Ideal

Carrick estaba llamando al colegio de sus hijos mientras le llevaban a casa de su amiga. Como Julianne no quería nada con su polla ni su persona en general, se vio obligado a ir a la gala benéfica sin compañía; primero pensó en contratar a alguien, luego se le ocurrió sobornar a su mejor amiga, porque así él no tendría que ir sola a la gala de sus hermanos perfectos, con el ex que le abandonó en una cena que se suponía tendría que ser romántica no en la que ella quedaba sola, llamando a sus mejores amigos.

Los hombres somos estúpidos, pensó Carrick y volvió a marcar el número del colegio de sus hijos. El chofer le recordó que estaban al frente y Carrick agradeció antes de salir para ir por Olivia.

Mientras estaba en el elevador su teléfono sonó, tomó la llamada pensado que era el colegio de sus hijos. Cuando escuchó a su padre supo que era más de lo que podía soportar en un día.

—La cárcel, Carrick. Por una pelea de bar. 

—Papá… 

—Nada de eso, hazme el favor de poner tu culo aquí antes de que vaya y acabe contigo—Gritó y escuchó a su madre pidiéndole que se calmara. —Tu madre manda saludos. 

La llamada finalizó cuando las puertas al apartamento de su amiga se abrieron, vio a Mily muy feliz con una lista de hermana mayor que tenía compromisos con el televisor y su hermano. Estaban preparando su propia pizza y tenían todos los programas de asesinatos reservados.

Su sobrino le dio un abrazo y sonrió.

—Necesito una reunión urgente con mi tocayo.

—¿Con mi amigo o mi hijo?—respondió Cash.

—Mi amigo, tu hijo, tío Cash.

—Coordinaré algo en sus vacaciones.

—Creo que deberías tenerles dónde estás—opinó Milena.

—Estoy en muchos lugares Mily, estoy intentando ampliar mi negocio a este lugar y no puedo… Quiero a mis hijos, cuando hables con Isa le puedes decir que la amo muchísimo.

—¡No! —Respondió Mily y Carrick tomó asiento. —Estás peor que el tío Sebas.

—Sí.

—¿Ahh sí, cuenten?  Los chicos iban demasiado rápido con la historia y los dos al mismo tiempo porque no querían que su mamá les rechazara por chismorrear sobre su vida amorosa. 

—¿Sebastian quería una copia? —preguntó sorprendido, porque él quería leerla, pero no pediría una copia.

—No. Tío, pon atención. Mi mamá tenía la tarjeta de Hunter en la mano, Sebas la estaba leyendo, cuando mamá se dio cuenta de que lo hacía le regañó.

—Ya… Sebas, es un poco celoso.

—Sí, pero no sé si quiero que esté con mi mamá —comentó Sergio. — Ella parece feliz cuando están juntos, pero cuando se va se ve muy triste.

—¿Triste? —repitió Mily como si fuese una sorpresa.

—Sí, en los ojos.

—Estoy lista —interrumpió Olivia al trío que desmenuzaba su vida.

—¿Por qué nunca se me ocurrió seducirte? —preguntó Carrick y se puso en pie. — Eres demasiado guapa.

—Gracias, no sé qué nos pasó, pero estoy feliz. Me veo todos los días en el espejo y digo Olivia qué hiciste para merecer tanta belleza.

—¿Tuviste un hijo? En serio estás mejor que cuando te conocí. —reafirmó Cash luego de escuchar la broma de su amiga y se inclinó para darle un beso en la mejilla.

Era una mujer preciosa.

 Vio a Olivia de pies a cabeza, estaba espectacular en aquel vestido, pero no le quitaba el aliento. Es una mujer hermosa pero no la mujer de su vida. Ella le miró y sonrió agradecida por los piropos de sus hijos y los suyos. Los dos rieron ante la idea de Sergio de prohibirle atuendos a su mamá, por lo que los dos salieron divertidos.

Carrick tenía un poder, el de saber cuando una persona a su alrededor está triste sin que lo digan, fue el primero, en darse cuenta de que su madre estaba muy deprimida, Olivia llevaba un claro vestido de la venganza, un maquillaje que resaltaba cada uno de los detalles de su rostro precioso y el cabello rojo matador y largo, espectacular, pero, no estaba feliz.

—Ey, vas callada y triste. No tenemos que ir.

—Carrick Burwish, no te lo tomes personal, pero, no vengo a esto por ti, sino por mis hermanos.

—Siempre tan real—Respondió divertido y le besó en la mejilla. —Ellos no se aman.

Sabía que no era el mejor consuelo ante la noticia de que el hombre que esperó durante diez años estaba esperando un hijo con su exnovia, pero, al menos era una verdad que necesitaba decir.

—Nosotros tampoco.

Si los hombres son estúpidos, pero, el orgullo femenino, es mucho más poderoso que la estupidez y siempre lo será.

—Le amas y él a ti, ustedes necesitarán una confirmación yo no.

—¿Y tú y la abogada?

—No, hagamos el interrogatorio recíproco. Soy el gilipollas que tiene a sus hijos en un internado, no puede mantener una relación estable y le disgusta su trabajo.

—Renuncia, Cash. Tienes la finca que amas y tus propios negocios. Tu papá tiene otros cuatro herederos.

—¿Te imaginas a Baron? —propuso y Olivia sonrió.

—Dije que tiene otros cuatro hijos o herederos, no que alguno llegue a ser un poco eficiente y capaz como tú.

—Te amo, muchísimo, eres la mejor amiga de la historia y en una separación que Alonso se deje a Sebastian —Olivia rió. —Yo me quedo contigo.

—También te amo, pero ya llegamos y eso sería durísimo para Alonso—dijo y le besó en la mejilla.

 La entrada fue un poco difícil, Olivia es una mujer soltera y llamativa, con un imperio de repostería y hotelería, los periodistas solo querían saber con quién se acostaba y sí su vida amorosa es divertida y muy entretenida que vender en esos momentos, el banquero o el beisbolista, pero, es humana y sobre todo no  es una perra sin sentimientos. Por otro lado, estaba el odio de la alta sociedad recalcando como Olivia no era la hija legítima de su padre, eso que por cierto, decisión del miembro  y las hormonas de Owen que parece nunca haber estado en el lugar correcto. Carrick estaba por gritarles a todos cuando su amiga se soltó del brazo y se acercó a una reportera que hizo la pregunta correcta: 

—Olivia, ¿por qué has venido?

—He venido porque tenía dinero para donar, dinero que no le pedí a mi papá o mi esposo, dinero por el que trabajé. Como saben, mi empresa está llena de mujeres valientes con ganas de superarse y ninguna está exenta a enfermar de cáncer de mama, útero, ovario o vagina. Es una pena que en lugar de poner nuestros corazones y nuestra mente en ello estén pendientes en sí alguien duermo con uno o con el otro, hasta  la vida privada de otra mujer. —respondió mirando al periodista que le preguntó si dormía con Hunter y Sebastian. —Mis hermanos duelen mucho la muerte de su madre, hoy he venido en apoyo a ellos. Gracias por hacer la pregunta correcta. —La mujer sonrió y estrechó su mano con Olivia. Olivia caminó hacia Carrick el cual le esperaba con una sonrisa.

—¿Olivia, te acuestas con Carrick Burwish? —preguntó el mismo gilipollas que le asoció con Alonso, Hunter y Sebastian.

—¿Qué si se acuesta con el Papa? —Interrumpió  Sebastian—Que te la quieras comer  no quiere decir que con todo con el que se le ve se acueste. Olivia es una señora y se le trata como tal, no anda acostándose con cualquiera.

—Para todos los curiosos —Respondió Olivia. —Hunter y yo somos amigos, Sebastian es el padre de mi hijo y Carrick y Alonso mis mejores amigos y padrinos de Sergio.

La mujer volvió a tomar el brazo de su amigo que estaba por romperle la cara al periodista, Olivia murmuró cuán importante era el evento para su familia y Carrick simplemente decidió vengarse de una forma diferente, pero Carlssen Lantano, podía estar seguro de que su carrera como periodista terminaría tan pronto como se pusiera el sol.

Los hermanos de Olivia estaban preocupados, los de seguridad habían informado cuán insistentes estaban siendo las periodistas, William le preguntó a Carrick si podía robarse a su cita unos minutos, él asintió y sonrió hacia su mejor amiga, caminó junto a Sebastian en dirección a la barra. 

Los amigos vieron  ingresar por una de las entradas de laterales a Julianne, estaba preciosa, llevaba el cabello en una cola alta, un vestido color verde oliva que iba con aquel tono de piel precioso y oscuro y sus ojos verdes resaltaban con el delineado, estaba perfecta.

—¿Andas el anillo? —preguntó Sebastian.

—¿Quién crees que soy? Tú, cuatro veces prometido y cero casado.

—Amo de una forma intensa y sé que quiero casarme, gilipollas.

—Gilipollas el que dejó a mi amiga sola en un restaurante —Respondió Alonso, y le dio una cachetada a Sebastian. —No te doy más duro porque estamos en público. Decídete Sebastian.

—La quiero.

—Compórtate entonces —dijo. —Y tú deja de comerte a mi prima con la mirada y comprométete a mantenerte lejos.

—Necesitas tener más acción en la cama, donde sea en realidad,  o meterte en tu vida.

—Tengo siete hijos. —replicó Alonso.

—Eso es buenísimo, uno por cada día de la semana. ¿Cómo no se me ocurrió?

—A mí se me ocurrió tener una esposa  viva y estoy en lugar que me recuerda que las mujeres mueren de cáncer —Los dos vieron a su amigo.

—¿Estás bien? —preguntó Carrick a Alonso.  

—Mi cita no me llevó a mi asiento —Se quejó la madrastra de Alonso y los tres rieron.

—Estás guapísima.

—Como siempre, Sebastian—Respondió Verónica y los tres volvieron a reír y le escoltaron hacia la mesa.

Los hermanos de Olivia intentaron sobornar a Carrick para que se sentaran en la mesa principal, pero el solo hecho de estar ahí parecía ser demasiado para ella, por lo que le llevó a la mesa con él y sus amigos. Olivia bebió más rápido de lo que debía una copa de champaña y sus amigos le vieron divertidos, la joven se sentó con su clan de pelirrojas favoritas, Verónica y Valentina, la madrastra y hermana de Alonso. 

La gala estaba resultando ser perfecta, había buen alcohol, buena música, personas medianamente agradables y Carrick no podía quitar la mirada de Julianne la cual estaba bailando con aquella hermosa sonrisa entre los brazos de Alonso, su primo, el joven se preguntó qué pasaría cuando fueran los brazos de otro el que le sostuviera. Carrick estaba bailando con su amiga cuando ella se detuvo, y le vio a los ojos. Olivia sonrió y le dijo:

—Están solteros. Se gustan. ¿Por qué no puede ser amor?

—Eres una soñadora y no todo el mundo es como tú y tu bello durmiente —Olivia rió.

—Él no es mío.

—Olivia, las mujeres tienen que saber que un hombre es suyo hasta que ustedes dejen de querer que lo sea.

—Entonces necesitas saber qué eres de July.

—Lo he sido siempre, pero no voy a decírselo.

Los dos rieron y volvieron a la mesa, su amigo intentó acercarse a Olivia, pero ella se dedicó a hablar con la madrastra de Alonso, Carrick le dio una palmada en el hombro a Sebastian y le advirtió que había hecho mucho daño.

Los dos hombres golpearon sus copas, Sebastian tomó un sorbo pequeño. Carrick tomó todo el contenido de su vaso, y el que quedó en el de Sebastián, le dio un golpe en el cabello y dijo para las mujeres de la mesa:

—Voy a ser un hombre y seducir a Julianne.

—Así se habla Cashi—Dijo Verónica y el joven sonrió complacido y seguro.

Julianne iba vestida con un sensual vestido al cuerpo, si no se había vestido así para él entonces cuál era su propósito, estaba divina, se acercó y le sonrió, escuchó como un hombre decía:

—Desde que la agredieron como ha cambiado su perspectiva.

—Que quiere decir con eso Acosta, que una mujer tiene que ser sumisa para poder engrandecer el ego de un hombre débil como usted.

—No me malinterprete, pero si estuviese haciendo lo que su hermana, siendo una esposa.

—Julianne es más que una esposa, es una excelente empresaria y abogada. No necesita su aprobación ni su respeto. Necesita que se largue de su espacio.

July sonrió y vio a Carrick, mientras los hombres se alejaban.

—Me encanta cuando te vuelves loco y dominante.

—A mí me gusta todo de ti.

—¿Si? —Carrick pasó su mano por la curva del cuerpo de su exnovia.

—Me encanta.

Se acercaron un par de hombres y Carrick y Julianne posaron su mirada sobre ellos. El hombre intentó con todo el descaro coquetearle a Julianne.

—Que asco, quítese el anillo la próxima vez. —Vio a Carrick.—Señor Burwish, quiere acompañarme.

Carrick le tomó de la cintura y le acompañó al bar. Julianne se puso seria y pensó en cómo odiaba ser la solterona del pueblo. Primero perdió demasiado tiempo en Cash, siendo hasta su amante y finalmente cuando salió de él, pasó a un imbécil que le convirtió en su peor versión y le maltrató física y emocionalmente.

A ella, a la hija de la psicóloga, la joven intachable. Seguía sin creérselo.

—¿Estás bien?

—¿Quieres ser la comidilla del pueblo?

—Siempre.

Le llevo a la pista de baile, los dos disfrutaron era como si sus cuerpos simplemente se conectaran de una forma sobre natural, Carrick que le gustaba ser el centro del universo pidió que pusieran tango, July adoraba aquel ritmo y era increíblemente bailándolo, recordaba haberle visto llevar clases, tan interesada siempre por aprender, por otro lado  estaba el que su madre, de origen Argentina siempre le gustaba que mantuvieran las raíces, claro, luego va y se casa con un Inglés no tan Inglés.

Disfrutó de cada segundo de bailar con Julianne, la joven le acompañó a su mesa para los discursos, Valentina les hizo ojitos y corazones en el aire.

—No sabes cómo quiero que te cases con Cash—Dijo emocionada Verónica.

—¿Ahh sí? —respondió divertida su sobrina.

—Sí.

—Es que no me gusta ser la segunda nada de nadie.

— Ni a mí, por eso tú vas a ser la última esposa de Cash Burwish.

—¿Después de mí te matas? —preguntó y rozó su mano contra su pecho, Cash le vio a los ojos con intensidad.

—Puede.

—Si quieren hacerlo, paguen un hotel. Mi mamá no tiene que ver esto—Advirtió Alonso, el cual llevaba años en desacuerdo con esa relación.

—Bueno, a tu papá y a mí nos va el voyerismo—Carrick y Sebastián rieron, Alonso y Valentina torcieron los ojos.

Alonso el hermano mayor de los Pieth Reverso, fue llamado para dar su discurso, se puso en pie y le dio un beso en la frente a su madrastra. 

—¿Qué hacemos con tu inhibición?

La mujer le dio un beso en la palma de la mano. Carrick había visto aquel gesto en la madrastra de su amigo miles de veces y esta no se aguantó y preguntó por qué ahí: 

—Significa, te llevas una parte de mi corazón.

—Es muy dulce—Reconoció Carrick.

—Le hirió, siendo la amante de su padre—Dijo Olivia y la mujer sonrió.

Muy pocas veces se permitía recordar que por once años fue la amante de su esposo, la otra, siempre en la sombra y si se lo podía recomendar a cualquiera, les decía que no lo hicieran, que se amaran por los dos.

—En esa relación nunca fui la amante. Siempre he sido su mujer. Bianca necesitaba un anillo, pero yo he sido la mujer de ese hombre en todos los sentidos; sexual, emocional y espiritual; yo le he llevado los llantos, berrinches y dolores a Alessandro. Le he tomado de la mano, le he cuidado y amado con locura. Las amantes no siempre somos las malas, él tenía un juramento con alguien más, no yo.

—Mi mamá fue la amante, por amor, nunca lo he entendido.

—Olivia, el amor de los demás no siempre lo entendemos. —Dijo y la joven se disculpó por si había sido insolente o si le había incomodado.

 Verónica había aceptado toda su vida su error, pero como aquellos que no se arrepienten, no se dejaba incomodar por el pasado. Olivia dio un discurso maravilloso en el que ponía a todos alerta de la realidad de Cáncer de cérvix desde el punto de vista de quienes no cuentan con un seguro médico inigualable.

Carrick, Sebastian y Alonso, se pudieron en pie, porque la gente podría no darse cuenta, pero Olivia definitivamente estaba teniendo una crisis en público. Todos aplaudían mientras Carrick, sabía que lo la relación de sus padres era de las cosas más sensibles para la pelirroja. Olivia huyó y Sebastian terminó la fiesta para sí mismo pro esa noche, básicamente porque se sentía responsable, Carrick, quería ser un buen amigo, pero no quería que July se fuera con cualquiera.

—¿Me llevas a casa?

—Claro—Les guiñó un ojo a su prima y a su tía, Alonso negó con la cabeza hacia los dos. Ambos le ignoraron y caminaron juntos a la salida. Carrick le pidió a su chofer que condujera hacia la casa de Julianne, la joven era dueña de la primera mansión que su padre le regaló a su madre, le pareció ridículo, que sus padres considerara que estaría más segura ahí que en casa, era como decirle te quiero, pero lejos.

La joven vio sus manos y luego sus pies, sonrió ante el color de sus uñas.

—Julianne, dime qué deseas—pidió Carrick.

—Deseo que mis padres no me resientan, odiarte un poco menos y que me den el imperio familiar, obvio.

—¿Sabes que no te lo han dado porque careces de un  miembro reproductor masculino y no estás casada?

—Bueno, cásate conmigo—respondió irónica.

—¿Te casarías conmigo?

—¡Claro!—respondió sarcástica. — Entonces, tus hijos serían míos, y ¿Analissa, tú y yo compartiríamos cama? ¿Ya decidiste si esta vez la embarazas de nuevo o es mi turno?

—July...

—Bye—Respondió y se bajó del auto.

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