Capítulo 2
Punto de Vista de Lucifer:

"¡Maldición!".

"¡Derek pedazo de mierda! ¡Cómo se atreve!". Grité.

Derribé la silla de una patada. Apreté la mandíbula con tanta fuerza que me dolían las encías.

Mi sangre estaba hirviendo y todo lo que tenía ante mis ojos, lo veía rojo.

La ira no se disiparía hasta que matara a ese maldito con mis propias manos.

Uno de mis cárteles de la droga fue destruido. Derek Dawson estaba detrás de eso. Siempre sabía que él intentaría algo así. La familia Dawson no podía aceptar su derrota. Hace veinte años, mi padre destruyó a los Dawson y prosperó el legado de la Mafia Martinez.

Después de que asumí el mando, todo cambió. Fortalecí su imperio hasta el punto de que

nos volvimos tremendamente ricos. Yo era mucho más cruel que mi padre. Drogas, armas, lavado de dinero- utilizaba todas las formas para obtener dinero. Lo que sea que me daba ganancias, lo hacía.

Pero no me gustaba el tráfico de órganos, ni el tráfico de personas. Yo era cruel, era vulgar pero tenía mi propio código de moral establecido.

Lo que más valoro es el compromiso. Ya sea para ti o para mí, prefería morir que dejar que mi compromiso se rompiera.

"Jefe, él se escapó", me informó Ryder.

"Después de destruir mi cartel, el maldito bastardo se escapó. No tenía los cojones para quedarse aquí. ¡Maldito coño!". Estaba echando humo.

Estaba dando vueltas, los pasos impacientes. Necesitaba matarlo.

"¿Qué hay de su hijo? ¡Te dije que me lo trajeras! Él sabe dónde se escondió su padre. Él maneja la mitad de sus negocios". Yo hablé.

Sonó mi teléfono. Acepté la llamada.

"¿Qué diablos dijiste? ¡Quién te dijo que la secuestraras!". Ladré a través del teléfono.

"¿En serio?".

"¡Mierda!". Siseé.

"Está bien, ya voy. No la dejes ir a ningún lado". Corté la llamada. No podían localizar a Derek ni a su hijo Devin. Ambos estaban huyendo.

.......................................................................................................

"Jefe, aquí está ella". Dijo Diego. Él era uno de mis hombres leales. Pero era un cabeza dura.

Entré en la celda de tortura de mi deposito. Vi a una mujer pequeña atada a la silla. Su rostro no se mostraba ya que una cubierta negra cubría su rostro. Pero a juzgar por su físico, podía ver que no tenía más de 30 años.

Pero algo me llamó la atención, entrecerré los ojos cuando mis ojos se posaron en su regazo. Su vestido le llegaba hasta los muslos y podía ver moretones en ambos muslos. Y los moretones parecían bastante recientes. Mis ánimos se caldearon.

Apreté los dientes con ira y le di un puñetazo en la cara a Diego.

Diego cayó al suelo perdiendo el equilibrio.

"Jefe, ¿hice algo mal?". Diego preguntó confundido. Se tapó la nariz para detener la hemorragia.

"¿Cómo te atreves a follarla? No te di permiso para tocarla. Incluso la forzaste". Gruñí y saqué mi arma. No permitía que mis hombres tocaran a las personas que secuestraban.

"¡Señor, lo juro! No la toqué sexualmente". Diego tragó con miedo.

"Entonces, ¿qué es esto?". Pregunté, señalando los moretones.

"Jefe, no lo sé. Habla con ella si no me crees”. Sugirió Diego.

"Si mientes, te mataré. Ahora destapa su rostro y desata sus manos". Ordené.

Diego rápidamente le quitó la tela que le cubría la cabeza y le desató las manos.

Vi el rostro de una chica, ella no tendría más de 20 o 21 años. Tenía los ojos cerrados, seguía inconsciente.

"¿Es ella? ¿Estás seguro?." Le pregunté a Diego levantando la ceja. No podía creerlo del todo.

"Sí, estoy seguro. Creo que podemos conseguir algo de información de ella". Añadió Diego.

La miré a la cara. Tenía un rostro angelical perfecto, sus cejas eran medio arqueadas, nariz afilada, pómulos altos, labios regordetes. Entonces mis ojos vagaron por todo su cuerpo. Sus senos grandes eran visibles a través de su vestido azul de manga larga.

Ella era extraordinariamente hermosa. Casi celestial.

¿Por qué una chica como ella se casaría con una persona que tenía el triple de su edad? ¿Por dinero?

¿Era una cazafortunas?

Mi mesmerización se convirtió en disgusto. Pero los moretones de sus muslos picaban en mi cabeza.

¿Qué le pasa a ella? ¿Estaba siendo golpeada por alguien? Y había un corte a un lado de su frente.

"Llámame cuando ella despierte".

......................................................................................................

Dos horas después.

Estaba revisando los informes sobre envíos de armas a Rusia.

"Jefe, ella está despierta". Diego llamó a la puerta.

Caminé hasta la sala de tortura. Antes de que pudiera decir algo, vi que la chica estaba temblando en la silla.

"C-créeme, no sé nada. D-déjame, por favor". Un chorro grueso de lágrimas rodaban por sus mejillas. Sus labios levemente magullados estaban temblando.

Sus ojos azul océano estaban suplicando. Se veía diez veces más hermosa que cuando estaba inconsciente. Pero ella estaba asustada.

Este tipo de belleza parecía irreal, parecía una fantasía hecha realidad. Su presencia entre nosotros, en este depósito de mierda, que apestaba a sangre y orina, ella no pertenecía aquí.

Pero, por desgracia, ella selló su destino cuando se casó con Derek.

Quizás ella tenía su propia historia. ¿O no?

"Eres la esposa de Derek Dawson. ¿No es así?". Pregunté para confirmar. Ella me miró, la incertidumbre y la desgana nadaban en sus ojos.

Entonces miró al suelo. Apretó los labios.

"Te pregunté algo", gruñí.

"S-sí". Su voz se quebró.

"Entonces no se ha cometido ningún error. ¿Alguien te tocó de forma incorrecta mientras te llevaban?". Pregunté.

Ella sacudió su cabeza.

"Está bien. Sabes que tu esposo me debe mucho. Se atrevió a estropear mi negocio. ¿Me dirás dónde está?". Arrastré una silla ante ella y me puse cómodo.

"No sé nada de él. No sé nada". Ella respondió.

"Escucha, te aconsejo que digas la verdad. Si dices la verdad, puedo ser generoso y perdonarte la vida".

"Te estoy diciendo la verdad. Si no me crees, mátame". Ella dijo.

"Prefieres la muerte que decirme la verdad, ¿así de leal que eres con tu marido? ¿Te sedujo presumiendo su dinero?". Me burlé.

La expresión que mantuvo su rostro, por un momento, parecía que alguien la golpeó con fuerza en la cara.

Cerró los ojos con fuerza al escucharme y se mordió los labios con fuerza. Volvió a bajar la mirada a su regazo.

"No sé nada. Créeme". Ella me dijo. Su misma respuesta me estaba frustrando. En algún momento, me dieron ganas de golpearla fuerte.

"Sabes que nunca golpeo a las mujeres ni las torturo para sacarles respuestas de su boca. Mejor te dejo con Cindy. Ella se ocupará de ti". Me levanté de la silla.

Ella era una estúpida. Si pensaba que mi partida era mejor, ella estaba completamente equivocada. Cindy era una de nuestras mejores asesinas a sueldo.

"Jefe, me llamaste". Cindy era directa y profesional. Si alguien intentaba joderla, ella nunca vacilaba en poner una bala entre sus ojos.

"Necesito respuestas. ¿Dónde está Derek? Sácalo de ella". Al decirlo, salí de la habitación.

Salí del depósito y conduje hasta uno de mis clubes de desnudistas.

Entré a mi oficina, entonces sonó mi teléfono. Vi el identificador de llamadas. Era Cindy.

"Hola, jefe. Creo que la chica está diciendo la verdad. Es posible que realmente no sepa sobre el paradero de Derek". Cindy habló.

"¿Cómo lo sabes? ¿Le aplicaste el polígrafo?". Pregunté.

"Jefe, le pregunté muchas veces, pero ella dice que no sabe. Entonces como que le di una paliza y la situación se me escapó de las manos". Sentía vacilación en su voz.

"¿No me digas que la mataste?". Pregunté con incredulidad.
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo