Capítulo 7

~Blanca~ 

Hace unos cuantos días que vino y me trajo este cd, un cd que me acompaña desde que me lo entregó, intentaron quitármelo pero no pudieron, me aferre al disco como si fuera mi muñeca favorita de cuando era niña, la primera muñeca que me regaló mi mamá antes de enfermar y caer en cama y meses después dejarme sola con mi padre. 

No termino de acostumbrarme a este encierro, cada día me desespero mas y es peor cuando él no viene, cuando tarda días en venir. 

Por lo menos ahora no me tienen la capucha puesta ni las cadenas que me dejaron marcas en mis muñecas y tobillos, por los movimientos bruscos que hacía al sentir a alguien tocarme. 

Ahora me siento muy nerviosa y con unas ganas tremendas de llorar pero no quiero, no quiero que nadie me vea así, no soy débil y no me mostraré mal delante de nadie, pero este nudo que estoy sintiendo en mi pecho es inevitable y me hace saltar algunas lágrimas las cuales limpio rápidamente. 

Te extraño mucho pa. 

Me voy a la esquina de esta habitación donde me refugio cuando siento miedo, pero esto que estoy sintiendo es mucho más, es una opresión en el pecho que no me deja respirar bien. 

- Lo intento papá, lo intentó con todas mis fuerzas pero no puedo, no puedo respirar. Te necesito, necesito tus manos a cada lado de mi rostro mirándome a los ojos y diciéndome que esto pasará, que todo estará bien, que es sólo una prueba y que la vamos a superar. 

Todo eso lo sé, pero necesito escucharlo, necesito la voz de mi papá. 

Me abrazo las piernas apoyando mi cabeza entre mis rodillas y meciéndome. 

- Respira Blanca, respira, poco a poco.

Me repito una y otra vez pero me es imposible controlarme, siento como mi cabeza se va quedando en blanco y no puedo pensar, quiero seguir pensando en mi papá, en todas las veces que el me cuidaba cuando sentía miedo, en su forma de abrazarme y dejar suaves besos en mi cabeza y después terminar riéndonos por alguna tontería que me decía logrando sacarme de ese trance de miedo en el que me sumergia. 

Pero no está aquí y no siento fuerza para seguir y siento mi cabeza dando vuelta, abro los ojos y veo como se mueve todo y me entra más miedo y siento muchas más lágrimas caer por mis mejillas, me resulta demasiado difícil seguir respirando. 

~Kendal~

- Hola chicos.

Saludo al llegar a este lugar que si todo sale bien no volveré a ver, llevo unos días sin venir pero tenía que terminar de arreglar todo, darle el último toque al que será el nuevo hogar de Blanca mientras se resuelve todo. 

- Hola jefe. 

Me dicen como siempre que llegó, saben que no soy el superior pero aún así me respetan menos uno que me quiere sacar canas verdes. 

- Oye tú. - Lo miro cruzándose de brazos mientras me acerco a él. - ¿Qué se supone que harás? 

Es el único que imagina algo, pero no le he confirmado nada y mucho menos le digo nada, no quiero meterlo en problemas. Se que mi padre no dudaría ni un segundo en hacerle daño. 

- No te importa.

- No quiero tener problemas y aquí todos saben que tú y yo somos amigos. 

Me dice bajo para que nadie escuche. Y por eso no le he dicho nada ni le diré y no entrará en mi plan. 

- Tranquilo, no sabrás absolutamente nada, ni cuando, ni donde, ni por qué lo haga. 

Me río y le dejo ahí parado mientras voy a la puerta que será el último día que cruzaré. 

La busco con la mirada y no la veo hasta que doy un paneo general al lugar hasta que llegó a una esquina de este cuarto y la veo tirada en el suelo. 

Me sonrío mientras me acerco. 

- ¿Por qué tan apartada? 

Pregunto mientras me acerco pero no recibo respuesta algo que no es normal en ella. 

- Blanca. 

Me acerco y la levantó, tiene los ojos fijos en algún lugar, es como si estuviera en un trance, pero no reacciona por más que la muevo. 

- Hey, hey mirame. 

Me siento delante de ella, la agarró por las mejillas haciendo que me mire pero no reacciona y puedo ver como trata respirar y no puede. 

- Blanca respira despacio, estoy aquí no te pasará nada. Respira. 

Veo cómo logra mover sus manos y llevarla a su pecho apretando, sigo hablándole suavemente para que se relaje, con esto recuerdo un ataque que tuvo mi madre antes de morir y me empieza entrar mucho miedo. 

- No puedes morir, Blanca no puedes morir, respira despacio, mirame, mirame, despacio, así muy bien, despacio. 

Empieza a respirar mejor y mi alma vuelve a mi cuerpo, se queda mirándome y de sus ojos salen lágrimas, unas lágrimas que en todos estos meses nunca vi. 

- Todo estará bien, te lo prometo. 

Le digo y sin pensarlo le doy un beso en la mejilla pero tan cerca de sus labios que me hace estremecer todo el cuerpo. 

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