La amistad prohibida

Al bajar del Caballo, Druposqui sintió una poderosa energía, parecida a la que había sentido en el lago, mientas se colocaba frente a su caballo observó discretamente de un lado a otro, buscando la fuente de aquella energía mágica. Miro cada casa y notó la que estaba más alejada, se quedo observando aquella y a los tres miembros de aquella familia. De pronto la arpera y fuerte voz de Silver lo sobre saltó:

—Buenos días, hemos venido por los impuestos mensuales, así que tengalos preparados, pasaré por cada casa del lado izquierdo y mi hermano, pasara del lado derecho.

Una vez dicho esto Silver se movio junto con Sailer hacía su lado y Druposqui reaccionó llendo a su lado, cuando su hermano ya le llevaba dos casas de ventaja. Al pasar por cada casa noto que la persona que tenía la bolsa se la entregaba con manos temblorosa, pensó en que los aldeanos también le tenian temor a su hermano.

El Joven conde recaudaba los impuestos de la casa anterior a la de dos plantas, y camino lentamente a esta, sintiendo la energía mágica mas fuerte miró a cada uno de los miembros, de aquella familia el hombre y la mujer tenían su energía controlada, pero Druposqui, se fijó en el chico, que era tan alto como el quizas de su misma edad y tenía una energía poderosa, al llegar frente a frente ambos jóvenes se observaron.

Mupi, Abrió los ojos y reconoció al chico del lago. Y Druposqui y el se miraban con seriedad sintiendo sus energías.

Entonces el Padre de Mupi extendió una pesada bolsa a el joven y rompió la concentración de ambos chicos al informar:

—Aquí tiene Joven conde, estos son dos meses de impuestos.

Druposqui, volteó a ver a Anterio y sonriendo le dijo:

Gra…gracias

Tomo la bolsa, bastante mas pesada que las otras y uno de los soldados le ayudó, el chico hizo una reverencia en señal de despedida y se fue hacia los caballos, donde ya Silver lo esperaba, antes de montar a Fausto, volteó a ver hacía la casa de dos plantas y cruzo una última mirada con los ojos azules que tenia una muy poderosa energía mágica, antes de que este se internara a su casa.

Los hermanos de plata, subieron a sus caballos y dejaron atrás las casas de la aldea. Druposqui iba en silencio mientras pensaba en la familia de hechiceros esa energía era inconfundible, se pregunto si Silver habria sentido aquellas energías o sabría de la existencia de aquella familia. Por último ya entrando al Castillo se propuso a si mismo ser amigo de aquel chico, pensando que al ser hechicero, su hermano no tendría inconveniente en su amistad, con eso en mente bajo de su caballo sonriendo, Silver lo vió y frunció el ceño y se marcho con su lacayo. Druposqui, se quedó entrenando con Alex y le contó lo ocurrido.

En su casa, Mupi almorzaba junto a sus padres, pero el muchacho que siempre estaba hablando en aquel momento se hallaba sumergido en sus pensamientos, Su padre le preguntó con curiosidad:

—¿Te ocurre algo hijo?, no siempre hay tanto silencio.

—Papá, ¿Quién era el chico del cabello rubio platinado?—Interrigo Mupi sin hacer caso a la pregunta de su padre.

—Es Silver el actual líder del Castillo de Plata—explicó Anterios— y su hermano, es el Verdadero líder y futuro Conde del Castillo

—Así que es el futuro Conde—Susurró Mupi por lo bajo.

—¿Qué es lo que ocurre Mupi?—Preguntó su mamá repitiéndo la pregunta de su esposo.

—El otro día en el lago, vi al chico al que futuro conde—Empezó a decir el joven—Hablaba con su caballo y…—Mupi pensó un minuto—hoy pude sentir su energía, es muy poderosa.

—¡Ah!, bueno eso se debe a que los dos son poderosos hechiceros—Informó Anterio

—Entiendo, papá—agregó Mupi y luego pensó—«Así que tambien es hechicero»

—Oye, Mupi y ¿lograste hablar con el joven conde?, porque al encontrarse no pronunciaron palabras—Pregunto Anterio

—No, solo…—Mupi se sonrijo—Solo lo observe de lejos.

—Bueno quizas a la próxima hijo, puedan hablar, parece un chico solitario, no ha de ser facil estar encerrado en el Castillo.

—Sí, creo que sería genial tener un amigo parecido a mí.

Al terminar de almorzar se sentaron en la sala a descansar y conversar. Luego de un rato, el padre de Mupi se levanto e informó:

—Bueno me pondré manos a la obra con los encargos pendientes.

—Si, yo debo ir a buscar lo correspondiente de la cena—Siguió su mamá.

Me quedaré a leer, tengo unos libros sobre el poder de la tierra que me gustaría repasar para ver si logro dominarlo—Respondió Mupi ante la mirada interrogante de su mamá.

Los tres hechiceros se mantuvieron ocupados hasta la hora de la cena. En la que compartieron y hablaron de todo lo que habían hecho, esta vez Mupi no estaba callado.

La mañana desvió a la noche, con un empujón y Druposqui al amanecer de aquel día que recien despertaba, tomó a Fausto, su caballo y salió con el al lago, mientras todos en el Castillo aun dormían.

Mupi, despertó con el canto alegre de unos traviesos pájaros parados cerca de su ventana, el chico se acercó a aquella y observó el hermoso cielo a través del cristal y hermosos matices rojizo comenzaban a pintarlo, anunciando el despertar del sol. El joven hechicero, se preparó una vez listo bajo a la cocina por unos bocadillos ya que no tenía pensado regresar tan temprano, pero se sorprendió, pues su mamá se le había adelantado nuevamente y esta vez le dio dos bandejas de comida y el chico contento las tomo, beso a su madre en la mejilla y con un «Hasta luego» salió de la casa.

El movimiento que a esa hora había en la aldea era sorprendente, observó a los aldeanos, respiró el nuevo día y se fue a su lugar de entrenamiento. Ya ubicado buen alejado de la aldea, colocó las bandejas bajo la sombra de un Árbol y hizo un pequeño estiramiento, para relajar los hombros.

El joven hechicero, practico un poco el poder del viento,para corroborar que ya lo dominaba, y aprovecho la brisa que soplaba muy fuerte, sin sentir la presencia de la persona que se encontraba cerca.

Druposqui, aun estaba frente al lago pensando, como hipnotizado, pero la misma energía que había percibido en la aldea y allí, lo volvió a la realidad. Se levantó. Curioso otra vez y siguió la energía, caminando junto con Fausto, por la orilla del lago, amarró al caballo a una rama baja de un árbol cercano, cuando la presencia era mas intensa, divisó las casas de la aldea, y recordó a la familia de hechiceros y el chico de su edad, con la energía mas poderosa, se quedó recordando y observando los coloridos techos. Entonces tembló repentinamente y el Joven conde se tambaleó, nuevamente volviendo a la realidad, se sostuvo de un árbol y una sombra llamó su atención, se acercó ocultándose tras los troncos y entonces vió en un claro despejado, al chico de la aldea y lo Observo oculto.

Mupi, habia iniciado su práctica del poder de la tierra, se agacho en el suelo y con su mano totalmente extendida sobre el pasto musitó:

—Tierra tiembla— hondas de energía, se expandieron e hicieron que el suelo se moviera con estrépito, el joven hechicero, casí se cae, pero logró mantener el equilibrio, Druposqui se sostenía con fuerza del árbol. Mupi repitió el proceso, y nuevas ondas espansivas salieron de la palma del chico el suelo se estremeció nuevamente, Druposqui sin recordar que se encontraba ocultó y como quien descubre algo exclamó:

—¡Es un hechicero lo sabía!

Mupi iba a repetir el hechizo y al oir aquella exclamación, volteó a ver los árboles. Druposqui con los ojos muy abiertos se ocultó detrás del árbol parado muy derecho y rígido tapando su boca. El joven hechicero pudo sentir su energía y mirando al árbol, con amplia sonrisa, dijo:

—Se que estás ahí, tu energía te delata—siguió mirando el árbol y solicitó—Vamos sal ya.

El joven Conde se asomó por un lado del tronco y al ver que Mupi le sonreí, salió de su escondite y rascándose la cabeza tambien sonrió.

Mupi dio unos pasos y acercándose al chico extendió su mano y le dijo:

—Es un gusto conocerte, mi nombre es Mupi y pues si soy un hechicero—Sonrió mas amplio—¿cómo te llamas?

—Un placer conocerte Mupi, me llamo Druposqui—contestó el chico.

Los dos chico se estrecharon la mano 6 entonces Mupi le pregunto a Druposqui:

—¿Me acompañas a comer?

—¡Ah!, Claro con gusto—Contestó amablemente el chico.

Buscaron un área despejada cercana al lago, se sentaron y Mupi desenvolvió los envases y los coloco frente a ellos, acto seguido abrió uno y tomó uno de los bollo, luego extendió el plato a su acompañante invitándolos a tomar uno, el joven Conde, dudo un instante, pero luego tomo uno de los bollos.

Mupi tragó su tercer bocado y mirando al chico y sacando conversación, pregunto:

—Entonces ¿eres el hermano de Silver, no?

—Así es...el es mi hermano mayor—Contestó Druposqui—Pero somos muy diferentes, debido a esto no tenemos una relación fraternal muy buena.

—Mmm... Bueno, tu hermano causa temor, lo he visto amenazar a los aldeanos— alegó Mupi—aunque no debería ser así con su propia familia, eso si es muy malo. Creo que eso lo vuelve algo cruel, sin ánimo de ofender.

—No, no me ofendes—negó Druposqui—yo pienso que si se ha vuelto despreciable, su arrogancia y su abuso es nuestro mayor desacuerdo—Druposquí miró al lago pensativo y siguió—He llegado a la conclusión de que Silver me odia y aun más después de...

—¿Después de qué?—Preguntó curioso Mupi.

Druposqui, pensó por un instante si sería prudente contar a Mupi, que el era el heredero legítimo del Castillo y el elegido a Convertirse en conde, y después contestó:

—No debería hablar de esto, se supone que no debe saberse por gente externa, aunque ya hay cosas que se saben.

—Entiendo, supongo que soy aun un extraño y pues no existe tanta confianza—dijo Mupi— sin embargo, yo quiero ser tu amigo, es la primera vez que conozco que otro Hechicero, y para serlo debemos conocernos bien.

—Tienes razón, confiaré en tí pero promete que quedará entre nosotros.

—Palabra de Hechicero—respondió Mupi.

—Bien mi madre, dejó a mi hermano como general en jefe del Castillo y será líder hasta que yo tenga 21 años, a esa edad seré nombrado Conde.

—Eso es genial, lo unico malo es que no puedes serlo ahora, pero se ve que tienes madera de líder.

—Si, la verdad el último deseo de mi madre me sorprendió, sin embargo Silver se puso peor de lo que estaba—continuó Druposqui—Se ha enemistado con todos los líderes y pues a mi no me castiga cuando expreso mi desacuerdo, a veces me yace dudar de mí.

—Bueno Druposqui, soy aun muy joven para saber, de como gobernar y eso, pero desde mi perspectiva, tu serias mucho mejor líder que Silver, además creo no deberías permitir que Silver te domine y te haga sentir inferior—Opinó Mupi—Aunque “El Conde Druposqui”, si suena un poco raro.

—Tu opinión es importante Mupi—Anunció Druposqui—y si eso de conde tambien me hace sentir extraño, pero son los deseos de mi madre y debo apegarme a esa voluntad, solo espero lograr llegar a la edad, pero Silver no me deja salir y como puedo ser un buen líder si no conozco los pueblos y aldeas.

—Osea, ¿que te salistes a escondidas?—interrogó Mupi con una gran sonrisa.

—Ja, ja, ja—rió el joven conde—si, salgo a cabalgar temprano cuando mi hermano duerme, lo hago desde la muerte de mis padres.

—Genial, eres irreverente y eso te hará un gran líder—admiró Mupi.

se quedaron en silencio un rato y comieron los últimos dos bollos que quedaban en el plato. Druposqui, dió un mordisco al bollo de carne y preguntó: 

—Y ahora ¿Cuentame algo de tí? 

—Bueno mi vida no es tan interesante.

—Mmmm, yo juzgaré eso además tu dijiste que para ser amigos debemos conocernos bien ahora me toca conocer algo de tí.

—Bien, esta bien...veamos yo soy hijo único, mi madre padece una fuerte enfermedad que la dejo estéril luego de tenerme—inició Mupi— Mi familia vive desde que tengo memoria en la aldea y trabajamos vendiendo medicinas naturales, mi padre las hace.

—¡Wow!—expresó Druposqui—¿y tú, seguirás los pasos de tú padre?

—Yo...tengo otros planes, quiero salir de la aldea cuando tenga 18 años y...convertirme en el aprendiz del maestro hechicero del Castillo Dorado—Anunció Mupi.

—Ahora entiendo porqué te ví practicando tus poderes.

—Si, Practico diario, salvo cuando mi madre recae, en esos días debo ayudar a atenderla.

—Pues, a mi tú vida si me parece interesante Mupi, sobre todo por tu libertad de decidir tu destino y el hecho de no tener un hermano que te odia.

el joven hechicero solo sonrió. Conversaron un rato más y Mupi aconsejó a su nuevo amigo para que no se dejara manginear por su hermano.

Cuando el sol ya estaba en el cénit ambos chicos, regresaron a sus respectivos hogares, pero antes acordaron encontrarse al día siguiente. Druposqui Llegó al Castillo y para su suerte aun Silver no se había levantado, el chico aprovecho de cambiarse, para almorzar y cuando ya estaba en el gran comedor el mayordomo le avisó que Silver había solicitado que lo esperara, que estaría con el en 10 min. Pasado esos minutos Silver entro estruendosamente al comedor miró a Druposqui sin saludarlo, el chico se dió cuenta que su hermano lucía cansado, observo como al hacer seña a los cocineros estos de inmediato sirvieron la mesa. 

Silver comenzó a comer. Su joven hermano aun mirándolo y curioso le dijo: 

—No es normal que te pares tan tarde.

—Solo me desvelé un poco—respondió Silver con sequedad.

—Ya veo—dijo Druposqui en tono comprensivo, luego tomando un poco de puré de papa y pollo, antes de comerlo interrogó—¿Puedo preguntarte algo? 

—¿Que quieres Druposqui?—preguntó Silver con fastidio.

—¿Me dejarás salir alguna vez del Castillo?—Pregutó el chico sin rodeos y llevándose un bocado a la boca.

—No pienso que haya nada interesante afuera, hermano—Respondió Silver—Pero si tanto quieres salir, te dejaré hacerlo, pero solo tres veces por semana y porque soy muy generoso.

—¡De verdad Silver eso seria genial te lo...

—Bajo dos condiciones—Lo interrumpió bruscamente Silver—no descuides tus actividades y no no puedes entablar ninguna relación de amistad y menos con la gentuza del pueblo.

A Druposqui se le desvaneció la alegría y tratando que no se le notara su desanimo aceptó:

—Esta bien hermano.

Terminaron de comer en silencio y Druposqui se marchó a su habitación. Se encontraba tumbado en la cama pensando en las condiciones establecidas por su hermano y una de las cuales ya había desobedecido al conocer a Mupi, aunque no iba a terminar lo que podría ser una verdadera amistad, si su nuevo amigo lo aceptaba seguirían siendo amigos sin que Silver se enterara.

Antes de llegar a su casa, Mupi había pasado por una tienda comprando algunos dulces para compartir con sus padres y al llegar frente a la puerta de su casa esta se abrió y un hombre alto de bata de blanca apareció frente a él, era el medico que trataba a su mamá, el hombre lo saludó con cariño y el chico sorprendido le devolvió el saludó y al medico irse el muchacho entro rápidamente a la casa, que estaba silenciosa su corazón le retumbaba en su pecho y al ver salir a su Padre de la habitación principal que compartía con su mamá algo angustiado le preguntó:

—¿Que ocurrió papá?¿mamá se encuentra bien?

—Sí, hijo esta bien, pero...—Anterio Suspiró y mirando a su hijo le ordenó— ven pasa a la habitación.

Mupi le obedeció y al entrar vió a su madre en la cama recostada de varias almohadas, su Padre se aproximo a su mujer y le dijo a su hijo:

—Ven hijo acércate.

El chico se acercó y se dió cuenta qué su mamá lucía mas palida y al tomar la mano que la mujer le extendió, su piel estaba fría. y entonces preguntó:

—¿Que tienes mamá?¿Porque estaba el médico aquí? 

No te preocupes, mi niñó solo tuve una recaída—Respondió la mujer con tono suave— pero mi enfermedad avanza, hijo.

—¿Te vas a morir?—Preguntó el chico con ojos acuosos.

—Sí mi amor, pero aun no saben cuanto tiempo me queda—contestó la mujer soltando la mano de Mupi y deteniendo con suavidad una lágrima que comenzaba a rodar por su rostro—el médico me mando reposo y algunas recetas medicinales.

—No quiero que mueras, mamá, te quiero—Sollozó el chico.

—Yo también, hijo con todo mi corazón—dijo la hechicera simulando una sonrisa—Bueno hijo aun estoy aquí, me gustaría saber ¿Cómo te fué? 

Mupi, secó sus lágrimas, tratando de sonreir contestó:

—Conocí al hermano de Silver, hoy...

—De verdad, el parece un buen chico—intervino el padre

—Sì lo es, papá, y tiene madera de líder—continuó diciendo Mupi—Quedamos en que nos veríamos mañana para seguir hablando y practicar nuestros poderes, pero si necesitas que te ayude con mamá me quedaré—Terminó el chico.

—No hijo, tranquilo yo puedo atender a tu mamá—Negó su papá.

—Bueno, pero yo preparo las comidas hoy—Insistió Mupi.

—De acuerdo hijo.

Mupi sonrió y luego dandole un beso en la frente a su mamá y con un suave «Ya regreso». salió de la habitación, preparó un delicioso almuerzo, su mamá lo había enseñado a cocinar y con 12 años ya era un experto.

volvió a la habitación con dos bandejas de comida y su padre le ayudo, comenzaron a comer y tuvieron su almuerzo en familia como siempre. Luego de que se mamá se durmiera y viendo a su padre sumergido en su lectura, Mupi salió y fue a su habitación, tomando un cuaderno y leyendo sus notas sobre algunos hechizos.

La tarde de ese día, Druposqui tuvo varias lecciones y al final del día un fuerte entrenamiento con Alex. a pesar del duro entrenamiento, el chico logró superarlo, recibiendo felicitaciones de su instructor.

El joven conde, no había visto a su hermano en toda la tarde y el mayordomo le anunció que cenaría solo, el chico pregunto por su desaparecido hermano y le informaron que el general Silver había ido en misión de espionaje al Castillo Dorado. Druposqui caminaba al comedor molesto, preguntándose porque Silver deseaba ser enemigo de todos, en verdad no lograba entender y más coraje le daba que aquel Castillo era el lugar donde Mupi quería ser aprendiz, pero si se volvían enemigos, Mupi lo seria cuando se marchara, comía pensando en eso y frunciendo el ceño pensó «Silver siempre arruina todo».

Cuando se dirigía a su habitación, un custodio anunció la llegada de Silver. el Joven continuó su camino sin hacer caso a su hermano, pero él general lo llamó estando a pocos pasos de el. Druposqui volteó los ojos y sin esforzarse en ocultar su molestia preguntó: 

—¿Que quieres Silver? 

—¿Te pasa algo?— pregunto bruscamente su hermano al notar la molestia del chico.

—Estoy cansado, nada más.

—Bueno hermano solo quería informarte que podemos...

—Si lo que vas a decirme es que vas a atacar el Castillo Dorado, porque sus defensas son pobres, no hay suficiente guardia o cualquier otra debilidad dejame decirte que no me interesa y no estoy de acuerdo.

—¡Con que derecho te atreves a hablarme de esa forma!—Grito Silver.

—¡Tengo derecho, hermano como persona y futuro Conde del Castillo de Plata!—Exclamó Druposqui.

—Tú opinión, no me interesa Druposqui, todavía eres un mocoso y solo trato de evitar que nos ataquen—Siguió Silver con voz amenazante—No me vuelvas a hablar así o lo lamentarás.

—Hablar contigo es perder el tiempo Silver—negó Druposqui fastidiado y dándose vuelta se marchó.

—¡Druposqui no hemos terminado!¡Regresa ahora mismo!—Grito Silver—¡¡¡Druposqui!!! ¡ay!—exclamó molesto al ver que su hermano no se detenía.

La tensión se sentía en el ambiente del castillo de Plata, en la pequeña aldea reinaba la tranquilidad y ninguno de sus habitantes, sabia la tensión que entre dos hermanos había generado, y que el destino de dos chicos se había sellado gracias a la amistad inocente que apenas había iniciado.

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