Capitulo 5

Ocho años después. 

Ya han pasado ocho años desde la gran tragedia que sucedió con Freya y Frida. Ahora Frida ya no posee su nombre, su nombre es Freya, ese fue su deseo, llamarse así por la memoria de su dulce hermanita.

La pequeña niña cumplía ocho añitos de vida, todo ella era el rostro de Freya como dos gotas de agua, su nombre es Alexandra, cabellera larga, ojos verdes, era igualita a su mama y a su tía a la cual llama mama.

Freya en el día trabaja en un restaurante como mesera y en las noches en una disco, donde baila y atiende en la barra. Elena ya no podía seguir trabajando por una enfermedad que la acompañaba《cáncer en las mamas》 es así como Freya empezó a trabajar desde sus 17 años, ahora ya ha cumplido 23 años una chica linda de ojos verdes penetrantes, seria y callada, casi no hablaba con nadie su cuerpo delgado y bien formado y su melena rubia. Muchos hombres quería tenerla pero ella nunca dejó que un hombre la tocará.

Freya.

Estoy casi segura que mama a un no ha tomado su pastilla.

-Madre ya llegue- llamo entrando a mi humilde hogar.

-¡Mami! ¡Mami!- me llama mi pequeña.

-Hola pequeña ¿Dónde está tu abue?

-Ella aun duerme- ¿Que estará pasando con Elena? Me adentro a la pequeña casa que compramos con los ahorros que Arkady le dejo a Pablo.

-Mamá, mamá- gritó tocando la puerta de su habitación. Al no recibir respuesta alguna entró, está dormida, me le acerqué y note palidez en su rostro. -¡Elena! ¡Mamá que tienes, reacciona!... Ale preciosa llama al 911, pide una ambulancia la abuela esta enfermita- le digo a la niña sin mostrar preocupación en mi tono de voz.

A la media hora llega la ambulancia, trasladaron a Elena a un hospital público, llegamos y un médico nos dijo que esperemos.

-¿Mami, la abuelita Elena estará bien?- preguntada mi solecito.

-Si Ale, ella estará bien no te preocupes- suspiro cansada de todo esto. Los minutos pasaban y el médico no salía a darnos información sobre mamá, me estaba cabreando por la demora. No quiero perder a mi madre, ella es lo único que me queda, claro mi pequeña Alexandra también, pero no quiero nada malo le pase a mamá, mi hija se me acerca me da un beso y luego Recuesta su cabecita en mi pierna, a los segundos se quedó dormida. A la hora apareció un médico.

Tomó a Alexandra en mis brazos y me encaminó hacia el médico.

-Doctor ¿Cómo se encuentra mi madre, Elena Volkat?

-Ella acaba de reaccionar, pregunta por Frida ¿Es usted?

-Sí, soy yo.

-Pensé que se llamaba Freya.

-Los dos nombres me pertenecen doctor- que le sucede a Elena, ya le he dicho que mi nombre es Freya.

-Bien señorita, puede ir a verla al parecer tuvo una recaída, ella tiene su presión muy baja y eso provocó un desmayo, te daré unos tratamientos para que los compre. El diagnostico indica el avance del cáncer. El cáncer debe disminuir antes que se haga la cirugía para no destriparle los pechos, mientras no tome el tratamiento más rápido este crece y luego podrían lamentarse.

Oh mi Dios.

-El tratamiento ¿Dónde lo puedo comprar?

-Señorita Freya o Frida.

-Freya por favor- digo sería.

-Freya, tiene que ir a un hospital privado para que le hagan el tratamiento, debe llevar la receta no debes perder tiempo la señora Elena está muy delicada. Aquí no tenemos la capacidad para su mejoría. Puede pasar a verla.

-Gracias doctor, es difícil todo esto.

-Todo saldrá bien señorita.

-Doctor, este tratamiento no hay acá.

-No señorita, lastimosamente es un hospital público carece de muchas cosas- lo dice con mueca.

Le sonrió segura digo.

-Bien doctor, haré todo lo posible para que ella tenga ese tratamiento- sin más el médico camina hacia el pasillo perdiéndose en una de las tantas habitaciones. Ahora que hare para llevar a mi madre a un hospital privado, debe ser muy caro, con costo tengo para el alimento diario.

Desperté a mi pequeña y le dije que iremos a ver a la abuelita, caminamos por el pacillo del hospital hasta llegar a la habitación donde se encontraba, entro en la habitación, se encontraba una enfermera suministrándole una inyección.

-Mamá ¿Cómo te encuentras?- la miro sería.

-Fri...da- me llama.

-Mamá, ya te he dicho ciento de veces que me llamo Freya, llevas años llamando haci.

-Hija, perdón por preocuparte tanto- resople bufando. Ella siempre dice lo mismo.

-Mamá no digas eso, veremos que haremos para conseguir ese tratamiento- aunque tenga que hacer cosas que jamás pensé hacer.

-Hija mía, he sido una carga para ti.

-Elena, no sigas con los mismos, siempre dices eso, si tú eres una carga, que fui yo cuando nací con mi ceguera que cargaste conmigo durante 14 años y luego tenías que trabajar día y noche para poder darnos de comer a mí y a mi hija.

-Pero hija...

-Pero nada, ya no sigas y deja de hablar de los mismo, haré lo necesario para que tengas el tratamiento. Está dicho Elena ya no quiero seguir discutiendo de lo mismo.

Paso la noche, al día siguiente me la lleve a casa. A consejo a Alexandra que se porte bien, que no hiciera sus travesuras de siempre, sin más que decir fui a la disco en la cual trabajo como bailarina, y como mesera.

-Buenas noches Freya, por fin llegas, estas disponible para trabajar hoy.

-Discúlpame Marina, mi madre se me enfermo ayer y no puede venir pero haré horas extras.

-Okey está bien, no te preocupes, hoy quiero que atiendas la barra.

-Cómo digas Marina.

Marina es una mujer de aproximadamente 30 años, muy linda de piel morena, sexi, ella es dueña de este Antro, llevo cuatro años trabajando para ella es muy amable es con la única que platico.

-Señorita linda, nos sirve dos vaso de vodka- dos hombres se acercan a la barra, uno de ellos se nota guapo el me mira sin pestañar.

-Claro- digo sin quitar la vista del otro desconocido.

-Oye, que linda es usted señorita, le gustaría bailar conmigo o atenderme sólo a mí.

No le respondo, les sirvo el vodka y sigo en lo mío de atender a los demás clientes.

-Samuel amigo, iré a dar una vuelta por los alrededores ya que la chica no me contesta. Señorita me le hechas un ojo a mi amigo está un poco ebrio.

-Lo siento, no me pagan como niñera- comentó sería.

-Que mal. Luego vengo por ti, quedas con esta dulzura amigo, espérame acá- sin más el tipo se pierde entre las demás personas.

-No me Jodas, hazlo que te plazca. Chica, sírveme un tequila y te invito una.

Se nota que esta ebrio, le sirvo el tequila y solo note como me quedo mirando es un hombre muy atractivo de ojos café, cabello oscuro, cejas muy gruesas y unos labios gruesos y rosados su cuerpo bien trabajado. Sentí algo muy raro cuando se me quede mirando con profundidad.

-Oye chica linda, te gustaría casarte conmigo- pero qué demonios le pasa a este hombre.

-¡Que demonio le pase!- grito enojada.

-No te enojes, te estoy proponiendo que te cases conmigo.

-No lo conozco para que venga con esa estupidez y confianza- se acerca una pareja me piden cerveza se las entregó y se sentaron en una de las mesas.

-Y entonces ¿Aceptas?- insiste.

-No lo conozco- digo sin mirarle. Hace un ademán con la mano, como si no le importara lo que le decía. -Escucha la palabra, No lo conozco.

-Debe ser que eres casada y con hijos o tal vez tienes novio verdad- se me está colmando la paciencia con cierto tipo.

-Creo que eso a usted no le importa.

-Bien, bien, ya dejaré de molestarla- paso la noche y el hombre siguió tomando en silencio como si no le doliera la garganta de tanto tomar, a los minutos llegó su amigo que me pidió que lo cuidará.

-Gracias linda por cuidarlo. Samuel vamos, te dejare en tu coche para que te vayas, yo me iré a otro lado con aquélla morena- dice señalando una guara.

-Déjame, yo puedo irme sólo, no necesito que me lleves quiero estar aquí todavía.

-Okey está bien, quédate. Adiós, me echas una llamada- él tipo me sonríe y guiña el ojo derecho se va dejando al molesto hombre.

-Oye preciosa ¿Puedo quedarme acá contigo?

-Haga lo que quiera- digo sin darle importancia.

Ya son las doce de la madrugada y el tal Samuel creo que se llama siguió bebiendo, algo traía se notaba triste.

-Freya, ya puedes irte, es mi turno.

-Gracias Luis, te dejo el cliente aquel ya ha pagado.

-Buena noche.

Recojo mi bolso, antes de irme volví mi rostro al hombre que seguía tomando y ya no estaba

-Qué raro, será que ya se ha ido.

-¿Sucede algo Freya?

