*PRÓLOGO*

AMORES MIOS, SEAN BIENVENIDOS AL SEGUNDO LIBRO DE LA SERIE AMORES ORIENTALES. REALMENTE ESPERO QUE LO DISFRUTEN, SERÁ UN LIBRO QUE TENDRÁ UN POCO DE TODO. YA TIENES LISTAS TUS MALETAS? PORQUE NOS VAMOS A NORUSAKISTAN!!! 




Ivette. . .

Salgo de la habitación que me asignaron, con la intención de ir a buscar a mi hermana, muero por algo de beber y es que jamás pensé que en Norusakistan hiciese tanto calor, no sé cómo pueden vivir aquí, yo siento que me derrito.

Nada más cruzar el pasillo, me encuentro con aquellos profundos ojos grises.

¿Son ideas mías o hace más calor todavía?

¡Pero que tonta Ivette, mantente en tu lugar!

-Señorita Ivette- su profunda voz hace que me estremezca, nunca había tenido una atracción física como la que sentía cuando le miraba.

-¡Alteza!- le dedico una tímida sonrisa.

-¿Le han dicho alguna vez lo hermosa que es?- me pregunta y de inmediato siento que me ruborizo.

-Yo. . . muchas gracias.

-Qué hermosos ojos, señorita Cooper, pero lo que más me gusta; es su boca- doy unos pasos atrás y siento que mi espalda choca contra la pared. Lo veo avanzar hacia mí y comienzo a hiperventilar. ¿qué quiere?- su boca es perfecta, es tentadora y. . . – susurra ya muy cercas de mi rostro- me pregunto si será tan dulce como aparenta.

-Yo. . . –no me da tiempo a culminar. Tengo una de sus manos a cada lado de mi rostro, inmovilizándome y negándome una huida, mis ojos se abren enormes al sentir el roce de sus labios sobre los míos.

-Alteza. . . – quiero protestar pero de pronto su boca reclama la mía. Un cosquilleo nace en mis labios y se extiende a través de mi cuerpo. Su boca no es tímida, sino que es avasalladora, arremete contra la mía sin piedad, arrancándome el aliento. Elevo mis manos y toco su pecho, en la necesidad de asirme de algo porque el vértigo me invade. Su lengua invade mi boca haciendo que me estremezca y respondo sin reservas a la exigencia de sus labios, quedándome sin aliento.

Cuando el beso culmina me ve directamente a los ojos, él parece tan tranquilo, y yo me siento tan descontrolada, mi pecho sube y baja agitadamente, el rubor debe cubrirme la cara, ¿ por qué me ha besado?

-Yo. . . – él se aleja un poco.

-Sí, es perfectamente dulce, Ivette Cooper, una boca deliciosa- me sonríe y yo siento que no tolero la vergüenza- quiero volver a probar. . . – dice intentando acercarse pero sin esperar a que llegue nuevamente a mí, salgo corriendo por el largo pasillo.

Solo pienso en mi mala suerte, cuándo veo la imagen de Bella a mitad del pasillo. ¿Ahora cómo le explicaré la situación?

Al llegar a dónde estaba ella, noto que me mira con ojos enormes, me detengo y la miró en silencio.

-Vetty. . . ¿ocurre algo?- me pregunta.

-No. . .sí. . .no. . .yo. . .- estoy tan confundida. ¡Concéntrate idiota! Me reprendo a mí misma.

-Intenta calmarte- me dice mientras me observa como escudriñándome- no lograré comprenderte.

-No. . .no sucede nada, Bella. Yo. . .solo caminaba.

-Corrías, mejor dicho. ¿Y porque pareces tan agitada?- pregunta frunciendo el ceño.

-No. . . Bueno, sí.

-Estás muy extraña Vetty, ¿qué ocurre?- insiste y no sé qué decirle. ¿Cómo explicar que el Príncipe me besó? ¡Y de qué manera lo hizo!

-No sucede nada Bella, de verdad- me muerdo los labios en un gesto tan mío e Isabella frunce el ceño- ¿puedo irme?

-Claro. Voy a mi habitación a descansar. Sospecho que me dará migrañas.

-Que te mejores, Bella- la beso en la mejilla y me alejo con rapidez.

Zahir. . .

-¿Pero qué. . . ?- me quedo viendo su imagen alejarse en carrera- ¿qué le pasa a esa mujer?- me pregunto confundido. es la primera vez en mi vida que me ocurre esto. Por lo general después de que las beso, suelen arrojarse a mis brazos por más, pero nunca. . . nunca en mi vida, una mujer ha salido corriendo en dirección contraria a mí- sé que suena un poco arrogante pero es la verdad- Tendré que ir por ella y pedirle una explicación.

Comienzo a caminar por el pasillo, doblo en el siguiente, pero maldigo internamente cuándo veo a Isabella, frente a la puerta de las habitaciones que comparte con mi hermano. 

Por Alá, que mala suerte.

-¡Zahir!- la observo un momento y luego relajo mi ceño, no sé en qué momento lo fruncí.

-¿Cómo está, futura Excelencia?- le pregunto serio.

-Yo bien, Alteza- me sonríe- con un pequeño dolor de cabeza, nada del otro mundo.

-Espero mejores- le digo con sinceridad.

-Así será, solo necesito descanso, he estado agotada con los preparativos de la boda.

-Todo saldrá bien- le digo para tranquilizarla.

-Lo sé- aceptó ella con un suspiro.- ¿a dónde va, Alteza?

-Yo. . . psss. . . buscaba a Ivette- le digo llanamente, no tengo nada que ocultar.

-¿Ivette?- Isabella, frunce el ceño de inmediato. Fija la vista en mi - ¿se puede saber qué ocurrió entre ustedes? – me pregunta.

-¿A qué te refieres?- la miró fijamente.

-Ivette venía como asustada, agitada y evidentemente alterada, ahora tú la buscas.

-No ocurrió nada- miento descaradamente.

-Es evidente que ocurrió algo- refuta.

-Nada de qué preocuparse, Futura Majestad.

-Dejémonos de bromas, Zahir. ¿Qué ocurre con Vetty?

-Nada Isabella. No te preocupes- le beso la mejilla con rapidez y comienzo a alejarme.

-¡Alteza!- me llama, así que me giro para observarla.

-¿Sí?

-Recuerda que Ivette, es mi amiga, mi tesoro, es como mi hermana menor y no toleraré que la lastimen. Ni siquiera tú- Isabella me dice aquello con el ceño fruncido, la observo seriamente y sin decir nada giro y me marcho.

Los días siguientes coqueteo con ella, pero se muestra reservada y confundida. Mañana será la boda, espero recibir un beso más de aquella dulce boca.

Ivette. . .

La boda es preciosa, la combinación del mundo oriental y occidental ha salido de maravilla, Zabdiel e Isabella, se ven felices y yo estoy feliz de que Bella al fin haya encontrado al amor. Suspiro con pesadez. Ese amor que tanto busco y que parece huir de mí.

Aunque esté inmensamente feliz por Bella, tengo una intensa furia dentro de mí, y eso se debe a que "Su Alteza" se ha paseado toda la noche de brazos de esa mujer. . . Aisha.

¿Cómo puede ser tan descarado?

No ha dejado de coquetearme ni un solo día y ahora anda con ella. Definitivamente es cierto todo lo que dicen; Zahir Amir Mubarack Maramara, no es más que un mujeriego sin remedio y yo no estoy dispuesta a ser una más en su lista.

Zahir. . .

Era de esperarse que Aisha estaría el día de hoy aquí en la boda de mi hermano, es solo que precisamente hoy no ansiaba su compañía, pensaba que podría pasar la velada con Ivette, pero ella no ha dejado de enviarme miradas furiosas que encierran un mudo reproche y sé que se debe a que he estado coqueteando con ella, pero no puedo sacarme sus dulces ojos, o el sabor de su boca no puedo olvidarlo. Creo que la bendita rosa inglesa e s una bruja.

Aisha, se va en busca de algo para beber, yo camino hasta dónde está Ivette, quien sonríe y aplaude alegre por la música.

-Qué hermosa, señorita Cooper- le digo en tono seductor. Ella se gira y me mira con sus ojos cargados de seriedad.

-Gracias, Alteza- repica tajante.

-¿Cuándo me llamarás por mi nombre?

-Nunca- dice cortante.

-A ver Ivette. . . ¿qué te tiene tan molesta?

-No estoy molesta, Alteza. En estos momentos soy una de las mujeres más felices del mundo, mi amiga ha hecho una elección maravillosa y estoy segura que será feliz.

-Así será, Alá mediante, se ha casado con mi hermano- digo en tono arrogante.

-Se cree usted mucho, Alteza. Pero El Jeque y usted, no se parecen en nada, son dos hombres totalmente distintos- me dice con voz dura- gracias a Dios- aquellas palabras me hieren. Sé que no somos iguales, él es mejor que yo, ya lo he asumido hace mucho, es más ya basta con un perfecto en la familia, yo me siento bien como soy.

-¿Me dirás lo que sucede?- le pregunto tomándola del antebrazo, frunciendo el ceño. No me siento bien sabiendo que está enfadada.

-Manténgase alejado de mí, Alteza, y le pido que no me obligue a repetírselo- se suelta de mi agarre, dando un fuerte tirón a su brazo, y se aleja con su flamante atuendo, mezclándose entre la multitud.

Me quedo allí observándola, sin saber qué decir o hacer. No será fácil para mi afrontar que tendrá que irse en algún momento, pero sé que es lo mejor. Ivette Cooper, comienza a turbar mi forma de ser y eso no puedo permitírmelo.

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