Capítulo 8: Amor Juvenil

No sé cuánto debiera durar un beso, sólo sé que para mí fue maravilloso, largo, suave. Mucho mejor de lo que creí que sería.

Cuando nos separamos, nos miramos y puedo sentir que floto en una nube, de pronto recuerdo que estamos en un lugar público, la gente pasa alrededor, pero eso ahora mismo no me importa.

Me toma las manos y pone su frente contra la mía. Sólo ahora me doy cuenta de que estoy parada un peldaño más arriba que él, por eso quedamos casi a la misma altura. Es más alto que yo, sólo ahora me percato de eso y es porque nada de eso importa. Recuerdo que alguna vez dije que nunca estaría con alguien más alto que yo, porque no quería parecer llavero a su lado.

Pero, aquí estoy, junto a un chico hermoso, con ojos dorados al sol, que ahora están cerrados saboreando el momento.

Al cabo de unos minutos, él rompe el silencio, sin abrir sus ojos. Yo también los cierro, para que sentir la magia fluir entre los dos.

- Jamás creí que algo así me podría pasar – da un pequeño suspiro -. Mucho menos con lo que he vivido estos últimos meses.

- Yo tampoco – le digo imitando el suspiro -, considerando que este año no quería visitar a mi padre y me molesté cuando me pidió que le mostrara la ciudad al hijo de su amigo.

- Mira tú - me dice con diversión, abro mis ojos y me encuentro su dulce mirada, su sonrisa tímida y mis manos entre las suyas -. Las cosas que hacen los padres, yo ni siquiera sabía que hoy conocería a mi primer amor.

- Yo tampoco - respondo con una sonrisa avergonzada. De pronto algo se me viene a la mente y me arruina el momento -. No quisiera ser la que rompa la magia, pero ¿qué pasará con nosotros? Vivimos demasiado lejos el uno del otro.

- Eso ahora mismo no me importa – me acaricia el rostro con mucha suavidad -. Y para eso está el teléfono. Por lo que me has dicho, no creo que deba temer que alguien te espere allá.

- Pues así es, y creo que a ti tampoco - me quedo más tranquila. Viviré mi amor de verano y el resto del año seré la misma de siempre, y se me ocurre algo -. Tengo una idea, para que esto sea más especial aun ¿te parece si no le contamos a nadie de nosotros? Sólo a nuestros padres, claro. He visto cómo mientras más personas lo saben, se vuelve más caótico.

- Me parece una buena idea – roza mi nariz con la suya, me hace cosquillas -. Tengo un primo que, si supiera de ti, vendría sólo para robarte.

- Dudo que me conquistara – no puedo evitar reír un poco -, no podría caer ante los encantos de nadie ahora. Estoy con un chico maravilloso.

- Ja ja ja, no lo sé, puede ser muy persuasivo, pero que bien por tu chico maravilloso y afortunado.

- ¿Y tú, eres persuasivo? – me alejo un poco de él, para poder mirarlo con más detenimiento. Es realmente hermoso -.

- No lo creo - duda un poco -. No, no lo soy.

- Pero hace un rato me convenciste de besarte – su mirada parece divertida -.

- No creo que te convenciera de nada – se encoge de hombros -. Más bien creo que fue amor a primera vista y la caminata hizo lo suyo.

- Ahá, si tú lo dices - sonrío como boba, tiene razón -. Vamos a mi casa. Quiero ver a mi padre, estaba preocupado por algo. Así me cambio y podemos venir a la playa a disfrutar del mar.

- Me parece, ¿vives lejos?

- No, por esa calle directo hacia arriba – le señalo la calle que dobla hacia nuestra derecha -.

- Entonces vamos lento, quiero disfrutar la caminata con mi chica.

Nos sonreímos y me da un beso en la mejilla. Me gusta, no será de esas relaciones pegajosas donde lo único que pasa es que se besan ¡ugh!

Caminamos lento, tomados de la mano, como él quería, por la calle Prat hacia la casa de mi padre. ¡Rayos! mi padre, tengo que decirle. Espero que no sea de esos padres celosos, no tengo idea de cuál podría ser su reacción porque nunca me había interesado un chico. El "casi beso" sabe que era por curiosidad, esa vez sólo se burló. Puede que no le caiga tan mal esto.

Además, él es de cierta manera responsable de que esto pasara, al pedirme que conociera a un chico solitario de la ciudad y darme permiso de caminar con él por la playa.

En este trayecto corto hacia mi casa hablamos de lo que nos gusta. Afortunadamente le gusta la música romántica, esa de verdad, no las porquerías que tocan ahora. Su canción favorita es Me enamoré de ti, de Chayanne. Trato de recordar un poco la letra de la canción. Es preciosa.

Me mira extraño cuando le digo la mía, Awake de Josh Groban. Es más antigua que la suya, es un cantante que descubrí gracias a Los Simpson.

- ¿Quién es Josh Groban?

- Un cantante excelente, te gustará cuando lo escuches. No puedes decir que te gusta la música romántica si no lo has escuchado.

- Ok - dice dudoso -. Veremos que tal tus gustos... Es decir que, no te gustan los libros románticos, pero sí la música melosa.

-Claro, no es lo mismo. La música te lleva a cosas más simples, como la reflexión. Un libro puede cambiar tu vida.

- ¿Has encontrado alguno que lo consiguiera?

- Todavía no – me paro frente a mi casa -. Aquí es, llegamos.

Entramos a la casa en silencio, en este momento de seguro mi padre duerme su siesta veraniega, esa que tanto le urgía mientras estábamos almorzando, la que puede durar horas. Invito a Arturo a ir a la terraza, para disfrutar la brisa y descansar un poco.

- Espera un poco – le digo cuando toma asiento -, voy a cambiarme. Si quieres algo, la cocina ya sabes dónde está, el baño es la puerta de al lado por el pasillo.

- Gracias, aquí te espero.

Cuando entro a mi habitación exhalo muy fuerte apoyada a la puerta, bendita sea yo y mis chicles extrafuertes, o ese beso habría sido horrible. Miro por la ventana y me doy cuenta de que pienso en las cosas que normalmente piensan muchas chicas o ¿sólo es mi idea?

Busco mi bikini nuevo, la novedad para mí, mientras repaso todo desde que salimos del terminal pesquero y caminamos por la playa. Cuando ese niño casi me bota, cualquiera de mis compañeros me habría dejado caer para reírse de mí. Probablemente me habría ganado una foto para las múltiples redes sociales que ostentan.

Me observo en el espejo, por primera vez en mi vida me importa realmente mi apariencia física. Sacudo la cabeza para quitarme esa idea, debo seguir siendo yo, no tengo por qué cambiar sólo porque salgo con un chico adorable, hermoso, alto, podría ser modelo de algo. Podría ser mayor, aunque mi padre ya me dijo que tenemos la misma edad... Aun así, no parece que los dos tuviésemos dieciséis años.

Cojo mi bolso, protector solar y dos toallas para la playa. Miro al espejo una última vez y la niña delgada, de ojos café, pelo negro y pálida me dice que necesito un poco de sol urgente, pero ya no me siento tan valiente de usar este diminuto traje de baño... extraño los que usaba antes, bajo la camiseta. Salgo de la habitación y veo que mi padre ya ha despertado.

- Hola papi ¿cómo dormiste? – me siento nerviosa de inmediato -.

- Muy bien - dice en medio de un bostezo y estirando sus brazos -. ¿Y tú, qué haces?

- Vine a cambiarme, iré a la playa con Arturo.

- Ya... ¿y qué más? - me clava su mirada inquisitiva. Rayos, ¿sabe algo? -.

