Capítulo 3

Punto de vista de Sandra

En tan solo unos minutos el campo de entrenamiento se había llenado especialmente con guerreros que estaban expectantes de ver a su prospecto favorito y a una chica que sorprendió a todos llegando hasta la final. El que Fritz perdiera conmigo podría significar algo grande para él y sobre todo humillante. Para mí por otro lado solo iba a cambiar mi vida por seis meses, en lo que hubiera otro torneo y yo volviera a quedar en medio.

Estábamos frente a frente, él con una sonrisa traviesa. “¿Vas a decir algo para intimidarme?” le pregunté.

“No para nada” Respondió sacudiendo su cuerpo, en preparación para la pelea “De hecho ha sido toda una sorpresa verte pelear así” yo levanté mis cejas demostrando extrañeza a su comentario “Grata sorpresa, no me malinterpretes, de hecho me emociona pelear contigo”

“Ok…” Si no me equivoco había algo de coqueteo en su voz, pero me alejé, sacudí mi cabeza y respiré hondo. Lo había visto pelear antes y era letal, golpes rápidos y precisos, para durar con él mínimo diez minutos y no perder ridículamente tenía que esquivar sus golpes costara lo que costara.

“Te apuesto la cena a que no dura más de un minutos” Dijo uno de los guerreros elite.

“No la voy a subestimar, yo digo que como unos cinco” Le respondió otro entre risas.

 'No te distraigas' Gritó Kira 'Concéntrate, podemos hacer esto'

'Claro, claro' Le respondí y dirigí mi mirada a Fritz, que ya estaba listo para luchar. Me puse en posición de defensa y la campana sonó. Los dos esperamos a que alguien hiciera el primer movimiento, pero yo sabía que el hacer eso iba a ser mi fin, entonces solo me empecé a mover a la derecha, él hizo lo mismo y nos estábamos moviendo en círculos. 'Si continuamos así por diez minutos no será tanta vergüenza' Pensé

'Concéntrate dije, y no dudes de ti, podemos hacer eso' Me regañó Kira, sorprendentemente tenía mucha fe en nosotras, lo que me hizo pensar en que habría oportunidad de vencerlo. En un abrir y cerrar de ojos Fritz se movió y me lanzó una partada, yo la esquivé. De ahí en adelante se concentró en golpearme con un intento tras otro, yo no podía esquivarlo dos veces con la misma técnica por que las aprendía y las preveía. Hasta que me dio un golpe que pude bloquear con mi brazo que ardió y vi que, para esa velocidad y esa fuerza estaba usando a su lobo.

Usar a tu lobo en batalla cuando estás en tu forma humana, es algo que se usa muy seguido, pero tiene un lado negativo, te cansa mucho. Esa era una posibilidad para vencerlo, de hecho la única que se me había ocurrido, hacer que se canse. Entonces me dejé golpeara en los brazos y las piernas, lo suficiente como para cansarlo poco a poco para que no se diera cuenta de mi plan.

Después de unos minutos ya tenía mis extremidades dormidas, pero seguía teniendo fuerza y él usaba a su lobo cada vez menos, por el cansancio quiero suponer, por lo que decidí atacar, le di un rodillazo en la parte de afuera de su muslo derecho para dormirlo, le puse el pie derecho atrás de sus piernas y con el brazo del mismo lado lo golpee tirándolo hacia atrás.

Se escuchó una inhalación profunda del público por la sorpresa y la opción que yo ganara y de verdad lo creí, hasta que sentí un golpe en la parte trasera de mis rodillas haciendo que los pies falsearan y callera al piso, me intenté levantar rápido pero ya tenía el pie de Fritz en mi garganta y en sus labios una sonrisa traviesa.

Había perdido y el campo de entrenamiento estalló en gritos y aplausos. Yo me quedé ahí en el suelo y pronto Fritz me acompaño.

“Hace mucho que no me cansaba así en un entrenamiento, ni que pensaba que iba a perder” Me dijo con sus ojos grises clavados en los míos. No se exactamente qué me hizo reír, pero reí un poco, él hizo lo mismo y acercó su puño a mí “Buena pelea” yo golpee su puño como respuesta, él se levantó y yo lo seguí.

Al levantar la vista él estaba pasmado y entendí por qué dirigir mi mirada a lo que él estaba viendo. El Alfa Tomás estaba ahí en las gradas, había visto toda la pelea, se levantó y se fue. Dirigí mi mirada instintivamente a Beta Noa que me vio, asintió y se fue.

Quise buscar a Sofía y a Verónica, pero no las vi por ninguna parte, así que me dirigí a los casilleros. Me di un baño con agua fría para calmar a mis músculos que ardían y con un escalofrío por todo mi ser escuché la vos del Alfa por el enlace mental 'Ven a mi oficina'.

Salí del baño y me puse un short y una playera holgada de tirantes, agarré mi mochila y me dirigí a la casa de la manada dónde trabajaban y vivían el Alfa y la Luna. La verdad estaba muerta de miedo, no sabía qué me esperaba, el Alfa por lo general no estaba en los torneos y tampoco sabía qué iba a decir, muchas escenas pasaron por mi cabeza, como que les había llegado a segundo lugar por pura suerte y me ponía a hacer trabajo con la basura.

Pronto llegué a su oficina, que de por sí esta muy cerca de los campos de entrenamiento. La puerta estaba cerrada por lo que me senté en el sillón que tenía afuera y escuché unas voces al interior, parecía ser el Alfa Tomás y el Beta Noa hablando.

“¿Estás seguro?” Le preguntaba el Alfa a su Beta “La manada Luna Creciente ya se fusionó con otra manada y se están acercando mucho, temo que se acerquen demasiado y quieran fusionarse con nosotros”

“¿Tienes miedo que a ella le toquen enfrentamientos? No te preocupes por eso, ella puede soportarlo, es muy fuerte y hábil, no tengo duda de que lo pueda manejar” Respondió el Beta Noa, suponía que estaban hablando de mí. “Yo me responsabilizo por lo que le pase”

“Esta bien, creo en tu juicio” Concluyó el Alfa. Me sobresalté cuando la puerta se abrió.

“Puedes pasar ahora Sandy” Me dijo Beta Noa, me levanté y entré a la oficina cabizbaja. Alfa Tomás hizo un ademán para que me sentara en una silla frente de él.

“Como eres parte de los primeros lugares en el torneo juvenil, te toca patrullar los alrededores junto con los guerreros elite, solo te lo voy a preguntar una vez y después no hay vuelta atrás” Dejo con una voz bastante seria “¿Quieres algún día ser parte de los guerreros? Si tu repuesta es negativa no te obligaré a patrullar y te cambiaré de trabajo, pero si es positiva, no podrás cambiar de tarea hasta el próximo torneo”

Su mirada estaba fija en mí aunque yo no lo estaba viendo a los ojos. Aquí estaba el momento decisivo, un momento para decidir qué clase de persona quería ser, quería vivir una vida tranquila, jugando un rol pasivo en la manada, o quería estar en la primera línea de fuego defendiendo a mi gente, en cuanto pensé eso la decisión se hizo clara, respiré profundo para darme valor y subí la mirada clavando mis ojos en los del alfa y dije sin un gramo de duda en mi voz “Si, quiero ser parte de los guerreros”  

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