Capitulo tres

Marcus

Acelero todo lo que da mi Porsche 911 Carrera 4s, para llegar a la casa de Victor y ver que sucedió con Katherina, mis nervios van en aumento mientras me acerco a mi destino, solo quiero verla con mis propios ojos y saber que está bien.

En este mes que hemos pasado juntos por petición de mi amigo ha sido el mejor de mi vida, no estoy exagerando es la verdad, ella le da ese soplo de aire que necesitaba, ese sentido que no encontraba, pero es una relación prohibida le doblo la edad, podría ser su padre, aun así la tentación que siento cuando veo esos labios es incalculable, inimaginable, todo ella incita a cometer mil pecados.

Salgo de mis pensamientos pervertidos cuando llego a la mansión de Victor, estaciono el auto en la entrada, bajo apresurado y me dirijo a la puerta de entrada, toco varias veces hasta que me habré el ama de llaves.

—¿Dónde se encuentra Katherina? —pregunto entrando sin invitación.

—En el despacho señor. —responde señalando con su cabeza el sitio.

—Gracias. —agradezco.

Me dirijo donde esta esa mujer que hace mis días cortos con su presencia y mis noches largas con su ausencia, entro sin golpear y la encuentro con la cabeza apoyada sobre el escritorio, su hermoso cabello dorado esparcido sobre el mismo, me acerco lentamente.

—Katherina. —susurro llegando a su lado.

Levanta la vista y cuando me ve, como cada vez se convierte en un bello tomate, esa fruta nunca me ha gustado no obstante le estoy tomando cariño gracias a esta mujer, que me recuerda tanto a ella.

—Viniste. —¿lo duda aún?, no sabe que iría por ella al fin del mundo.

—Siempre iría por ti. —¡carajo!, las palabras escapan de mi boca, se sonroja más si eso es posible.

—Gracias, —se levanta de la silla giratoria. —No sé que hice, trate de transcribir los contratos que me dejaste, pero se borró todo. —agacha su mirada con culpa.

Doy un paso en su dirección, mis manos pican por tocar esa piel aterciopelada, no lo resisto y la tomo de la barbilla haciendo que levante su cabeza perdiéndome en sus bellos ojos, pero cuando dirijo mi vista a sus labios pierdo todo el autocontrol que puedo llegar a tener, me acerco más a ella dejándola contra el escritorio y mi cuerpo, su respiración se acelera sin medida, la mía no está mejor, abre sus labios buscando aire, lo que más quiero es apoderarme de ellos, aun así me obligo a controlarme.

—Hay una copia de cada uno de ellos. —aviso alejándome como si quemara, no puedo estar un segundo más en su cercanía. —Búscala en los archivos. —ordeno yendo hasta la puerta, detengo mi paso cuando escucho su melodiosa voz.

—Por favor, quédate. —suplica tan suave y bajo que casi no la oigo hablar. 

—Katherina, puedes hacerlo tu sola. —no quiero quedarme o no podre contenerme, de hacerla mía sobre ese escritorio.

—Todo es más fácil cuando es a tu lado. —giro mi cuerpo completamente cuando habla, sus ojos grises me hipnotizan, ¿como decirle que no?

—Te aviso que no hay vuelta atrás. —arruga su ceño sin comprenderme. —Prepara café por favor, esto llevará tiempo. —me acerco de nuevo a ella.

—Gracias Marcus. —se aleja dejando su maldito perfume en la habitación.

Veo su retirada y me quedo pensando en que momento acepte esta locura, sabía que esto iba a pasar, la deseo del momento que la vi en el aeropuerto esperando su maleta sin saber que era ella, cuando se acercó y pregunto por mi apellido no podía creer que fuera la hija de mi amigo, en realidad no quería que lo fuera, había estado viéndola hacía unos minutos y ya sentía ese magnetismo extraño que tengo cuando está cerca de mí.

Aún no entiendo como acepte la petición de Victor y Nikolay, no sé cómo me deje convencer por ese par de idiotas, si supieran como la deseo, como la pienso, como la quiero en mi cama, jamás me la hubieran puesto en bandeja de plata.

Flashback

—Marcus acepta por favor. —ruega Victor que sigue en su cama.

—No, no soy niñero. —declaro enojado.

—No es ser niñero, —suelta con dramatismo Nikolay. —Serías su mentor. —quiero ser cualquier cosa de esa mujer, menos su mentor.

—No. —vuelvo a decir, sé que no dejaran de insistir.

—Vamos hombre, —mi amigo levanta las manos al cielo. —Me costó demasiado convencerla de que se quedara y aceptara ayudarme, mientras pasa lo de mi enfermedad. —¡mierda! Me siento un hijo de puta con Victor.

—No uses lo de tu enfermedad para sacar tajada. —declaro fastidiado, comienza a negar.

—No lo hago Marcus, es simplemente la realidad. —hace una mueca de disgusto, a mi amigo le descubrieron cáncer y debe estar muy lejos de los negocios.

Iba a negarme de nuevo, cuando por la puerta entra Katherina, nos mira a los tres, pero se detiene en mí por unos segundos ruborizándose por completo, carraspea un poco para cortar nuestras miradas.

—¿Interrumpo? —pregunta mirando a su padre.

—Para nada hija, —estira su mano en su dirección, se acerca hasta él y toma asiento a su lado. —Marcus acepto ser tu mentor. —¿QUÉ?, mataré a Victor, maldito.

—¿En verdad? —pregunta con una hermosa sonrisa y ¿cómo negarme?

—Es verdad, —mascullo asesinando a mi amigo con la mirada. —Te advierto que no seré benevolente. —aseguro tratando de que desista.

—Lo entiendo, —asiente con su cabeza. —Pondré lo mejor de mí, si me doy cuenta de que no puedo, no le haré perder el tiempo. —¿por qué es tan decidida?

—Mañana a las 9 a.m estaré aquí. —me alejo con dirección a la puerta, salgo sin despedirme.

—Espera Marcus, —detengo mi andar cuando escucho la voz de Nikolay. —No seas duro con ella, es buena chica. —se le forma una sonrisa cuando habla de ella.

—Pueden buscar a otro niñero si no les gustan mis métodos. —mis palabras salen mordaces.

—Eres el indicado. —sonríe burlón y si no fuera el hermano de mi amigo ya lo hubiera golpeado.

—Me largo. —doy medias vuelta, escuchando sus carcajadas.

Salí de esa casa odiando a Victor, odiando a Nikolay y odiándome a mi mismo por ser tan débil ante Katherina, será un dolor de cabeza ser su mentor.

Fin Flashback

Vuelvo en mí, cuando una mano pasa por delante de mis ojos, la tomo por instinto tirando de ella haciendo que caiga sobre mis piernas, Katherina queda demasiado cerca de mis labios, sus mejillas están teñidas de un hermoso rojo, su respiración vuelve a ser agitada, nuestras miradas chocan y nos perdemos en ellas.

—Marcus ... —susurra, pierdo todo el maldito autocontrol que tenía, la callo de la mejor forma que lo sé hacer ...

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo