capitulo 2

El reloj marco las 6:00 de la tarde, Katina se había dado una ducha y cambiado de ropa, faltaba poco para que Ernest llegara a casa,  todos los días se deba terapia mental para soportar su presencia y le suplicaba al cielo para que nada lo hiciera enojar y llegara de buen humor o su noche sería un infierno, escucho la llave entrar en el cerrojo y abrirse la puerta de la casa de golpe, siguió sentada en una orilla de la cama con la vista hacia la pared, el  entro en la habitación

-Hola Katty

Ella se quedó en silencio perdida en sus pensamientos

-¿eres sorda o no escuchaste?

ella respiro de forma pesada y luego le respondio

-hola

Dijo ella con voz temblorosa y asustada

-¿en que estas pensando?

ella estaba jugando con sus uñas y mirando al suelo

- no es nada

Dijo ella sin cambiar su postura

-sé que estás pensando en algo no creo que este tan distraída por nada

Ella esta pensando que responder para no provocarlo ya que cualquier cosa que dijera terminaria muy mal para ella

- no pienso en nada, pero me preguntaba ¿ si podía ir a visitar a mis padres?  te prometo que no intentaré escapar, es que llevo mucho tiempo aquí encerrada y no los he visto desde hace tres años

El se rió en un tono de burla y con una mirada de desprecio le respondio

-¿ crees que voy a caer en esa estúpida mentira tuya? tu solo saldras de esta casa por encima de mi cadaver

sus palabras la hicieron explotar de enojo, como nunca habia hecho por miedo

-¿ni siquiera me dejas ver la luz del sol? me la paso encerrada en esta cuatro paredes y no me dejas ver a mi familia no soy más que una presa domiciliaria para ti

-¡cállate!

Le grito el enojado, ella nunca le había respondido antes para evitar su ira por alguna extraña razón ese día lo hizo, quizás porque se pasó toda la mañana pensando que esto no era vida, antes no lo había querido provocar pero a este nivel eso no importaba en lo más mínimo, su miedo era que la golpeara y eso él lo hacía sin importar si lo provocara o no, ya se había vuelto inmune a ellos

-¿Qué si no lo hago? ¿Me vas a pegar? Eso no sería novedad a esta altura, si eso es lo que quiere pégame, de todas formas no estoy diciendo nada que no sea la verdad

El camino enojado hacia ella y la agarró del cuello, pero ella no tuvo ninguna reacción en lo absoluto

-¿vas a matarme? Adelante me harías un favor prefiero estar muerta a vivir un minuto más al lado de un monstruo como tu

Él le dio una bofetada con tanta fuerza que ella callo en la cama, se lanzó encima de ella y volvió a agarrarla por el cabello, con una mirada fria se acerco a su oido 

- sabes que ganas de matarte no me faltan

Ella se quedó con el rostro sin expresión y vacio

-ya te lo dije mátame me harás un favor

 dijo ella sin emocion en su voz, el se rio de forma desquiciada

-tal vez tú quieres morir ¿pero qué hay de tu hija?

Ella lo miro con un rostro consternado y sorprendido, el noto su expresión de asombro y continuo hablando

-ya te lo he dicho antes, si haces alguna estupidez quien pagara la consecuencias es Casandra

Ella volvió a mirarlo con sorpresa, no podía creer que una persona pudiera usar a su propia hija para manipularla ¿Qué tan retorcida podía ser la mente de este hombre? Decidió no decir nada más por el bien de la niña, ella no sabia donde el habia escondido a Casandra y estaba en sus manos podia hacer con la niña cualquier cosa sin ella poder evitarlo, si queria mantenrla a salvo tenia que obedecer y comportarse de forma obediente con el hasta descubrir donde estaba y escapar con ella

-muy bien, veo que a veces usa el cerebro para algo, no olvides que yo tengo a Casandra en mi poder, si quieres saber dónde escondí a tu hija será mejor que me complazca en todo lo que yo quiera

 Soltó el cuello de Katina y salió de la habitación, ella comenzó a toser, froto su cuello por el dolor que le dejo y se acercó al espejo para ver, una pequeña marca roja se formó alrededor donde había apretado el con sus manos, ella siempre lloraba cuando el la gredía, pero esta vez no sintió ganas de llorar, sintió como un odio enorme llenaba su corazón nunca imagino que podía odiarlo más de lo que ya lo hacía, esta vez no sentía ningún tipo de miedo, la ira se acumulaba en su pecho y se sentía pesada como un saco de arena, cerro sus ojos intentando controlar su ira, respiro y conto hasta diez, cuando abrió los ojos su iris había vuelto a cambiar a un tono rojizo como el fuego ligado con sangre, su mirada se tornó siniestra y aterradora, volvió a cerrar los ojos, cuando lo abrió todo había vuelto a la normalidad penso que otra vez lo imagino y se dijo asi misma “voy a salir de este maldito lugar aunque me cueste la vida” se tumbó sobre la cama una vez más mirando el techo de la habitancion y con su mente en blanco mientras una lagrima salia de sus ojos.

Escucho otra vez la puerta de la casa cerrarse de golpe, al parecer Ernest había salido de la casa, ella suspiro de alivio, no le importaba en lo mas mínimo lo que el hacia fuera de casa, si no tenía que ver su rostro o sentir su presencia era lo suficientemente bueno para darle paz.

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