-No, no es nada Buenas noche- salgo del Antro y sentí la brisa golpear mi rostro y un frío tremendo se hace presente, me puse la chamara que me ha acompañado siempre, me detengo en la acera a coger un taxi cuando un auto se detuvo frente a mí, me asusté mucho pero claro que esto es el colmo.

-Chica vamos, te daré un aventón.

-No gracias, puedo esperar un taxi, además estas ebrio- maldición, acaso este sujeto es un acosador.

-Tienes miedo que yo te haga algún daño, no estoy ebrio puedo tomar mucho y sigo igual.

Será cierto que no está borracho, tomaba como un loco hace unas horas.

-Se lo repetiré nuevamente ¡No lo conozco! acaso no entiende el lenguaje.

-Si tienes razón no la conozco, pero no te haré daño, anda vamos sólo me estoy ofreciendo a llevarte sabes que esta hora es muy peligrosa para que una chica tan linda este esperando un taxi, es muy tarde vamos sube te juro que no te hare nada solo deseo llevarte.

Tiene algo de razón, ya es muy tarde otras veces salgo temprano pero hoy me tocó trabajar el doble.

-Está bien, pero si tratas de hacerme algún daño te golpeó y créeme que lo haré muy fuerte- esboza una sonrisa de satisfacción.

-No te preocupes- sin decir nada me subo en la parte de atrás del auto lujoso. Le doy mi dirección, note que no se veía muy ebrio se encontraba bien. En el transcurso de viaje ninguno articula palabra alguna.

A la media hora llegamos a mi casa. Bajo del auto agradezco el aventón. Antes de lograr entrar en mi pequeña casa el me llama.

-¿Chica, cómo te llamas?- me pregunta.

-¿Por qué?- digo.

-Lo que te dije en el Antro, es verdad, toma esta es mi tarjeta- extiende su mano hacia mí. -Llámame si aceptas, sólo es un propuesta, claro si eres soltera.

-No lo entiendo, a qué se debe tu proposición de que me Case con usted, no me conoce, yo no lo conozco además ¿Usted creé que aceptaré?

-Sabes, no entiendo por qué te lo pedí, algo me impulso, debe ser que ambos necesitamos ayuda del uno al otro, no lo crees.

-No será que escapaste de un manicomio- ríe burlesco. -Ahora si Buenas noche.

-Oye, toma mi número, no es una broma, soy sincero- ach pero que fastidio sí que está loco, pero si no tomo ese pedazo de tarjeta no se irá.

-Démelo y váyase por favor.

-Hasta pronto linda.

Suspiro adentrándome a la casa. Deje las llaves y la tarjeta, me meto a la cocina tomo un vaso de leche. Subo a la habitación de Elena y miro a mi princesa que duerme a lado de mi madre, entre a mi habitación me desnude, lave mi rostro, me puse mi pijama, luego me recuesto, cierro los ojos, hasta quedar dormida.


Samuel

No me equivoqué, es la misma chica que vi en el hospital donde trabaja Mario cuando fui a darle la mala noticia de la muerte de nuestro amigo de la infancia, lo vi platicando con una chica de ojos verde como la Esmeralda, la note muy preocupada a su lado estaba una pequeña niña frotándose los ojitos, él le indicaba un numero de habitación, luego ella se fue, me le acerque le di un apretón de mano pero antes le pregunte por su mirada triste y aún no sabe la noticia que hará que se sienta más triste. Le pregunté el motivo de su seriedad y me contó de la madre de la chica que al parecer son de escasos recursos, la señora debe de recibir un tratamiento muy caro y no sabe si tienen el dinero suficiente, después de charlar le conté la muerte de Javier un amigo muy querido la cual murió en España en un accidente de Auto, fue muy triste, lo deje y decidí irme cuando percate una voz angelical hablando.

-Hoy no podre ir a trabajar, por favor discúlpeme le prometo que mañana trabajaré horas extra, gracias.

La chica se encontraba hablando con Mario, es tan lindo su cuerpo firme y su rostro angelical llama la atención. Y fue de esa manera que me sorprendió mucho al verla ahí en ese Antro estaba en la barra y le dije a Carlos que me sentí un poco ebrio que quería tomar en la barra, llegamos y Carlos empezó a bromear con ella note como su penetrante ojos verdad lo miraba con enojo.

Sin más que decir pasa la noche no lo podía creer que yo le propusiera matrimonio, pero algo me dice que por la necesidad llegará aceptar, mi padre desea tanto que yo me case que cumpla su último deseo y eso haré.

Deje de pensar y trate de dormir ya mañana veremos qué pasa.

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