Pablo lo volea a ver frunciendo el ceño, mirando a mí, levantando una ceja.

—No, me llamo Milena, te confundiste, yo me llamo Lucia, y no se de qué me hablas, y esta es mi pupusería bienvenido —respondo confundida.

—Ha, te cambiaste el nombre, es enserio, a eso quieres jugar. Estas jugando con mis sentimientos, sabes eso duele, hay algo que se llama Karma, no claro si enfrente de el me vas a negar, porque no le dice que te convertiste en una salvaje anoche conmigo, no parabas de besarme, y no sabia que esta era tu pupusería, que rápido la abriste, no se supone que estabas trabajando de secretaria, no entiendo, porque me mientes en la cara, estas haciendo esto peor de lo que pensé, con tus rodeos, y vueltas, me estresas —me responde molesto.

—Mira no se quien eres, no te conozco no se que pasa, pero si no comerás pupusas, te puedes ir —respondo molesta.

—Voy a luchar por ti, esto no se quedará así, y tu niño, entiende que luchare por el amor de mi vida, cueste lo que cueste, hasta que entienda que la amo, me entiendes —responde viendo seriamente a Pablo.

—¿Estas saliendo con este chico? —Pregunta confundido Pablo, veo como sus ojos se apagan, y el brillo de su mirada se apaga.

—¡NOOOOOOOOO!, tienes que creerme, yo no salgo con él, y eso no paso —respondo molesta.

—Mentirosa, recuerda chico que no conozco, yo fui el primero entiendes —responde el joven que no conozco.

—Eso esta por verse —responde Pablo.

El celular del joven suena, él contesta.

—Halo —responde el con cara de espanto.

El joven se me queda viendo a los ojos, se acerca a mí, toma mi cintura y me besa, y yo me quede paralizada.

Pablo le jala la camisa.