- Eh... - justo en ese momento entra Arturo, quien se queda paralizado, por favor ¡di algo! -. Voy a lavarme los dientes. Arturo ya casi estoy lista.

- OK - veo que se encoge, al cerrar la puerta del baño, escucho que habla con mi padre, pero no sé qué dicen, no quiero saber -.

Pienso en apresurarme en salir del baño, pero mejor me escondo un poco más. Esto es realmente incómodo. Creo que mejor aprovecho de ponerme protector solar en la cara y los brazos...

Luego de que pasen unos minutos, me decido a ser valiente y salir de una vez de mi escondite improvisado. No los encuentro en la sala, por lo que deben estar en la terraza. Al verme llegar, mi padre se pone de pie y me abraza.

- ¡Mi niña, por fin! - esto es demasiado embarazoso, ¿qué le dijo Arturo? -. Creí que tu abuela te había contagiado la amargura.

Me quedo helada por la sorpresa, miro a Arturo tratando de preguntar qué le dijo a mi padre. Quien responde es mi propio padre, que ahora muestra una faceta que no me esperaba.

- Arturo me pidió permiso para ser tu novio, como se hacía en mis tiempos. ¿Tú quieres?

Ay, por favor. No sé si molestarme por hacer esto sin esperarme o tirarme a sus brazos, porque debo ser honesta, esto me parece de lo más romántico que pueda existir. Y me pasó a mí, nada más ni nada menos, la chica que menos romanticismo esperaba en su vida.

- Mi nana me enseñó que ser novios es lo mismo que estar comprometidos para el matrimonio - esa es una patada en el rostro de ambos, quisiera reír, pero me contengo -. Creo que no, pololos está bien. ¿Así está bien?

Asienten los dos de forma muy lenta y mecánica. Pero poco le dura el momento a mi padre, porque nos abraza y me da un beso en el cabello. Esto es demasiado vergonzoso.

- Esto me emociona mucho, es tu primer pololo y quiso hacer lo mismo que me tocó a mí con tu nana - mira al vacío como si recordara algo amargo -. Al menos yo no le dije que era un chiquillo impertinente que quería robarse a mi hija.

Guau, esto es nuevo. Jamás supe cómo mi papá terminó junto a mi madre. Puede ser porque esa es tarea mayormente de las madres, y porque no vivo con él. Ahora que lo pienso, nunca me interesó saberlo porque estas cosas no eran lo mío.

Aunque mis intenciones eran esperar un tiempo prudente para no agarrarnos toda la radiación, no quiero quedarme aquí con mi padre despierto. Me sentiría incómoda y supongo que Arturo también. Vamos, nos conocemos hace unas horas y ya estamos pololeando. Nadie en su sano juicio haría eso.

- Bueno, me gusta la idea de que no estés molesto y te alegres por tu hija, pero ahora quiero irme a la playa. ¿Estás bien así, Arturo? - señalo su ropa -.

- Si, claro, este short es para eso precisamente.

- Pues vamos – lo tomo de la mano -, ya casi son las cinco.

- Se cuidan, tú sabes que en este tiempo suelen aumentar los hurtos en la playa – dice mi padre -. Cualquier cosa, me avisan.

- Estaba pensando en que podríamos cenar aquí todos juntos – le digo antes de irnos -. Podrías invitar al padre de Arturo y yo podría hacer pizza. Te mando un mensaje para que nos recojas en la playa y vamos a comprar los ingredientes ¿te parece papi?

- Mmm... Esa es una de las muchas razones de por qué me gusta la visita de mi hija - dice con su cara golosa mientras pasa una mano por su barriga -. Tú me avisas y yo corro.

- Ahora, vámonos a disfrutar el mar – le digo con una sonrisa a mi chico -.

- Claro. Nos vemos señor Díaz. - Le estrecha la mano de forma muy solemne, es realmente un chico raro. Me gusta. Seguro por eso se llevaron tan bien, mi padre se lleva super bien con los raros, por eso sé que estaremos bien.

