Después de hablar con Alfred, el hombre que es el jefe del hospital obtuvo ayuda de caridad de todos los doctores y enfermeras involucrados en el caso de la niña así como la misma clínica le donó todo los insumos para lo que la niña necesitara. Nefertari no sabía cómo agradecer tanta ayuda de esas personas que se han convertido en su familia.
—No sé cómo agradecerles, realmente están haciendo tanto por mi hija— Isabella sonrió con cariño, esa joven frente a ella junto a su hija le roban el corazón a cualquier persona.
—Es un placer para nosotros ayudarte, lo sabes.
—Mira, ahí está mamá— Nefertari sonrió al ver a su niña con un peluche de Minnie Mouse, es su favorita, adora a esa ratoncita.
—Hola mi amor— la tomó en brazos y se la comió a besos.
—Aquí están los resultados doctora— enfermera y doctora cruzaron una mirada que Nef no logró ver por estar mimando a su hija —nos vemos después rayito de luz— se despidió, la niña no correspondió, está muy ocupada mostrándole su peluche de Minnie a su madre.
—Vamos Nefertari, es hora de hablar— esas palabras pusieron rígida a la joven madre, pero sin decir nada siguió a la doctora —Nefertari, la cirugía pasada como te dije solo ayudaría a que la niña pudiera aguantar un poco más— dijo Isabella después de echarle una ojeada a los documentos en su mano —la HLHS de la niña está empeorando y la insuficiencia cardiaca por la cirugía que acaba de tener está empeorando las cosas— intentó mirarle a los ojos pero Nefertari la está ignorando, no quiere escucharla, no quiere hacerlo para que no fuera cierto —Nefertari, mírame— le pidió Isabella, cuando Nef la miró sus ojos están rojos —lo lamento tanto… realmente lo siento. La niña es una de las primeras en las listas de donación, si hay un corazón disponible será para ella— Nefertari abrazó a su hija con fuerza y sollozó conteniendo las verdaderas ganas de llorar.
—¿Debe quedarse verdad?— susurró besando la cabeza de su hija.
—Lamentablemente ya no podrá salir del hospital, no sino es con un corazón nuevo. Su corazón puede fallar en cualquier momento y estar fuera de aquí puede ser…— solo negó, no hace falta terminar la frase.
—De acuerdo… de acuerdo… ella siempre sale, sí… mi bebé siempre sale— contrajo la cara y trató de no llorar.
—Vendrán a buscar a la niña para llevarla a su habitación. Puedes ir a casa por sus cosas, la cuidaremos bien— en ese instante Nef recibió una llamada. Al ver que es la directora del colegio de ballet para el que trabajaba respondió.
—Hola señorita Simmons— saludó ocultando el dolor en su voz.
—Hola Nefertari, necesito que vengas al colegio. Las niñas no pueden quedarse sin otra clase, ven por favor querida, si traes a la niña me comprometeré a cuidarla, pero no puedes faltar o lamentablemente serás reemplazada— Nefertari cerró los ojos con fuerza, se supone que solo venía a una cita, solo a eso y ahora su hija está mucho peor que hace una semana.
—Yo…— el manotón de Isabella provocó que se callara, Nef miró a su amiga quien le mira con advertencia, sabe que significa eso —de acuerdo señorita Simmons, voy para allá— al colgar miró con reproche a la mujer.
—Qué aquí debas llamarme doctora y tratarme con respeto no significa que no me comportaré como tu mejor amiga que soy. Haré doble turno y cuidaré de la bebé, ahora despídete de mi niña y largo de aquí— Nef miró para todos los lados para asegurarse de que nadie las escuchara, no quiere que piensen que tiene ventajas porque la pediatra más respetada de Roma es su amiga.
—Estás loca, loca… estábamos actuando bien… deberías ser más profesional… más profesional oíste— se echó a llorar —yo quería estar con mi bebé, no quiero estar ni un solo segundo lejos de ella— Isabella se colocó junto a ella, no va a actuar, no ahora, ella la necesita.
—Lo sé, pero necesitas el trabajo cariño, lo sabes. Despídete de la bebé y ve a dar las clases, te estaremos esperando aquí— Nefertari sin más que hacer se despidió de su hija y salió a la academia de ballet donde da clases.
***
El día para Nefertari fue una tortura, siempre que baila danza clásica se olvida de todo, se libera y siempre sale mas optimista, pero ese día no fue así. No estuvo centrada en sus clases y por primera vez no disfrutó enseñarles a sus estudiantes.
Finalizada las clases cómo siempre la señorita Simmons la deja a cargo de cerrar el estudio, pero ella necesita liberarse, necesita sacar lo que tiene dentro y expresar ese dolor ahora que no está con su hija así que se quedó.
La música es alta y sus movimientos expresivos, gira tan rápido como puede, salta tan alto como llega y se arquea de manera sutil para liberarse, pero nada es suficiente para aliviar su dolor y su angustia, nada es suficiente para su corazón.
—Mierda— escuchó una voz masculina en su oído. Aquel hombre la ha estrellado y ella se ha aferrado a su cuello mientras él la sostiene por la cintura contra su cuerpo. Ambos se miraron a los ojos por unos segundos que fueron suficientes para alterar sus corazones.
—¿Quién eres?— reaccionó Nefertari apartándose del intruso que irrumpió justo cuando ella se desahogaba de la mejor manera que conoce —está cerrado. Puede irse— le miró con gesto ceñudo. Andrew Ferrugia miró a la mujer frente a él presenciando su desden, mismo que jamás le ha permitido a nadie. ¿Acaso no sabe ella quien es? Se preguntó incrédulo.
—Si me voy de aquí nos matarán a ambos— Nefertari lo miró alucinada, ¿De qué está hablando ese loco de traje frente a ella? —debes esconderme, ahora— ella se limitó a cruzarse de brazos.
—Largo… las drogas son malas, debería buscar ayuda— le sonrió con falsedad y se dio media vuelta para apagar el estéreo, pero una fuerte presión en su nuca y el giró que dio con brusquedad la desorientaron hasta que se centró en los ojos rasgados de aquel hombre que la sostiene por la nuca y la mantenía cerca de su cuerpo y cara.
La arrogancia de Nefertari superó a Andrew, es una mujer procaz y debe aprender que no puede ir por la vida así, por lo menos no con él. —Escúchame bien bruja insolente— ordenó con su mirada fija en la de ella —si sales de aquí, si me echas fuera de este lugar nos van a matar a ambos— presionó más su nuca y adelantó más su cabeza provocando una peligrosa cercanía de ambos rostros. Nefertari pudo sentir aquel aliento mentolado acariciar su rostro y aquella colonia exquisita profundizar por sus fosas nasales —ahora, no me toques los cojones y hazme el favor de decirme dónde puedo esconderme— Nefertari percibió honestidad en su voz y pudo ver la verdad de sus palabras en sus ojos, pero aun así ese hombre ha sido un tonto grosero con ella. Sin apartar su mirada de él y pasando saliva con dificultad por la cercanía de aquel imponente hombre que por algún motivo le pone el vello de punta, llevó su mano derecha a los bajos de Andrew y en
Andrew está acalambrándose en ese lugar oscuro y casi asfixiándose con el montón de ropa sobre él, esa maldita mujer lo ha dejado ahí y seguramente ha llamado a la policía. Está furioso, no solo ha sido insolente con él, sino que también se atrevió a doblegarlo aferrándose a sus pelotas y posiblemente se ha deshecho de los hombres y llamado a la policía. Sin duda una vez saliera de ahí le dará una maldita lección que no olvidará en toda su maldita vida. Nefertari aparcó el coche dejándolo mal estacionado. Salió corriendo y abrió las puertas del estudio y corriendo sin detenerse fue hasta los vestidores y después buscó la llave para abrir el baúl. Una vez lo logró con manos temblorosas inició a sacar la ropa. —Mierda— maldijo Andrew al ver que volvió. —Lo siento… lo siento… estoy aquí— retrocedió cuando vio que aquel imponente
Los días pasan y Nefertari trata de olvidar a aquel hombre, pero... ¿Cómo hacerlo con el momento traumático que vivió por su culpa? ¿Cómo olvidarlo cuando él la besó de una manera que nunca antes la habían besado? ¿Cómo es posible no olvidar a un hombre por sus caricias? Todas esas preguntas ella se las hacía y aun así fingía no recordarlo, ella misma se daba asco por ser una hipócrita, pero debía seguir, olvidar y centrarse en su hija quien estaba estable pero no se sabía si era sus últimas fuerzas o que realmente la nena era fuerte. Por otro lado Andrew Ferrugia estaba planeando su siguiente paso, ella pronto debía estar junto a él pagando lo que debía pagar, era su legado, él tenía que terminar con esa venganza y para demostrar que era mejor tenía una fantástica manera de hacerla sufrir y lo haría. Umbría Italia
