Capítulo II

"Welsey Moley."

No tenía ni la más mínima idea de por qué había dicho ese nombre, pero fue lo primero que llegó a mi cabeza en forma de recuerdo, que se pasaban como imágenes oscuras y poco visibles.

— ¿Qué hay en ese sitio? —murmuró.

Caminé por la habitación tratando de encontrar una respuesta, pero no la tenía. Simplemente quería ayudarlo, y como no recuerdo más que una fecha y mi nombre, forcé a mi mente a recordar algo y eso fue lo primero que llegó.

—Es como una especie de Motel desolado, puedes dejar el cadáver por allí sin que nadie más te vea, y fingir que estabas en busca de otro lugar para vivir. —Comenté.

Luego tomé asiento en su cama y noté como el chico frotaba su cara de una manera desesperada, por lo que veo aún no se acostumbra a verme, es más, creo que está empezando a creer que está loco.

— ¿Por qué me ayudas? —comentó mirando a un punto fijo en la pared.

—Porque... no sé, quizás no me agrada que ese hombre —señalé el cadáver— estuviese matando a diestra y siniestra, a gente inocente. —Falso, simplemente quería ayudarlo y nisiquiera sabía por qué, solo tenía ese extraño presentimiento muy dentro de mí.

—Muy bien, lo haré —suspiró profundo y tomó las llaves de su auto, de pronto ya se encontraba arrastrando el cuerpo fuera del lugar. — ¿Podrías ayudarme y decirme si hay personas afuera? —asentí.

Salí traspasando la pared, note que solo había dos chicas y estas se estaban marchando, al parecer la recepcionista había terminado su turno en el Hotel y era hora de marcharse. Dylan tiene mucha suerte de que este lugar esté mal ubicado, y de que tengan trabajadores tan ineficientes.

—No hay nadie en este momento —Sostenía el cuerpo envuelto en una sábana y colgando de su hombro. —Mejor apúrate antes de que alguien quiera ir a buscar comida china o algo más. —Dije, asintió y salió casi corriendo, al llegar afuera abrió el maletero de su auto y metió el cuerpo, se quitó la camisa y la arrojó dentro quedándose con una pequeña franelilla.

Me observó de arriba abajo como examinando algo, me hizo señas con la cabeza para que subiera, alcé una ceja y entré por el maletero del auto hasta llegar al asiento del copiloto, donde al verme ahogó un grito.

—Debes acostumbrarte, hasta ahora yo soy la única que sabe de esto y te puedo ayudar. —Asintió asustado y puso el auto en marcha, por el camino no hacía más que hablar consigo mismo. Lo podía notar porque fruncía el ceño varias veces y movía los labios como si susurrara.

—Creo que es aquí —comentó, luego de pasar por un camino lleno de árboles y completamente solo.

—Muévete y arrójalo al lago —señalé el pequeño precipicio que se podía ver, llevaba a un lago al final del camino, al otro lado noté las luces que decían Welsey Moley — así que aquí es.

Sal del auto y caminé hacia aquel lugar deshabitado, al parecer había pasado mucho tiempo desde que fue usado. Entré por una de las paredes y sentí un fuerte mareo, se hicieron paso en mi cabeza miles de recuerdos y en uno de ellos pude ver a un Dylan muy joven. Yo estaba allí o al menos eso creo, porque era como si estuviera viendo a las personas ir y venir desde una pequeña ranura, como hago siempre en la habitación de mi acompañante.

— ¿¡Angy!? —escuché que gritó el chico desde afuera y decidí volver, estaba parado frente a las luces del auto, mirando desesperado a los lados.

— ¿Buscas algo? —Murmuré cerca de su oreja, éste emitió un grito de terror y noté como temblaba. —Lo siento, sólo fui un momento al Motel a ver que había, pero parece abandonado desde hace mucho.

Subió al auto apurado, y dio marcha atrás. Subí y el arrancó a todo lo que da el motor. —Te vas a matar si sigues así y créeme, no debe ser agradable morir aquí.

—El Motel tiene siete años deshabitado, todo el mundo lo sabe. Desde que... —tenía una mirada melancólica y derramó varias lágrimas. —Hubo una masacre, un psicópata arremetió y aniquiló a su familia junto con varios inquilinos.

Supuse que alguno de los muertos ese día debía ser de su familia, ya que, él también se encontraba en una de mis vagos recuerdos.

—Ya veo, ¿Por qué crees que puedes verme? he estado mucho tiempo observándote, y sólo hasta esta noche es que me has logrado ver... —tragó grueso y estacionó justo frente al Hotel donde es residente, se frotó las manos nervioso y respiraba agitado.

—Hace mucho —su voz temblaba y se ahogaba con sus lágrimas, el pánico era algo tan obvio en él.

Hace mucho que te podía sentir, pero cada vez que veía a los lados no encontraba nada, eso de imaginarlo me aterraba, luego hoy comencé a sentir tu presencia aún más y creí que si me escondía en la cama te marcharías. Pero, como no se me dio, corrí lejos del lugar en busca de ayuda.

— ¿Y te tropezaste con el tipo enorme? —le dije y él asintió con un movimiento de cabeza.

—Yo me encontré por casualidad con él, le dije que alguien me seguía y me estaba vigilando, pero él comenzó a reír como loco, y me persiguió con el cuchillo en mano. —Bajó del auto y azotó la puerta, respiró profundo y caminó hasta dentro del Hotel.

Algo me estaba jalando dentro del Hotel, de pronto fui arrastrada hasta que llegué a mi habitación, me acostumbré tanto a la soledad y a las penumbras que ya no sentía ningún tipo de miedo, creo que traspasar las paredes y darme cuenta que no me puedo ver mi reflejo, me ha dejado claro que no seguía en el mundo de los vivos, pero no ver a ningún otro ser como yo, me punzaba la duda de

— ¿Qué soy en realidad?

Miré por la pared de la habitación para saber qué hacía Dylan, se encontraba envuelto en sus sábanas, mientras se abalanzaba de adelante hacia atrás murmurando cosas.

Me estoy volviendo loco, ya no sé ni quién soy.

Ahora hablo con la nada, hay Demonios observando y hablando, ella vive allí, siempre ha estado cerca de mí.

Me va a ver, me va a escuchar, ella sabe lo que hice, ella sabe quién soy...

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