08.

El tiempo siguió tomando su curso, cada día pasaba más veloz que el otro. Me gustaba porque nos acercábamos a finalizar el nivel 2 y 3. Muy pronto sería nuestra graduación, lo cual me llenaba de ilusión, a todas en realidad. ¿Y es que quien no quería cumplir la misión? Todas aspirábamos lograrlo y estábamos deseosas de ya salir a la ciudad, al mundo real. Por mi parte me dolía tener que despedirme de New York, ya que sería enviada a Londres, Inglaterra. Que es donde reside actualmente mi objetivo, sin contar que sus hoteles están por todo el mundo. Pero su vivienda según tengo entendido está en el mejor conjunto residencial de todo Londres, lo cual suena a tanto lujo que no puedo imaginarlo. ¿Acaso podría enamorarse de mí? ¿Una chica huérfana encubierta?  Sabía que no recibiría un no por respuesta, después de todo por eso continuaba aquí.  Me gustaba creer que todo sería un éxito, me estaba esforzando el doble que mis compañeras. Mi tiempo libre lo pasaba estudiando en la biblioteca para estar adelantada, era minuciosa en cada clase y sobre todo participativa. Me gustaba mucho estudiar, siempre quise hacerlo cuando vivía en las calles, con Rachell.

La extrañaba mucho sin duda alguna, sentía que una parte de mí murió con ella. Pero ya no me culpaba, ella podía estar aquí si tan solo hubiese acatado las órdenes y reglas de Lady Vivian. No era mi culpa lo que sucedió, tampoco de ella. Muchas veces es difícil abstenerse a las tentaciones, tampoco sabemos que le diría ese jardinero como para embelesarla. Sin embargo, la echaba de menos siempre, solía pedirle permiso a Lady Vivian para ir a visitarla en el cementerio y llevarle flores. No se negaba como antes para mi suerte, era muy permisiva, por alguna extraña razón no podía aceptarlo, era cómo que una parte de mi gritaba que ella seguía viva.

Terminé de dejar mi bandeja en el puesto y continué mi camino con las demás chicas a la siguiente clase, nos tocaba diseño de modas. Como era de esperarse Mindy y su sequito quisieron molestarnos, pero fuimos más rápidas y las evitamos tomando otro camino. Entramos al salón y la profesora ya estaba sentada en su escritorio, esperando a las demás alumnas supongo. 

—¿Bloom?—llamó Melody.

—¿Sí?—contesté.

—¿Me prestas un lápiz?—pidió y asentí entregándole uno.

La clase siguió su curso apenas entraron las demás alumnas, hoy nos enseñaron los diferentes tipos de cuerpos que tenemos. Rectángulos, triángulos, triángulos invertidos, reloj de arenas y ovalados, la verdad es que está era una de mis clases favoritas. Me gustaba mucho el tema de la moda, de aprender a combinar piezas, de cómo vestir para las ocasiones especiales, que los tipos de vestidos. Todo me parecía sumamente interesante y muy práctico, ya que, si mi papel era ser una modelo, debía saberlo todo a cerca del rubro. Entre risas con las chicas al ver los dibujos tan feos que habíamos hecho, la profesora llamando nuestra atención y haciéndonos participar, la clase terminó más rápido de lo que me hubiese gustado.

Así que salimos a la siguiente clase, finanzas hoteleras, no era mi favorita. Pero me ponía a pensar, por lo temática y complicada que era. No me gustaban mucho los números, pero sentía atracción por el tema de hotelería. ¿Acaso estaba muy metida en mi papel? ¿O de tanto estudiarlo le agarre gusto? No lo sabía a ciencia exacta, pero simplemente me gustaba. Además de sentirme súper preparada, ya que era lo que más repasaba en la biblioteca. A decir verdad, el día estaba pasando con prisa, como si quisiera acabarse ya. Salimos del salón y fuimos a almorzar, habían servido pastel de carne con puré de papa, lo cual era delicioso y tendría mil calorías, era extraño que Lady Vivian lo hubiese aceptado. Sin embargo, estaba agradecida con ella, porque hace tiempo se me antojaba algo que no fuera ensalada.

Entre muchas risas, charlas sin sentido y diversión para las tres. Estábamos disfrutando nuestro descanso y almuerzo, todo parecía estar tranquilo, ya que la mayoría de las demás chicas estaban centradas en su comida y poco se escuchaba bullicio, lo cual transmitía una sensación de paz embriagadora. Pero como lo bueno dura poco, Mindy y sus amigas entraron al comedor, tomaron sus bandejas y se sentaron en una mesa. Luego Vanessa se subió en una mesa.

