Capítulo 5.

Caricias en mi cabello hacen que me relaje más, me remuevo en mi lugar, las caricias se detienen y abro mis ojos poco a poco, vaya me estaba relajando y justo se detienen, alzo mi vista y miró hacia todos lados y miro que Beni me está mirándome con una sonrisa, sonrió al verlo despierto, rápidamente lo abrazo, él ríe y yo lo apachurro más, pensé que no despertaría, me alivia que estuviese despierto, eso quiere decir que nos podemos ir tranquilos, bueno no tan tranquilos pero… Eso no importa en estos momentos.

—Me asfixias hermana—Reí bajo al escucharlo para luego separarme.

—Pensé que no despertarias, me preocupe mucho—Sentí mis ojos cristalizarse mientras lo miraba, formé una pequeña sonrisa dando caricias en su mano.

—Tranquila, mírame ya desperté—Dice con una sonrisa, reí bajo nuevamente limpiando un poco mis mejillas.

Los truenos se escuchan de una manera fuerte, la lluvia cae sin parar y se mezcla con el fuerte viento que hace, suena un trueno más fuerte y mi hermano se remueve inquieto en su lugar mientras mira hacia la ventana, se mueve una y otra vez, gire mi vista hacia la ventana pero no hay nada, solo se ve como las ramas de los árboles se mueven de una manera fuerte, regreso mi vista hacia mi hermano, él sigue mirando hacia la ventana, su rostro expresa pánico y terror, no sé qué es lo que ve pero me estoy comenzando a preocupar, puse mis manos por encima de las suyas.

—Beni—lo llamo pero no me hace caso—hermano mírame—Le ordene.

El parece no escucharme, él comienza a sudar y a temblar, esto me está poniendo los nervios de punta, lo llamó una y otra vez pero nada, mierda que pasa, alejo mi mano para levantarme pero en ese momento él me detiene.

—No me dejes solo por favor—Su voz salió en un pequeño hilo de voz, sentí el frío de sus manos.

—Claro que no haré eso pero dime qué pasa, ¿Qué es lo que ves?—Solté en tono preocupada. Él señala hacia la ventana, su mano tiembla, me giro y vuelvo a mirar pero no veía nada ni a nadie, lo vuelvo a mirar, en serio esto me preocupa y mucho—Beni no veo nada—le digo, él trata de hablar pero no puede ya que sus palabras no salen, me suelto de su agarre—tranquilo solo me asomare— me voy alejando de él para acercarme a la ventana, caminó unos cuantos pasos hasta llegar a ella, me asomo y no hay nada, solo puedo ver las ramas de los árboles moverse violentamente y la lluvia caer sin cesar, para aclarar está cerrada la ventana, me di vuelta y di un respingo en mi lugar al ver a Beni parado justo al frente de mí, se supone que tiene que estar acostado y conectado a esa máquina.

— ¿Beni porque estás levantado?—le pregunto—se supone que tienes que estar en la cama, ven—al momento que lo iba agarrar de la mano él me tomó del cuello de una manera fuerte—Beni, suéltame—Hable un poco entre dientes debida a la fuerza.

Su agarre se hace más fuerte, ¿Qué le pasa?, trato de zafarme de su agarre pero me es imposible, esto se está saliendo muy de control, mi oxígeno poco a poco iba disminuyendo y me es imposible respirar—Por favor, hermano—Hable en un susurro, lágrimas se me escapan, parece que está en trance, busco con la mirada algo con que darle, no quiero hacerle daño pero no me queda de otra, miro que al lado de nosotros a unos escasos centímetros está un florero, no me había percatado de eso, estiro mi mano para poder tomarlo, trato de agarrarlo y por suerte lo logró, sin pensarlo dos veces lo pegó contra su cabeza, él me suelta y cae al suelo, llevo mis manos a mi cuello y comienzo a respirar mejor, cuando me recompongo miro a mi hermano, voy hacia él y me agacho, está sangrando, mierda que hice.

—Lo siento lo siento—Trato de levantarlo para llevarlo a la cama, mis nervios están a flor de piel, la puerta se abre y veo a la misma chica de hace rato, ella mira hacia donde estamos nosotros, suelta lo que tenía en sus manos y corre hacia donde estamos.

— ¿Qué ha pasado?—Pregunta preocupada revisando a mi hermano— ¿Por qué sangra? —. Yo no contestaba no sabía que responderle—ayúdame a levantarlo—dice y la ayudo, lo tomó por los pies y ella con cuidado lo toma por los hombros, contamos hasta tres y luego lo levantamos y lo llevamos hasta la camilla, yo lo suelto y me alejo, no tuve otra opción, era eso o él me asfixiaba, ella lo acomoda y empieza a revisar la herida que tiene en su cabeza, pase saliva, voy retrocediendo poco a poco hasta chocar con la pared, me deslizo hacia abajo hasta llegar al suelo, me abrazo a mis rodillas, mis lágrimas no tardan en salir, mis sollozos se escuchan en la habitación, escondo mi cara en mis rodillas y dejo que más lágrimas resbalen por mis mejillas, no quería hacerlo pero no tenía opción, ya esto está yendo muy lejos, no sé qué mierda pasa, todo está pasando muy rápido, ahora solo falta que aquel hombre haga su aparición otra vez, esta situación me cansa, y no pienso decir nada o sería riesgoso. Unas manos tibias hacen que suba mi cabeza, era la chica que atiende a mi hermano.

— ