Me toma de la mano para dirigirme a su despacho, al ingresar se detiene para quitarse la ropa, yo solo lo miro soy incapaz de hacer cualquier movimiento, solo lo contemplo temo que sea solo un sueño.
—¿Quieres que te haga mía? —solo muevo la cabeza en señal de aprobación.
—Entonces hoy serás mía, vas a complacerme—me toma de la cintura y me levanta haciendo que enrede mis piernas a sus caderas, camina conmigo hasta colocarme en el sofá—seré tu dueño, tu amo —lo dice en tono posesivo y de mando eso me encanta.
Deseaba tanto este momento, estar entre sus brazos, mi vagina palpita solo con la idea de que me haga suya, mi corazón palpita acelerado. Me arranca el pijama que traía puesta, dejándome completamente desnuda. Recorre mi cuerpo con su mirada, sus ojos se llenan de lujuria.
—Espera —toco sus manos para detenerlo un poco, él me mira molesto.
—¡Qué quieres, por qué detienes a tu amo! — puedo sentir su molestia, pero no me molesta en lo absoluto.
—Señor Morris — hablo tímida.
—No me digas señor Morris… — su voz es suave — en este momento quiero ser y soy tu amo.
—Amo... yo... nunca he estado con nadie...—lo mira ruborizada.
—Entonces seré el primero, eso me excita más. ¡Serás solo mía! ¿Entendiste?, nadie más puede tocarte, solo yo podré poseer tu cuerpo.
—Si mi amo —lo miró fijamente y no puede evitar morderse el labio.
—Si alguien más te toca lo sabré y te prometo que tendrás un castigo, desde ahora me perteneces ¿Entendiste?
—Sí, mi amo… entendí… soy suya.
Las manos de Rick comienzan a acariciar todo el cuerpo de Samantha, separa sus piernas abriéndose paso en medio de ellas. La lengua de Rick comienza a recorrer toda su vagina, empieza a lamer de forma lenta, luego empieza a chupar con más rapidez. Sus dedos comienzan a participar Samantha empieza a gemir, es la primera vez que siente esa sensación tan placentera, su bajo vientre y su vagina se contraen dejando salir su orgasmo, él lo disfruta y saborea, de pronto Rick se detiene la mira fijamente acomodándose encima de ella.
Samantha cierra los ojos siente un poco de vergüenza, nunca había estado en esta situación con un hombre, era la primera vez que le hacían sexo oral y le había encantado.
—Abre los ojos, no dejes de mirarme, estás muy mojada y deliciosa
Su voz es ronca y sus pupilas están dilatadas, empieza a introducir su enorme miembro lentamente, comienza a sentir un poco de dolor, por reflejo trata de soltarse y salir huyendo, pero él la detiene y poco a poco lo va sacando y metiendo hasta que ingresa con fuerza.
—Auuu... —un pequeño grito de dolor se escapa de sus labios, él comienza a moverse dentro de ella y comienza a cambiar el dolor por placer.
Había soñado tanto con este momento, ahora le pertenecía.
Sus estocadas son cada vez más fuertes aprieta los senos de Samantha, los besa y muerde a su antojo, besa su cuello dejándole marcas por donde pasaron sus labios, Samantha comienza a acariciar su pecho, sus pectorales y él la detiene.
—No te he dicho que me puedes tocar, tienes que hacer solo lo que yo te diga — su mirada es fría
—Si amo, haré solo lo que me pidas
—Sé buena y complace a tu amo
Se separa de Samantha y la levanta colocándola en cuatro, vuelve a ingresar esta vez ya no le duele, esta vez es delicioso sentir su enorme miembro entrando una y otra vez en su interior, con su mano derecha acaricia su clítoris en forma circular, y con la izquierda jala de su cabello.
El placer que recorre el cuerpo de Samantha es indescriptible.
—Ahhh estas apretadita
Aumentan sus estocadas, coloca las dos manos de Samantha a su espalda amarrándolas con su corbata, dejándola inmovilizada, sus labios y lengua recorren su cuello, sus estocadas son cada vez más rápidas, le da dos palmadas en las nalgas que la hacen gritar de placer.
—Ah... amo que rico, deseo complacerte en todo
Sus palabras lo excitan aún más, se mueve más rápido y ambos se vienen, entre jadeos y sudor.
Samantha siempre soñó con este momento, nunca pensó que se haría realidad.
Rick sale de su interior, su semen mezclado con la sangre cae por las piernas de Samantha, la desata.
Rick no puede evitar sentirse satisfecho y no solo por haberse desahogado, sino porque le encantó que haya sido virgen, las mujeres con las que solía tratar no lo son cuando están con él.
—Límpiate y date un baño, yo haré lo mismo.
Dice esto último y sale del despacho, no quiere mostrar que de verdad lo disfruto.
Sale dejándola llena de dudas, Samantha no sabe si mañana podrá verlo a la cara, lo que sí es seguro que no se arrepiente, escucha la vocecita de su conciencia que la recrimina por haberse entregado tan fácil, pero la calla inmediatamente, ya que por fin tuvo al hombre de sus sueños.
Rick la hizo suya y solo por ese hecho ella está feliz.
Sale del despacho y va a su habitación a hacer lo que dice, al fin y al cabo, debe obedecer a su Amo.
(.........)
Es un nuevo día, Samantha no sabe cómo podrá verlo a la cara, se siente un poco avergonzada, nota que no está, ha salido muy temprano, solo espera no se haya arrepentido de lo que pasó anoche.
Es un hermoso día caluroso, en días como estos a Samantha le gusta usar una camiseta de tiras y un short de mezclilla para estar fresca, se hace una cola en el cabello y sale a limpiar las hojas del jardín.
RICK
—Pasa vamos a mi despacho ahí estaremos más cómodos —le indica a su socio Frank que tome asiento, tienen que revisar documentación importante
Se sirven una copa de whisky y comienzan con el trabajo.
Después de revisar todo, Frank se acerca a la venta del despacho desde ahí Rick tiene una vista privilegiada del jardín.
—Vaya ¿Quién es esa belleza?
Rick inmediatamente se levanta para ver a quién se refiere, es Samantha limpiando las hojas.
—Es una de las muchachas que trabajan en la casa.
Se queda observándola, ese short apretado y esa camiseta hace que se remarquen sus curvas
—Tremenda belleza, tienes que presentarla.
A Rick le molesta un poco su comentario, ella es de su propiedad.
—¿Qué pasó con todas esas chicas que suspiran detrás de ti? — Rick dice esto mientras camina para servirse un trago
—Ya sabes que nunca son suficientes, además soy un soltero por siempre, igual que tu amigo.
Rick sonríe.
—¿Te quedas a comer?
—Gracias, pero tengo un compromiso, una rubia me espera, nos vemos mañana.
Se despiden y Frank se marcha, Rick se queda observando por la ventana, tiene que admitir que es muy hermosa y llama demasiado su atención.
“Creo que comeré el postre primero”, Sus malos pensamientos comienzan a aparecer
SAMANTHA
Samantha está acalorada, se adentra al enorme jardín que adorna la propiedad y se acostó un rato bajo la sombra de un árbol.
De pronto siente un peso sobre ella, una mano le tapa la boca.
—Ni una sola palabra, te toca complacer a tu Amo.
Samantha se sorprende y solo asiente con la cabeza en señal de aprobación
Le saca el short y las bragas que llevaba puestas, la lengua de Rick comienza a recorrer sus labios vaginales, la lame y chupa, la levanta apoyándola contra el árbol, su mano acaricia su clítoris en forma circular haciendo que se moje al instante.
Él se baja el pantalón y le pide que se arrodille, saca su enorme miembro delante de ella, está jugoso con gotas de pre semen en la punta, las venas que lo rodean están hinchadas.
—Es hora que le des cariño
Rick sonríe
—Nunca lo he hecho, pero haré lo mejor que pueda, espero no decepcionar a mi amo
Dice esto de forma coqueta y haciendo un puchero, a Rick lo enciende más saber que será el primero que se follará esa boquita.
Samantha lo mete a su boca pasando la lengua suavemente por todo el miembro y chupándoselo con la ayuda de sus manos lo masajea, espera estar haciéndolo bien, no quiere parecer tonta.
Rick agarra su cabeza para guiar sus movimientos, follándole la boca.
Hace que se ponga de pie contra el árbol levanta una de las piernas de Samantha para darle mayor entrada e ingresa de una sola estocada, Samantha está presa entre él y el árbol, parece que pesara menos que una pluma, le gusta sentirse dominada por él, sus estocadas son fuertes.
Después, la acuesta boca arriba, levanta sus piernas a sus hombros y comienza a penetrarla con fuerza.
—Ah... que rico, lo tienes apretada, solo yo te puedo tener.
Rick a sus veinticinco años es todo un experto, sus estocadas son cada vez más fuertes llenándola por completo.
—Amo... que rico.
Las manos de Rick recorren todo el cuerpo de Samantha, sus besos pasan de un seno a otro, mordiéndolos y apretandolos, ambos terminan en medio de jadeos y sudor.
—Estás riquísima, en la noche te espero en mi habitación a las nueve, ponte lencería sexy y despídete de ella porque te la arrancaré — dice esto levantándose y se va.
Samantha quisiera poder ir con él, bañarse juntos, lamer y saborear su enorme miembro.
Por lo pronto se queda ilusionada con la promesa que se verán en la noche, espera con ansias este nuevo encuentro.
Samantha continua como si nada hubiera pasado, su vagina aún palpita de placer, es la hora del almuerzo, como siempre él está ahí sentado solo, se acerca a servirle, Rick se queda mirando su escote, este hombre la vuelve loca.
Ya son las ocho y cuarenta y cinco, Samantha comienza a vestirse para el encuentro con su Amo, se coloca una sexy lencería roja, resalta al contraste con su piel, se cubre con una bata de seda y va en silencio hasta su dormitorio.
Samantha se dirige emocionada a la habitación de Rick, la puerta está entreabierta, empuja suavemente e ingresa, lo busca con la mirada y está en el balcón, tiene un cigarrillo en la mano derecha y en la otra una foto que Samantha no logra distinguir bien quien es.Se acerca en silencio—Ya estoy aquí amo —lo dice con voz suave, Rick voltea a verla y tiene una pequeña lágrima en su rostro —¿Se encuentra bien? — le dice con voz de preocupación.Rick voltea rápidamente y seca la lágrima.—¿Quién te dio permiso de ingresar? —voltea a verla molesto.—Lo siento, vi la puerta entreabierta y pens&eacut
Samantha lo piensa por un instante.“Si voy a la fiesta con su amigo le demostraré que no me interesa ni me afecta que esté con esa rubia oxigenada”, se convence a sí misma.—Está bien señor Frank entraré de nuevo con usted —caminan con dirección a la casa.—Solo Frank por favor, eso de señor me haces sentir viejo y apenas tengo 30 —le dice con una sonrisa de oreja a orejaSamantha no puede negar que es una persona bastante agradable.Entran y se choca con la mirada de Rick, es como si en ella le preguntara que está haciendo, camina lo más natural posible del brazo de Frank, se dirigen a la pista de baile, tiene bue
Rick se acerca con una expresión que no habían visto antes en él, por instinto Samantha retrocede un paso, ahora se dirige a ella.—Samantha no sabía que acostumbras traer hombres a tu habitación —abre los ojos asombrados no puede creer que le esté hablando de esa manera —por lo visto no puedes estar tranquila...Antes que termine de hablar la palma de la mano de Samantha se estrella en el rostro de Rick, está furiosa, él no tiene ningún derecho a hablarle así, mucho menos después de haberle dejado claro que no siente nada por ella.—Tranquilo Rick no pasa nada solo la acompañé — Frank trata de calmar la situación.Rick no retira su mirada de Sa
“¿Qué hago? ¿Le reclamo? Con qué derecho, quedó claro que no quiere nada serio conmigo, seguro ayer se acostó con esa tal Daniela y ha dejado su ropa interior”, su pensamiento la apuñala.Va directo a su habitación, se cambia de ropa, agarra sus cosas y sale a estudiar, necesita salir de esa casa, siente que le falta el aire.Por suerte su nana viajó a su pueblo a visitar a un familiar enfermo, Samantha no hubiera querido que la vea en este estado.Sale de la casa caminando rápidamente cuando una voz la detiene.—Samantha, ¿Cómo estás? —voltea y Frank está parado con una tierna sonrisa.
Samantha y Andrea llegan al lugar de moda, una fila enorme les da la bienvenida, Andrea jala de su mano y se dirigen a la puerta de ingreso, le sonríe a uno de los de seguridad, este la saluda y las deja pasar, escuchan a las chicas de la fila reclamar, Andrea se voltea y les levanta el dedo medio, ríen e ingresan.El lugar es enorme, el olor a alcohol, cigarrillo y marihuana inundan sus fosas nasales, la música electrónica suena en todo el ambiente. Caminan hacia la barra, piden dos tequilas para entrar en ambiente, lo toman de golpe y sueltan un grito de alegría, un rubio se acerca donde Andrea a sacarla a bailar, esta mira a Samantha, le sonríe en señal de aprobación.—Estaré bien — le dice y Andrea se va.Se acerca un chico pelinegro a sa
El día paso rápidamente entre besos y caricias, han pedido el almuerzo, no se han separado ni un instante, es hora de que hablen, Samantha ha estado postergando todo el día.—¿Sigues acostándote con Daniela? — suelta la pregunta como si no fuera importante.Se cachetea mentalmente, como puede soltar la pregunta así, toma un trago grueso de whisky, siente el amargo de su sabor pasar por su garganta y quemarla por dentro.Rick voltea a mirarla asombrado por la pregunta, pero automáticamente se le dibuja una sonrisa en el rostro.—¿Estás celosa?—Para nada, simple curiosidad — se encoge de hombros — solo quiero saber si tambi
SamanthaEl despertador suena, me estiro entre las sábanas, hoy no tengo ganas de salir de mi habitación, doy vueltas hasta que caigo de la cama —Auch... —eso me pasa por floja, me coloco de pie, ingreso a la ducha para despertar, me alisto para ir a la universidad hoy tengo clases en la mañana, antes tengo que dejar todo dicho en la casa.Salgo ya vestida, con mi mochila en los hombros, llevo puesto un pantalón de mezclilla rasgado, un top blanco con zapatos deportivos del mismo color, suelto mi cabello y me dirijo a la cocina, me quedo estática, parece que me golpee la cabeza muy fuerte y estoy viendo visiones, parpadeo un par de veces, mi corazón recibe una punzada, es real, ella está acá, la veo regresando el desayuno y dirigiendo qué es lo que se
—¡¿Qué está haciendo acá?! — estoy desnuda, tapándo con una mano mis partes y mis pechos los cubro con mi brazo.—¡Qué crees que hago! — se pone de pie — Esperándote ¿Por qué no llegaste a dormir? — su cara y sus palabras son de enojo.—Eso a usted señor Morris no le incumbe, así que ¡salga de mi habitación! — lo miro decidida.—No lo haré hasta que me digas donde pasaste la noche, te dije que tú eras solo mía — hace una pausa y siento como me recorre con la mirada —me parece absurdo que te cubras cuando he visto cada milímetro de tu piel — se acerca, veo sus ojos arder de deseo, mis mejillas se tornan rojas, pero no