Capítulo 4

Al cabo de dos días, en casa de Sam.

Habían pasado dos días, dos días desde que recibí aquel aterrador mensaje, dos días en los que no pude dormir tranquila, los dos días más largos de mi vida. No salía de casa, no dormía, no comía, en definitiva, no hacía nada por miedo de que él se me apareciera. Me sentía observada, sabía que él me estaba vigilando y por mucho que mirara a mi alrededor no veía nada, pero tenía esa sensación incomoda que sientes cuando alguien te observa fijamente, y sabía que era él, pero yo no podía hacer nada. 

Esa misma mañana cuando me desperté, supe que eso tenía que acabar, no podía andar con miedo y escondida todos los días, no podía permitir que alguien que no conocía, alguien tan miserable como él me arruinara la vida. Tenía que superarlo, enfrentarme a él o simplemente dejarlo pasar y eso es lo que iba a hacer. Esa misma tarde iba a salir y pasármelo bien como lo hacía antes, me daba igual lo que pasara, porque sé que no hay nada peor que estar encerrada y asustada.

Por la tarde, acostada en la cama de mi habitación, recibí un mensaje de mis amigas diciendo que ellas habían quedado para verse en el "Coffe Room", que les gustaría que fuera con ellas, pero que me entendían si seguía con miedo y me quedaba en casa. Al leer el mensaje sonreí, sabía que esta era mi oportunidad de salir, me daba miedo salir sola, pero con ellas sería diferente, me sentiría segura.

Me levanté de la cama y me miré al espejo, mi aspecto se veía cansado, se notaba que me había descuidado mucho estos últimos días, y todo era culpa de él. Así que decidí que hoy me iba a poner guapa, me daba igual que solo fuéramos a una cafetería y que yo normalmente no me arreglara y cogiera lo primero del armario, esta vez sería diferente. Me iba a poner guapa, y no para gustarle a la gente, me pondría guapa por mí, para verme mejor y sentirme bien conmigo misma.

De camino a la cafetería, no paraba de pensar en él, en verdad tenía miedo de que apareciera y me hiciera algo, el chico sabía vengarse bien, da igual que no me hubiera hecho nada aún, con lo mal que lo estaba pasando por su culpa era suficiente. 

Baje del coche y mire al cielo, estaba negro y cubierto de nubes como si fuera a llover, además, hacía mucho aire, los arboles de mi alrededor se movían sin parar. Sentí mucho frio, entonces me arrepentí enseguida de haberme puesto mis zapatos de tacón, esos zapatos que hacía que mis piernas lucieran a la perfección, junto con mi falda vaquera que me venía por arriba de las rodillas, y que treinta minutos atrás, frente al espejo de mi habitación, me había parecido el atuendo perfecto, me había sentido guapa y fuerte. Pero ahora mismo ese atuendo hacía que pareciera tonta por no haberme abrigado más, pero ya estaba cambiada, no podía hacer nada, así que decidí entrar en la cafetería. Nada más entré los gritos de mis amigas no tardaron en llegar.

—Tu, pivonazo estamos aquí —gritó Amanda con todas sus fuerzas.

En ese momento desee que la tierra me tragara, o que tuviera poderes y pudiera volverme invisible, porque justo cuando grito eso toda la cafetería se giró para mirarme, lo único que pude hacer yo en ese momento fue agachar la cabeza y hacer como si esos gritos no fueran dirigidos a mí. Ese fue el peor error que cometí, porque al estar mirando hacia abajo no pude ver al camarero que se dirigía hacia mí con una bandeja cargada de cafés, no lo vi hasta que choqué con él, los dos caímos al suelo rompiendo todas las tazas de café que llevaba y manchándolo todo, todo a excepción de mí, que por una vez el destino había jugado a mi favor y me había ayudado. Bueno, no sé si puedo decir que el destino estaba a mi favor, porque si antes tenía vergüenza ahora lo único que quería en ese momento era desaparecer, salir corriendo sin mirar atrás, pero eso sería más humillante y descortés que la situación en la que estaba ahora.

—Perdón, lo lamento, no te había visto, lo siento muchísimo yo te pagare los cafés y la tintorería —dije rápido y nerviosamente.

—Tranquila, no te preocupes, yo también estaba distraído —dijo con una voz ronca y fuerte que provoco que un escalofrió recorriera por todo mi cuerpo. En ese momento llegaron mis amigas.

—Sam, ¿Estás bien? —preguntó Carol, la más responsable de todas.

—Si, tranquila yo estoy bien, al que veo peor es al chico, mira como lo he dejado, está todo manchado —susurré sintiéndome culpable al ver la gran mancha de café que cubría la mayor parte de su camisa.

—Bryan, me llamo Bryan, y no te preocupes, esto se lava y queda como nuevo —dijo el chico con una sonrisa, pero una sonrisa que no parecía verdadera más bien era forzada, pero deje pasar ese diminuto detalle y me centre en mis amigas.

—Sammy, tu siempre llamando la atención, ya sea por lo sensual y sexi que te ves con esa ropa o por lo despistada que eres —dijo Amanda riendo mientras yo me ponía roja como un tomate y le daba un pequeño empujón.

—Todo ha sido culpa tuya —me defendí.

—¿Mía? yo no he sido la que te he empujada encima del camarero que, por cierto, está buenísimo —dijo coqueta entre risas.

—Si tuya, porque has sido la que has gritado barbaridades cuando he entrado, y por cierto, a mí el camarero no me parece para tanto, creo que oculta algo. 

—Cariño, no eran barbaridades, ¿pero tú te has visto?, estás cañón, si fuera lesbiana te aseguro que no te dejaría pasar, serías en la primera que me fijaría —me aduló Amanda sonriéndome mientras yo no podía estar más roja, no me gustaba que me hicieran cumplidos, me sentía incomoda—. Y lo de que el camarero oculta algo no puede ser más ridículo, eres tú la que estás volviéndote paranoica desde lo que paso en casa de Dylan —dijo con voz más tranquila y suave para que no me alterara.

—Tienes razón, seguro que todo son imaginaciones mías —afirmé no muy convencida.

—Claro que sí, parce buen chico. —Esta vez era Carol la que hablaba, ¿pero que le pasaba al mundo hoy? todos estaban en mi contra o ¿era yo lo que no tenía razón? —. Tendrías que invitarle a salir, así te despejarías un poco y además hace tiempo que no sales con nadie. —Definitivamente el mundo se había vuelto loco. 

En el fondo tenían razón, yo hacía tiempo que no salía con alguien, y no es que no creyera en el amor, para mí el amor es el sentimiento más bonito que una persona puede experimentar, pero yo quiero enamorarme, enamorarme de verdad, saber que la persona que quiero estará ahí conmigo para siempre pase lo que pase, a lo mejor es por eso por lo que aún no he encontrado al chico perfecto, porque soy muy exigente y no me refiero al físico, eso no me importa.

—Si tan bien pensáis de él, porque no salís vosotras con él.

—Ay pequeña Sam, si tuviera la mínima posibilidad de que el chico se fijara en mí, no dudes ni un solo segundo en que no le pediría una cita, pero el solo tiene ojos para ti, no sé qué le has hecho, pero desde que te has tropezado con él no ha parado de mirarte. —me dijo Amanda.

—Eso no es verdad —le reproché. Aunque la verdad es que no había parado de mirarme, y pensándolo bien, el chico no estaba nada mal, a lo mejor tenían razón mis amigas y tenía que darle una oportunidad, quien sabe lo que podría pasar, a lo mejor es el indicado y por culpa de mis miedos lo dejo escapar.

—Sí que es verdad y lo sabes —dijo esta vez Carol.

—Bueno puede que tengáis razón. —Nada más acabe de decir esa frase, Bryan, el camarero, se acercó a la mesa y junto con la cuenta de los cafés que no habíamos pedido dejo una nota. 

La nota era corta pero bonita, decía lo siguiente: "Sam o Sammy, así he oído que te llaman tus amigas, no sé qué me ha pasado, ¿crees en el amor a primera vista?, porque yo no lo hacía, no lo hacía hasta que te he visto tirada en el suelo cubierta de café, puede ser que haya sido el destino, o sea solo una ilusión mía por tener una chica preciosa como tú a mi lado, pero si tú has sentido algo, por pequeño que sea, quiero que me des una oportunidad, porque estoy seguro de que encajaremos a la perfección, con cariño TU camarero enamorado. PD: Si por alguna razón sobrenatural, decidieras darme una oportunidad, me harías el hombre más feliz, este es mi número, espero tu llamada."

