El no saber en sí que le sucedía a la bebé lo volvía completamente loco y más el hecho de como Pandora lo había hechizado de manera tan rápida, solo bastó mirar sus hermosos ojos.Lo primero que hizo Andrew al despertar fue tocar el pecho de la bebé y acercar su rosto a la nariz de la beba para comprobar que todo estuviera bien. Hablaría con la bruja insolente así tuviera que torturarla para que le dijera detalle a detalle todo lo referente a la niña.Cuando una de las criadas apareció en la habitación de la niña, por instrucciones de Andrew le prepararon un desayuno variado.List
—¿Y?— respondió ella sin pensarlo —no me importa quien sea, la cuidaré— los hombres le miraron sorprendidos, ¿Por qué cuidaría ella a la madre del hombre que le quitó a su hija y la trató mal? —Largo de aquí, yo me haré cargo— los hombres con cejos fruncidos asintieron y dando media vuelta se alejaron de ellas —¿está bien señora?— sentó a la mujer en uno de los banquillos de la Isla —Iré por agua— Nef miró la enorme cocina y tras encontrar los vasos tomó uno y sirvió agua del grifo —aquí tiene— le sonrió amablemente a la mujer, no parecía madre del mal hombre que la secuestró, ella no tenía rasgos asiáticos.—Muchas gracias cariño— l
Nef cayó sobre la cama y se aferró a las sabanas para no caer al piso, Andrew estaba endemoniado y ella sabía que la lastimaría. Se sentó y lo miró llorando temerosa por lo que podía pasar.—¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? Yo solo salvé tu vida… nunca te he hecho daño a ti o a alguien más— tembló al sentir la mano de Andrew cerrarse alrededor de su cuello, inmediatamente agarró la mano de Andrew con fuerza.—Me has hecho más de lo que te imaginas— le gruñó cerca de la cara —pero está en tus manos arreglar toda esta situación— la soltó y se quitó la chaqueta, dobló las mangas de su camisa hasta sus codos y desabrochó algunos botones de su camisa dejando a la vista t