ATAQUE

1903 se encontraba por vez primera en el jardín del hospital; esta era la ocasión que tanto había esperado, tenía diez años en ese lugar, el olor de las flores, arboles, en si el aire, todo eso llenaba sus sentidos y percepción. El Dr. Samaniego dio la autorización de dejarla salir unos cuantos minutos, todo esto debido a su buen comportamiento en las últimas sesiones.

La Dra.

Lanah observaba a la mujer desde el ventanal que daba a los jardines, muchos pacientes se encontraban en el lugar; pero la que más sobresalía era ella, esa mujer que desde el momento que llego al Fray Bernardino nunca pudo tocar ese espacio hasta ese momento que caminaba entre los rosales, la miraba de manera escrutadora, a ella no la engañaba, 1903 era manipuladora y peligrosa.

El Dr. Samaniego se acercó a la mujer; estaba haciendo un recorrido por las instalaciones, no tenía un día fijo para hacer ese recorrido y supervisar que todas las cosas transcurrieran con normalidad, lo hacía así, tanto en pabellones como en consulta externa, así tomaba desprevenidos a todos y eso lograba que el rendimiento del personal subiera desde que tomo la dirección general del hospital. 

Buenas tardes,Dra.Lanah- saludo de manera respetuosa - ¿observando a los pacientes? - la miraba fijamente Lanah, ella era realmente inteligente y capaz, esta le transmitía una paz que no podía explicar.

La Doctora Ángeles se dio la media y dejo de observar a 1903, para ahora posar su mirada de frente al director del hospital, la relación era netamente laboral, aunque sentía una atracción hacia él, pero este tenía novia, y una novia muy celosa y posesiva, en las pocas ocasiones que esta iba al hospital por Samaniego, eran escenas y gritos, era una autentica celopata, así que mejor se mantenía alejada de él.

Estaba observando a 1903, al parecer por lo que me comentaron los enfermeros es la primera vez que sale desde que está aquí, incluso cuando hay visitas nadie viene a verla, al parecer nadie la busca, hay otros pacientes que les llega a suceder, pero con las alertas de personas desparecidas o se busca, así han localizado a muchas personas que han llegado aquí en calidad de desconocido, y ya se les llama por su nombre, y  los números en determinado tiempo se rolan, menos el de ella siempre ha sido llamada 1903. Los dos caminaban por el pasillo rumbo a la oficina de este, los ventanales iluminaban a la pareja que iba en ese pasillo, los internos en el jardín caminaban o les daban alguna clase de ejercicio, así que ninguno de ellos noto que las dos personas que iban por el pasillo sus cuerpos no emitían ninguna sombra.

El enfermero encargado de 1903 se acercó a ella para indicarle que era momento de regresar a su pabellón, al querer tomarla del brazo, esta comenzó a gritar de manera estridente.

¡DEJAME!, ¡¿A DONDE ME QUIERES LLEVAR?!- ¡NO ME TOQUES! - la mujer se trataba de alejar del hombre, está la miraba aterrorizada, para ella este último se había convertido en una persona que le hizo daño en el pasado- el enfermero se acercó a ella decidido para llevársela a la fuerza, otros internos vieron la escena, pero ninguno hizo nada, eso era ya una normalidad en el hospital, tan normal que ya lo dejaban pasar.

El enfermero cargo con ella, mientas esta seguía gritando y chillando, intentaba lazar mordidas al hombre, pero no lo alcanzaba, eso la hacía sentir indefensa y frustrada, no se tranquilizaba, entre más caminaba quien la llevaba en los brazos sus gritos iban aumentado.

¡BAJAME!, ¡TE MATARE!, ¡SI TE MATARE, YA LO HICE UNA VEZ!, ¡TE VOY A MATAR! - gritaba 1903, su voz se transformaba de un momento a otro, el hombre la metió en la celda acolchonada y la dejo ahí, era el primer ataque de ese tipo que presentaba en años, los había presentado en diversas ocasiones al principio de su estancia en el hospital.

¿Qué le sucedió a 1903? - cuestiono una de las enfermeras que estaba recibiendo turno- ¿un ataque de furia? - se extrañó, ella llevaba 10 años en el hospital, casi habían llegado juntas ella como enfermera y la otra como paciente; si bien solo le toco presenciar un ataque de enojo, pero 1903 no era de las que mordían o gritaban, sino todo lo contrario, era retraída y callada, muy tranquila, hasta parecía que no existía en el pabellón.

Me quiso morder, la muy loca- dijo Rubén Hernández, el enfermero- en verdad el Dr.Samaniego,esta más loco, dejarla convivir con los otros locos- el hombre les tenía desprecio a los pacientes, y cuando la jefa de enfermeras no estaba presente haciendo guardia o recorrido; incluso se portaba cruel con ellos, creía que eran escoria de la sociedad, y como tal debían ser tratados. - mira al viejo Clemente, dice que ve a los muertos, o a la loca rosa, habla con los árboles, no deberían dejarlos vivir por mucho tiempo, solo cuestan dinero tanto a su familia como al estado- termino con un tono despectivo y mirando a los enfermos que algunos ya estaban preparándose para la hora de los alimentos.

Si te escucha la jefa tendrás problemas, Rubén, es mejor que te quedes callado y si piensas eso de ellos, ¿Por qué no buscas trabajo en otro hospital? - pregunto Luisa, la enfermera que recibía turno- si tanto te molestan, creo que es lo mejor que deberías hacer- ella estaba recibiendo y acomodando los expedientes, mientras miraba al hombre que tenía frente a ella.

El hombre se acercó a ella, mientras observaba como la mujer acomodaba los expedientes- la paga aquí es buena, y el horario es más tranquilo que en otros hospitales, solo te quiero decir algo, Luisa, será mejor que te guardes lo que acabo de decir, ¿entendiste? - la mujer se le quedo mirando a los ojos, sintió un pequeño escalofrió en la espalda así que asintió a lo que el hombre le decía

Nos vemos mañana, Luisa, cuida bien a tus loquitos- hablo él con sarcasmo en la voz y se marchó a checar su salida, dejando a una Luisa con temor y escalofríos, y pensando que fue amenazada por el hombre.

Mientras tanto en las oficinas de dirección, Manuel y Lanah se encontraban tomando un café y conversando acerca del manejo del hospital, Samaniego comentaba que pensaba que iba resultar muy complicado pero que no era así, sino todo lo contrario.

Me alegra que se esté acostumbrando al hospital, Dr. Samaniego- hablo Lanah- es un excelente hospital de trabajo- la mujer estaba hablando cuando fueron interrumpidos por Gela, la jefa de enfermeras- Dr. Samaniego, 1903 tuvo un ataque- hablo la mujer, acto seguido el Doctor se levantó con rapidez para ir a checar a su paciente.

CAMARA DE GESELL

El Dr. Abelló se encontraba en clase con su grupo, sus estudiantes estaban en la cámara de Gesell, la paciente 13 su enfermero la acababa de retirar del lugar, la mujer en la sesión platico, que su madre en ocasiones la castigaba y la encerraba en el armario, recordaba el olor a madera y humedad de este, la comenzó a encerrar después de que escapara un día de casa.

¿por qué escapaste de casa? Le cuestiono Abelló en la sesión, el hombre estaba sentado a espaldas de los estudiantes, pero frente a la mujer – dime ¿qué sucedió para que lo hicieras? - los movimientos de él y la voz eran relajadas, nunca inquisitivas, miraba a la mujer directamente a los ojos para brindarle confianza. Está a cambio le devolvió la mirada que se encontraba perdida e igual pidiendo la aprobación para hablar. Esa figura fantasma le movía la cabeza en negativa, pero en esta ocasión trece la ignoro para comenzar a hablar acerca de ello por primera vez.

Tenía siete años, era una niña pequeña, muy pequeña, regrese de la escuela, iba en un colegio privado, tenía muchos amigos y amigas, ese día regrese; el transporte escolar fue por a dejarme a casa y mi abuelo me recibió, era un hombre mayor, era cariñoso conmigo, muy cariñoso, mi abuela ese día no estaba, no había regresado del super mercado, así que estaba sola con él, subí a mi recamara, cuando sentí él estaba detrás mío desnudo, completamente desnudo, me dijo que se iba a meter a bañar que lo acompañara, lo hice y ahí en el baño con el olor a jabón de lavanda... - trece se quedó callada, la mujer que veía se paró frente a ella y el Dr. Abelló, la mujer invisible le puso la mano en la boca y le ordeno que se callará- Trece movía las manos alejando a esa mujer invisible y comenzó a llorar- ¡DEJAME!, ¡ESTA BIEN; MAMÁ!! - Trece lloraba y las lágrimas escurrían por su rostro, Abello apretó el botón que se encontraba en la mesa, el enfermero de trece entro al lugar y retiro a trece con calma.

Los alumnos se encontraban impactos, habían anotado todas las cosas que dijo, pero igual sus movimientos y demás. Abello prendió de la cámara y pudo ver a sus alumnos.

Lo que acabamos de presenciar es una vuelta a realidad, logramos hacer que la barrera de la represión dejara salir lo que hay en el inconscienteasí que logramos juntar eso que trece guardaba en lo más profundo y seguiremos con ello. 

Los alumnos asintieron a su profesor que se retiró del lugar, tenía que visitar a trece en su pabellón y ver que se relajara, no podía dejar que ella cayera de nuevo en la locura, esa sería su misión traerla nuevamente a la realidad.

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