Después de leer la carta me quede estática, estaba convencida de que esas cosas solo pasaban en las películas o libros, pero me acababa de pasar a mí y no pensaba desaprovechar la oportunidad, iba a llamarle y quedar con él, porque quien sabe, a lo mejor es el hombre de mi vida.

—Me acabo de enamorar, es precioso lo que te ha escrito —murmuró Carol emocionada.

—Primero, tú ya tienes novio —exclamó Amanda—, y segundo, el camarero ha perdido su encanto, me gustaba más que fuera misterioso, no tan romántico, es un poco empalagoso, ¿no crees? —farfullo Amanda, como no, a ella le gustan los chicos malos, odia los románticos y más aún a los cariñosos.

—No le hagas caso, es perfecto. —Volvió a hablar Carol, al mismo tiempo que le daba una mirada fulminante a Amanda.

—Chicas, ya lo he decidido, voy a darle una oportunidad, es guapo y atento ¿Qué más necesito? —dije sonriente, por un momento Bryan había hecho que me olvidara del chico aterrador que me atormentaba todo el día, y eso es lo que me gustaba de él, es lo que necesitaba ahora mismo. 

Cogí el móvil y le respondí: "Hola, soy Sam, no sé si fue amor a primera vista o una simple atracción mutua, pero algo hay entre nosotros y no perdemos nada en averiguar que es, así que me encantaría quedar contigo para conocernos, con cariño Tu chica torpe". Releí el mensaje unas cuantas veces, no me acababa de convencer, todo estaba yendo muy rápido, pero al fin y al cabo si no salía bien todo se quedaría en una buena historia que podría contar en el futuro, o eso es lo que creía en aquel momento, no me podía imaginar lo que me esperaría, el gran error que había cometido al enviar ese mensaje.

***

Las 7 de la tarde, en otro lugar de la ciudad

—Lo conseguí, te dije que lo haría, ninguna chica se resiste a mis encantos —admitió Bryan.

— No me lo puedo creer, será estúpida la niña, como ha podido caer en esa trampa, ¿Es que no sabe que ese tipo de cosas solo pasan en las películas? —le dije a Bryan. 

En verdad me alegraba que todo hubiera salido bien, todo iba conforme lo habíamos planeado hace dos días. Ahora la podía tener controlada, porque la niña iba a salir con mi "amigo" y aunque eso se supone que me tendría que poner contento porque es lo que quería, había algo dentro de mí que me molestaba, me molestaba que fuera tan estúpida como para caer en la trampa que habíamos planeado.

Un día antes

Después de enviar el mensaje, veo en su cara lo asustada que está, así que decido irme a casa, ya he conseguido lo que quería, que es que sepa que se dónde vive y ahora estoy convencido de que durante unos días no saldrá de casa.

Cuando llego a mi casa inmediatamente le cuento a mi amigo Bryan todo lo que ha pasado, él como era de esperar me recrimina que había sido muy blando con ella, que lo que le había hecho no era nada, y en parte tenía razón, yo estaba acostumbrado a que si alguien se entrometía en mis planes lo pasara de la peor forma que se puede imaginar, he llegado a enviar a gente al hospital. Así que con la niña no podía dejarlo así, tenía que volver a su casa y pensar en la manera de hacerla sufrir.

—Tienes toda la razón tío, mi venganza con ella acaba de empezar, voy a hacer que deseé no haberse entrometido en mis planes—le digo dándole la razón—. Ahora mismo voy a descansar, pero mañana por la mañana iré a vigilarla, tendré controlados todos sus movimientos.

—Véngate de la peor manera que se te ocurra, por culpa de esa niña no pudiste robar en la casa y por lo tanto no tengo dinero y tengo que trabajar en una estúpida cafetería— murmura Bryan enfadado.

—Amigo que bajo has caído, trabajar en una cafetería sirviendo a la gente es lo peor que te puede pasar —digo burlándome de él.

