*CAPÍTULO 4*

Aisha, se supone que tendría que tolerar la presencia de aquella mujer, cuando era obvio que no la soportaba, al menos era obvio para ella, pensó Ivette. Se prendía del brazo del Príncipe sin ninguna vergüenza, le hablaba con familiaridad, dejando claramente que existía entre ellos algo más que una simple amistad, ¿y ahora ella estaba allí?

Según tenia entendido, ella era la hija de un importante Emir, del cual sus tierras colindaban con las fronteras de Norusakistan, lo cierto es que Aisha, no era su persona favorita en el mundo y es que se sentía arder en coraje cada vez que veía como ella lo miraba. . . con esa estúpida adoración, que se juró que sus propios ojos jamás reflejarían.

Nazir, volvió acompañado de Aisha, quien llegaba con un escotado vestido negro, ¿no se supone que en sus tierras no deberían vestirse tan descaradamente?, además traía una pequeña tiara sobre su cabeza y un enorme collar o lo que fuese en el cuello, que aparentaba ser muy pesado, seguramente si se lo ponía ella, se iría de boca, además su cabello largo suelto, sus ojos maquillados de negro otorgándole misterio en su mirada y los labios de un rojo intenso. Apretó los dientes con fuerza.

Era realmente hermosa.

-Buenas tardes- saludó con una hermosa voz- Excelencia, Majestad- hizo una reverencia ante Zabdiel e Isabella.- Alteza- lo miró directamente a los ojos y una picara sonrisa le iluminó el rostro- Hayffa, que placer saludarle. Buenas tardes espero todos estén bien.

-¡Qué gusto verte, Aisha!- le dijo Isabella- adelante, toma asiento- Por mi que se quede toda la vida de pie. Pensó Ivette, con amargura.

-No te esperaba para hoy- Zahir le dedicó una enorme sonrisa - Imbécil, mujeriego. ¿Cómo le sonreía así a esa mujer cuando estuvo a punto de besarla en el pasillo? ¡Infeliz mujeriego!

-Ya sabe que me gusta sorprenderle, Alteza- le dijo con descaro y Zabdiel frunció un poco el ceño.

-¿Cómo están sus padres, señorita?- le preguntó El Jeque.

-Muy bien, Excelencia. Gracias por preguntar. Mi madre está en casa y mi Padre, ha salido a atender algunos negocios. Espero mi visita no sea inoportuna- se giró sonriente hacia los ingleses.

-Para nada- aseguró Suseth- es un placer verle de nuevo.

-Muchas gracias, señorita Cooper- le sonrió- señor Penfoll, que bien se ve usted- Suseth, frunció un poco el ceño.

-Muchas gracias, señorita- le sonrió este- usted está realmente hermosa, es bueno verle.

-Gracias. . .Señorita Ivette, ¿cómo está usted?

-Maravillosamente- le sonrió con falsedad- hemos tenido un perfecto viaje y al fin podemos conocer a Nael.

-Oh si, nuestro futuro Jeque. Es un bebé encantador- dijo dulcemente- todo un Mubarack, es muy atractivo.

-Así es- respondió Ivette- es muy dulce.

-Es mi sobrino- aseguró Zahir con orgullo, dando a entender que al ser su familiar, debía tener todas esas características.- Y dime querida Aisha. . . ¿te quedarás?- ¿QUÈ?, quiso gritar Ivette, pero conteniéndose, a fin de cuentas no estaba en su casa.

-Si no hay ningún inconveniente, me encantaría. En palacio son unos perfectos anfitriones y me complace tener amistad con la familia, además, el viaje ha sido un tanto agotador.

-¡Por supuesto que no hay problemas, querida Aisha!- la voz de Hayffa, sonó llena de alegría e Ivette pensó por primera vez desde que al conociera, que ella no le agradaba mucho.

¡Cálmate Ivette!-se reprendió-¡Los malditos celos te están consumiendo!

-Muchas gracias Hayffa, siempre tan amable.

Después de conversar largo rato, se dispersaron con la finalidad de atender ocupaciones antes de la cena. Como Nael, dormía los ingleses se retiraron a sus habitaciones.

Ivette, se dejó caer con pesadez sobre la cama, los ojos le picaban, pero se negó a llorar, Zahir no lo valía, era tan mujeriego y. . . contrajo los labios. No le gustaba aquella mujer, le caía realmente mal.

-No seas idiota, Vetty- se dijo con pesar- lo que tienes son celos, porque sabes que entre ellos hay algo. –suspiró pesadamente.

Un llamado a la puerta la sobresaltó. Se sentó de golpe en la cama.

-¿Quién es?

-Somos nosotras Vetty- la dulce voz de Isabella, llegó hasta ella- Su y yo, queremos que hablemos. . . conversación de chicas, ya sabes- Ivette, volvió a suspirar.

-Adelante- las dos rubias entraron sonrientes y se sentaron en la cama, luego cada una tomó una almohada y se acomodaron despreocupadamente.

-¿Sigue dormido Nael?- preguntó Ivette.

-Sí- Isabella sonrió- pero no debe tardar mucho en despertar con sus exigencias reales, se pone de malas cuando tiene hambre.

-Qué feliz te ves, Bella- le dijo sonriendo.

-Lo estoy Vetty, venir a Norusakistan fue la mejor decisión de todas.

-Y pensar que Matt y yo intentamos impedírselo- rió Suseth- menos mal y Su Excelencia es testaruda- le dijo con burla- sino imagínate lo que sería de ella, seguiría rodando por el mundo, buscando fotos d e lugares extraños.

-Amaba mi trabajo, Su- Isabella, arrojándole la almohada.- pero amo más mi vida de ahora.

-¡Obvio que no puedes quejarte!- le aseguró Suseth- Eres reina, tienes un esposo que te adora, un hijo hermoso, una linda familia. Tu vida es perfecta.

-Así es- aseguró ella- Vetty. . . Su y yo, tenemos cierta curiosidad- Ivette, frunció el ceño.

-¿Curiosidad sobre qué?

-Sobre ti- le respondió la Reina- ¿Te sientes bien junto a James?

-James es maravilloso- respondió con una sonrisa- es muy dulce y atento y la verdad es que no oculta sus sentimientos, según él, me adora.

-¿Estás enamorada de él?- le preguntó Isabella e Ivette, se puso seria.

-No- aseguró y luego se ruborizó- bueno, no lo creo. Es dulce, lindo pero. . .no creo que sea amor. – sintió que se ruborizaba aun más.

-Es allí cuando surge otra curiosidad que tenemos- dijo Suseth- vamos Bella, pregúntale- la instó.

-Vetty. . . ¿Qué sucede entre Zahir y tu?- dijo sin más e Ivette abrió los ojos enormes y se puso roja.

-No entiendo tu pregunta, Bella.

-La entiendes perfectamente- le acusó su amiga.

-¡Te has ruborizado!- le dijo Su.

-¡Yo siempre me ruborizó!- le aseguró Ivette.

-Vetty- intervino Bella- sé. . .sabemos que algo ocurre, te conocemos muy bien. Yo he notado como Zahir, te mira y la forma en que tu esquivas su mirada, he notado los comentarios de ambos y además su cara cuando Su, nombró a James y por si todo eso fuese poco, también notamos tu cambio de actitud con la llegada de Aisha, que es evidente se trae algo con mi cuñado.

-Yo. . .

-Vamos Vetty- la instó Suseth- sabemos que algo ocurre y queremos que nos cuentes. Nunca hemos tenido secretos.

-Además estamos muy preocupadas.

-No hay de qué preocuparse- le aseguró Ivette, sintiendo que sudaba a mares.

-¿Qué sucede?- Isabella la miró ceñuda.

-Termina de decirlo Vetty, estamos preocupadas por ti y no nos iremos hasta saberlo.

-Bien. . . – dijo exasperada al notar que no tenía escapatoria- Zahir. . . me. . . me besó- dijo avergonzada y bajó la mirada.

-¡Lo sabía!- aseguró Bella- ese pillo infeliz- contrajo los labios.

-¡Es endiabladamente sexy!- dijo Suseth con una picara sonrisa.

-No se trata de eso, Su- le dijo su hermana frustrada- él me confunde- casi gimió- tengo a un buen chico que podría darme la vida que siempre he querido, una vida llena de amor y cuidado y aparece este. . . Principito y me confunde toda- sus ojos se cristalizaron por la frustración, pero parpadeó con rapidez. No lloraría, no lloraría por él.

-Si yo fuese tú- le dijo Suseth- me lo comería completico, el condenado está re bueno- Isabella, la reprendió con la mirada y Suseth se encogió de hombros- pero no lo soy. Y eso es lo que me preocupa. No, no ser tu, sino que tu no seas como yo.

-¡Estás diciendo tonterías!-gimió Ivette.

-Es cierto- Isabella, la miró duramente.

-Bien- suspiró Suseth- lo que intento decir es que yo me lo tomaría como una aventura de vacaciones y disfrutaría de lo que quiera ofrecerme.

-¡Suseth Cooper!-gruñó Isabella.

-Ya. . . ya, vamos pero qué humorcito. Lo que quiero decir es que tu eres dulce Vetty y sobre todo inocente y Zahir. . . él es muy. . .

-Mujeriego- dijo Vetty apretando los labios- eso es lo que es, pero yo no soy una más de su lista, ni lo seré, le he dejado en claro que se aleje de mi.

-Eso lo incitará más- aseguró Isabella- que lo rechaces es un reto para él, lo conozco.

-Solo quiero que me deje en paz- gimió Ivette desviando la mirada para que sus hermanas no vieran lo atormentada que se sentía.

-Te gusta- aseguró Suseth- te gusta Vetty.

-No. . . Si, pero eso no es suficiente, no dejaré que me use.

-Puedo hablar con él- se ofreció Isabella.

-¡NO!- gimió Ivette- eso me avergonzaría más.

-Puedo pedirle a Hayffa o a Zabdiel que hablen con él y. . .

-No Bella, te lo agradezco de verdad, pero no hace falta. Estoy resuelta a mantenerme alejada de él y que no vuelva a besarme. Él tiene a Aisha ahora en Palacio, seguramente se entretendrá con ella. . . – contrajo los labios.

-¿Son celos lo que huelo en el ambiente?

-Puede ser- admitió Ivette- pero es lo mejor. No hay posibilidades de nada entre él y yo.

-Hay muchas posibilidades- aseguró Suseth sonriendo.

-Ninguna que me interese emocionalmente, no soy un juguete, Su. No le permitiré que me lastime.

-No queremos verte sufrir- Isabella, se estiró y tomó una mano de la dulce Ivette, entonces Suseth, tomó la otra, así como hacían cada vez que una necesitaba a las otras- solo queremos que estés bien.

-Lo esteraré.

-Vetty- Suseth la miró- un mujeriego puede cambiar si se enamora de la chica indicada. . . si es verdadero amor ¿si te interesa, por que no lo conquistas?

-Sería una perdida de tiempo Su, él no cambiará ni por mi, ni por nadie. Además, es un juego peligroso, al tratar de conquistarlo arriesgo el corazón y no estoy dispuesta a ello. No cederé a sus encantos, lo mejor es que me mantenga alejada de él, pronto se le pasará el capricho y me dejará en paz.

-¡Qué Alá, nos ayude!- pidió Isabella- y que lo ayude a él, porque si te lastima, terminará exiliado, conocerá la furia de la Reina de Norusakistan- aunque sus palabras eran serias y duras, la miraba con dulzura.

Un llamado a la puerta hizo que las tres se giraran.

-Adelante- concedió Ivette, quien entró fue Naiara.

-Lamento interrumpirlas. Señorita Cooper, su novio, el señor Penfoll está buscándole.

-Iré con él- aseguró Suseth sonriendo.

-Mi señora- se dirigió a Isabella- Su Alteza, el pequeño príncipe Nael ha despertado y por sus gritos pide con urgencia las atenciones de su madre- Isabella sonrió.

-Gracias Naiara, ahora mismo le atiendo.

Sus hermanas se retiraron para atender los llamados y ella se quedó acostada pensando en la conversación que habían tenido. No, él no cambiaría jamás y ella no se arriesgaría a que le destrozaran el corazón, lo mejor era mantener al Principito a raya.

Decidió vestir muy linda y fresca para la noche, dejó su cabello suelto, cayéndole en largas ondas, se puso un poco de maquillaje sencillo y muy sobrio, y además se colocó un vestido pálido y sencillo. Al mirarse al espejo se sintió satisfecha. Y se encaminó al salón donde era esperada para ir a cenar. 

La cena se llevaba tranquilamente. Aisha, no dejaba de coquetear con Zahir y hacer siempre un comentario que dejaba traslucir que compartían algo más intimo. Zahir, por el contrario estaba muy serio y parecia pensativo, hasta que la voz de Isabella, reclamó su atención no se una manera agradable.

-Vetty. . . ¿llamaste a James?- Ivette, levantó la vista hacia Isabella, y frunció levemente el ceño, descubrió un brillo malicioso en sus ojos, y se preguntó a qué estaría jugando.

-No Excelencia, aún no lo hago, pero seguramente mañana podré comunicarme, mi celular se ha quedado sin batería.

-No tardes en hacerlo cariño, estoy ansiosa por tener a James, en Palacio- sonrió ampliamente- seguramente podremos divertirnos un montón, podrás pasear con él y mostrarle los alrededores.

-Si me disculpa, Majestad- intervino Zahir- eso no sería muy prudente, aunque muchos bárbaros han accedido a su proclama de unificación y vida tranquila, sabemos que en el desierto aún quedan muchos. No querríamos pasar un susto al saber que podrían llevarse a la señorita Cooper.

-Eso no sucederá- aseguró Isabella- tengo entendido que James, la adora, jamás permitiría que se la llevasen- Ivette, se sintió realmente incómoda, no sabía qué estaba tramando Isabella, pero no parecía ser nada bueno.

-Sí, seguramente James, preferiría que lo matasen antes de perder a Vetty- aseguró Suseth.

-Sería perfecto. . . – susurró Zahir con la mandíbula contraída.

-¿Qué dice Alteza?- Preguntó Isabella con una sonrisa burlona.

-Que Inglaterra, no es el desierto- aseguró con una falsa sonrisa.

-No se preocupe, Alteza- le aseguró Aisha- seguramente James, el caballero del que hablan, la protegerá bien- le dijo empequeñeciendo los ojos.

-Llámale mañana Vetty, quiero que venga pronto- pidió Isabella, con los ojos llenos de brillo.

-Claro que si, Majestad.

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Zahir. . .

Me retiro a mis habitaciones sintiéndome enojado y frustrado.

¿Es que todo el mundo se puso de acuerdo para hablar de James? ¿Quién diablos es James?

Ivette, le interesaba realmente, recordaba como su boca se había abierto a él, ella le había dado el beso más perturbador de su vida y no descansaría hasta hacerla ceder y tenerla entre sus brazos, ahora venía y aparecía este hombre, James.

¿Cómo se atrevía Isabella a invitar a ese extraño a Palacio?

Si no fuese porque es la Soberana y su hermano la adoraba, le hubiese hecho retirar la invitación a ese imbécil. Estaba ardiendo en furia, no quería que él llegase a Palacio, no quería que Ivette volviese a Inglaterra porque sabía que estarían juntos.

-¡Por Alá!- gritó frustrado golpeando el aire, sentía como si se lo estuviese llevando el mismísimo demonio.

La puerta de su habitación se abrió y se giró encontrándose con los hermosos ojos de Aisha, pero ni siquiera ella pudo tranquilizarlo, y lo que era peor aún, la veía acercarse contoneando las caderas seductoramente y eso no despertaba en él, el mas mínimo deseo. Lo único en lo que podía pensar era en la furia que sentía.

-Cariño. . . – ronroneó, llegando hasta él y prendándose de su cuello, poniéndose de puntillas y acercando su boca a la de él- durante toda la cena lo único que he deseado es estar aquí en tu habitación- le acarició los hombros.

Durante toda la cena, lo único que he deseado es asesinar a ese James.

