Blanca y cruel nieve

Siran se puso la camisa consiente que el día era joven y que aún tenía cosas que hacer, pero se iba satisfecho dejando a su mujer con una radiante sonrisa en la cama envuelta entre las sábanas y que se deleitaba con su figura a medio vestir.

-No te preocupes por apurarte, Hades está bien entretenido con su nueva adquisición. Hacía tiempo que no lo veía tan motivado-

El beta se peinó el cabello rubio hacia atrás quedando en la hermosa e inmaculada cascada hasta la nuca, que Sara adoraba despeinar solo para molestarlo.

-Podrías no mencionarme a esa loba, aún recuerdo cuando lo atacó-

-Tan rencoroso como siempre. Ella no tenía control de sí- 

-Sara, no hablemos del tema,
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