Capítulo 2

El silencio que había en esa celda fue suficiente para que Jean se diera cuenta de que había abierto demás de la boca. Ese humano no necesitaba saber lo que no le había contado a nadie desde que tenía veinte años. El otro humano siguió curando su herida hasta que salió en silencio.

Él, tomó la sabana y se tapó de pies a cabeza para quitar el frio que estaba sintiendo, odiaba mostrarse débil ante las personas... prácticamente odiaba a todo el mundo por ser débiles. Las horas pasaron, y sólo le habían llevado comida que no había probado por tener el orgullo en lo más alto. Aunque su estómago pidiera comida, no cedería, eso jamás.

Se puso de pie con algo de dificultad y tomó el agua que le habían llevado, y la comida la lanzó por el mismo hueco por el cual la había entrado. Subió nuevamente en la cama y terminó por perder el conocimiento.

Kros veía como el humano se movía por la habitación, con lo que le dijo no estaba seguro de si podía dominar a alguien que odiaba con tanto impulso a los híbridos que ahora dominaban. Los humanos los habían tratado con asco, como objetos sexuales, esclavos y lo peor de todo es que los mataban cuando ya no los necesitaban, hasta que tres híbridos decidieron tomar el control, creando un movimiento que terminó con gran parte de la raza humana.

Los humanos los crearon y ellos los híbridos, acabaron ellos; tan sencillo como suena. Kros sólo era un árabe que fue encontrado por el presidente Abdel.

Él ni siquiera sabía porque razón estaba al mando de todo el lugar... aunque, era divertido ver a los humanos recibir órdenes por parte de él. Sin embargo, estaba ese humano que se doblegaba ante nadie y lo más gracioso era que en menos de veinticuatro horas tenía una marca por salarle su comida.

— ¿Por qué lo marcaste? — preguntó Walid, entrando como si nada a la habitación de vigilancia — Parece como si se fuese a morir...

— Debía de darle un escarmiento — sintió la mano del humano en su hombro — Si se muere, no es mi problema...

— Los híbridos mataron a su hijo — Kros lo miró, rápidamente — Creo que es una de las razones por las que debes de investigarlo... es justificable el que los odie, yo lo haría.

— ¿Te dijo algo más?

— Que prefiere morir antes de ser tu esclavo o de cualquier otro hibrido — se encogió de hombros — Él me agrada.

— Te agrada porque es lo que tú nunca volverás a ser — Walid frunció los labios — Lo siento, no debí de decirte algo como eso.

— Descuida, la experiencia hace al maestro... y yo no tengo nada de experiencia — le sonrió, sin mostrarle los dientes — No hagas cosas estúpidas con él... puede que tenga su historia con uno de los híbridos que existieron en el pasado...

— Investigaré sobre eso, ahora quiero estar solo.

— No te masturbes...

— Walid, no vayas por ahí.

— Bien, haré algo por ti — señaló la pantalla — Trataré de que coma algo.

— No tienes que hacerlo...

— Lo haré, sólo sino me toca.

Kros asintió, dándole la espalda mientras el humano salía de la habitación. Ese tal Jean tenía historia antigua con las personas de su entorno. Se puso de pie y caminó hacia su habitación, ya sabía lo que haría para que ese chico dejara de llevarle la contraria. Lo haría su esclavo personal, así aprendería de una vez por todas que con él no debía de meterse.

Dos días más tarde, Jean fue dejado en la habitación de los esclavos. Rápidamente, su único amigo se acercó a él al verlo en ese estado tan deplorable.

— Me tenías tan asustado, Jean — Luca tomó su rostro entre sus manos — ¿Cómo te encuentras?

— Agotado — le sonrió, sin ganas — ¿Y tú?

— Estoy bien — lo arropó — Aquí ya eres una leyenda, querido amigo.

— ¿Uh?

— Nadie se había metido jamás con la comida de un híbrido, fuiste el primero en meterse con la comida de esos odiosos dueños que tenemos — acarició su rostro — Eres alguien fuerte, estoy seguro de todos deben de tenerte miedo.

— Créeme que es lo último que quiero en éste momento.

— Duerme, debes de hacerlo — besó su frente — Aun no estás listo para morir.

— Nadie está listo para morir, Luca. Sólo estamos listos para que la vida haga lo que desee con nosotros.

Luca lo miró con pena, y en ese momento los guardias entraron por ellos, dejando a Jean descansar.

Walid entró a la habitación con una bandeja llena de comida y la puso en el piso, viéndolo con los ojos entrecerrados. Se preguntaba quién era ese humano que parecía tener el mundo a sus pies, sólo sino trataba de tocarlo demás.

— No voy a tocarte — su voz sonó ronca — Pero eres una cosita con un pasado horrible, igual que el mío, ¿O me equivoco?

— No, estás en lo correcto — lo ayudó a sentarse en la cama — Pero no me has contado sobre tu pasado, tampoco te contaré el mío.

— Te dije lo principal — hizo una mueca, cuando un fuerte dolor atravesó su cadera — Pero no me has contado porque odias el contacto con las personas.

— Antes de que Kros me encontrara... era un esclavo de unos híbridos que me usaban como... como un objeto sexual — su voz se quebró — Él me compró y me hizo su... me hizo su acompañante, nada sexual.

— ¿Cómo que nada sexual? ¿Entonces fuiste su obra de caridad?

— Algo así... él no es una mala persona — se encogió de hombros — Tú lo haces una mala persona.

— ¿Yo? — Se burló — Apenas llevo tres días en éste infierno y ese ser miserable puso su marca en mí sin pedirme permiso.

— Bueno, en eso no puedo meterme — tomó la bandeja que había colocado en el piso — Nadie sabe que estoy aquí.

— No somos amigos — dejó que dejara la bandeja en sus piernas — Pero tampoco quiero que seamos enemigos porque tu héroe no me cae bien.

— Siento lo que te ha pasado... — dijo, despacio — Tu hijo no merecía morir a manos de los híbridos.

— Ni siquiera pude tenerlo en mis brazos el tiempo que quería — rió, sin humor — Pero de todos modos, gracias.

— No sé qué tipo de dolor puedes sentir al perder a tu hijo...

— Era lo único bueno que tenía en esta vida — movió la sopa con la cuchara — Ni siquiera puedo pedir justicia por él.

— Sí puedes hacerlo...

— ¿En un puto mundo en donde somos los esclavos de los híbridos? — Casi le gruñe — No me digas.

— Tienes razón — le sonrió, a medias — Mi vida tampoco tiene justicia.

— Las cosas como son...

Jean se quedó solo después de un rato, Walid no se había acercado mucho a él por el temor que sentía al sentir el contacto de las personas que no le producían confianza.

Salió de la habitación cuando fue buscado por unos guardias... mejor dicho fue arrastrado a las duchas y bañado de la misma manera que el primer día que llegó a ese lugar, ni siquiera le habían dado una toalla limpia o alguna cosa que pudiese usar.

Los demás esclavos lo miraban con pena, mientras hacían sus labores. No podían mirarlo sin sentir remordimiento... el chico era el héroe de todos, simplemente porque había jugado a su manera con lo más sagrado de esas personas.

Ni porque se sentía débil por la fiebre que había vuelto lo podían tratar con cariño o algo de delicadeza. Fue empujado dentro de una espaciosa habitación y antes de que pudiese desear salir la puerta fue cerrada por una mano, luego de eso, fue empujado hacia atrás dándose un fuerte golpe que lo dejó atontado.

— Siempre creí que los humanos eran patéticos, pero tú te llevas el premio — Kros se puso de cuclillas muy cerca del humano — Se enferman de cualquier cosa.

— Púdrete, estúpido híbrido — le escupió en la cara — ¿Por qué no terminas por matarme?

— ¿Por qué no eres sumiso como los demás? — Jean lo miró confundido — No acatas mis órdenes, ni siquiera porque puse mi nombre en ti — quitó el cabello de éste de su rostro — Sé perfectamente que han pasado tres días, pero eso no quiere decir que debas de seguir mirándome de esa manera... como si no me tuvieras miedo.

— Es que no te tengo miedo — alejó la mano del híbrido — De la misma manera en la que te produzco asco, de esa manera también lo haces tú.

— Eso lo hace mucho más interesante...

— ¿Me vas a castigar con tu cola, leoncito? — Kros apretó la mandíbula — Ustedes los híbridos alfas son una basura, usan de su maldito poder para lograr lo que desean y cuando ya no nos necesitan, no desechan como basura...

— Por lo que me estás contando, uno de mi especie te partió el corazón — hizo un puchero — Pero descuida, con la ayuda de mi cola, haré que te doblegues ante mí.

— Claro que vas a lograrlo, por el simple hecho de que ni siquiera puedo moverme por mi mismo — eso logró que el hibrido riera — Ojalá que te mueras, maldito.

— Repito — le guiñó un ojo — No moriré, somos lo mejor que los humanos han creado, de la única forma en la que podemos morir es si somos asesinados... por alguna parte de nuestro cuerpo.

— Ese es un dato que usaré para vengarme de ti.

Kros se puso de pie, ese humano lo sacaba de sus casillas. Tomó al menor del cabello, y lo arrastró hacia la cama, donde lo dejó en el piso. Le arrancó el collar que le habían puesto y buscó otro, que era un más pequeño que el anterior.

— Ahora si llevarás mi nombre en todo tu cuerpo — lo apretó demás — Espero que no se te ocurra el querer escapar de mí, humano.

— Primero voy a matarte, hibrido asqueroso — gruñó — Sino termino por matarme.

—No dejaré que escapes de mi — se alejó — Ponte esto, no quiero que andes desnudo en mi casa.

— No parecía que te molestara...

— Me estás sacando de mis casillas — golpeó su rostro con el puño cerrado — La paciencia que tengo la terminas por matar cada vez que abres la boca

— Pues mátame, de formas no tengo deseos de vivir en donde yo deba de ser el esclavo...

— Voy a dominarte a mi uso y antojo — tomó al menor del mentón — Y me suplicarás por más.

— No estaría tan seguro de eso — rió — No...

— ¿Quieres apostar? — Jean frunció el ceño — A cambio te daré lo que me pidas.

— Quiero mi libertad absoluta, que nadie trate de tenerme como esclavo... sino logras dominarme en un lapso de un año... — se pasó la lengua por los labios — Seré libre, y si tú me dominas, seré tuyo para lo que desees hacerme.

— Acepto.

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