—¡Chicas chisme de último momento!—gritó haciendo abanico con sus manos.

—¡Ya suéltalo!—gritó una chica del nivel 1.

—¡Bloom Jonhson, será finalmente expulsada!—gritó llamando la atención de todas y que se giraran a mirarme.

¿Qué rayos? ¿Acaso me expulsarían de verdad? ¿O era una mentira como solían hacerlo? Rodee mis ojos junto con las chicas, en serio que era insoportables y no entendía porque me odiaban tanto si no les había hecho nada. Además, no tenía sentido, cada mes ganaba el título de mejor alumna.  Cumplía todas las reglas y seguía al pie las indicaciones de los profesores y Lady Vivian.

—¡Uhhh! ¿Por qué?—gritó otra mientras hacían bardo.

—¡Pregúntenle a ella! Pero no tarda en ser llamada—gritó por último para bajarse de la mesa.

No entendía nada, ¿Qué ganaban con mentir? ¿Acaso no tenían suficiente con ser unas arpías bocazas? Nadie las quería y ahora entendía porque, son despreciables y muy fastidiosas.  Parece que no se rinden nunca, siempre están en cotilleos, chismes y mentiras. Eran tan venenosas como una víbora, es más no, las víboras son adorables en comparación a esas niñas.

—No les hagas caso, Lu—dijo Afrika—, Lo hacen para molestarte, sabes que eres la mejor del instituto. Lady Vivian jamás te echaría, no a ti.

—Si tiene razón, son unas ardidas—apoyó Melody, les di una sonrisa de agradecimiento.

Estaba por responderles, pero por el megáfono de todo el comedor sonó la imponente voz de Lady Vivian, “Bloom Jonhson, te espero en mi despacho”. ¿Qué carajo? ¿Acaso era en serio? Ahora si comenzaba a preocuparme, estaba repasando mentalmente todo lo que había hecho, pero no encontraba ningún incumplimiento.

—¿Vieron? ¡Se los dije!—gritó Vanessa.

Ignorando sus comentarios venenosos, tomé mi bolso y cuadernos y salí del comedor luego de despedirme de las chicas. Estaba un poco nerviosa, a decir verdad, no sabía el porque me echarían. Pero aun así mis piernas temblaban, sentía un nudo en mi garganta y ganas de llorar. Toqué la puerta del despacho de Lady Vivian y cuando respondió su típico “pasa”, sentí helar mi sangre.

—Bloom, querida. Entra siéntate—invitó luego de que me asomará disimuladamente por la puerta. Haciéndole caso entré y me senté en frente suyo como de costumbre.

—Lady Vivian, antes de que me eche, quiero decirle que no sé qué hice mal. Pero lamento tanto si incumplí una norma, no estaba en mí hacerlo. Es decir, me esfuerzo mucho, más que todas las niñas porque quiero ser la mejor—dije rápidamente mientras juntaba mis manos para no mostrar lo mucho que temblaban, ella me dio una mirada totalmente desconcertada.

—¿Echarte? ¿De qué hablas querida?—preguntó ladeando un poco su rostro y luego se rio—, Eres la mejor alumna que he tenido nunca, Bloom. Eres dedicada, brillante, inteligente, responsable, hermosa y muy leal. ¿Por qué te echaría?

—Lo siento Lady Vivian, es que Mindy y sus amigas dijeron que me llamaría para ser echada y yo…—respondí, pero me interrumpió.

—Esas niñas te envidian hasta por el aire que respiras, no les hagas caso—respondió haciendo un ademan con su mano, restándole importancia.

—Entonces, ¿Para qué me llamó, Lady Vivian?—pregunté mientras templaba mi falda quitándole cualquier arruga.

—Porque tengo que informarte de algo importante—respondió—, Cómo bien sabes tú objetivo es James Maxwell un importante y muy millonario hombre, pero resultó más que eso.

—No entiendo, ¿A qué se refiere?—pregunté desconcertada.

—A qué tendrás una misión mucho más especial, ya que fuimos contratados por alguien—respondió analizando muy bien lo que me diría a continuación, pero se detuvo.

—¿Misión especial? ¿Qué tengo que hacer? ¿No se supone que debo enamorarlo y casarme con él?—pregunté confundida.

—Sí querida, sólo que los planes cambiaron. No solo cumplirás la misión que te asigne al inicio, si no que en el momento indicado lo matarás de tal forma que parezca un suicidio—respondió, mi boca formo una o, dejándome totalmente anonadada.

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