Capítulo VII el reencuentro

Capítulo VII

El reencuentro.

Los centauros habían rescatado a Norton junto con el Rey y los cinco guerreros de elite que quedaban vivos, los llevaron hacia el Valle del destino, las cosas estaban algo ajustadas, y todos quedaron inconscientes debido al esfuerzo que hicieron para lograrse proteger de las hadas, había una realidad muy grande, y es que ni siquiera un Dios elfo, los más fuertes conocidos, les era imposible defenderse de una colmena de hadas sanguinarias, solo aquellos de los cuales las hadas les repugnaba su sabor como los centauros lograron sobrevivir a dicho espectáculo. Ellos y los orcos eran las únicas especies vivas del planeta que lograban sobrevivir a un enjambre de hadas, la naturaleza ya había aprendido a repeler su aura absorbente, pero solo ellas sabían este secreto, no se lo habían explicado ni siquiera a Naim.

-Ustedes vinieron hasta acá a encontrar su muerte jajajaja.- habló el centauro más grande, llevaba un hacha en su mano derecha, su figura humana era de color gris, pero bastante musculosa, llevaba una cola atada a su cabello que hacía un contraste cómico con su cola de caballo, su mitad caballo era marrón, pero brillante, como si la puliera todos los días, llevaban una armadura en la parte delantera de su cuerpo que cubría desde su pecho humano, hasta el inicio de sus patas animales, y otro que le cubría su dorso animal, no era elegante, pero sí muy robusta y con una fuerte aura, la armadura se podía decir a simple vista que le daba algunos poderes al centauro.

-¿Quiénes son? ¿Por qué nos hacen esto? Pensé que iban a salvarnos.- Habló Norton con la mayor calma en sus palabras, las cosas estaban realmente muy tensas, tanto así que se podría decir que la presión del aire podría matar a una persona.

Los centauros nunca habían aprendido a utilizar la energía, el poder de las auras, o algo parecido, en una pelea justa contra Norton ya habrían perdido, pero ellos si tenían algo de ingenio, esperaron que las hadas los debilitarán lo suficiente para poder sacarlos de allí, pero realmente no tenían buenos planes para ellos.

-No importa quienes somos, lo importante es que nuestra diosa estará satisfecha el día de hoy por tantas buenas almas que le serán dadas, jajajaja.- Volvió a decir el Centauro del hacha en la mano derecha.

-No importa si morimos acá, aunque quisiera haber muerto luchando y después de encontrar a mi hija, pero la realidad que abunda es que quizás en una hora no esté vivo, pero lo que sí quiero es que sepa quiénes fueron aquellos que me llevaron a la tumba, para poder morir en paz.- Habló el Rey con una firmeza que no podía ser quebrada por ningún ser vivo en este o en otro mundo.

Los centauros se vieron los unos a los otros, y por fin aquel del hacha en la mano derecha dio algunos pasos hacia ellos.

-Yo soy Centurión, hijo de Centar el Jefe de las tropas de Centauros, nosotros somos la división de fuerza para las hazañas imposibles.- habló con mucha fuerza y convicción en sus palabras así como un orgullo que no se desprendía de su rostro.

-Bien gracias por decirlo, ya puedo morir sabiendo quien se llevó mi alma de este mundo, pero pagarán por ello, y no por matarme sino por hacerlo antes de encontrar a mi hija.- Dijo el Rey, con tristeza profunda, una melancolía indescriptible así como también los ojos llorosos.

-Tú eres el Rey humano ¿Verdad?- Cuestionó Centurión.

-Si ese soy yo, pero de mi reino solo quedan las cenizas, quería reconstruirlo pero no llegará el día que lo haga.- 

-Lo sentimos por usted, su valentía en batalla y nivel de lucha es legendario, le admiramos por eso, y también por eso usted será una gran ofrenda para nuestra Diosa, no es nada personal su majestad.- Dijo Centurión con admiración en sus ojos, los centauros admiraban el fragor en batalla de cualquier guerrero y por ello le respetaban, cuando encontraban a alguien así les era muy difícil no querer combatir con él, pero en este caso era diferente, sabían que si el Rey o Norton recuperaban su fuerza no durarían ni media hora en batalla, no podían darse el lujo de perder a unas valiosas ofrendas.

Le llevaron al altar, el tiempo transcurrió en completo silencio, sin más que acotar, las cosas estaban cada vez más tensas, de un momento a otro, los ojos del Rey y de Norton se abrieron con una expresión de sorpresa, a un lado del altar estaba una fogata con restos de un animal que los centauros habían devorado, por las plumas que quedaban a su alrededor y por la forma de sus huesos, dedujeron rápidamente ambos que era un hipogrifo, no obstante, lo que confirmó la sospechas de ambos fue ver la montura del hipogrifo, llevaba el símbolo de la princesa, en su parte izquierda, una bailarina, una pequeña figura de una mujer con sus brazo derecho extendido hacia delante y su brazo izquierdo hacia atrás, su pierna izquierda servía de apoyo mientras que la derecha estaba en el aire, con un vestido clásico, en estos días lo podemos apreciar entre las bailarinas de ballet, nadie sabía de donde había surgido ese símbolo, ella misma la había traído en antaño, pero sin importar ese era, y estaba allí.

En ese momento el Rey empezó a desesperarse y se movió de forma brusca, mientras miraba a los centauros con odio.

-¿Dónde está mi hija?- Adquirió el Rey con mucha fuerza en sus palabras, los centauros se observaron unos a otros desconcertados, pero siguieron llevando al Rey al altar, después de subir los primeros escalones los ojos del Rey se llenaron de lágrimas y no pudo evitar que cayeran en su rostro, mientras que Norton trataba de precipitarse sobre el altar, pero los centauros los mantenían encadenados, Norton había perdido su energía y no podía utilizar ninguno de sus poderes.

Mientras terminaban de ascender, sobre una mesa, colocada al centro del altar, lleno de flores realmente hermosas, con un aroma suave y agradable, frente a una estatua de oro, de una mujer cubierta por un velo en todo su cuerpo finamente tallada, además de tener unas imponentes fogatas en todos sus alrededores con una llama poderosa y muy viva, parecía que aquellas llamas de fuego realmente tenían vida, estaban sincronizadas unas con otras en su vaivén de intensidad. Además el altar era de color blanco, sin ningún tipo de techo solo aquellas imponentes columnas que algún día sostuvieron algo más que solo el cielo. 

El Rey estaba lleno de preocupación, además de tener una mirada temería hacia los centauros, aquellos que habían hecho una atrocidad frente a su hija.

-¿Por qué le hacen esto a mi hija?- Preguntó el Rey.

-¿Su hija?- Adquirió Centurión totalmente confundido, luego observó hacia la mesa, y entendió todo, una sonrisa se escapó de sus labios, tenían a la princesa y al Rey, era algo increíble la diosa estaría más que satisfecha.

-¿Qué le están haciendo?- Preguntó Norton con ira en sus ojos mientras miraba a Centurión, y trataba con las pocas fuerzas que le quedaban romper las cadenas que los mantenían casi sin movimiento alguno, pero sus esfuerzos eran en vano, realmente no podía romperlas.

-Ella es la ofrenda de vida para la Diosa Abis, es una diosa elfa pero también es nuestra adoración, es símbolo de la belleza, la lucha y el poder en una mujer y en el campo de batalla, nunca ha perdido una batalla que haya luchado, nosotros queremos tomar la tierra del norte de Columbus de las manos de los Druidas del bosque, ya muchos de nuestros guerreros están luchando ferozmente con los hombre bestia, nuestra misión es invocar a Abis y que nos ayude en la batalla, ya que nuestras tropas están perdiendo las batallas.- Añadió Centurión.

-¿Pero qué tiene que ver mi hija en todo esto?- Cuestionó el Rey con furia e impotencia.

-Esta tierra es de centauros desde antaño que fue tomada de los débiles trolls, pero después de mucho tiempo esta tierra empezó a morir y trajo consigo bestias salvajes como las hadas, nosotros queremos una tierra fértil y que este en buen estado, aunque no abandonaremos del todo esta tierra necesitamos comida y demás cosas para nosotros, por esta razón es que queremos conquistar las tierras de Columbus, con respecto a lo que tu hija tiene que ver, es solo una casualidad, fue la primera mujer joven que avistamos cuando estábamos de regreso en nuestras tierras, así que la derribamos de su hipogrifo y la utilizamos para el ritual, invocar a la Diosa Abis es difícil a menos que seas un mago ancestral, la princesa dará su vida para que la Diosa pueda venir a luchar en nuestro nombre, lo sentimos pero solo estuvo en el lugar equivocado, en el momento equivocado.- habló Centurión con una sonrisa siniestra en su rostro.

-¿Qué?- añadió Norton, destrozado por las palabras del centauro.

-Ya casi está listo, ella morirá y nuestra Diosa vendrá, y los tendrá a ustedes para darse un banquete antes de ir a la batalla.-Añadió Centurión con euforia en sus palabras, la emoción se le notaba.

El Rey ya no podía sentir el aura de su hija, no se podía saber si estaba viva o muerta, las cosas estaban realmente muy mal, todos podían sentir el miedo, y la sensación que desprendía la muerte cercana a ellos. Pero de repente las llamas se volvieron más fuertes y se apagaron era casi medio día, el sol era imponente y brillaba con intensidad, el calor aumento en todo el lugar y una atmosfera sofocante empezó a aparecer.

-Ya viene, está casi acá.- Dijo centurión con emoción.-Atenlos y déjenlos acá, mientras nosotros observamos desde el observarium, sino podemos morir acá también.- 

Los centauros se apresuraron a hacer lo que se les había ordenado, y se fueron del lugar, el observarium era un parte del altar donde cuatro antorchas azules en cada esquina permitía a los invocadores de Abis no ser comido por esta y poder realizar su petición.

Un eclipse de sol hizo que todo quedará casi oscuro, parecía un atardecer, el calor aumentaba, la princesa ya había perdido todo color en su rostro, aún no se podía saber con certeza si estaba viva o muerta, luego un fuerte viento sopló por el lugar, y del centro del altar, donde estaba la mujer de velo de oro, emergió una figura bastante parecida, que arrojo su velo al suelo, era una mujer que tenía casi todo su cuerpo descubierto, era sensual, capaz de infartar a cualquier hombre, solo llevaba consigo una especie de armadura que solo le cubría la parte superior de su pecho, donde estaban sus pronunciados senos, y otra que parecía una falda en la parte inferior que le cubría sus partes íntimas, del resto no poseía más nada.

Observó a su alrededor hasta que fijó su mirada en la mesa, se acercó y le besó la frente, luego se levantó y observó a el Rey y sus guerreros, sus rostro se llenó de alegría, se acercó a ellos, y de repente le plantó un beso al primero de los guerreros de elite, este cayó frente a la tentación, y siguió el beso, en menos de dos segundos su cabello se tornó blanco, su piel empezó a cuartearse hasta que pareció haber envejecido por completo y se convirtió en polvo. Los demás observaron la escena con terror incluso los centauros. Luego el segundo, el tercero y así hasta que consumió y devoró a los cinco guerrero élites, quería dejar lo mejor para el final, el Rey y a Norton.

Se acercó a Norton con entusiasmo, rozó sus manos por el cuerpo del guerrero noble, y cuando estaba acercando sus labios a los de Norton, se detuvo, abrió los ojos y volteo hacia la parte trasera del altar, allí un grupo de 16 individuos subía con espadas en las manos y fuerza en sus corazones, eran 14 trolls, un búho y un joven humano, todos iban con determinación hacia el altar, los centauros también los vieron, se rieron, sabían que esos pobres individuos solo habían encontrado su muerte segura, pero en cambio para el Rey y Norton esos individuos significaban esperanza.

La diosa no se preocupó y arremetió contra ellos de inmediato, pero el joven humano poseía un escudo de madera en su mano izquierda que interpuso de inmediato, la diosa golpeó el escudo y su misma fuerza la envió hacia atrás, el escudo no solo había logrado detener el ataque sino que también utilizó esa fuerza para devolver un ataque.

-Liberen a los prisioneros, y salven a la princesa.- Ordenó el joven humano, los centauros vieron con preocupación, pero sabían que no podían intervenir, además la diosa era extremadamente poderosa, nunca había perdido una batalla.

La diosa se levantó del suelo con ira, y cargó de nuevo hacia el joven con un escudo, el Rey miraba la escena con admiración, este joven se estaba enfrentado a una diosa elfa, era realmente impresionante, además de que los trolls estaban tratando de liberarlos y el búho estaba al lado de la princesa, habían llegado en el momento justo, aunque las posibilidades de ganar eran absurdamente bajas.

La diosa golpeo de nuevo el escudo, pero esta vez con un martillo que apareció en su mano sin más, el joven cayó al suelo por la fuerza del golpe, pero al tocar el suelo, varias raíces brotaron de él, y tomaron a la diosa, luego el joven tomó su espada que se iluminó y un haz de luz salió en dirección a la diosa, quien estaba a punto de terminar de soltarse, el impacto del haz la sacó fuera del altar con una fuerza increíble mientras caía al suelo.

