Capitulo dos

Dereck

Estoy en la puerta del departamento de mi hermana, no sé si golpear o no, a ti te golpearan, carajo es cierto en esta familia todos me quieren muerto, con sobrada razón, ruedo mis ojos por los pensamientos absurdos que tengo.

Junto el valor suficiente, golpeo suavemente para que no me escuchen, pero mi suerte no es tanta, la puerta es abierta por mi cuñado su mirada me recorre por completo me da una sonrisa.

—Dereck, ¿cómo estás? —abrazo a mi cuñado. —Pasa. —me hace una seña una vez que nos separamos.

—Gracias, —tomo mi maleta y la arrastro hasta la sala, el pequeño Karan está con sus autos. —¿Mi hermana?.

Como si la hubiera invocado sale de la cocina con un delantal puesto, se queda estática cuando me ve, pero se recompone rápidamente, se acerca y nos fundimos en un abrazo, la extrañaba tanto.

—Eres un idiota, —golpea mi cabeza con su mano. —Creí que te había sucedido algo. 

—Yo también te extrañé. —el sarcasmo en esta familia nunca se hace esperar.

—Dereck dijiste un año, —me señala con su dedo. —Ha pasado más de uno. —mi hermana es demasiado dramática.

—Marlene no pude volver antes. —su mirada me dice que no me cree.

—Y dime ¿qué te tuvo tan ocupado en la casa de campo? —me alejo de ella para tomar a Karan en brazos.

—Asuntos. -respondo mordaz mientras que beso a esta dulzura.

—¿Asuntos? —pregunta irónica. —¿Los caballos te tuvieron ocupado?

En la casa de campo de mis padres hay caballos, a ellos les gusta nunca entendí el porqué hasta que viví más de un año allí no quería volver, si no fuera por la amenaza de mi padre seguiría en ese lugar, ¿cierta alemana no te hizo volver? 

—Aunque no lo creas una yegua esta por tener cría, —es muy rebelde, me recuerda a cierta mujer. —Nachtstern (estrella nocturna), es algo quisquillosa no le gusta que la monten, solo se deja conmigo, es una chica muy ruda. —se me forma una sonrisa al recordarla, ¿estás hablando de la yegua? ¡Carajo sí!.

Levanto la vista por el silencio que se formó, Leandro está sentado en el sillón está conteniendo la risa, pero no se dé que, mi hermana me mira como si estuviera loco, no entiendo que les sucede.

—¿Dónde está el Dereck idiota, egocéntrico, malhumorado, mujeriego? —giro mis ojos por los apelativos que usa conmigo. —¿Idiota ya lo dije? —Leandro no se aguanta más y comienza a reír.

—Si Marlene, Dios no pareces mi hermana. —refunfuño mientras lleno de besos los cachetes del mini griego.

—Porque soy tu hermana es que pregunto que te sucedió. —dejo a Karan con sus autos.

—Nada Handgelenk (muñeca), sigo siendo el mismo. —los dos niegan.

—Estás diferente, —Marlene se encoge de hombros. —Pero te quiero igual, aunque no creo que lo idiota se te haya ido del todo. —menos mal que es mi hermana.

—Gracias. —respondo de mal humor.

—De nada, —me da una sonrisa. —¿Te quedas a cenar? —toma a Karan en brazos.

—Si no me envenenas. —la sonrisa maliciosa que me da no me gusta.

—Nunca te haría algo así, —si como no. —Pero vienen nuestros padres hermanito. —¿QUÉ?

—Estoy muerto. —susurro, mi padre me matará sin pensarlo.

Pasamos un rato más conversando de mi sobrino, mi hermana reclamo que no estuviera para su nacimiento, pero no podía ver a esa mujer a los ojos, después de como me desprecio en la boda de Marlene y ver como el maldito de Cecilio la besaba, no tuve las agallas suficientes para volver.

Suena la puerta de entrada, y sé que tengo los minutos contados mi padre me asesinara sin pensarlo dos veces, te lo mereces, nuca me pondré de acuerdo con mis pensamientos.

Blaz Fischer hace su gran entrada triunfal, cuando mi hermana le habré se saludan con besos y abrazos, mi madre busca con la mirada a mi sobrino, pero detiene sus ojos iguales a los de Marlene en mí, se le forma una sonrisa sincera cuando me ve, se aleja de ellos y viene con pasos apresurados hasta los sillones donde estoy sentado, me levanto de mi lugar para envolverla en una abrazo, solloza entre mis brazos.

—Madre ni que me hubiera ido diez años. —es una dramática, recibo un golpe en mi cabeza, carajo estas mujeres me matarán. —Mutter (madre) duele. —me alejo de ella mientras veo a mi padre acercarse hasta nosotros.

—Agradece que solo te di un pequeño golpe, —apunta con su dedo. —Te mereces que te dé una paliza niñito. —giro mis ojos porque de verdad es muy dramática.

Se forma un silencio pesado cuando mi padre se acerca a nosotros, Blaz le da una mirada a mi madre y ella desaparece con Marlene, cobardes, el griego ni aparece otro cobarde más.

—Dereck, ¿cómo estás? —no me fio de su amabilidad.

-Estoy donde querías que estuviera, -respondo mordaz, nunca me ha gustado que me den órdenes. -Ahora dime ¿para qué soy bueno? -su mirada me dice que estoy en problemas.

—Mira Dereck he dejado que hagas lo que quieras con tu vida siempre, —su tono es bajo cree que me asusta, pero no es así. —Pero es momento que seas un hombre y comiences a pensar que harás con la presidencia de la casa de modas.

—Quédatela no la quiero, —enrojece de la rabia. —Nunca la quise y lo sabes padre. —es verdad nunca quise su tonta empresa.

—Si esto es otro de tus caprichos no pienso… —corto su estúpida amenaza.

—No padre no lo es, —me alejo de él con rumbo a la cocina. —Sabes bien que no me interesa la casa de modas. —voy a hacer un paso más, pero me toma del hombro haciéndome girar quedando frente a frente.

Soy el clon de Blaz Fischer estatura, cabello, ojos, color de piel y lo más importante tenemos el mismo temperamento, comienza una guerra de miradas, no pretendo dar mi brazo a torcer y sé que él menos, pero me quedo de piedra cuando baja sus ojos.

—Estoy viejo Dereck, —baja tanto la guardia que me preocupa. —No estoy para discutir contigo, solo quiero disfrutar de mis hijos y nieto. 

Su mirada se nota cansada y triste, carajo ahora me siento culpable.

—Padre yo lo siento. —niega me da una sonrisa corta.

—No te hice volver por la empresa, —¿QUÉ? -Arregla tus asuntos con Leyna. —masajeo el puente de mi nariz tratando de calmar mi malestar. 

—¿Me hiciste volver por Leyna? —su nombre en mis labios se siente amargo.

—Solucionen sus diferencias, están hechos el uno para el otro. —vuelvo a negar.

—Padre puedes entender que me odia, —hago una pausa pensando mis siguientes palabras. —Yo si fuera ella también lo haría, la desprecie, la humille, use, la amo, pero no podemos estar dos minutos sin querer matarnos. —creo que hable de más.

—Eres un idiota Dereck, —se acerca amenazante. —¿Cómo te atreves hacerle todo eso? 

Ahora si estoy en problemas, Leyna es como su hija siempre nos criamos como familia, después de lo que paso con su progenitora.

—No puedo volver el tiempo atrás, —sus manos se hacen puños. —Merezco que me golpees.

Blaz está furioso si me golpea lo entendería, no fui educado para hacer lo que hice con esa mujer, los valores que me inculcaron no los puse en práctica con ella.

—Basta, padre, —la voz de mi hermana corta la batalla de miradas. —Dereck tiene suficiente con el desprecio de Leyna.

Mi progenitor sigue con su mirada clavada en mí, pero poco a poco deja de lado su enojo. Marlene se posiciona delante de nosotros, trata de evitar una maldita guerra.

—Será mejor que me vaya. —no quiero molestar a mi hermana.

—Dijiste que te quedabas a cenar. —la muñeca tiene su mirada triste, no me gusta que este así pero prefiero irme.

—Lo siento, —me acerco y dejo un beso en su frente. —Otro día vengo.

Mi padre quiere hablar, pero su orgullo no se lo permitirá, tiene tanta culpa como yo. Pero no es momento de hablarlo.

—¿Dónde te quedarás? —me encojo de hombros, mientras me alejo con dirección a mi maleta. —Puedes quedarte en uno de los hoteles de Leandro. —suelto un suspiro Marlene no me dejará en paz si no acepto.

—Está bien handgelenk (muñeca). —sonríe abiertamente. —Préstame las llaves de tu auto. —su sonrisa desaparece.

—No. -es una egoísta, pero sé cómo convencerla, pongo mi mejor cara de niño bueno. —O no, no te las daré, -hago un pequeño puchero, sigue negando, pero conozco a mi hermana. —O está bien, si tiene un solo rasguño estás muerto ¿entendido? —amenaza con su dedo.

Asiento como niño pequeño, se va hasta su bolso y me las entrega, vuelvo abrazar a mi pequeña hermana, pero no me gusta lo que susurra.

—Si volviste por ella debes luchar. —se aleja y me da una pequeña sonrisa. Niego, porque no creo que Leyna me quiera cerca, lo bien que hace. —Está con Cecilio.

Me estaba alejando, pero cuando suelta esa bomba me freno de golpe, me da esa sonrisa de bruja malvada.

—¿Dónde? —sonríe abiertamente.

Prepárate mein stern (mi estrella), porque no dejaré que ningún italiano de pacotilla te robe de mi lado.

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo