Te quiero siempre mía. (LIBRO II)
Te quiero siempre mía. (LIBRO II)
Por: Jhoi Páez
Capítulo 01

Mia.

Una, dos, tres...

Son las veces que Erick golpea el suelo con su zapato, mientras la profesora habla de no sé qué sobre arte. Tengo unas ganas inmensas de golpearlo solo para que se detenga antes de que me cree un dolor de cabeza inhumano.

No deja de mirarme desde el otro extremo del salón y a su lado está Elis riendo con maldad.

Bien, voy a resumir esto de una manera que pueda entender que mierda les pasa a ese par de idiotas.

Mm...

Erick quiere sexo conmigo y está molesto porque lo dejé con una enorme erección antes de venir a clases y fingir que no existe. Elis, por su parte sigue enojada conmigo porque cree que pretendo algo con Allek, quien le comentó que soy una "buena amiga" para que ella no se fuera de soplona con todos en la Universidad y alrededores. Cosa qué, no debió hacer porque ahora su pretendiente anda tras de mí como una sombra tratando en lo posible de patear mi trasero en todo.

—Wuao, que vida la mía. —Resoplo, Maríe a un lado ríe por lo bajo.

—Enserio tienes un problema con eso de hablar sola, —hace una pausa y deja de escribir en su libreta para sacar algo de la mochila. Una pequeña hoja está en su mano la lee y luego me la extiende— Ten, es un buen psicólogo. No digo que estés loca porque de ser así te daría el de un psiquiatra, pero en definitiva si llegas a necesitar alguien con quien hablar pues ya ves, tienes a quien acudir sin gasto alguno porque es libre para los de esta Universidad.

Estoy por decirle cuanta grosería llega a mi cabeza cuando se acerca confidente.

—Además, es mi hermano y está pasando por una ruptura de espanto. Pero es un moreno que te va a dejar impactada.

Aguanto la risa, solo para no ser el blanco de todas las miradas. Pero enserio que esto está para llorar de la risa ¿Quien en su sano juicio le anda por ahí buscando novia al hermano mayor? Únicamente Maríe Suarez, solo ella hace eso.

En el momento en que llegué con el par hace un mes y medio. Y fui abandonada a mi suerte para que hiciera amigos, no pensé que fuera tan rápido, ni mucho menos que sería una chica con el cabello morado y ropa negra. Ella es todo lo que siempre he sido en otras ciudades, solo que esta vez no podré mostrarle mi verdadero vestir por precaución.

—Oye, Mar. —Gira su rostro para mirarme mejor. — ¿Te gustaría conocer a una amiga? Se llama Vicky, es un poco anormal pero dijo que vendría de visita y la verdad es que no conozco mucho el sitio y me agradaría llevarla a buenos lugares.

Hace una mueca. La sola mención de mi mejor amiga hace que se me revuelva el estómago, de solo recordar el sitio de donde viene y las personas con las que comparte en el instituto. Lo recuerdo a él, por sobre todos.

—Ya. Ya. No te preocupes, —coloca una mano sobre la mía, al parecer me perdí entre mis pensamientos— no tienes que temer de la sociedad, veras a mi también me gustan las niñas no por eso voy a andar triste de lo que piensen los demás acerca de ello. Prometo ayudarte para que les vaya muy bien en su cita.

¿Qué mierdas? Alzo una ceja, malinterpreto todo. Pero mejor callo y luego lo hablo con ella en un sitio más privado, no se le ocurra gritar alguna estupidez en el salón o los pasillos.

La profesora termina con su clase y por ende se acerca la hora de matemáticas, por suerte esta clase me la puedo saltar gracias a que solo bastan unos minutos para escapar antes de que entre el viejo aburrido de Sanders.

Me coloco en pie, no quiero tener que ver números en momentos depresivos. Maríe mira en mi dirección pero con un asentimiento de cabeza sabe que no estoy bien como para estar sentada escuchando problemas matemáticos.

Erick está por gritar mi nombre para que todos giren a verme cuando siento que caigo de bruces al suelo. Y en efecto, es así. Mi nariz se estampa contra la horrible cerámica.

—Mis disculpas, no fue... —Las palabras sobran cuando nuestros ojos se conectan. Mis labios se entre abren de tan solo ver como alza una ceja y saca pecho, tose para recuperar la voz y sin más comienza con su presentación, dejándome como una tonta en el suelo siendo la burla de todos mis compañeros.

Oh, esta me las va a pagar profesor.

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