Capítulo 1

Nicole levantó el cubo lleno de agua y lo dejó caer en el jardín. Era el día de la limpieza en la casa, por lo que todos los empleados del interior lo único que hacían era eso, limpiar, quitar el polvo hasta de las habitaciones que no se usaban.

Dejó salir pequeños suspiros sentándose en los peldaños para recuperar el aliento. Desde que tuvo ese accidente hace dos años, lo único que podía pensar era en las estupideces que tal vez hizo cuando era más joven. Se iba a colocar de pie, pero la maravillosa figura de piel oscura de Liam apareció en su campo de visión.

— Deja de estar mirando a Liam —la ama de llaves le dio un pequeño golpe en la cabeza —. Ponte de pie y sigue trabajando si deseas terminar temprano.

— No hay que usar la fuerza bruta conmigo — se puso de pie —. No le vayas a decir a mi hermano que me viste viendo a Liam, por favor. Ya sabes cómo se pone si...

— Será nuestro secreto — le guiñó un ojo —. Vete a trabajar.

— Gracias, Martha — corrió hacia el interior de la casa de manera apresurada.

Su hermano era muy quisquilloso respecto a que se acercara a Liam, no entendía porque, y no se atrevió a preguntarle. Una vez casi la deja inconsciente porque le pidió que la dejara salir por las noches para socializar con los empleados, pero sólo logró más golpes. No entendía muy bien porque la trataba de esa manera si eran hermanos, no tenía la culpa de que su cerebro no quiera recuperar los momentos del pasado, tampoco que estos recuerdos no quisieran hacer al menos un reflejo en su día a día. 

Pronto se iba a realizar una fiesta en esa casa, por lo que no le tocaría trabajar y eso lo agradece. Nicolas, su hermano, era uno de los guardias que tenía sus turnos rotativos en la mansión del alfa, por lo que algunas veces podría estar en la casa, en los alrededores o en alguna de las casas en la ciudad que Nathan tenía.

— Hola, hermanita — los brazos de su hermano la rodearon —, ¿Qué tal estás? ¿Ya comiste?

— Hace un momento lo acabo de hacer — pasó saliva en seco, lavando los platos —, ¿Quieres algo?

— Lo único que deseo es poder pasar más tiempo con mi hermana — contestó, como un niño pequeño —. Hoy te has portado muy bien y eso me llena de orgullo.

— Sí, no me he acercado a Liam, tal y como dijiste, estuve aquí en la casa haciendo los quehaceres — sus manos se movían de manera nerviosa —. Debo de seguir trabajando. Por favor, de aléjate.

— ¿Y si no quiero? — besó su cuello —. Te he extrañado estos días, no es igual estar de pie vigilando esta casa que...

— Viene alguien — lo empujó —. Mantén tus manos lejos de mí, por favor. 

— Tus por favores lo único que me hacen es darte unas buenas nalgadas — les dio un apretón —. Nos vemos más tarde, recuerda lo que hablamos.

— No me he acercado a él desde que…

— Lo sé, únicamente te estoy dando un pequeño recordatorio, ¿Sí? — tomó una manzana —. Nos vemos en la noche.

Dejó salir todo el aire que retuvo en sus pulmones en cuanto lo vio salir de la cocina, era un hijo de puta. No entendía cómo alguien que era de su propia sangre le hacía ese tipo de cosas tan asquerosas a tal grado de que ni siquiera podía ir al baño, dormir, comer y hacer lo que deseara sin que la estuviera vigilando.

En las noches era aún peor...

—¿Me puedes dar un vaso con agua? — el plato que tenía en las manos casi se le cae al escuchar la voz de Liam a su lado —. Debes de tener cuidado.

— Sí, lo siento, fue mi culpa — sonrió, sin mostrarle los dientes —. En un momento te la doy.

— ¿Cómo has estado? — preguntó el beta, logrando que se detenga —, ¿Pregunté sobre algo que no debía?

— No, simplemente me tomó por sorpresa esa pregunta — abrió la nevera —. Escuché que estarías en la empresa con el jefe.

— No, llegué en el momento que tú estabas tirando el agua sucia — se sentó en la encimera —, ¿Por qué siempre estás aquí metida?

— Las salidas y yo no somos amigas — mintió —. Me gusta estar más aquí en el interior de la casa o de la mía.

— ¿Por esa razón es que no tienes amigos?

— Prefiero no hablar sobre eso — dejó el vaso con agua delante de él —. Mis labores en la casa, me esperan.

— Tu hermano salió de la propiedad con algunos trabajadores, ¿Eso no es suficiente para que hables conmigo?

— Nuestra conversación no nos llevará a nada... Me harás preguntas que no sé si podré contestar y Martha dejó muy en claro que mis obligaciones tenían que ser cumplidas antes que termine el día...

— Porque no hablas conmigo, no creo que ella te diga algo fuera de lo normal — se encogió de hombros —. Pero si no deseas hablar conmigo, es algo que entiendo por completo...

— No, no — se sentó delante de él —. Ahora que me has dicho que mi hermano salió, podemos hablar con calma...

— ¿Por qué tienes que hacer siempre lo que tu hermano te dice? ¿Hay alguna razón para que siempre estés detrás de él?

— Después que tuve el accidente mi vida antes de ese día no existe, es como si quisiera borrarla — jugó con un mechón de su cabello, mirándolo —. Es la única persona que está conmigo sin importar lo que pase, que siempre me está cuidando y eso es algo que siempre voy a agradecer infinitamente.

— Eso no es una justificación para que te trate como si fueras una basura sin voto, lo que te hace, no es algo de hermanos — comentó, severo —. Pero no me voy a meter en nada de lo que tenga que ver con él. Soy un completo desconocido por lo que nada de...

— Para mí no eres ningún desconocido, eres alguien que siempre he visto desde que llegué a la casa — murmuró, encogiéndose un poco —. Sé que tal vez crees que no puedo tener un poco de libertad estando aquí, pero te aseguro que es mentira...

— Repito, no me meteré en nada que tenga que ver con tu hermano, el día del accidente lo dejó en claro — Nicole frunció el ceño, mirándolo de manera extraña —, ¿No te dijo lo que pasó antes del accidente?

— No, únicamente me dijo una serie de reglas absurdas y es todo...

— ¿Puedo saber cuáles fueron esas reglas?

— Las mismas que están en la casa — mintió, nerviosa —. Ha estado conmigo desde que mis padres fallecieron, desde el accidente y no puedo hacer nada que haga que se enoje...

— Es tu humano, no tu carcelero — se puso de pie —. Es una lástima que estés pasando por esto. Pero, ¿quién soy yo para juzgar los actos de otras personas? — encogió los hombros, de manera indiferente —. Sólo soy un simple beta que está muy por debajo de los alfas.

— Espera... no es lo que estás pensando — lo agarró por el brazo —. Entiende que Nicolás es la única persona en la que puedo confiar, no recuerdo nada de mi pasado y...

— En algún momento podrás recordar todo — se levantó —. Termina de hacer tu trabajo.

Se quedó sola en la cocina, mirando como una estúpida hacía la puerta por donde Liam se había marchado. Aunque fuera un simple beta, tal y como dice, es un hombre que hacía delirar a más de una mujer. Terminó de limpiar la cocina y puso su hora de salida en un papel antes de salir de la casa e irse a la suya. Aunque era pequeña era lo suficientemente acogedora cuando estaba sola sin que Nicolas la acosara.

Tenía muchos deseos de estudiar, hacer algo bueno a sus veinte años, pero ni siquiera había podido terminar el instituto. Fueron dos años estando en el mundo sin un propósito, siguiendo reglas, tras reglas... y tener sexo con su hermano, lo cual era asqueroso. Sacudió la cabeza, dejando a un lado esos pensamientos pecaminosos. En cambio, cuando estaba cerca de Liam, todo era muy diferente, con él se sentía más a gusto.

Le pediría a Nathan que le diera la oportunidad de estudiar e ingresar a la universidad antes de decirle a su hermano por si este se negaba. El alfa no llegó a pasar la noche con ella, por lo que supuso que debía de estar en alguna parte haciendo su servicio por órdenes del jefe, pero al día siguiente si lo encontró en la sala con el uniforme puesto.

— Hola, hermanita — la atrajo hacia su cuerpo —, ¿Me extrañaste?

— Sí — puso sus manos en el pecho —, ¿Qué tal te fue? ¿Por qué no viniste a dormir anoche?

— El jefe nos encargó cuidar una de sus bodegas — acarició su mejilla —. Es una de las grandes, la misma que fue saqueada por unos individuos hace dos años.

— ¿Los conoces?

— Sí, tú también los conoces porque tú participaste en ese zaqueo — bajó sus manos hacia su trasero, el cual apretó —. Fue el día de tu accidente.

— ¿El día de mi accidente? ¿Qué yo participé en algo así? ¿Qué clase de persona era?

—Eras una persona que no se molestaba en ocultar lo que deseara, eras muy promiscua, incluso decías que te gustaba tener sexo con varias personas a la vez a parte de mi — lamió su mejilla —. No tienes idea de lo hermosa que te veías gimiendo por más...

— Somos hermanos, eso es incesto... — se encogió en su lugar, no creo que sea bien visto entre los dos que algo así suceda...

— Nunca te importó con quien tenías sexo antes, no veo el caso con que ahora te andes de...

— Debo de ir a trabajar — trató de ponerse de pie, pero Nicolas la detuvo de manera brusca —. Suéltame.

— No — mordió con fuerza su labio —. A veces deseo que recuerdes todo, pero después pienso que antes fuiste una puta asquerosa y se me pasa. 

— No fui nada de lo que dices y tampoco lo seré — se llevó dos dedos a los labios, después de sentir el sabor metálico de la sangre.

— Créeme que no te gustará nada de lo que encontrarás.

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