Capítulo 8
Un quejido la sacó de sus sueños. Al principio no distinguió de dónde provenía el sonido. El lamento se volvió a repetir y se dio cuenta que venía a través del intercomunicador. Su cerebro hizo la conexión. Los niños estaban despiertos y al parecer llorando.

La preocupación la puso en alerta. Encendió la lámpara sobre su buró y se colocó sus pantuflas, empezando a caminar mucho antes de terminar de colocarlos.

Encontró que la puerta de la habitación de los niños estaba cerrada, eso quería decir que su papá no había venido. Lo más probable es que aún estuviera trabajando en su despacho.

Al abrir la puerta, vio a los dos niños sentados en la cama del menor. La lámpara en medio de las dos camas estaba encendida, aun así prendió las luces para iluminar mejor la habitación.

Piero estaba llorando inconsolable y su hermano trataba de consolarlo. Fabrizio levantó la cabeza cuando las luces iluminaron la habitación y la miró con súplica en los ojos.

No estaba para nada sorprendida de
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