Al llegar bajó del taxi sin pagar y corrió al interior del teatro riendo por los pitillos que daba el hombre, se lo merecía por tonto. Tras registrarse fue a los camerinos para cambiarse de ropa, ella y su compañero harían una versión más moderna del lago de los cisnes y en su solo haría una interpretación más común como el “Tchaikovsky la bella durmiente”.—Por Dios Nef, estamos atrasados, salimos al siguiente— Nefertari inició a desnudarse frente a su amigo, era gay así que no le importaba, estaba apresurada y no llegaría tarde a su presentación —te ayudaré con el peinado— se ofreció él al ver que terminaba de vestirse.—¿Son muy buenos? ¿Qué tal los jueces?— preguntó algo nerviosa.—Tranquila, somos mejores que ellos y estoy seguro que seremos uno de los elegidos. Nos ganaremos a lo
La respiración de Nef se detuvo al ver el arma apuntándole, instintivamente abrazó más fuerte a su hija, no podía creer que le estuviera pasando eso nuevamente. Miró la cara del hombre y no lo reconocía, ¿Por qué ese hombre le estaba apuntando? ¿Tenía que ver con los hombres de hace una semana? ¿O solo era un robo? Se preguntó inquisidora.—Baja el arma— vio que alguien se subió al puesto del copiloto y apuntó al conductor quien apuntaba contra ella. A Nefertari casi se le detenía el corazón, el llanto de su hija y ver como la apuntaban a ella y a su hija fue demasiado para ella —vas a conducir y después te irás con mis hombres— Nef estaba embargada por los nervios y el miedo a morir junto a su hija pero esa voz ella la reconoció, era el japonés a quien salv&oacut
—¿Me llamó jefe?— una mujer joven se presentó interrumpiendo a los hombre, esta tampoco disimuló el asombro por ver a la bebé en brazos de su jefe.—Hazte cargo de ella. No la dejarás sola ni un minuto, está enferma y el mínimo llanto puede hacerle daño. Le das lo que quiera y cuando llame a su madre tendrás que calmarla hasta que la olvide. No pasarás a esta parte de la casa— le miro directo a los ojos —si le pasa algo a la niña o la madre la encuentra, ese será tu ultimo día en la tierra con vida— le dio a la nena —mañana mismo quiero ver una habitación con todo lo que ella necesite— miró la bolsita —que sea de ese ratón que lleva en su bolsita y también quiero que revises el aparato que está ahí dentro y compres tantas baterí
Andrew no durmió muy bien en toda la noche y despertó pronto, le aterraba dormirse y que la nena no respirase o el aparato se apagara. El no saber en sí que le sucedía a la bebé lo volvía completamente loco y más el hecho de como Pandora lo había hechizado de manera tan rápida, solo bastó mirar sus hermosos ojos.Lo primero que hizo Andrew al despertar fue tocar el pecho de la bebé y acercar su rosto a la nariz de la beba para comprobar que todo estuviera bien. Hablaría con la bruja insolente así tuviera que torturarla para que le dijera detalle a detalle todo lo referente a la niña.Cuando una de las criadas apareció en la habitación de la niña, por instrucciones de Andrew le prepararon un desayuno variado.List
—¿Y?— respondió ella sin pensarlo —no me importa quien sea, la cuidaré— los hombres le miraron sorprendidos, ¿Por qué cuidaría ella a la madre del hombre que le quitó a su hija y la trató mal? —Largo de aquí, yo me haré cargo— los hombres con cejos fruncidos asintieron y dando media vuelta se alejaron de ellas —¿está bien señora?— sentó a la mujer en uno de los banquillos de la Isla —Iré por agua— Nef miró la enorme cocina y tras encontrar los vasos tomó uno y sirvió agua del grifo —aquí tiene— le sonrió amablemente a la mujer, no parecía madre del mal hombre que la secuestró, ella no tenía rasgos asiáticos.—Muchas gracias cariño— l