Mark siente su mano temblar cuando la coloca en la perilla, pero los gemidos son cada vez más ahogados y quiere verla, quiere saber qué es lo que hace que produzca esos sonidos. Abre la puerta apenas unos centímetros, los suficientes para ver a Lizzy en todo su esplendor, iluminada solamente con la tenue luz de los postes que ingresan por su ventana, es un espectáculo maravilloso para él, las líneas de su cuerpo bien definidas y ese busto redondo, firme, tiene los pezones erectos, su miembro comienza a palpitar debajo de su pantalón de pijama, sin pensar lo toma entre su mano y comienza a moverlo, mientras no deja de ver a Lizzy.
Ella sigue acostada con sus dedos entrando y saliendo de su interior, frotando su clítoris comienza a sentir espasmos que hacen que se retuerza en la cama ya está por llegar, Mark ve como un líquido brota de su vagina, se muere de ganas de ir y besar esa vagina palpitante, saborear el néctar que brotó de ella, pero no lo hace contiene sus ganas y vuelve a cerrar la puerta lentamente, se va al baño a terminar con lo empezó con las imágenes de Lizzy en su mente, que lo han calentado más que cualquier película porno.
Los rayos de sol le dan los buenos días a Lizzy, abre los ojos y se remueve en la cama, se tapa el rostro avergonzada al recordar lo que vio la noche anterior. Se pone de pie, se viste como es su costumbre con su camiseta roja holgada dejando un hombro descubierto, no lleva puesto brasier, un pequeño short que le ajusta dejando expuestas un poco de sus nalgas y apretando los pliegues de su vagina.
Va al baño a lavarse y baja a preparar el desayuno, respira profundo tratando de ignorar lo que vio y jurándose a sí misma que se comportará con normalidad cuando vea a su hermano y a Mark.
Al llegar a la cocina ya están Sam y Mark, se saludan como si no hubiera pasado nada y eso la tranquiliza.
—Amigo que te pasa hoy, estás un poco en otro mundo — Sam llama la atención de Mark, él está perdido en sus pensamientos.
—No es nada — sonríe y niega con la cabeza, estaba pensando en cómo vio anoche a Lizzy.
¿Cómo decirle a su mejor amigo que vio a su hermana masturbándose? Y lo peor de todo es que él quería entrar a estar con ella, quería penetrarla y hacerla gritar de placer, probar ese dulce manjar que debe ser su vagina.
—Chicos sientense a desayunar — habla con normalidad, mientras el agua termina de hervir.
El teléfono de Sam suena, este lee el mensaje y se levanta.
—Vayan tomando ustedes, ya vengo tengo algo que hacer — empieza a salir de la cocina.
—Pero Sam... aún no has desayunado — Lizzy dice esto, pero Sam ya salió de la casa —¿Sabes a dónde va tan temprano? —le pregunta a Mark que está sentado en la mesa.
—No tengo idea — se encoge de hombros.
Lizzy le sirve el desayuno y el ambiente es un poco tenso entre ellos, se siente incómoda, los recuerdos del miembro de Mark llegan a su mente y a él le pasa lo mismo cuando la ve, recuerda todo lo que vio, en su mente está grabado cada milímetro de piel, ambos están sin hablar, nunca habían estado en esta situación ya que siempre ríen o juegan.
Lizzy juega con su cabello mientras mueve la cuchara dentro de la taza, Mark hace lo propio mientras piensa en alguna oportunidad para acercarse.
Ella levanta su taza tomando todo de una sola vez, se levanta para dirigirse a lavar los platos, Mark no puede evitar recorrerla con la mirada ver su trasero firme el poco de sus nalgas asomarse, su miembro inmediatamente palpita por debajo de su pantalón.
Se levanta con la taza en sus manos para dejarla en el fregadero donde ella está parada, al hacer esto se acerca por su espalda pegándose a ella suavemente no apretandola para no asustarla, pero lo suficiente para que ella pudiera sentir el roce en su espalda y trasero.
En vez de alejarse se pega un poco más disimuladamente, Mark lo toma como un consentimiento pegándose más mientras le habla de cualquier bobería, ella ríe, está un poco sonrojada, él logra pegar todo su pecho a la espalda de Lizzy, ella voltea a verlo a los ojos, por unos segundos se quedan viendo fijamente, Mark hace a un lado su cabello para tener mejor vista de su cuello, poco a poco se van acercando están solo a centímetros de distancia sus labios.
La mirada de Mark baja a los labios de Lizzy, la voltea suavemente colocándola de frente, posa sus manos en su cadera atrayéndola hacia él, rompen la distancia y llega el tan esperado primer beso, sus labios se unen, el corazón de Lizzy comienza a latir como si fuera a escapar de su pecho.
Mark por fin consiguió lo que tanto había soñado, probar los dulces labios de Lizzy, son suaves y delicados, conforme fue creciendo se dio cuenta que por más que quería ignorar sus sentimientos no podía, estaba perdido, sus manos comienzan a subir por debajo de la camiseta, despacio va adueñándose de cada centímetro de piel, hasta llegar a los suaves pechos de Lizzy.
Ella ahoga un pequeño gemido en la boca de Mark, las manos de Mark siguen recorriendo los pechos a su antojo apretandolos suave y fuerte a la vez, son del tamaño perfecto para sus manos, su mano derecha comienza a bajar colocándose encima del short de Lizzy, ella simplemente está inmóvil con las manos puestas en el lavadero dejándolo hacer lo que quiera con ella. Él aprieta cada vez más fuerte su creciente erección, mientras su mano comienza a entrar lentamente hasta llegar a su entrepierna, Lizzy lo deja recorrer su clítoris por encima del short.
El sonido del timbre los vuelve a la realidad, Lizzy abre los ojos de golpe y empuja a Mark separándose de él.
—Mark lo siento, pero no… —no dice nada más, trata de arreglarse y tomar aire mientras camina a la sala para abrir la puerta casi corriendo — Hola Claudia, qué sorpresa —su respiración está un poco agitada.
—¿Amiga que tienes? Estás roja —Claudia la mira preocupada y toca su frente para comprobar su temperatura.
Lizzy agarra sus cachetes calientes, no puede decirle que estuvo en la cocina a punto de cometer una locura con su hijo.
—Estaba haciendo un poco de ejercicio, debe ser eso —trata de excusarse con una sonrisa nerviosa.
—Como si lo necesitaras, envidio tu firme trasero —Claudia le sonríe.
Mark sale de la cocina como si nada hubiera pasado, tiene una sonrisa inocente en su rostro.
—Mamá ya estaba por ir a la casa — se acerca con normalidad.
—Puedes quedarte un rato más, te vine a dejar las llaves y a despedirme me voy al trabajo.
Le da un beso en la mejilla a Mark y se voltea para despedirse de Lizzy.
—Amiga te dejo, se me hace tarde, te encargo a mi niño — sonríe contenta de haberlo llamado así, ya que a él le molesta.
—Mamá ya no soy un niño —Mark le replica molesto.
—Para mí siempre lo serás —dice esto mientras sube a su auto para irse.
Mark cierra la puerta y ve a Lizzy subir las escaleras, casi corriendo, él la sigue.
—Lizzy creo que debemos hablar —se acerca peligrosamente a ella, arrinconandola en la pared.
Lizzy da un paso atrás, está tomando de toda su fuerza de voluntad alejarse de Mark, ella no puede ser de piedra ante sus encantos, se ha convertido en un chico guapo y su cuerpo tonificado por los deportes que practica hacen que sea el sueño de muchas chicas.
—Mark no hay nada de qué hablar, lo que pasó fue un error y no puede volver a repetirse, eres…
No termina de hablar y Mark ataca su boca, con sorpresa ella trata de empujarlo, pero no puede él es muy fuerte, poco a poco sus fuerzas van disminuyendo y se rinde ante el beso, acaricia el suave y sedoso cabello de Mark mientras él la tiene abrazada por la cintura. El beso está lleno de deseo, no paran ni para respirar, saben que al terminar el beso tendrán que volver a la realidad del imposible.
Las manos de Mark bajan por la espalda de Lizzy para posarse en su trasero apretando suavemente, baja recorriendo con sus labios su cuello.
—Mark para… Esto está mal —lo dice apenas en un susurro, sin hacer el mínimo esfuerzo por separarse.
Una vez más son interrumpidos, esta vez por Sam que ingresa a la casa llamando a Mark. Rompen el beso, ambos están agitados, se miran a los ojos, luego Mark pega su frente a la de ella, respira profundo y se aleja, arregla su cabello, ambos están en silencio y empieza a bajar las escaleras para ir al encuentro de su amigo. Lizzy ingresa a su habitación, tiene sentimientos encontrados, su corazón palpita fuerte y rápido. “No, que me pasa, no puede volver a ocurrir, esto está mal” Se acuesta en su cama, pensando en todo lo que acaba de pasar, convenciéndose a sí misma, que todo se debe a la calentura de anoche o que ya lleva tiempo sin un hombre. Despu
Internamente Lizzy quiere sonreír, pero se mantiene seria, Mark en cambio mantiene su sonrisa, ella está por hablar, pero se queda callada cuando ve a Claudia llegar. Mark se despide subiendo a su habitación. (…..) El día siguiente llega con un sol radiante que ilumina todo, Lizzy está feliz cantando bajo el chorro de agua que cae por su piel en la ducha, no entiende la razón o el motivo por el cual lo hace, pero lo disfruta, ya tenía mucho tiempo que no se sentía así, solo sabe que se despertó con el pie derecho, ya está lista para ir al trabajo. Se coloca su traje de oficina que consta de una falda entallada a mitad del muslo color negra, una blusa blanca y un saco a la medida negro con sus tacos, un poco de maquillaje natural y su cabello cuidadosamente arreglado, tiene su bolso en una ma
Los días pasan y por fin llega el tan esperado cumpleaños de Mark, será lo último que Lizzy podrá hacer por él, antes de que este vaya a vivir a la universidad y no lo vuelva a ver quizá en mucho tiempo. Todos estos días ha logrado esquivarlo, escondiéndose, no quiere hacer nada que malogre la confianza que le tiene Claudia sobre todo la amistad que hay entre ellas. Lizzy está emocionada ayudando a Claudia con los preparativos, todo está quedando listo, arreglan la mesa con la torta y bocaditos, Sam les alcanzó los nombres de los invitados y el es el encargado de distraerlo y llevarlo a la fiesta. Ya va cayendo la tarde y todos empiezan a llegar, chicos y chicas de diecinueve y veinte años desfilan dentro de la propiedad, chicos universitarios, compañeros de clases. Mark le da la espalda —¿Y? ¿Qué tiene que haber venido? —se pega al lado de Lizzy. —Es tu oportunidad, desde que llegó está preguntando por ti —Sam le dice emocionado. Lizzy siente un hormigueo por su cuerpo, la chica es bonita y no puede sentir celos, él no es su novio, ni es de su propiedad, solo acaban de follar, no es nada, empieza a repetirse en su cabeza, que debe actuar con normalidad. —Chicos los dejo para que se diviertan —les da una sonrisa que más parece una mueca triste, sin que pueda evitarlo. —¿Tú qué haces acá? — Sam parece que recién ha notado su presencia. —Yo le dije que se quedara —Mark responde por ella. 07. SIN EXPLICACIÓN
Él está frente a Lizzy y coloca un par de mechones húmedos de su cabello detrás de su oreja aprovechando para acariciar el rostro de Lizzy un poco, ella se deja llevar es tan débil cuando está frente a él. Mark corta la distancia que los separa y la besa, ella demora un poco, pero responde el beso, no puede negarse, los labios de Mark son tan suaves, dulces y adictivos que es imposible resistirse. Lo tomó por la nuca para intensificar el beso, soltando un gemido cuando sus lenguas se sintieron cómplices, las manos de Mark comenzaron a bajar hasta el trasero de Lizzy donde se posesionaron con propiedad, apretando ese trasero que tantas veces deseó en silencio. Un fuerte ruido en la sala los hace separarse, la puerta se abre ingresando Sam, haciendo saltar a Mark y Lizzy. Ella muerde su labio, y su mirada recorre el cuerpo de Mark, él le sonríe. —Tu turno — empieza a acercarse como un cazador, parece un lobo acechando a su víctima —déjame a mi quitarte la ropa. Toma de su mano y la hace ponerse de pie, le levanta el vestido dejándola en su ropa interior de encaje negro, los ojos de Mark brillan al verla, se acerca a besar sus labios y desabrocha su brasier sin que ella se dé cuenta. —Eres hábil — sonríe en los labios de Mark. —¿Pensaste que era un chiquillo sin experiencia? — besa su cuello y habla sobre su piel — te haré disfrutar que no querrás que me aleje de tu lado. —¿Estás seguro? — lo mira levantando la c09. DÉJATE AMAR
Lizzy —¿Cómo puedo dejarme amar por ti, si te veo besando a otra? — le habla en su cara, dejándolo sorprendido. —Ese día en la fiesta… fue un error, ella me dijo que se sentía mal, que tenía ganas de… —Ganas de besarte y no hablo de ese momento...Mark eres joven, lindo… cualquier chica se moriría por estar contigo… pero yo no puedo… no puedo hacer eso. Mark deja su mochila en el sofá y suspira frotando su rostro. —¡Basta Lizzy! — habla molesto — te gusto… es demasiado apresurado decir que me quieres, pero estoy seguro que no te soy indiferente… hemos pasado una noche deliciosa haciendo el amor… no entiendo porque no eres capaz de dejarte llevar, porque tienes tanto miedo de amar. —No tengo miedo
Lizzy Ingresamos a mi habitación, cerramos la puerta y con mis miedos a flor de piel, hacemos el amor una vez más, pero esta vez es más intenso, soy una chica mala y se lo hago saber. Se apodera de mis besos, de mi cuerpo, se vuelve dueño de mis caricias, de mis gemidos, de mis tempestades, solo lo quiero a él, lo deseo dentro de mí, llenándome por completo. Terminamos de hacer el amor y empezamos a discutir cuando le digo que nadie debe enterarse de esto. —No te preocupes no le diré ni una palabra a nadie, nos vemos “Tía” —remarca estas últimas palabras y sale cerrando la puerta. Estas palabras fueron puñales para mi… me derrumbo en mi cama, mis lágrimas caen, nunca esa palabra me hizo tanto daño, así que ahora