Salgo primero de la terraza, tomo las cosas que había dejado en el sofá de la sala y Arturo coge las toallas. La última despida de mi padre y cruzamos el antejardín. Una vez caminando hacia la playa, me toma la mano. Me siento extraña, es algo nuevo pero agradable. Tener este contacto físico con alguien que no sea mi familia es novedoso, creo que podré acostumbrarme.

Pero, por supuesto, me hace sentir nerviosa. Hay un muchacho increíble a mi lado y está dispuesto a compartir sus sentimientos, pero yo no estoy tan convencida de eso... Pero ¿por qué? Tal vez porque no soy tan bonita. No, si fuera por eso, él no se habría fijado en mí. Entonces sé que algo anda mal en mí y tarde o temprano lo voy a arruinar, como lo he hecho toda mi vida con la gente que se ha querido acercar a mí para una amistad u otra cosa.

Probablemente, la burla de Gerardo no le ayuda mucho a mi autoestima.

Lo cierto es que pretendientes no me han faltado, pero los he ahuyentado a todos, porque no estaba dispuesta a preocuparme de los sentimientos de otros, y porque eran evidentemente una razón para que los demás me hicieran añicos con sus comentarios. Pero ¿cómo lo hizo Arturo para romper mi maldita coraza? Porque siempre he estado alerta, nunca bajaría la guardia por un rostro bonito.

- Un beso por tus pensamientos - me mira y me doy cuenta de que paramos un poco antes de llegar a la playa -.

- Lo siento, es que estoy pensando en lo que me ha sucedido en las últimas horas.

- ¿Aún no crees que estemos juntos?

- Es que... No me explico que esté con alguien como tú. Para ser honesta me he encargado de correr a toda la gente de mi vida, porque los pocos solo hicieron mella en mis sentimientos y mi seguridad, es por eso por lo que no tengo amigos.

- Y... - baja la mirada, veo su miedo - Deseas terminar esto ahora, ¿verdad?

- ¡No! claro que no, es sólo que...

- Tienes miedo de haber bajado la guardia con la persona incorrecta.

- Si, ¿cómo lo sabes?

- Porque puedo verlo en tus ojos y es lo mismo que yo siento – me acaricia la mejilla y yo me dejo llevar por esa hermosa sensación -. Pero creo tener la respuesta, al menos una parte.

- Pues bien, señor – le digo sonriendo y mirando directo a sus ojos -, dígame por qué estamos juntos.

- Porque los dos sufrimos o hemos sufrido por algo similar, eso nos conectó de una manera y podemos ser sinceros el uno con el otro – apoya su frente sobre la mía -. Nunca dejes de decirme lo que sientes, porque en verdad me gustas y quiero tener algo hermoso e inolvidable contigo.

- Pero para mí es difícil, porque nunca he tenido que hacerlo.

- Pues ahora ya debes dejar salir todo eso. ¿Sabes? las parejas no sólo son para besarse y comer juntos, también pueden apoyarse y contarse secretos. Quiero que tú seas mi primer amor, si no funciona que los demás sean para olvidarte.

- Ja ja ja, ok. Eso lo sacaste de una canción.

- Tal vez – sonríe -, pero no quiere decir que no es lo que siento en verdad - me toma las manos y las besa suavemente, mirándome fijamente -. Estella, eres especial, nunca pienses lo contrario. Eres la chica más bella, desde el interior hasta esos ojos hermosos llenos de dolor.

Se acerca y me besa suavemente, puedo sentir en el que hay algo más que un "me gustas", es demasiado intenso. Pero debo equivocarme, de seguro, porque no puede haber verdadero amor en menos de un día... ¿o sí?

Cuando se aparta, me mira y me dice con su mirada que todo estará bien, y le creo. Le creo porque le transmito lo mismo con la mía. Retomamos el camino en silencio, tomados de la mano y sonriendo con sinceridad por esto que estamos viviendo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo