03. PRIMER BESO

Mark siente su mano temblar cuando la coloca en la perilla, pero los gemidos son cada vez más ahogados y quiere verla, quiere saber qué es lo que hace que produzca esos sonidos. Abre la puerta apenas unos centímetros, los suficientes para ver a Lizzy en todo su esplendor, iluminada solamente con la tenue luz de los postes que ingresan por su ventana, es un espectáculo maravilloso para él, las líneas de su cuerpo bien definidas y ese busto redondo, firme, tiene los pezones erectos, su miembro comienza a palpitar debajo de su pantalón de pijama, sin pensar lo toma entre su mano y comienza a moverlo, mientras no deja de ver a Lizzy.

Ella sigue acostada con sus dedos entrando y saliendo de su interior, frotando su clítoris comienza a sentir espasmos que hacen que se retuerza en la cama ya está por llegar, Mark ve como un líquido brota de su vagina, se muere de ganas de ir y besar esa vagina palpitante, saborear el néctar que brotó de ella, pero no lo hace contiene sus ganas y vuelve a cerrar la puerta lentamente, se va al baño a terminar con lo empezó con las imágenes de Lizzy en su mente, que lo han calentado más que cualquier película porno.

Los rayos de sol le dan los buenos días a Lizzy, abre los ojos y se remueve en la cama, se tapa el rostro avergonzada al recordar lo que vio la noche anterior. Se pone de pie, se viste como es su costumbre con su camiseta roja holgada dejando un hombro descubierto, no lleva puesto brasier, un pequeño short que le ajusta dejando expuestas un poco de sus nalgas y apretando los pliegues de su vagina.

Va al baño a lavarse y baja a preparar el desayuno, respira profundo tratando de ignorar lo que vio y jurándose a sí misma que se comportará con normalidad cuando vea a su hermano y a Mark.

Al llegar a la cocina ya están Sam y Mark, se saludan como si no hubiera pasado nada y eso la tranquiliza.

—Amigo que te pasa hoy, estás un poco en otro mundo — Sam llama la atención de Mark, él está perdido en sus pensamientos.

—No es nada — sonríe y niega con la cabeza, estaba pensando en cómo vio anoche a Lizzy.

¿Cómo decirle a su mejor amigo que vio a su hermana masturbándose? Y lo peor de todo es que él quería entrar a estar con ella, quería penetrarla y hacerla gritar de placer, probar ese dulce manjar que debe ser su vagina.

—Chicos sientense a desayunar — habla con normalidad, mientras el agua termina de hervir.

El teléfono de Sam suena, este lee el mensaje y se levanta.

—Vayan tomando ustedes, ya vengo tengo algo que hacer — empieza a salir de la cocina.

—Pero Sam... aún no has desayunado — Lizzy dice esto, pero Sam ya salió de la casa —¿Sabes a dónde va tan temprano? —le pregunta a Mark que está sentado en la mesa.

—No tengo idea — se encoge de hombros.

Lizzy le sirve el desayuno y el ambiente es un poco tenso entre ellos, se siente incómoda, los recuerdos del miembro de Mark llegan a su mente y a él le pasa lo mismo cuando la ve, recuerda todo lo que vio, en su mente está grabado cada milímetro de piel, ambos están sin hablar, nunca habían estado en esta situación ya que siempre ríen o juegan.

Lizzy juega con su cabello mientras mueve la cuchara dentro de la taza, Mark hace lo propio mientras piensa en alguna oportunidad para acercarse.

Ella levanta su taza tomando todo de una sola vez, se levanta para dirigirse a lavar los platos, Mark no puede evitar recorrerla con la mirada ver su trasero firme el poco de sus nalgas asomarse, su miembro inmediatamente palpita por debajo de su pantalón.

Se levanta con la taza en sus manos para dejarla en el fregadero donde ella está parada, al hacer esto se acerca por su espalda pegándose a ella suavemente no apretandola para no asustarla, pero lo suficiente para que ella pudiera sentir el roce en su espalda y trasero.

En vez de alejarse se pega un poco más disimuladamente, Mark lo toma como un consentimiento pegándose más mientras le habla de cualquier bobería, ella ríe, está un poco sonrojada, él logra pegar todo su pecho a la espalda de Lizzy, ella voltea a verlo a los ojos, por unos segundos se quedan viendo fijamente, Mark hace a un lado su cabello para tener mejor vista de su cuello, poco a poco se van acercando están solo a centímetros de distancia sus labios.

La mirada de Mark baja a los labios de Lizzy, la voltea suavemente colocándola de frente, posa sus manos en su cadera atrayéndola hacia él, rompen la distancia y llega el tan esperado primer beso, sus labios se unen, el corazón de Lizzy comienza a latir como si fuera a escapar de su pecho.

 Mark por fin consiguió lo que tanto había soñado, probar los dulces labios de Lizzy, son suaves y delicados, conforme fue creciendo se dio cuenta que por más que quería ignorar sus sentimientos no podía, estaba perdido, sus manos comienzan a subir por debajo de la camiseta, despacio va adueñándose de cada centímetro de piel, hasta llegar a los suaves pechos de Lizzy.

Ella ahoga un pequeño gemido en la boca de Mark, las manos de Mark siguen recorriendo los pechos a su antojo apretandolos suave y fuerte a la vez, son del tamaño perfecto para sus manos, su mano derecha comienza a bajar colocándose encima del short de Lizzy, ella simplemente está inmóvil con las manos puestas en el lavadero dejándolo hacer lo que quiera con ella. Él aprieta cada vez más fuerte su creciente erección, mientras su mano comienza a entrar lentamente hasta llegar a su entrepierna, Lizzy lo deja recorrer su clítoris por encima del short.

El sonido del timbre los vuelve a la realidad, Lizzy abre los ojos de golpe y empuja a Mark separándose de él.

—Mark lo siento, pero no… —no dice nada más, trata de arreglarse y tomar aire mientras camina a la sala para abrir la puerta casi corriendo — Hola Claudia, qué sorpresa —su respiración está un poco agitada.

—¿Amiga que tienes? Estás roja —Claudia la mira preocupada y toca su frente para comprobar su temperatura.

Lizzy agarra sus cachetes calientes, no puede decirle que estuvo en la cocina a punto de cometer una locura con su hijo.

—Estaba haciendo un poco de ejercicio, debe ser eso —trata de excusarse con una sonrisa nerviosa.

—Como si lo necesitaras, envidio tu firme trasero —Claudia le sonríe.

Mark sale de la cocina como si nada hubiera pasado, tiene una sonrisa inocente en su rostro.

—Mamá ya estaba por ir a la casa — se acerca con normalidad. 

—Puedes quedarte un rato más, te vine a dejar las llaves y a despedirme me voy al trabajo.

Le da un beso en la mejilla a Mark y se voltea para despedirse de Lizzy.

—Amiga te dejo, se me hace tarde, te encargo a mi niño — sonríe contenta de haberlo llamado así, ya que a él le molesta.

—Mamá ya no soy un niño —Mark le replica molesto.

—Para mí siempre lo serás —dice esto mientras sube a su auto para irse.

Mark cierra la puerta y ve a Lizzy subir las escaleras, casi corriendo, él la sigue.

—Lizzy creo que debemos hablar —se acerca peligrosamente a ella, arrinconandola en la pared.

Lizzy da un paso atrás, está tomando de toda su fuerza de voluntad alejarse de Mark, ella no puede ser de piedra ante sus encantos, se ha convertido en un chico guapo y su cuerpo tonificado por los deportes que practica hacen que sea el sueño de muchas chicas.

—Mark no hay nada de qué hablar, lo que pasó fue un error y no puede volver a repetirse, eres…

No termina de hablar y Mark ataca su boca, con sorpresa ella trata de empujarlo, pero no puede él es muy fuerte, poco a poco sus fuerzas van disminuyendo y se rinde ante el beso, acaricia el suave y sedoso cabello de Mark mientras él la tiene abrazada por la cintura. El beso está lleno de deseo, no paran ni para respirar, saben que al terminar el beso tendrán que volver a la realidad del imposible.

Las manos de Mark bajan por la espalda de Lizzy para posarse en su trasero apretando suavemente, baja recorriendo con sus labios su cuello.

—Mark para… Esto está mal —lo dice apenas en un susurro, sin hacer el mínimo esfuerzo por separarse.

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