VIII — El mejor postor

— ¿A que se refiere? — cuestione entrecerrando los ojos.

— Mira, hay una forma de que obtengamos ese dinero — se levanto y camino hacia donde estaba yo — como sabes hay clientes potenciales en este lugar, a los cuales, si complaces, puedes obtener múltiples beneficios. Entre ellos algo monetario.

— ¿Y que debo de hacer? — solté la pregunta sin pensar. Con su mano acaricio mi rostro delineando cada parte de él, su toque me provoco escalofríos en toda mi columna.

— Es simple, esta noche iremos a otro evento un tanto diferente al Bourlesque, pero es aquí mismo en el club. Si aceptas cooperar conmigo, pagare el tratamiento de tu hermano y a cambio renovaremos ese contrato que ya habíamos firmado y no solo eso la remuneración será aun mejor de lo que crees — sus palabras fueron como música para mis oídos, sinceramente no escuche otra cosa más que “Yo pagare el tratamiento de tu hermano”

— Hare cualquier cosa que me pida, pero por favor présteme el dinero para salvar la vida de mi hermano. — mi voz era desesperada, no me imagine encontrar una salida tan rápido que sentí a Karen como un ángel enviado a ayudarme.

— Excelente preciosa, sabia que no dudarías en aceptar — pellizco mi mejilla y camino hacia uno de sus cajones sacando otro de esos folders negros que había ya visto antes — tienes un hermoso rostro y debemos sacarle provecho.

— Gracias… — musite aun observando sus acciones. ¿Qué estaba haciendo? ¿En que mas me estaba metiendo? Comencé a preguntarme en mis adentros.

— Este contrato te da una exclusividad conmigo y con mi socia Margaret Mann, si aceptas todas tus deudas son liquidadas a cambio de que sirvas al mejor postor. Si la cantidad que este ofrezca por ti es mayor a tus deudas te quedas con el 20% de lo que sobre, si no es así, tendrás que hacer labores extras para que el y con eso liquidar tu deuda.

— ¿Qué tipo de labores debo hacer? — pregunte nerviosa.

— Nada que valla a afectar tu dignidad, pero debes ser obediente a el o si no habrá problemas con el pago de tus deudas — me extendió la carpeta y nuevamente esa pluma dorada hacia su aparición — ¿Estas dentro Vanessa? Con esto puedes salvar la vida de tu hermano y de tu padre, quien sabes que está enfermo también…

— ¿Mi padre? ¿Cómo sabe de el? — le cuestione y ella solo mostraba esa sonrisa.

— Es mi deber conocer las dificultades de mis chicas, no te asustes, lo hago por tu bien. Sabes que me importas ¿Verdad?

— Si, perdóneme solo estoy muy angustiada.

— Te entiendo, pero piénsalo Vanessa, con esto libraras a tu familia del yugo de la opresión del estado, le darás a tu hermano un nuevo corazón y a tu padre una mejor calidad de vida donde solo trabajen para obtener el alimento y las comodidades que merecen — mis ojos brillaron ante sus palabras, tenia razón, debía hacerlo… por mi familia.

Respire hondo y puse mi nombre en las líneas correspondientes, no sabia hasta donde me llevaría esta decisión, solo quería que mi familia estuviera bien aun si yo me tenia que sacrificar por ellos.

— Excelente mi joyita, acompáñame que requiero que estés muy bien arreglada para esta noche, ¡Brayton! Lleva a Vanessa con mi estilista, dile que debe estar muy bien presentable para ver a Margaret — se levanto de su silla mientras su fiel lacayo entraba a la oficina, yo aún seguía en shock y solo sentí como este me tomo del brazo delicadamente y me llevo fuera del despacho.

Ahora que lo pensaba nunca lo había escuchado hablar, mire hacia la dirección de Karen, esta me decía adiós con la mano y una sonrisa elegante en su rostro. Sentí que me había vendido de alguna forma, pero, la paz de saber que los gastos de mi familia estaban cubiertos desecho todo pensamiento externo.

El estilista me arreglo como Karen lo pidió, usaba un vestido color azul rey con incrustaciones de diamantes. Un collar alrededor de mi cuello y aretes del mismo juego, justo tonalidad azul. Mi cabello negro caía sobre mis hombros y mis ojos estaban delineados de tal forma que me sentía diferente, esta no era la Vanessa que yo conocía.

— Te vez hermosa mi Vanessa, vamos nena es hora de la verdad — ella iba vestida con un conjunto rojo pegado al cuerpo, blusa blanca debajo del saco rojo que la hacían ver como una empresaria sumamente poderosa.

— ¿De verdad no me pasara nada malo Señorita Roux? — pregunte.

— No, estarás a salvo…

Me llevo de la mano hacia una puerta en el club que nunca había visto, bajamos hasta un estacionamiento subterráneo donde había dos camionetas ahí esperándonos, nos subimos y mi corazón latía con mucha fuerza pues mi destino era desconocido.

Llegamos a una mansión no muy lejos del centro de Nueva York, las luces iluminaban la entrada de esta, había muchas personas que entraban y salían de ella. Entramos al lugar y era como una gran cena donde los más ricos venían a apostar su dinero o mas bien a gastarlo sin piedad.

— Ven hermosa, déjame presentarte a mi socia Margaret… Margaret ella es Vanessa Dumount mi joyita de la que te hable — Karen me presento a una mujer muy hermosa, rubia como ella, ojos azules y una mirada sumamente penetrante, podía sentir el peligro emanar de ella.

— Mucho gusto hermosa, un placer tenerte aquí esta noche. Estoy segura de que serás el premio mayor — con sus dedos acaricio mi rostro casi rasguñándome, quería alejarme de ella aun sin saber por qué.

— No la asustes Margaret, deja que se relaje.

— Mucho gusto señorita es un placer — conteste por fin.

— Genial no es muda, bien Karen ya empezara el evento, tu sabes a donde debes de llevarla — Karen asintió y me tomo del brazo guiándome entre la multitud, me presento ante muchas personas como la joya de la noche lo que me provoco un tanto de miedo.

En una de esas tantas vueltas quedé Frente a frente de un hombre,  este contempló cada rincón de mi cuerpo, hasta que terminó en mis ojos, en sus labios se formó una sonrisa ladina, que provocó una colisión en mí, jamás creí ver un hombre tan guapo en mi vida, su cabello negro perfectamente peinado, sus facciones eran perfectas, mandíbula muy fina y cuadrada sin barba, labios carnosos y unos feroces ojos negros. En un traje gris acentuado a su musculoso cuerpo, tuve que levantar mi cabeza para verlo a los ojos, ya que de por sí era muy alto.

Sentí que ya lo había visto en algún lado, esos ojos de tigre me observaban con detenimiento sin igual, no negare que me sentí atraída en ese instante por él, era literalmente el hombre mas guapo que yo alguna vez haya visto.

— Vernon, no pensé verte tan pronto por aquí — escuché como Karen lo llamaba.

— Solo pasaba, estaré en el Lobby esperando lo que me prometiste — Karen le sonrió tocando su hombro. Sus ojos se posaron en mi y no se por que sentí que yo era lo que le prometieron.

— Sabes que así será, solo se paciente — le guiño el ojo y me tomo del brazo nuevamente — vamos preciosa ya casi es hora del show y estoy segura de que obtendrás un buen postor.

Me abrazo por los hombros y me llevo hasta donde había una fila de chicas como yo, todas estaban entre los 20 y 25 años, o eso pensaba. Vestían trajes sumamente hermosos, vestidos escotados que demostraban la hermosa figura que poseían.

— Ella ira después de mi sorpresa Karen — la voz de Margaret nos hizo voltear a verla — sabes que siempre llevo la delantera.

— No hay de que preocuparse, mi joyita ya tiene el cielo ganado — susurro en mi oído, tuve miedo en ese momento al ver a todas las demás chicas y es ahí cuando realmente caí en la cuenta de lo que estaba por suceder, me estaban vendido junto con ellas.

— ¡Damos inicio a la Subasta de esta noche! ¡Que el mejor postor… gane el mejor premio!

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