El Beta del mafioso
El Beta del mafioso
Por: Yerimil Perez
Prólogo

—Enzo, no puedes estar peleándote con todos los niños del colegio, —suelta el Don mirando serio a su cachorro de once años.

—Se lo merecían, —murmura mirando hacia la puerta donde detrás de esta se encuentran sus hermanos escuchando la conversación, Leonardo sabe que sus cachorros están allí. Puede olerlos y escuchar sus corazones latir, gruñe para ponerse de pie y agrande zancada ir hasta esta y abrirla dejando al descubierto a los intrusos.

—Entren, ahora, —ordena y estos con sus cabezas agachada ingresan a la oficina, Donato sujeta la mano de su pequeño hermano Dantes y todos se quedan quietos para escuchar lo que dirá su padre—¿Quiero que me cuenten que paso? —No es la primera vez que los revoltosos gemelos terminan en peleas con otros niños.

—Un niño de curso superior estaba molestando a otro más pequeño, no me gusta que maltraten a las personas por tener alguna discapacidad, —Leonardo arquea sus cejas mientras mirada a Enzo que tiene su ceño fruncido disgustado por lo que sucedió.

—¿Qué le hacia ese niño? —Se arrodilla frente a Enzo mientras lo hace levantar su rostro para que lo mire directo a los ojos.

—Se burlaban porque es muy pálido y tiene ojos de diferentes colores —murmura, —el niño lloraba y el brabucón no paraba de insultarlo.

El Don asiente.

Aunque se siente orgulloso de su hijo y la manera en que Kara lo está educando no puede apoyar que se pelee con otros.

—Mira Enzo, estuvo bien que quieras intervenir en este tipo de cosas, pero lo que no es correcto es que golpees a otros porque te volverías igual que ese chico que estuvo burlándose de aquel niño, —comenta. —Si algo así vuelve a suceder debes hablar con Torney la directora y ella se hará cargo de la situación ¿Entendido? —Mira a sus cachorros que asiente para luego mirar a su hijo mayor el cual murmura un ‘‘Está bien’’—Vayan hacer sus tareas, mañana iremos con el tío Fer, —anuncia y esto sonríen para salir de la oficina.

(…)

—Leo, —Kara entra a la oficina encontrando a su alpha mirando por el gran ventanal que tiene en esta, se acerca y lo abraza desde atrás—¿Qué haces? Estuve esperando por ti desde hace rato, —comenta.

—Deberías estar dormida cachorrita, —se gira para mirarla a los ojos—Estoy ocupado con el reforzamiento de la frontera.

Kara suspira.

—Sabes que no me gusta dormir sino estas a mi lado, —el Don sonríe mostrando sus perfectos dientes blancos.

—¿Segura que solo es por eso? —Ronronea.

Kara hace un puchero el cual este besa con mucha ternura.

—¿Qué paso con los niños?

—Enzo peleo en la escuela, pero ya resolví el asunto, —murmura, Kara arquea sus cejas y antes de que pregunte el Don aclara—Lo trate bien, —anuncia y esta asiente.

—Vamos a la cama, —pide pasando sus brazos por el cuello del enorme hombre.

—Necesito terminar lo que estoy haciendo aquí, —Kara deja salir un suspiro para luego mirarlo con su ceño fruncido.

—Llevas dos días sin dormir a mi lado, solo entras a nuestra habitación a cambiarte de ropa y ducharte, ya casi ni duerme ¿Pasa algo? —El Don niega pero la loba sabe que algo oculta—Vamos a la cama.

—Kara, —suelta serio, pero esta sabe cómo persuadirlo.

Desata su bata quedando desnuda frente al mayor, se arrodilla y con agilidad desabrocha su pantalón para bajarlo junto a su bóxer dejando a la vista el miembro del Don que se cruza de brazos, pero sus oscuros ojos le dejan en claro a la loba que está deseoso de que continúe. Lo toma con ambas manos y lo acaricia hasta tenerlo erecto entre ellas.

Leonardo se remueve esperando por más.

—¿Entonces no vas conmigo a la cama? —Cuestiona curiosa, el Don sabe que si su respuesta es negativa la cachorrita lo dejaría caliente, gruñe para hacer que la loba se ponga de pie y cargarla, se desviste para salir de la oficina desnudo hacia su habitación donde coloca a Kara en el centro de la cama—Buena elección, —murmura con una sonrisa que es borrada por una expresión de total satisfacción cuando Leonardo llena su interior en una embestida.

—Cachorrita, no juegues con fuego porque te quema y sabes que no dudare en consumirte completa, —ronronea moviéndose lento mientras apoya su peso en sus antebrazos, frota su nariz con la de la loba mientras que sus ojos toman el color de su forma animal—Mía.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo