Capitulo 3

Lo sigo por el pasillo que se fue Luis y abre una puerta, la oficina es bastante grande, se sienta y me hace una seña para que me siente.

—Y bien Tris ¿que tipo de trabajo estás buscando?

—De preferencia como mesera.

—¿Se puede saber porqué? Con ese cuerpo y esa cara ganarías mucho dinero bailando.

—No soy buena para el baile, no tengo coordinación.

El sonríe.  

—Pues si te animas con el tiempo, me avisas.

—Claro.

—Si tengo una vacante de mesera, pero necesito que empieces hoy mismo.

—Me parece muy bien.

—Tienes que usar un uniforme.

—No tengo ningún problema con eso.

Me explica lo del horario, cuanto me van a pagar,  y como funciona lo de las propinas, lleno una solicitud y me entrega una tarjeta.

—Aquí puedes recoger el uniforme, ese corre por nuestra cuenta, yo llamaré para que te lo den sin ningún problema.

—¿Entonces empezaré hoy? 

—Bueno se que no estás vestida de la forma adecuada pero me gustaría que si empezaras hoy, no tenemos mucho personal.

—Por mi está bien.

—Tengo que aclararte algo, depende de ti si quieres irte con algún cliente, nosotros no tenemos nada que ver en eso, mientras estés aquí no pueden tocarte, los guardias se encargan de eso.

—Perfecto.

—Tenemos una área restringida, hay meseras encargadas de ese lugar así que no tendrías porque encargarte de eso.

Eso de área restringida me da mucha curiosidad.

—Ve con Luis él te explicará todo lo que tienes que hacer.

—Gracias Sr. Carusso.

—Oh no Tris, llámame Fabrizio.

Es agradable pero un poco presumido, aunque no es feo se siente de más guapo, se acerca a mi y me sonríe.

—Eres muy hermosa, tal vez tengamos muchos problemas con los clientes por ti.

Yo doy unos pasos para atrás y le sonrío.

—Espero que no, realmente necesito el empleo.

Salgo de la oficina y sigo por el pasillo hasta llegar de nuevo a la barra.

—¿Y bien Tris cómo te fue? 

—Empiezo hoy.

—Me alegro, aunque conociendo a Fabrizio era imposible que no te contratara.

—¿Porqué lo dices? 

—Nunca desaprovecha la oportunidad de estar cerca de una mujer hermosa, tratará de convencerte de que bailes ya veras.

—No creo que lo logre, tengo dos pies izquierdos.

Luis me sonríe.

—Ganarías muy bien y si haces privados sacas más del doble.

—¿Bailes privados? 

—Si, aunque si te gustan cosas más rudas.

Señala la puerta que tiene un látigo dibujado.

—Detrás de esa puerta ganarías mucho más.

—¿Cosas rudas? 

Se acerca mucho a mi para decirme, antes de que lo haga llega Fabrizio y nos interrumpe.

—Tris puedes ir a los camerinos de las chicas, te prestarán un uniforme para hoy.

—Claro ¿dónde están los camerinos? 

Señala el pasillo por donde queda su oficina.

—Por ahí al final del pasillo.

Sigo sus indicaciones y llego al camerino, en cuanto entro las chicas me ven molestas, me observan de arriba a abajo sin disimular, hay una chica muy bonita y agradable que se acerca a mi.

—Hola soy Katy.

—¿Katy la hermana de Dany? 

—Si ¿lo conoces? 

—Acabo de llegar a vivir en sus apartamentos.

Ella sonríe.

—No son sus apartamentos, ahí vivimos y él se encarga de todo.

—Bueno si a eso me refería.

—¿Vas a bailar aquí? 

Hay una chica que tiene un gran cuerpo, es morena y está arreglándose, al escuchar eso voltea a verme de inmediato.

—No, seré mesera.

—Vaya con ese cuerpo pensé que nos quitarías toda la atención.

Yo le sonrío.

—Me mando Fabrizio a recoger un uniforme.

La chica morena se acerca a mi.

—¿Fabrizio? Es el Sr. Carusso.

—Bueno él personalmente me pidió que lo llamara por su nombre.

Katy regresa con el uniforme.

—Basta Astrid déjala en paz.

La tal Astrid regresa a seguirse maquillando.

—No le hagas caso, se cree la dueña del bar.

—¿Tiene algo con Fabrizio?

Katy se pone roja.

—No, ella tira mucho más alto, quiere a Enzo.

—¿Enzo? 

—Si, es el medio hermano de Fabrizio, él tiene muchos negocios así que tiene mucho más dinero que Fabrizio, es más, tiene más dinero hasta que el mismo padre de ambos el Sr. Carusso.

—¿Y él también viene aquí? 

—De vez en cuando, sólo al área restringida al parecer es lo único que le gusta de este bar.

Vaya mi primera noche y ya tengo algo de información, me voy al vestidor y me pongo el uniforme, pantalón negro de cuero y la blusa es roja, la parte de enfrente es tapada hasta el cuello, aunque no tiene espalda, tiene una especie de cola en la parte de la cintura, cuando estoy lista no me veo tan mal, suerte que hay aire acondicionado si no con este pantalón me iba a derretir.

Cuando salgo Katy se acerca a mi.

—Oye pero que guapa te vez, robarás muchos suspiros está noche y sólo enseñando la espalda.

—Gracias.

—¿Quieres retocarte el maquillaje? 

—Si un poco.

Me acerco al espejo y saco de mi bolsa mi maquillaje, me recojo el cabello y me pongo los labios rojos, Astrid voltea a verme con recelo.

—No durarás mucho aquí, te vez demasiado ingenua para este tipo de antro.

Yo le sonrío.

—Te podrías sorprender.

—Todas dicen lo mismo hasta que un cliente borracho se pasa de listo y salen llorando como niñas.

—Astrid te aseguro que no pretendo ser competencia para nadie, sólo necesito trabajar.

Ella tuerce la boca y sale del camerino.

—¿Oye no me dijiste tú nombre?

—Soy Tris.

—Bueno mucho gusto Tris y es mejor que no le hagas caso a Astrid, siempre se porta así con las nuevas, sobre todo si cree que pueden quitarle su lugar.

Yo sonrío, salgo del camerino y llego a la barra con Luis.

—Vaya Tris, a nadie le queda así el uniforme.

—Gracias.

—A Fabrizio se le caerá la baba.

—Bueno dime que tengo que hacer.

—Mira esté es el mapa de las mesas, a ti te tocará el área B, son pocas mesas pero son clientes adinerados así que siempre están pidiendo bebidas.

—Muy bien.

Me entrega una charola, una libreta y una pluma para tomar las ordenes, cuando entro al área que me tocó me quedo sorprendida, uno de los narcotraficantes más buscados por la DEA está sentado platicando con Fabrizio, me acerco para tomarles la orden y Fabrizio se sorprende.

—Wow Tris, ese uniforme te queda perfecto.

Su amigo sonríe.

—Pero que belleza de mujer, tú no deberías estar aquí tomando órdenes, deberías estar en mi casa como toda una reyna.

Yo le sonrío.

—Fabrizio creo que vendré a visitarte más seguido.

Después de que me dicen mil y un piropos por fin puedo tomar sus órdenes, paso la mayor parte de la noche atendiéndolos a ellos, cuando por fin se llega la hora de salida me siento agotada, voy a los camerinos y me pongo mi ropa, me llevo el uniforme para lavarlo y cuando voy saliendo del bar me encuentro con Fabrizio en su coche, trae un Mercedez Benz deportivo en color negro, se ve bastante nuevo.

—¿Tris no quieres que te lleve a tú casa?

—No Fabrizio no es necesario, vivo muy cerca.

En eso sale Katy.

—Que bueno que te alcance para irnos juntas.

—Bueno nos vemos en la noches chicas.

Sale patinando su coche.

—¿Sabes cuánto cuesta un coche como ese? 

—No Katy, pero me lo imagino.

—Fabrizio es buen jefe, pero es un presumido.

—¿Y su papá viene al bar? 

—Si pero sólo lo hace dos veces al mes para reunirse con unos socios que tiene.

Llegamos a los apartamentos y ella se despide.

—Bueno yo estoy super cansada, nos vemos más tarde, si quieres nos vamos juntas.

—Claro.

Entro al apartamento y Benji tiene el desayuno listo.

—Eres un sol.

—Te compre despensa, como las puertas de nuestros apartamentos están muy cerca nadie me vio entrar así que no te preocupes.

—No me preocupo, sé que eres muy cuidadoso, estoy agotada, pero tengo mucha información.

Mientras desayunamos le doy toda la información y él toma nota.

—Me encargaré de pasar el informe.

—Gracias Benji.

—¿Oye el hermano como dices que se llama?

—Enzo.

—No tengo información de él, voy a investigarlo.

—Bueno yo me voy a dormir, eso de ser mesera es un suplicio.

—Tienes la opción de ponerte a bailar.

—Muy gracioso, por cierto revisa mi bolsa para que veas las propinas que saque esta noche.

Benji abre la bolsa y grita.

—¿Qué? Pero de que me sirvió estudiar tanto si ganaría más como mesero.

—Lo dudo, no eres pelirrojo.

Los dos sonreímos y entro a mi habitación, me quito la ropa y me quedo dormida de inmediato.

Despierto algo tarde, por lo que me doy una ducha rápida y me voy a recoger los uniformes, me entregan tres, regreso al apartamento y me preparo algo de comer, estoy recogiendo la mesa cuando tocan la puerta.

—Tris, soy Katy ya es hora de irnos.

—Voy Katy.

Recojo mi bolsa y me llevo uno de los uniformes, cuando salgo ella está embobada viendo para el otro lado, volteo y Benji va entrando a su apartamento.

—Katy.

—Si vámonos Tris, viste al nuevo vecino, también llego ayer.

—No me fije.

—Es un bombón, creo que yo con un hombre así si me casaba y tenía muchos hijos.

Yo sonrío.

—¿Cuantos años tienes Katy? 

—23 ¿y tú?

—28.

—¿Enserio? 

—Si.

—No pareces de 28, pensé que éramos de la misma edad.

—¿Estás estudiando? 

—No por ahora, Dany y yo nos quedamos solos y tuvimos que trabajar.

—Lo siento.

—No te preocupes creo que juntos lo estamos superando y si te preguntas porque bailo, es porque estamos ahorrando dinero para comprar los apartamentos.

—Vaya eso esta muy bien.

Llegamos al bar y entramos directo al camerino.

—Hay una manera de ganar un poco más, pero yo no me he atrevido a hacerlo.

—¿Cuál es? 

En eso llegan las demás chicas y empiezan a prepararse, ya que estoy lista me acerco a la barra con Luis para que me de las indicaciones para está noche, así van pasando los días y tenemos mucha información muy valiosa, pero parece que esto es mucho más complicado por lo que tendré que seguir trabando en el bar por unos días más, Benji no ha podido ir a mi apartamento porque Katy lo vigila todo el tiempo, así que nos pasamos toda la información por teléfono, son líneas seguras que sabemos que no dejarán ningún rastro, hoy es la última noche que trabajo y por fin tendré dos noches de descanso.

Cuando llegamos Katy y yo al bar Luis me detiene.

—Tris necesito pedirte un favor.

—Si, lo que sea.

—Ve a ponerte el uniforme y regresas para explicarte.

Termino de arreglarme y cuando vuelvo a la barra Luis tiene una botella lista, una cubeta de hielo y un vaso.

—¿A dónde llevo este pedido?

El suspira y señala la puerta del látigo.

—El Sr. Carusso está en la habitación número 5, cuando entres no digas nada sólo le sirves dos cubos de hielo y tres cuartos de whisky, no le gusta que lo interrumpan mientras está ahí, la mesera que lo atiende hoy no vino así que pensé en ti, deja muy buenas propinas.

Me entrega una tarjeta.

—Con esta tarjeta puedes abrir las dos puertas la de la entrada y la de la habitación.

—Muy bien.

—Recuerda no toques, sólo entra y haz lo que te dije.

Tomo la charola y la tarjeta, cuando entro hay 10 puertas y todas tienen número, busco la número 5 y entro tratando de no hacer ruido, la habitación esta un poco oscura, hay una mesa junto a la puerta, preparo el whisky como me dijo Luis y me volteo para dárselo al Sr. Carusso, doy la vuelta tan rápido que choco con el pecho de alguien y le vació el Whisky encima.

El se aleja molesto y empieza a gritarme.

—¿Quién diablos eres tú?

Oh por Dios creo que me acabo de quedar sin trabajo.

—Lo siento señor, no me di cuenta que se puso de pie.

Hay una ventana a nuestro lado derecho y él la cierra de inmediato, prende la luz y me quedo sorprendida al verlo, es alto, tiene un cuerpo bastante trabajado, aunque trae traje aún se le nota, tiene el cabello largo y lo trae recogido en un cola, sus ojos son casi negros y trae una enorme barba descuidada.

Se me acerca tanto que me pone un poco nerviosa.

—¿Quién te contrató? 

—Fabrizio.

—¿Y acaso no sabes servir un whisky? 

—Yo se lo serví como me indicaron, pero no pensé que usted estuviera detrás de mi.

—¿Y qué esperas para traer algo para secarme? 

Salgo de la habitación y me recargo en la pared, que pedazo de imbécil es ese, voy a la bodega y tomo unas toallas, humedezco una y regreso con el patán, está sentado con la pierna cruzada tomándose el whisky, sólo trae el saco puesto.

Me ve y sonríe.

—Ahí está mi camisa, mañana regreso por ella.

—Yo mañana no trabajo.

—Ese no es mi problema, la quiero limpia para mañana, es muy cara así que la quiero intacta.

Tomo la camisa y estoy por salir.

—¿Cómo te llamas? 

—Tris.

—No tienes cara de Tris, pero en fin eso no me importa, trae un vaso nuevo para que me sirvas otro whisky, sólo espero que no me lo eches encima de nuevo.

Voy saliendo y tuerzo la boca.

—No hagas muecas, no me gusta que me tuerzan la boca cuando doy una orden.

No puede ser, espero que no vuelva a ver a este imbécil, voy y dejo su camisa en mi mochila y dejo las toallas de nuevo en la bodega, regreso a la barra.

—Luis me das otro vaso para el Sr. Carusso.

—Claro ¿todo bien? 

Yo asiento, me da el vaso y regreso a la habitación, entro sin hacer ruido, la luz está apagada de nuevo, sirvo los dos cubos de hielo y tres cuartos de whisky, me doy la vuelta pero está vez muy lentamente para evitar otro accidente. 

Pongo el vaso en la mesa que tiene frente a él.

—Dame el vaso.

Se lo entrego y cuando roza mis dedos siento el calor de sus manos.

—¿Tris sabes que hay detrás de la cortina?

Yo niego con la cabeza, él sonríe.

—¿Necesita algo más señor? 

—No creo que tú pudieras darme lo que necesito ¿pero sabes qué? está noche me atenderás solo a mi.

Toma su teléfono y le marca a Luis.

—Luis, la chica nueva me atenderá sólo a mi está noche.

Cuelga y voltea a verme, puedes esperar afuera, te avisaré si necesito que me sirvas más whisky, salgo y me quedo recargada sobre la puerta, menos mal que tendré dos días de descanso, porque si no, estoy segura que podría ahorcar ahorita mismo a un patán, presumido, prepotente, pasan algunos minutos y de pronto se abre la puerta, me voy de espaldas y él me sostiene.

—Te gusta mucho lanzarte al pecho de los hombres ¿verdad?

Yo logro reponerme y él está sonriendo.

—Parece que cortaste mi inspiración, así que ya puedes irte.

Me voy a la barra y estoy por tomar mi libreta para empezar a trabajar cuando se acerca el Sr. Carusso.

—Puedes irte a tú casa, ya terminaste por hoy, creo que con arruinar mi noche fue suficiente, no permitiré que se la arruines a nadie más.

Luis voltea a verme y asiente, voy a cambiarme de ropa y me quito el maquillaje, estoy por salir y Luis me alcanza.

—Tris, aquí esta tú propina de está noche, siento lo qué pasó.

—Pero si no trabajé, y no te preocupes todo está bien.

—Tómalo, te lo dejo Enzo.

—¿Enzo? 

—Si el hombre al que atendiste es Enzo Carusso.

—Ah muy bien muchas gracias.

Tomo el sobre y lo pongo en mi mochila sin revisarlo.

—Le dices a Katy que salí temprano hoy.

—Claro.

Me voy a mi apartamento y en cuanto llego me quito la ropa y me dejo caer en la cama, fue una pésima noche, me estoy quedando dormida cuando suena mi teléfono, es un número desconocido.

—¿Hola?

—Mañana quiero mi camisa de vuelta.

—¿Qué? 

—Lo que oíste.

Cuelga sin darme tiempo a reaccionar, era Enzo ¿cómo diablos consiguió mi teléfono? claro,  de la solicitud que llene para el trabajo, me levanto sin ganas y saco su camisa de mi mochila, sin evitarlo la huelo y para mi sorpresa la loción es bastante agradable nada que ver con el que la usa, la camisa se ve de un material muy caro por lo que la lavo con un jabón muy delicado pero no puedo sacarle la mancha, mañana la llevare a la tintorería.

Regreso a la cama y me quedo dormida, despierto temprano y me voy directo a la tintorería, me dicen que tendrán la camisa lista en unas horas, estoy pensando en ir al hotel donde están todos los compañeros pero cuando empiezo a caminar para tomar un taxi veo una enorme camioneta negra que me está siguiendo, le marco de inmediato a Benji.

—¿Arya?

—Benji no puedo ir al hotel, me parece que me están siguiendo.

—¿Crees que sospechan algo?

—No, pero es mejor prevenir, más tarde nos vemos en el apartamento y te paso el informe.

—Muy bien cualquier cosa me avisas, por cierto hable con Mayte y Adriano aún no sale de la cárcel.

—¿Qué haces tú hablando con Mayte?

—Solo quería saber como estaban las niñas.

—Si claro me lo imagino, bueno salúdalas de mi parte y me alegro que ese imbécil siga en la cárcel.

—Muy bien nos vemos más tarde y no olvides borrar todas las llamadas.

—Lo sé Benji no soy novata.

Cuelgo y me voy al centro comercial, compro algunas cosas y cuando estoy guardando el dinero veo el sobre que me entrego Luis, por curiosidad lo abro y me quedo con la boca abierta, hay 5,000 dls en billetes de 100.

Vaya con razón Astrid está como loca por ese hombre, ah este paso llevaré un gran ahorro cuando regrese a casa, regreso a la tintorería y recojo la camisa, quedo perfecta así que vuelvo al apartamento muy satisfecha.

Cuando me bajo del taxi está la camioneta negra estacionada en la puerta del edificio, subo a mi apartamento y ahí está Enzo esperándome en la puerta.

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