Los centauros miraban la escena conmocionados, no sabían que hacer, no sabían si debían intervenir o no, pero las cosas no estaban nada bien, la diosa se levantó del suelo, y desapareció en el aire, los trolls aún no habían logrado liberar al Rey y a Norton, el joven del escudo rápidamente, con su espada que brillaba lanzó dos haces de luz hacía las cadenas que les liberaron de inmediato, los otros trolls junto con el búho tenían a la princesa en sus brazos, tomaron al Rey y a Norton para ayudarlos a caminar ya que estaban muy debilitados y salieron en dirección hacia la salida trasera del altar, pero el joven aún estaba atento, sabía que la diosa aún seguí por los alrededores.

De repente, un aura sofocante apareció, el eclipse no se había terminado, las llamas se encendieron nuevamente, pero con mucha más fuerza, todos empezaron a percibir que la diosa estaba molesta, y de repente todo se detuvo, un silencio retumbo en cada lugar del altar, y apareció una voz, dulce pero muy firme.

-¿Quiénes sois? Y ¿Por qué luchan contra mí? ¿Qué queréis?- Dijo la voz de la diosa Abis. 

-Usted ha sido quien nos atacó primero, nosotros subimos al altar y usted se abalanzó hacia nosotros.- Respondió el joven humano con escudo.

-Yo vine porque fui invocada, además todo aquel durante mi invocación que no sea protegido por el fuego azul es comida en tributo, pero ustedes no son comida, son fuertes como para ser comida, pero no son tan débiles, para poder devorarlos, en especial tú, joven del escudo.- 

-Nosotros no te invocamos, pero tenemos que salvar a las personas que quieres devorar y a la chica que estaba sobre la mesa, esa es nuestra misión.- Respondió el joven del escudo.

-Esa chica ya está sellada, no vivirá mucho más, solo hay dos formas de que viva, y es que yo le regrese su energía vital, o que me maten, y sinceramente, no creo que ninguna de la dos suceda.- habló la diosa con un tono de tristeza.

Los centauros observaban la escena con atención, su dignidad también dependía de ello, tarde o temprano tendrían que intervenir, solo estaban esperando el momento justo para hacerlo, todos con sus hachas en mano, era la única arma que utilizaban pero la utilizaban tan bien, que les servía como un arma de lucha cuerpo a cuerpo, o de lucha a distancia, podían derribar a un hipogrifo de un hachazo a más de 700 metros de altura, era muy hábiles y diestros con la puntería, además de que su velocidad no era ningún juego, podían correr tan rápido que podían cruzar todo un continente en menos de tres días.

-Su vida depende de nosotros y no la dejaremos morir.- respondió con firmeza el chico del escudo quién empezó a concentrar un gran poder, y solo un aura poderosa que movió todo el lugar, todos cayeron al suelo, hasta los centauros, y en eso la Diosa apareció en medio del altar, estaba allí, su poder de invisibilidad había sido neutralizado por el ataque del muchacho del escudo.

La diosa observó a su alrededor y arremetió contra él nuevamente, estaba claro que sería él la única persona en el lugar que podía hacerle frente durante el tiempo suficiente, pero también sabía que era imposible que este le venciera. 

El joven hizo brillar su espada nuevamente, la diosa se preparó para el impactó, pero en ese momento unas raíces le tomaron su pierna izquierda y la llevaron al duelo de un golpe, además de que cuando estaba en el suelo el joven del escudo le lanzó el haz de luz, el cual la impactó de forma directa nuevamente, ella se resintió, se le noto en su rostro, luego trató de colocarse de pie, pero en ese instante el escudo del joven la impactó nuevamente, y ella sintió como si su mundo diera vueltas, al tratar de recobrar el sentido ya cientos de raíces muy fuertes estaban alrededor de ella, no podía soltarse.

-¿Qué me has hecho?- Dijo con mucha rabia la diosa, la había vencido de una forma muy fácil, algo que parecía imposible. – He venido hasta acá con mis poderes intactos. ¿Cómo has logrado vencerme?- se cuestionó la Diosa.

-Ustedes en realidad son dioses porque ese es título que se les ha dado, pero al final solo son simples guerreros que parten de la primera magia del universo, sus poderes provienen del mismo lugar que los míos, y de todos los demás, vencerlos no es difícil, solo es que hay que saber cómo atacar y cuando, para poder hacer frente a la situación, realmente no es fácil hacerlo, pero tampoco imposible.- Le dijo el chico a la diosa quien lo miraba con disgusto. – Además déjame corregir algo, solo diste dos opciones, la primera que murieras, la segunda es darle tu energía, pero dices que ninguna de las dos va a pasar, y tienes razón, pero hay una tercera, la cual es que yo te quite su energía y se la devuelva a ella.- añadió el joven mientras sonreía.

El Rey estaba totalmente anonadado, esto era increíble para sus ojos, el lucho contra un dios elfo, con la mitad de su poder y casi lo mata, en cambio este lucho contra una diosa que nunca había perdido una batalla con todos sus poderes, y la venció en menos de una hora, este joven era realmente asombroso antes los ojos del Rey.

Después de un momento los centauros estaban sin palabras, su diosa invencible, estaba allí vencida, sin más, después de unos instantes Centurión recupero la consciencia, y ordenó a su tropas ayudar a la diosa, era un peligro que debían correr, los cientos de centauros corrieron tras ellos, en especial tras el joven del escudo, los trolls dieron algunos pasos hacia delante, pero se sabía que ellos no durarían mucho en el batalla, además el Rey y Norton no estaban en condiciones de luchar, y la princesa mucho menos.

En ese momento el Joven del escudo, se acercó al suelo, con sus manos lo tocó y en un instante el Rey había recuperado su energía interna, Norton también y los trolls se sentían renovados, también cientos de raíces salieron del suelo y tomaron a varios centauros que se precipitaban hacia ellos, el Rey sin su hacha estaba allí esperando la llegada de los centauros iba a luchar con puño limpio por salvar a su hija, además Norton también estaba allí, esperando para recibir a los centauros a golpes, en ese momento el tiempo parecía ir lento, los corazones latían muy rápido, un silencio estaba introducido en cada cabeza, mientras que los centauros se apresuraban hacia ellos.

Luego llegó el momento, el primer centauro, el más rápido de todos se había separado un poco del grupo e iba en dirección de unos de los trolls, quien en ese momento saltó en hacia él, su con un golpe de su espada le atravesó el pecho humano sin más, el centauro se desplomó yaciendo en el suelo, los demás centauros vieron la escena como caótica, era la primera vez que un troll vencía a un centauro y más aún de un solo golpe, pero un centauro nunca retrocedía en una batalla, y aún menos abandonarla.

Todos siguieron corriendo y tratando de luchar, pero la acción anterior se repetía nuevamente, algunos caían por golpes secos, y otros caían muertos por las espadas de los trolls, se siguió la secuencia hasta que algunos de ellos lograron traspasar la muralla de los trolls, se dirigían hacía el Rey y Norton, cuando estos por golpes llenos de rayos los detenían uno por uno, la batalla tan solo duro unos minutos, los centauros estaban todos en el suelo, derrotados por los fuertes golpes de los trolls, y del Rey y Norton.

Mientras el joven del escudo se acercó a la diosa con una sonrisa, este ya tenía miedo, podía morir a manos de ese joven, ella no era realmente una diosa, era una guerrera de otro mundo que podía ser invocada, y que por ello podía utilizar mucha energía extra, además de ser realmente poderosa. 

-Ves, no son tan fuertes como parecen, en realidad son incluso más débiles que yo.- le fijo el joven del escudo con una sonrisa en su boca, en ese momento la diosa empezó a sentir que drenaban su energía interna, y la princesa empezó a tener color nuevamente en su rostro, era realmente hermosos, y regresando a la normalidad, sus labios estaban cada vez más rosados nuevamente, además de que su cuerpo estaba empezando a reaccionar, hasta que abrió los ojos, totalmente, miró a su alrededor, hasta que observó a su padre, y le dedicó una agradable sonrisa, el Rey no perdió más tiempo y corrió a tomarla en sus brazos, el troll que la sostenía la dejo en el suelo, mientras que ella esperaba un poco para tener suficiente fuerzas en sus piernas, mientras que el Rey corría hacia ella, al tenerla de frente la abrazó con lágrimas en sus ojos, mientras la apretaba muy fuerte, fue un momento muy emotivo. 

-Padre viniste por mí, siento haberte preocupado.- Le dijo en voz baja, y muy dulce la princesa al Rey.

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