Reacción

Carmen no estaba segura de si lo escuchó mal o si lo escuchó bien, o si se estaba quedando sorda o simplemente estaba siendo acosada por una imaginación hiperactiva. El estaba bromeando.

Él tenía que estar haciendo una broma.

O ella estaba soñando. Sí. Todo esto era un lindo y encantador sueño, uno con el que iba a despertarse en unos pocos malditos segundos.

Debido a su preocupación, no escuchó su movimiento, ni siquiera sintió que se acercaba, es decir, hasta que sintió el calor que irradiaba pulgadas detrás de ella y se dio cuenta de un par de manos grandes y fuertes que se acomodaban en su cintura. Manos familiares, las mismas que habían tocado la misma cintura la noche anterior.

No, esto no fue un sueño, no podría serlo.

Agarró el mostrador frente a ella,

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