Capítulo 3. Un año

― Entonces... Si digo que me arrepiento, ¿te iras?

― No Derek, la cosa no funciona así. El problema está en que morí por ti. Y ahora me la debes, tiene que ser un arrepentimiento muy sincero.

Sentía que de un momento para otro entraría en shock, asumí que todo era real, por el momento. Quizá mañana al despertar descubriría que todo fue una pesadilla.

La chica, más bien, "la fantasma" que tenía frente a mí no se iría tan fácilmente. Lentamente me deje caer en el piso mientras me llevaba las manos a la cabeza.

―¿¡Entonces qué quieres de mí!?― estaba empezando a sentirme al borde de la histeria. Ella se inclinó para sentarse justo frente a mí.

― Mmm...Solo quiero que te arrepientas.

― ¡Pues me arrepiento! ¡Vete!― grité.

Ella movió los ojos hacia mí en un gesto triste y frunció los labios.

― ¿De qué morí o de que me rechazaste? ― Su rostro se tornó serio mientras esperaba ni respuesta y el leve rastro de melancolía que tenía hace unos momentos había desaparecido. Así como la veía, juraría que era un espectro de ultratumba, pálida, cabellera larga y obscura y ojos del negro más profundo que existe.

― Yo...No, yo... De tu ¿muerte?, da igual solo déjame.

― Esto es increíble, Derek... ¡Eres un maldito insensible! 

―¡¿Qué!? Espera, para empezar tu...

―¡ Solo cállate! ― Gritó con firmeza, yo me callé de inmediato, iba a dejarla hablar, puesto que no quería que arrastrara mi alma al infierno o algo parecido.

―Bien... Lo que pasa es que cuando morí, desperté en un cuarto, un cuarto normal como cualquier otro, papel tapiz, cuadros de colores en la pared, una mesa con sillas a su alrededor y estantes con libros. Era como una oficina. El cuarto estaba cerrado, no había ventanas y me sentía muy confundida, el ambiente se notaba extrañamente apacible y un aroma como a frutos dulces inundaba todo el lugar. De pronto un sonido me hizo saltar y por la puerta, una puerta que si mal no recordaba no estaba ahí, entró un hombre como de 40 años muy guapo, vestía una bata blanca y me dijo que me sentara.

Cuando me senté el comenzó a hablar.

― ¿Qué es lo último que recuerdas, Kim, de cuando estabas...viva? ― El hombre se llevó un puño a la barbilla y apoyó el peso de su rostro sobre él. Me miró fijamente y yo me apresure a responderle.

  ― Recuerdo que estaba siguiendo a Derek, me confesé y el me rechazó. Le dije que se arrepentirá y después se fue. Pero antes de darme la vuelta vi su billetera en el suelo. Corrí tras él y en el crucero un coche lo iba a arrollar así que lo empujé y solo recuerdo que sentí un gran dolor y luego...nada. Espere, ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Dónde estoy? No… ¿Cómo que cuando estaba viva?

― Kim, estas muerta. Y te conozco desde siempre, pero tranquila, no pasa nada. Yo te voy a decir lo que tienes que hacer de ahora en adelante.

Me asusté demasiado cuando él me dijo que estaba muerta, pero luego me calmó cuando me aclaró que tú estabas bien. Me contó cientos de cosas acerca de mí, el me conocía muy bien. Creo... Creo que él era un ángel, mi ángel guardián.

Solté una carcajada sonora― ¿Estás de broma? ¿Tu ángel guardián?― No lo pude evitar, el relato de Kim parecía salido de un libro de fantasía. Ella me dedicó una expresión irritada y me dijo que me callara para que la dejara continuar.

― Como decía... Entonces, me habló de mi familia, dijo que tenía que ayudarlos a superar mi partida y salvarlos, pero que no lo haría sola.

"Kim, una persona ha sido escogida para que te ayude, lo conoces, se trata de Derek, será el único que podrá ayudarte, debes ir con él. Pero te advierto, se cautelosa y procura no asustarlo. Podría morir de un infarto si se sorprende de más."

―Y vaya que fuiste cautelosa...― era la segunda vez que la interrumpía pero tenía que hacerlo.

― Derek, ¿cuándo te vas a cerrar la boca de una buena vez? Al menos, no te orinaste del susto. Y eso no pasó, porque en el funeral no pudiste verme. Imagina que me veías ahí parada justo al lado de mi ataúd. ¡Uff!

― ¿Estuviste en tu funeral?― y de pronto recordé a su hermano pequeño, el parecía hablar con alguien.

― Si, el único que me vio fue Jun. Quién lo diría, los niños pequeños ven fantasmas.

Todo me parecía increíble, el pequeño la vio. Todo esto me parecía prácticamente imposible. Para mí era un sueño de muy mal gusto.

― Si, quien lo diría...Pero ¿por qué tengo que ser yo? ― Me aventuré a preguntar con cierto miedo. Ella me miró y se llevó la mano a las sienes. Agitó la cabeza y su cabellera bailó al ritmo de una negativa.

― No lo sé, quizá es porque morí por ti. Derek, yo… Te di mi vida.― Me lanzó una mirada cálida. Ambos nos miramos por un momento y muy curiosamente sus mejillas adquirieron un leve color rosado. Yo aparté la mirada al sentirme nervioso y solté un audible carraspeo. Ella se agitó, apartó su vista de mí y prosiguió con su historia.

― En fin, aquel hombre terminó de explicarme las cosas. Y el punto es que “tengo” cosas que hacer. Y al finalizarlas podré irme, pero tengo límite de tiempo. Si no lo hago...

― No me dejes en suspenso, Kim. Si no lo haces ¿qué?

― Tampoco lo sé, el hombre no concluyó, se levantó, abrió la puerta por donde entró y me empujó fuera. Después de eso aparecí en el funeral.

― ¿Es todo, Kim? ¿No hay nada más? ― Pregunté mientras la miraba fijamente, ella se puso visiblemente nerviosa, aparto la mirada rápidamente y negó con la cabeza.

― No me dijo nada más. ― Respondió rápido, casi como si quisiera cambiar el tema. Algo me ocultaba pero no tenía demasiado interés en saber que era.

Aunque su relato me dejó perplejo, recordé que Kim tenía límite de tiempo. Y si terminaba las cosas que “tenia” que hacer antes, se iría. Y me dejaría tranquilo.

― ¿Y cuánto tiempo te dio el hombre?― pregunté.

― Un año, comenzando desde hoy.

― ¿Entonces te vas el 20 de noviembre del próximo año?―No pude ocultar que una sonrisa de satisfacción se formara en mi rostro. Ella respondió con una mueca de desagrado.

―Si logro terminar mis "cosas", me iré ese día. Si no me ayudas me quedare a molestarte un año completito.― La sola idea de que comenzara a molestarme fue suficiente motivo para que no me lo pensara.

―Creo que no tengo de otra.

―Entonces ¿eso significa que me ayudaras?

¿Ayudarla? Eso implicaba tener que soportarla, verla todos los días, hacer lo que me dijera... pero de cierto modo era como ayudarme a mí, me libraría de una Kim molesta que me acosara todos los días exigiéndome estar arrepentido. Así que lo haría, me estaba metiendo en un terreno peligroso, pero si con eso se iba, por mi estaba perfecto.

― Si, lo haré, te voy a ayudar.―se incorporó de un salto y dio palmaditas con las manos.

― ¡Estupendo! 

― ¿Y qué es lo primero?― le exigí de inmediato, porque en cuanto más pronto terminara, mejor.

― Primero... Mi hermano Oliver. Si no lo ayudamos se inducirá al mundo de las drogas. Me lo dijo mi ángel guardián. Luego mi mamá, sufrirá de depresión, eso no lo permitiré. Mi papá estará bien, en la familia él es el más fuerte y Jun...Jun es Jun.

― Ya veo, y ¿qué hay de Jun? ¿Él nos va a ayudar? ― Cuestioné al recordar que el pequeño Jun era capaz de ver a Kim

― ¿Estás loco? Él puede verme, pero no ayudarme. Es un niño ¿quién lo escucharía?

―Es cierto, entonces ¿qué te hace pensar que me escucharan a mí?

― Derek no todo son palabras, a veces se necesitan de acciones para hacer entrar en razón a alguien.― Estaba en lo correcto. Al decirlo me hizo ver como idiota.

― Bien... Empezamos mañana, hoy ya es tarde―miré el reloj de mi buró y marcaba la 1 AM. Me levanté del piso y me acosté en la cama, mis piernas dolían debido al entumecimiento.― Me voy a dormir.

―De acuerdo, buenas noches Derek. Iré a casa de mis padres. Mañana nos vemos.―Ella estaba feliz, sonreía cuando hablaba y eso me producía una ligera sensación de tranquilidad. Ayudar a alguien era algo bueno...

―Si, como sea. ― Dije intentando sonar lo más desinteresado posible.

― Por cierto, Derek, aun es necesario que te arrepientas. Y tú muy en el fondo sabes la razón.

―Sí, seguro. Solo ya déjame dormir―El sueño ya estaba haciendo efecto, me tapé la cara con las colchas y en mi mente se generó un pregunta "¿por qué razón me arrepiento, de rechazarla o de que este muerta?"

Cerré los ojos y rogué porque al día siguiente todo resultará ser una pesadilla.

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