-Aisha. . .yo. . .

-Estás muy tenso, cariño- le besó en el cuello, buscando encender su pasión, pero descubrió que él estaba enfadado. . . muy enfadado al parecer. Solo esperaba que sus sospechas no fuesen ciertas.

-No es un buen momento- le dijo, mirándola con frialdad.

-¿Estás rechazándome?- lo miró con ojos enormes.

-No lo tomes así Aisha, pero como he dicho, no es un buen momento- ella se alejó y lo miró muy seria.

-Eso es rechazo, solo que con otras palabras- le dijo con voz tensa.

-Vamos Aisha, no estoy de humor para una discusión.

-¿Y se puede saber qué te tiene de tan mal humor?- le preguntó y apretó los labios.

-Dejemos esto hasta aquí por hoy Aisha, por favor.

-¿Es una mujer?

-¿Y a ti que te importa?, ¡Deja los celos, que no eres mi esposa!- ella lo miró con ojos enormes que pronto se cristalizaron.

-No lo soy, no porque yo no quiera, sino porque tu siempre te has negado- su voz tembló- tolero que me engañes con otras.

-Nunca te he engañado- empuñó las manos- no soy de nadie, soy libre, Aisha y así seguiré siendo.-Pero podríamos. . .

-No- al interrumpió- no podríamos, lo nuestro es solo compañía en la cama Aisha, nos la llevamos bien. Solo eso, no comiences a querer controlarme, si bien es cierto que eres mi amante favorita, no toleraré insolencias- y dicho eso se marchó de su propia habitación, dejándola allí temblando de enojo e indignación. Ella solo era "su amante favorita", pensó mientras que las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Él solo la veía como una amante, cuando ella lo amaba y lo adoraba con todo su ser.

Solo esperaba que Ivette Cooper, no tuviese nada que ver en ese cambio busco de Zahir.

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Ivette. . .

Cuando llegó a su habitación, despidió a Maishea, asegurando que no la necesitaba. La chica se retiró deseándole buenas noches. Ella entonces se desmaquilló, se colocó una pijama, una cómoda bata de seda azul rey que tenía y se metió bajo las sabanas, después de un rato no podía conciliar el sueño, así que se sentó y se recargó en la cama, perdiéndose en sus pensamientos.

Se sentía agobiada y con un gran peso en su pecho, sentía unas terribles ganas de echarse a llorar, pero se negaba a ceder.

De pronto la puerta de la habitación se abrió y ella se giró con ojos enormes para toparse con la fría mirada del Príncipe.

-Alteza. . . ¿Qué hace en mi habitación?

-¿Quién demonios es James?- pregunto gruñendo. 

-¿Con qué derecho entra así a mi habitación, sin llamar?, ¿Con qué derecho me hace esa pregunta?-Ivette, bajó de la cama y caminó hasta él para encararlo enojada.

-¿Quién demonios es James?- repitió intentando contener la furia. La recorrió con su mirada, y se detuvo en aquellas seductoras piernas, sus bien torneados muslos. Y luego levantó la vista a sus ojos, se supone que estaba enojado. No podía permitir que lo distrajera con su cuerpo.

-Márchese ahora mismo de aquí- él avanzó y la tomó con fuerza del brazo.

-No me iré, hasta que me digas quién es James.

-Un amigo. Ahora márchese.

-¿Qué clase de amigo?

-¿Quién diablos se cree?, usted no tiene derecho a entrar así, a tratarme así y menos ha indagar en mi vida de esta manera.

-¿Qué clase de amigo es?- sus ojos trasmitían tanto miedo, pero Ivette, no se dejó intimidar.

-Un amigo, como usted es amigo de Aisha- le dijo sonriendo, entonces él la soltó y maldijo mirándola furioso- si no se marcha ahora mismo de aquí comenzaré a gritar y mañana hablaré con su hermano para que le de una reprimenda por abusador.

-Me interesa muy poco lo que Zabdiel tenga que decirme.

-Pues debería, es el Jeque- el volvió a maldecir.