—Yo no tengo tanta suerte como tú, yo no sirvo para los negocios sucios en los que tú estás metido, tú sabes que a mí eso de la acción no me va, yo soy más tranquilo, sabes que soy el que se encarga de investigas sobre las casas en las que vas a entrar o el que se pone en contacto con la gente, tú te encargas del trabajo sucio y es por eso que no te molesta meterte en otro tipo de "trabajos" —me dice seriamente. 

En verdad Bryan tenía razón, lo conozco desde que tengo uso de razón, los dos pasamos por situaciones difíciles cuando éramos pequeños y es por eso que nos hicimos tan unidos, los dos juntos decidimos largarnos del lugar donde nacimos y rehacer nuestras vidas. La gente creerá que no lo hicimos bien, porque lo que hacemos se supone que este mal, pero yo no lo veo así, al principio fue la única manera que encontramos para seguir adelante, pero ahora lo hacemos por placer y porque es dinero fácil. Bryan y yo al principio decidimos vivir juntos, pero con el dinero que ganamos, ahora cada uno tiene un apartamento, aunque él pase la mayor parte del tiempo en mi casa. Bryan es como un hermano para mí, por mucho que nos peleemos y le hable de la peor manera posible, es la única persona que me importa de verdad. Él, al contrario que yo, no es tan mal chico, a él no le gusta entrar en casas o vender drogas, él solo se encarga de decirme en la casa que tengo que entrar y yo me encargo del resto, aunque sea más bueno que yo, si se enfada o quiere algo siempre lo consigue, es capaz de hacer cualquier cosa por cumplir con sus caprichos.

—Es verdad, sé que del trabajo sucio me encargo yo ¿Peo en una cafetería? ¿en serio?

—Cállate, y preocúpate por tus asuntos —me dijo enfadado, después de eso cada uno se fue a su casa.

A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo normal, no había podido dormir mucho durante la noche, ya que no paraba de pensar en que podría hacer para vengarme. Hiciera lo que hiciera esa niña siempre estaba metida en mi cabeza, por eso cuento antes me vengara de ella antes podría seguir con mi vida.

Me puse mi sudadera roja y mis vaqueros negros rasgados y me fui a su casa Cuando llegue vi que los policías que la estaban vigilando se habían dormido en el coche, eran unos completos incompetentes que no hacían bien su trabajo y eso me iba a facilitar mucho las cosas. 

Esta vez, en vez de subirme al árbol decidí ver si había alguna puerta o ventana abierta, para así poder colarme dentro de la casa y obtener más información sobre ella. Le pegue la vuelta a toda la casa, pero para mí mala suerte no había ningún lugar abierto por donde yo me pudiera meter, pero después pensé que a lo mejor la llave de la casa la tenía escondida, así que inmediatamente fui hacia la puerta principal y me fije en que había un macetero con rosas en el suelo, lo levante y para mi suerte estaba la llave. Enseguida pensé que Sam era una completa descuidada, ya que, si alguien la amenaza no se puede dejar las llaves fuera, pero ese error iba a hacer que yo consiguiera mi propósito.

Entre en la casa sin hacer ningún ruido, no podía permitir que los policías o la niña se despertaran, porque si se enteraban de que estaba allí sería mi fin, iría directo a la cárcel. Al entrar en la casa me fijé en lo lujosa y moderna que era, el salón tenía las paredes blancas y los muebles en negro, con una gran tele de plasma. Al subir por las escaleras que deban a la planta de arriba oí un ruido proveniente de la habitación de Sam, así que rápidamente entre en la habitación de al lado. En la habitación en la que estaba escondido había una gran cama de matrimonio en tonos rojos y blancos, supuse que sería la habitación de sus padres, así que decidí esconderme en el armario por si se le ocurriera enterar, ahora el problema sería como saldría de allí sin que ella se diera cuenta.

Después de estar un buen rato encerrado allí dentro escuchando como Sam se movía por toda la casa, escuche el ruido de su móvil, supuse que sería un mensaje que le había llegado, después recibió una llamada, creo que estaba hablando con una amiga suya. Según lo que pude llegar a escuchar, Sam esta tarde iba a salir de casa, había quedado en reunirse con sus amigas en el "Caffe Room", esa sería mi oportunidad para salir de dentro de la casa y largarme. 

