Capitulo VI La búsqueda

Capítulo VI

La Búsqueda

El general Norton era un joven hombre, de apenas veintisiete años de edad, a pesar de su corta edad tenía mucha experiencia en el campo de batalla, y su fuerza era muy descomunal, el solo podría luchar contra un ejército de unos cien hombres, era estatura promedio, ojos café claro, barba prominente y bien cortada, además de poseer un cuerpo muy atlético, era alto y musculoso, cualquier mujer que lo viera a primera vista se enamoraría de él, incluso algunas de las mujeres del ejército estaban enamoradas de él, y algunos hombres también, su aspecto rudo intimidaban a primera vista, pero al conocerle más a fondo se demostraba que era un hombre considerado, de cierta forma frágil, muy sentimental, amable y una cantidad de cualidades que lo podrían determinar como el hombre perfecto, su liderazgo trasmitido por su padre, amigo del Rey y general también, le habían dado la oportunidad de mantener a sus tropas unidas y en capacidad para poder resistir cualquier ataque que se presentará, cada hombre y mujer dentro de sus filas, estaba fuertemente armado, y muy adiestrado para la lucha, sus tropas eran las más fuertes de todo el ejército de Consoal.

Hace dos días había recibido un mensaje secreto del Rey, que le daba la orden de enviar un mensaje urgente al castillo a un hombre de confianza y fuerte, para poder comprobar una situación que estaba sucediendo, él tomo a uno de sus mejores tenientes y lo envió con su mensaje al Rey, un mensaje falso sobre la proximidad de una guerra, algo que era totalmente falso, las fuerzas de Consoal eran muy fuertes, por lo que ningún reino se había considerado merecedor de luchar contra ellos por tierra alguna, o por ninguna razón en general, así que los tiempo transcurrían en paz, algún problema interno, entre los habitantes, pero no más de eso, desde hace un tiempo, las cosas estaban más agitadas de lo normal, la naturaleza estaba muriendo considerablemente en tiempo en que debía de nacer, los animales estaban emigrando en tiempos que debían de quedarse, todas estas cosas estaban inquietando el joven general.

Ese mismo día que había enviado el mensaje estuvo ansioso durante mucho tiempo debido a que sabía que algo estaba sucediendo, tenía un presentimiento en el pecho que era totalmente cierto, pasado el mediodía dos temblores consecutivos hicieron despertar la curiosidad del general, quien ordeno que averiguaran las consecuencias de dicho evento natural que había sucedido.

Un jinete salió a caballo para evaluar los daños y traer cualquier mensaje de auxilio en caso de ser necesarios, pero en su lugar llego con el teniente Maestrus y el Rey, este último se le notaba el agotamiento a distancia.

-Señor ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué está en estas condiciones?- Preguntó Norton mientras miraba al Rey y a Maestrus en busca de respuestas.

-Señor, el Rey fue atacado por los magos ancestrales y la guardia de honor, estamos en frente a un complot para matar al Rey.- habló Maestrus con un tono de preocupación pero sin dejar de ser formal frente al general.

-Sí, esos bellacos creen que pueden deshacerse de mí fácilmente, llevándome al cielo y aislándome del resto del mundo, pues les di su merecido en el castillo, para que aprendieran a respetar un poco al Rey y su fuerza, pero Norton ¿Dónde está mi hija? Ella ya debería de haber llegado acá, la envié hacia acá junto con un hipogrifo.- añadió el Rey.

-Su hija no ha llegado señor, ni siquiera he recibido algún informe de alguna criatura voladora cerca.-respondió el general Norton con preocupación en su rostro.

Entre las elites del reino, se sabía que el Rey apreciaba mucho al general Norton y se presumía que sería él quien tomará el puesto de Rey casándose con la princesa Angie en su debido momento, incluso esto era una decisión tomada por el Rey, la princesa se casaría dentro de un par de años con Norton para dirigir el reino. Más allá de eso, Norton si estaba enamorado de la princesa, y al parecer el sentimiento era mutuo, compartían días enteros juntos a caballo recorriendo cualquier lugar del reino, les gustaba observar los atardeceres y observar a media noche la luna y las estrellas, encontrando las formas de aquellas criaturas que los ayudaban a luchar brindándoles su fuerza y poder, que cualquiera podía canalizar en combate y utilizarlo en su favor en una batalla. La princesa y el general tenían mucho en común y eran a simple vista la pareja perfecta.

-¿Qué? ¿Mi hija aún no ha llegado?- adquirió el Rey con preocupación y furia en su rostro.

En ese instante un soldado se carca a los tres y le da una inclinación de cabeza al Rey, y se para firma frente al teniente y al general.

-Señor, las tropas de la guardia de honor se están movilizando en patrullas de búsqueda por todo el reino, además algunos dragones negros están sobrevolando los cielos de Consoal, los generales Grug y Estium fueron tomados por la guardia de honor y apresados, los magos ancestrales están llevando a cabo una reunión en la plaza central del reino, las situaciones en el este y el sur están complicadas, las tropas del Rey de Columbus están acercándose a la frontera, podrán llegar en cualquier momento, el Rey de Nimbos también está haciendo lo mismo desde el Sur, y los orcos han empezado un asedio en el oeste, parecen que buscan algo que se les ha perdido pero han estado actuando de forma muy agresiva.- Dijo el soldado dirigiéndose principalmente al Rey.

Las cosas se habían agitado mucho más de la cuenta, había muchas cosas hechas un caos, y con pocos hombres fieles bajo su mando era poco lo que podía hacer, la preocupación absorbió rápidamente el rostro del Rey.

- Señor primero debemos de controlar la situación a nivel interno, encontrar a la princesa es una prioridad, organizaré un equipo de búsqueda, y nosotros partiremos con él, mientras los tenientes Maestrus y Michigan tratan de resolver la situación contra los orcos, después de tener esas situaciones controladas, podremos pedir ayuda a los elfos para poder luchar contra las fuerzas externas, los magos ancestrales y la guardia de honor esperaran un poco, pero es importante tener las tropas de nuestro lado, debemos de liberar a los generales presos y atacar Morg, pero cada segundo que cuenta es vital, luego de tener la capital bajo nuestro dominio atacar a Columbus y Nimbos. – agregó como alguien que llevará años resolviendo estas situaciones a diario.

-Tienes razón Norton, haz los preparativos cada segundo es vital.- respondió el Rey.

Sin más preámbulos las cosas se ajetrearon mucho, cada cual haciendo su parte, todos corrían de un lado a otro, preparando sus armas, sus escudos y armaduras, las cosas estaban tensas, el general daba órdenes estrictas que se llevaban a cabo al instante, esperaron a que algunas tropas cercanas se les unieran y el equipo de búsqueda con sabuesos y caballos estaba casi listo, pero no podían partir hasta que las tropas que se iban a enfrentar a los orcos partieran sin contratiempos, ellos se encontraban en la zona norte de la región central del reino, el general Norton era el encargado de proteger la frontera norte, pero por órdenes del Rey, desde hace dos días que se estaba había trasladado hacia esa zona, el equipo de búsqueda solo debía de dar con la princesa en las zonas cercanas a Valtar, porque solo esa zona separaba al centro del reino donde se encontraba el castillo y a la zona norte de la región central del reino, pero a pesar de decirse poca la zona, el terreno era realmente amplio, podrían pasarse años buscando y no encontrar nunca a la princesa, pero estos hombres tenían fe y eran caballeros valerosos todos, eran la elite de la guardia del general Norton, cinco hombres extremadamente preparados, cada uno podía luchar contra tres docenas de hombres sin sufrir daño alguno, eran realmente muy fuertes, y también tenían mucha experiencia encontrando cosas e investigando situaciones, por esos motivo, fueron los seleccionados para ayudar a buscar a la princesa.

Después de más de medio día de preparativos las tropas comandadas por los tenientes Maestrus y Michigan partieron hacia el sur, para detener a las hordas orcas, un total de treinta hombres partieron con el Rey y Norton en dirección a Valtar para poder encontrar a la princesa en aquellas áridas tierras.

Partieron a caballo a una velocidad impresionante, los caballos corrían rápidamente por el camino para llegar rápido a Valtar, tan rápido que en menos de dos horas llegaron a su destino, a los sabuesos se les mostro a cada uno un pañuelo de la princesa que le había dado al Rey antes de partir de su lado en la mañana, los perros le olfatearon y empezaron a ladrar y a buscar tratando de encontrar el rastro de la princesa, estuvieron así durante horas, tanto tiempo que ya había anochecido.

-Debemos tratar de descansar un poco, los canes no han logrado encontrar nada, y sinceramente me estoy preocupando más de lo normal, además este lugar es gigantesco, sé que mi hija aún vive, pero su aura se está debilitando, si no la encontramos rápido puede que muera.- añadió el Rey en mitad de la noche con cara de extrema preocupación y tristeza, era muy posible que perdiera a su adorada y única hija en algún lugar desconocido del mundo.

-Señor tranquilo, la encontraremos, lo prometo y la llevaremos sana y salva al castillo para que tome el trono.- Agregó Norton con una mirada de consuelo para el Rey, quien estaba muy desgastado por la energía que usó durante su batalla contra un Dios, y por no haber podido descansar casi nada, por ayudar a organizar las cosas, para poder partir a buscar a su hija lo antes posible.

Hicieron una fogata se reunieron alrededor de ella, comieron algo, alimentaron a caballos y perros y se fueron a dormir, tenían que reponer algo de fuerza, para el día siguiente partir con energía y reanudar la búsqueda. 

Aún era de noche, el sol aún no se asomaba y las estrellas aún resplandecían cuando un sonido seco despertó a todos los soldados, cuando miraron a su alrededor estaban rodeados por monos gigantes que sin perder ni un segundo les propinaron algunos golpes, los soldados rasos que estaban en despertaron murieron en seco al recibir el golpe, y los demás eran testigos como esos monos gigantes negros se tragaban a sus compañeros.

-¡Corran resguárdense, a cubierto¡- gritó Norton mientras se dirigía al Rey y tomaba su espada, su deber era proteger al Rey a toda costa, todos corrieron y se reagruparon junto al Rey, desenvainando sus espadas, los monos se lanzaron sobre ellos, pero ya estaban despiertos, y vencerlos no sería para nada fácil, Norton apuntó su espada contra las enormes bestias, y esta resplandeció en color azul, y esa luz brillante se disparó en dirección a los monos gigantes. De repente dos ya habían caído de un solo golpe, pero aparecían más, el Rey tomó su hacha e hizo lo propio, esta empezó a brillar, la lanzó hacia el suelo, y cientos de rayos brotaron de ella alcanzando a algunos monos gigantes y arrojándoles lejos, pero aun así algunos soldados no escaparon de las garras de estas enormes bestias, los caballos habían sido devorados, e igual los perros, solo quedaban unos pocos soldados y la elite del ejército, cada instante aparecían más y más monos, solo les quedaba una opción si no querían gastar su energía luchando contra ellos y era correr.

-Vámonos de acá, corramos hacia el valle, allí posiblemente le perderemos.- ordeno el Rey. Seguidamente aquellos que quedaban con vida corrieron en círculos con él protegiéndole, todos corrían desesperados, al llegar al valle, millones de hadas se lanzaron sobre ellos, la elite logró proteger al rey con un aura de fuerza extrema que repelía a las hadas, los demás murieron rápidamente siendo una agradable cena para las hadas, que después del ataque de Naim habían perdido el poder de hacerse invisibles, luego el aura de las elites que protegía al Rey empezó a debilitarse, las hadas no solo consumían al individuo en cuerpo sino también en espíritu, por esa razón las auras se debilitaban y la energía era drenada a las hadas, quienes se estaban dando un banquete.

De repente se detuvieron, los hombres pensaron que era su final, luchar contra las hadas era una muerte segura incluso para un dios, luchar contra algo que absorbía tus poderes era una muerte segura en poco tiempo, pero las hadas se habían detenido.

Entonces las millones de hadas empezaron a girar alrededor del circulo de hombres cuando unas criaturas mitad hombres y mitad caballos pasaron por entre las hadas con mucha rapidez y tomaron a los hombres y al rey, mientras corrían las hadas solo iban detrás de los humanos, y era porque la carne de centauro no les gustaba.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo