DISCUSIÓN

Samantha se dirige emocionada a la habitación de Rick, la puerta está entreabierta, empuja suavemente e ingresa, lo busca con la mirada y está en el balcón, tiene un cigarrillo en la mano derecha y en la otra una foto que Samantha no logra distinguir bien quien es.

Se acerca en silencio

—Ya estoy aquí amo —lo dice con voz suave, Rick voltea a verla y tiene una pequeña lágrima en su rostro —¿Se encuentra bien? — le dice con voz de preocupación.

Rick voltea rápidamente y seca la lágrima.

—¿Quién te dio permiso de ingresar? —voltea a verla molesto.

—Lo siento, vi la puerta entreabierta y pensé que me estaba esperando. 

—Tú estás para obedecerme no para pensar por tu cuenta —su tono de voz es molesto y tosco.

—Yo solo quería darle una sorpresa —trata de acercarse a él para calmarlo un poco pero no funciona.

—¡Vete quiero estar solo! —voltea dándole la espalda.

—¡Podrás ser mi amo, pero no le permito que me hable así, y SÍ, me voy y no pienso regresar!

Rick voltea a verla con cara de asombro y nadie se había atrevido a hablarle así antes.

Samantha voltea molesta caminando hacia la puerta.

Sale de ahí con las lágrimas corriendo por sus mejillas, le dolió que la trate así y ¿Por qué estaría triste? ¿De quién sería esa foto?

(...)

Ya es el día de su fiesta, la nana de Samantha y ella han trabajado demasiado para que todo esté listo. 

Desde esa noche ya no han hablado, pero el cuerpo de Samantha lo pide, por las noches se toca recordándolo.

Samantha se hace una cola alta en el cabello, se coloca una minifalda negra y una camisa blanca. Esta lista para servir a los invitados junto con las demás chicas del servicio de comida. 

Sale de su habitación y ve a dos chicas vestidas como ella, y dos camareros hombres, una de ellas se acerca.

—¿Usted es la Señorita Samantha?

—Sí — responde confundida.

—El señor Morris dio instrucciones de que suba a su habitación, quiere hablar con usted.

Dice esto y se retira, Samantha sonríe sin poder evitarlo y sube lo más rápido que puede, su corazón late desesperado, ansía verlo, tocarlo, sentirlo, sabe que aún debería estar molesta y no correr así hacia él, pero no puedo evitarlo es como un imán que la atrae.

Toca la puerta y una voz desde el interior la invita a ingresar.

—Pasa, pero cierra los ojos.

Samantha no entiende lo raro de su petición, al ingresar la dirige hasta su cama y le pide abrir los ojos.

Un vestido precioso color dorado está encima de la cama.

—Hoy serás mi invitada — habla con una sonrisa de suficiencia en los labios.

—¡Es precioso! — admira el vestido, los finos detalles y acabados — pero, no puedo aceptarlo — niega con la cabeza.

Rick la mira con cara de confusión, nunca ninguna de sus amantes le había rechazado un regalo.

—¿Por qué no? Pensé que te gustaría.

Rick coloca un par de mechones del cabello de Samantha detrás de su oreja y le acaricia el rostro.

—La otra noche me trataste horrible ¿Y piensas que me puedes comprar con un vestido? Te estás equivocando terriblemente conmigo, yo no me vendo.

Las palabras de Samantha hacen que Rick se conmueva.

—Disculpa por lo que paso, tengo un par de demonios escondidos dentro de mí, y a veces me es difícil controlarlos.

Agacha su mirada, y da unos pasos para atrás, se siente un poco confundido.

“¿Cómo puede ser esta mujer sumisa y a la misma vez rebelde?”

—Mira sé que nosotros solo la estamos pasando bien, pero me gustaría que me tengas confianza —da un paso para acercarse a él —tú eres mi amo y estoy para complacerte en todas tus fantasías y también me gustaría estar para escucharte cuando lo necesites.

Samantha se lanza sobre sus labios, sus besos se vuelven apasionados, Rick comienza a desabotonar la blusa y bajarle la falda.

—Por ahora solo quiero que te pongas hermosa para que me acompañes en la fiesta, también te compre esto —saca un par de zapatos y maquillaje.

Samantha se maquilla, suelta su cabello y Rick le ayuda a colocarse el vestido que es de una marca muy conocida y exclusiva, siente que es la Cenicienta de su propio cuento.

—Ya quiero que termine la fiesta para arrancarlo — le dice Rick cerca de su oído logrando erizar la piel.

Sus palabras hacen que se dibuje una sonrisa en los labios de Samantha y su corazón se llene de esperanza.

“¿Será que está sintiendo algo por mí?”  ese pensamiento llega a ella.

—Tendrás que esperar, aunque por mí fuera, lo haríamos ahora mismo.

Samantha le dice en forma coqueta y salen de la habitación, su nana la observa molesta, está tan feliz que se olvidó por completo de ella.

“Debe estar pensando lo peor de mí”, este pensamiento llega a ella.

Samantha regresa a su nube y lo siente, pero no puede dejar de sonreír.

Van pasando las horas, todo ha transcurrido con normalidad, la ha presentado como su amiga y Samantha se da por satisfecha, por lo menos está a su lado y por ahora es suficiente para ella.

Salen a bailar, es un experto bailarín, sus movimientos son tan precisos como sexis, de verdad Samantha necesita babero.

“¡Este hombre es perfecto!”

De pronto una mano se coloca en el hombro de Rick y lo gira.

Al estar frente a él, se tira a sus labios y lo besa de forma hambrienta, Samantha se está conteniendo las ganas de arrancarle los pelos con sus propias manos, todos quedan mirando la escena. 

Él lejos de separarla le responde el beso, los invitados comienzan a aplaudir y sonreír.

“¡QUÉ ESTÁ PASANDO!”

—¡Sorpresa mi amor! —le dice la chica rubia cuando suelta sus labios y lo abraza.

—¿Daniela? ¿Qué haces acá? —mira sorprendido, saliendo de su abrazo.

“¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ? ¡¿QUIÉN ES ESA TIPA, NUNCA LA HABÍA VISTO?! Y él, se dejó besar, es un imbécil”, sus pensamientos no la dejan tranquila.

 —Cariño decidí venir y sorprenderte — voltea a ver a Samantha con desprecio —pero parece que la sorprendida soy yo.

Samantha la queda mirando fijamente, no se va a avergonzar, ni va a bajar la cabeza ante nadie.

—Daniela no estás invitada, no sé qué pretendes —Rick se coloca delante de Samantha —te invito a que salgas.

—Así es como me tratas después de tanto tiempo sin vernos, pensé que te alegraría verme —se acerca a él y lo abraza por el cuello —por los buenos recuerdos.

—Te recuerdo que tú te encargaste de borrar los buenos recuerdos —le responde molesto mientras se sale de sus brazos.

—Ya te pedí perdón mil veces, olvídalo por favor, solo te pido que seamos amigos.

Rick la mira por un momento pensativo y suspira. 

—Está bien puedes quedarte, pero por favor compórtate y agradece que no quiero dar un espectáculo frente a mis invitados —camina un poco para alejarse de ahí, ella va detrás de él. 

—Vamos a bailar —lo agarra de la mano y lo arrastra a la pista de baile.

“¿Qué fue eso? Por lo visto tiene una historia con ella”, Samantha se siente triste la estaba pasando bien, entiende que no quiera hacerle un desplante, pero dejarla así...

 Samantha no quiere ver más esta escena y se aleja de ahí, sale a uno de los jardines de la propiedad queriendo estar sola, lleva una copa de champán con ella, comienza a mirar las estrellas, fuera de lo que está ocurriendo es una noche preciosa.

—¿Qué haces acá tan sola? La fiesta está empezando a ponerse interesante.

Samantha voltea a ver al hombre que le habla, es Frank él es un tipo apuesto de tez trigueña sus rasgos son masculinos.

—No me sentía muy bien, salí por un poco de aire —al pensar en Rick que está con esa rubia hace que su sangre hierva de celos —deberías volver, eres el alma de la fiesta.

—Samantha... sé que te molesta ver a Rick con Daniela —lo mira y dibuja una pequeña sonrisa triste en su rostro.

—No me sorprende que haya elegido quedarse con ella, es linda.

Samantha casi se atora al pronunciar esas palabras

—Las cosas no son así, ya tendrán tiempo de hablarlo... Entonces... ¿Ustedes están saliendo? —la mira de forma interrogante, está esperando su reacción.

“¿Estamos saliendo? No sé cómo se definiría el tener sexo salvaje cada vez que nos vemos, que me encanta como me lo hace, su miembro es delicioso y con solo mover sus dedos me hace llegar al orgasmo”.  

A Samantha le gustaría poderle decir eso, pero no sonaría bien.

—En realidad podría decirse que somos amigos, aún nos estamos conociendo, no sé si llamarlo salir —en realidad es eso, no sabe cómo llamarlo, ella sabe lo que siente por él, pero ¿él? —disculpe debo retirarme.

Samantha está por alejarse y Frank la detiene agarrándole la mano, haciéndola girar para verlo.

—Espera, no te vayas, acompáñame esta noche, he venido solo y la verdad no veo mejor compañía.

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