DESILUCIÓN

Samantha lo piensa por un instante.

“Si voy a la fiesta con su amigo le demostraré que no me interesa ni me afecta que esté con esa rubia oxigenada”, se convence a sí misma.

—Está bien señor Frank entraré de nuevo con usted —caminan con dirección a la casa.

—Solo Frank por favor, eso de señor me haces sentir viejo y apenas tengo 30 —le dice con una sonrisa de oreja a oreja

Samantha no puede negar que es una persona bastante agradable.

 Entran y se choca con la mirada de Rick, es como si en ella le preguntara que está haciendo, camina lo más natural posible del brazo de Frank, se dirigen a la pista de baile, tiene buen ritmo, hace que gire como un trompo.

De casualidad Samantha choca con la espalda de otra pareja, voltea para disculparse y es Rick con la rubia oxigenada.

—Debes tener más cuidado, te puedes lastimar.

Rick le habla mientras la rubia lo jala para que sigan bailando.

—Estoy bien, son cosas que pasan cuando uno se divierte —mira a la rubia que lo mira molesto esperando que siga bailando.

—¿Qué pasa hermano? Sigamos bailando

Frank habla, agarra la mano de Samantha para alejarla y seguir bailando.

Termina la música y Samantha sigue disfrutando de la compañía de Frank. Busca con la mirada a Rick y no lo ve, solo ve a la rubia que por lo visto se ha propuesto acabar con todo el bar.

—Voy al tocador no me demoro.

Cuando Samantha sale del tocador una mano la jala hacia el despacho, en la oscuridad del lugar no puede ver bien quien es.

Samantha logra distinguir su rostro ve que es Rick, la empuja contra la pared y comienza a besarla  con pasión y desespero, por un momento Samantha se olvida de todo y solo se concentra en sus besos, sus caricias, sus lenguas juegan en la boca del otro, las manos de Rick acarician el cuerpo de Samantha y desabotona su camisa, se la saca, ella solo es espectadora de su belleza,  su mano sube levantándole el vestido y sacándolo, sus pechos están duros de excitación y deseo, retira hábilmente la braga, dejándola completamente desnuda y expuesta ante él. 

Las manos de Rick a su sexo, acaricia su clítoris de forma brusca, haciéndole tener espasmos involuntarios, introduce su dedo haciéndola jadear de placer, sus caricias son bruscas a Samantha le encanta que sea brusco, tosco, la excita, su vagina esta mojada, pidiendo más, lo quiere todo, lo quiere a él dentro de ella. 

—Eres deliciosa, calientita, eres mía.

Samantha no puede evitar morderse el labio inferior, arde de deseo, no puede contenerse, toca su miembro a través del pantalón este comienza a tomar tamaño y ponerse duro como un tronco, sus besos continúan, le desabrocha y baja la cremallera del pantalón, lo quiere dentro de ella, Rick acaricia y aprieta los pechos de Samantha, mientras la boca recorre su cuello.

Rick saca su mano de la vagina de Samantha y la levanta, ella enreda sus piernas en él, la carga hasta colocarla encima de su escritorio tirando los papeles que había encima, en ese momento no importa nada, solo están los dos en medio de jadeos y sudor.

Samantha está ahí desnuda hambrienta de él, con rapidez Rick se baja los pantalones, su erección sale pronto de sus pantalones, se acerca, da pequeños golpecitos con su miembro en la vagina palpitante que lo espera y lo introduce de una sola estocada.

—Ah... Rick...

—¿Te olvidas quién soy?

—Amo.... así que rico, mas duro —sus movimientos aumentan de acuerdo a la excitación

—Así te gusta perra, te gusta que te dé duro

Samantha lo oye gemir, Rick agarra su cintura y la aprieta más a él, el escritorio se comienza a tambalear por los movimientos que hacen.

Luego Rick comienza a sacar su miembro lento e ingresar con fuerza, Samantha no puede más sus gemidos se hacen más fuertes, con sus manos acariciaba sus senos, juega con ellos, la mirada de Rick está puesta en cada uno de los movimientos de Samantha, su interior se contrae llegando al orgasmo, en unos segundos él también llega, llenándola por completo de su leche caliente.

Rick se aleja de ella para vestirse y secarse el sudor, la vagina de Samantha aún palpita y chorrea los fluidos de ambos.

Samantha no se puede contener, se pone de pie y se acerca a abrazarlo, nota como Rick se sorprende poniéndose un poco tenso, este momento se convierte realmente incómodo para ambos.

De pronto una voz se escucha afuera del despacho

—¡Rick! ¿Dónde estás? —es la rubia buscándolo en el pasillo

—Tu novia te está buscando —trata de ser sarcástica

—¿Estás celosa? —termina de arreglarse la ropa

—¿Qué somos?

Al escuchar esto Rick se queda quieto y voltea a mirarla, su rostro no refleja ninguna emoción

—¿Qué dices? —Le pregunta mientras se termina de abrochar su pantalón

—Te pregunté ¿Qué somos? ... Sí ... Tú ¿Me... quieres? —pregunta tímida.

—Creí que las cosas estaban claras, me gusta estar contigo, la pasamos bien, te quiero, pero no del modo que esperas, yo.... —no termina de hablar, se acerca a darle un pequeño beso en los labios y se aleja, dejándola sola, desnuda y más confundida que antes.

Pero de una cosa sí está Samantha completamente segura y es que hormonas pueden más que su razón así que seguirá siendo su Amo.

Samantha termina de vestirse, limpia esa pequeña lágrima traidora que brotó de sus ojos, retoca su maquillaje y sale de ahí.

 —Ahí estabas, te estuve buscando por todas partes, pensé que me habías abandonado.

—¿Abandonarlo? Imposible, solo necesitaba retocarme el maquillaje.

Caminan de nuevo al salón.

La noche transcurre entre miradas esquivas, a Samantha le fastidia ver a esa rubia detrás de Rick todo el tiempo.

 —Ya tengo que retirarme, gracias Frank lo pasé increíble.

—Déjame acompañarte hasta tu habitación, ya que no puedo llevarte a casa.

Una sonrisa coqueta se dibuja en el rostro de Frank.

“Vaya que es guapo nada que envidiar a Rick”, Samantha aleja inmediatamente ese pensamiento.

—No creo que sea buena idea — Samantha ve como Rick sube a la rubia cargada a una de las habitaciones y la hace cambiar de opinión —está bien, vamos.

Pasan por la cocina hacia al área de las habitaciones de empleados, llegan a su habitación en medio de risas.

—De verdad la pasé bien contigo.... si mi amigo no se porta bien puedes hablarme.

Frank le extiende una tarjeta personal, la cual toma y sonríe.

—Su ¿Novia? ¿Esposa? ¿No se molestaría? — sonríe y sus mejillas toman un poco de color debido a sus preguntas.

—No tengo novia, mucho menos tengo esposa — sonríe en respuesta.

—Muchas gracias, pero ya debo entrar estoy muy cansada, la verdad los zapatos me están matando —agacha la mirada a sus pies, cuando la levanta él se acerca peligrosamente unos centímetros.

Antes de que Samantha pueda decir o hacer algo se escucha una voz fuerte llamándolo.

—¡FRANK! ¿Qué haces acá? Esta área es privada.

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