En verdad, la noticia de que ella iba salir de casa me enfadada, me cabreaba porque si salía es que no me tenía tanto miedo y eso quería decir que no estaba haciendo bien mi trabajo, mis amenazas no habían servido para nada.

Después de estar encerrado 5 horas empecé a notar lo cansado que me sentía, estaba tan incomodo encerrado en aquel lugar tan estrecho y oscuro que se me estaban empezando a dormir las piernas, y además si añadía la inmensa hambre que tenía, lo empeoraba todo, si no se iba pronto iba a tener que salir de allí sin importarme que ella estuviera en casa y me pudiera ver. Pero encerrado allí dentro caí en algo, me di cuenta de que la cafetería a la que iba a asistir Sam para reunirse con sus amigas era donde Bryan había empezado a trabajar, ese lugar al fin y al cabo no sería tan malo, me serviría para que Bryan la pudiera vigilar y después contarme todo lo que había hecho y sin miedo a que me descubrieran. Decidí enviarle un mensaje WhatsApp explicándoselo todo.

[Hugo] enviado16:30

Bryan, estoy encerrado en casa de Sam, me he metido en su casa y ahora se ha despertado y no puedo salir. He escuchado una conversación suya en la que decía que va a salir de casa, que se va a reunir con sus amigas donde tu trabajas. 

[Bryan] enviado16:32

¿Encerrado? ¿Necesitas ayuda?

[Hugo] enviado16:32

No, yo estoy bien, necesito que una vez entre en la cafetería la vigiles y me lo cuentas todo lo que ha hecho. 

[Bryan] enviado16:34

Está bien, hare lo que me pidas, pero que sepas que me debes una disculpa. ¿Tanto burlarte ayer por mi nuevo trabajo y ahora quieres mi ayuda? 

[Hugo] enviado16:35

Si, lo lamento. Pensándolo mejor, ella no te conoce de nada, intenta acercarte a ella, hazte su amigo, consigue el número, no sé, haz lo que sea, pero intenta caerle bien y haz que confié en ti, así será mucho más fácil mi venganza. 

[Bryan] enviado16:35

Cuenta conmigo, a mi nadie se me resiste.

[Hugo] enviado16:35

Gracias, pero creo que te costara hacer que confíe en ti, se ve muy desconfiada. Ya me cuentas como has quedado. 

[Bryan] enviado16:36

Ya veremos si es tan desconfiada como dices.

Cuando Sam salió de casa al fin pude salir, ahora solo me quedaba que Bryan hiciera bien su parte y tendría a Sam vigilada.

Las 7:15 de la tarde

—No me lo puedo creer, no me puedo creer que tan fácil ella confiara en ti —digo incrédulo

—Pues créetelo amigo, a mi ninguna nena se me resiste —dice Bryan orgulloso de sí mismo

—Puedes contarme otra vez como has hecho para que te diera su número y que confiara en ti para quedar contigo.

—Si, fue fácil. Tú me dijiste como era ella, así que cuando la vi supe que era mi oportunidad, y además sus amigas me lo hicieron mucho más fácil, cuando ella entro una amiga suya empezó a halagarla gritándole cosas y ella se avergonzó y agacho la cabeza, así que yo aproveche e hice como si no la hubiera visto y me choque con ella, los dos caímos al suelo y ella se pensó que era la culpable, así que a lo mejor eso también influyo para que quisiera quedar conmigo. Cuando estaban pidiendo la cuenta le deje una nota muy romántica y ahí fue cuando definitivamente cayó en mis pies, la niñita solo está necesitada de amor, cree en los príncipes azules y en los finales felices y la muy tonta se piensa que yo seré uno de ellos —dice riendo. 

La verdad es que no me sentaron muy bien sus comentarios, no sé porque per había una parte muy dentro de mí que decía que la dejara en paz, que me olvidara de todo y que no le hiciera nada, pero como he dicho, ese sentimiento estaba muy dentro de mí, así que iba a continuar y me iba a vengar. El próximo paso sería que se enamorara de Bryan, él le rompería el corazón. Esa sería mi primera venganza.

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