Se acercó a ella con rapidez y la besó. Ivette abrió los ojos y la boca por la sorpresa, aquellos labios reclamaban los suyos con furia, con ira, con amargura y quizás hasta con dolor. No era un lindo beso, en cambio, era un beso para castigarla. Gimió de dolor por lo duro que estaba siendo. De pronto él la alejó bruscamente y ella sin pensarlo levantó la mano y le cruzó la cara con una fuerte bofetada.

-¡Imbécil!- le dijo-¡no vuelva a besarme jamás!- él la miró con ojos llenos de una ira indescriptible.

-Seguramente a él lo besas sin problemas.

-Ese es mi asunto, no el suyo- le escupió- es mi boca así que yo decido a quien besar y a quien no. Y no quiero que usted me bese jamás- le mintió pero la ira, los celos, la furia la estaba haciendo perder la razón.- ¡No soy una más de su harem!- le gritó- ¡aléjese de mi!- él a observó en silencio con los labios contraídos, entonces se giró y salió tan abruptamente como había entrado. Dejándola temblando de ira.

¿Qué diablos había sido todo aquello?

Ivette, respiró con dificultad allí con los ojos enormes se llevó una mano al pecho.

¿QUÉ HABÍA HECHO?

Había cacheteado al Príncipe. Negó con la cabeza. Estaba loca, lo cierto es que debía disculparse con él, sabía que la actitud de El Príncipe, no había sido la correcta, pero ella tampoco debió comportarse así, y menos abofetearlo, había sido una locura.

Lo cierto era que si quería que la besara, quería probar nuevamente sus labios, pero no así, no de aquella forma violenta, no como un castigo.

Se apresuró a correr para abrir la puerta y salir tras de èl, debían hablar, él debía explicarle el porqué de su comportamiento y ella debía disculparse, quizás podría darle un beso antes de irse a dormir.

Corrió descalza por los pasillos, rogando que nadie se despertara y la viera así porque sería vergonzoso tener que explicarlo. Lo divisó a poca distancia y corrió con más fuerza.

-Alteza. . . Alteza- le dijo suavemente, él se detuvo y se giró hacia ella, con fuego ardiendo en su mirada.

-¿Qué quieres?- su tono mordaz la intimidó.

-Yo. . . yo. . .

-No tengo tiempo que perder, pensaba pasar la noche contigo- le sonrió con ironía- pero es evidente que Aisha, está más que dispuesta a entregarme lo que tu me niegas- un fuerte calor la recorrió- en fin, siempre he dicho que las inglesas tienen la sangre fría- la recorrió con una mirada insolente- pero esta noche lo que necesito es calor, el calor de Aisha- ella lo vio girarse, alejarse un poco, luego entrar a una habitación que no era la suya.

Ella se quedó allí con los ojos llenos de lágrimas.

¿Él le había dicho todo aquello?

¿Pensaba pasar la noche con ella?

¿La llamó frívola?

Se iba a los brazos de esa mujer, esa mujer que no le negaba nada. Se sentía tonta y estúpida por haber querido disculparse y haber salido con una humillación mayor. 

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Aisha. . .

Me encuentro acostada en mi cama pensando en todo lo que ocurrió, no puedo creer que Zahir, se atreviera a rechazarme, es la primera vez que lo hace y me siento realmente afectada.

¿Qué le está ocurriendo?

¿Por qué se comporta así?

La puerta de mi habitación se abre y me siento en la cama.

-Zahir. . . – le digo sorprendida. Él tiene el ceño fruncido.

Un gritito escapa de mi garganta cuando lo veo desnudarse con rapidez y arrojarse a la cama junto a mi, no me da oportunidad de nada, comienza a besarme con fiereza, y gimo por sentir que me causa un poco de daño, me desnuda con rapidez sorprendente. Acaricia mi cuerpo casi con enojo, sé que algo le preocupa y necesita desahogarse, así que estoy dispuesta a olvidar lo que pasó y a permitirle que sacie mi cuerpo y se liberé de lo que le aqueja.

Sus manos se toman con fuerza mientras arremete contra mi en una cruel invasión, gimo de placer y dolor, que se mezclan y se confunden.

Solo le dejaré que haga lo que quiera, que alcance su liberación.

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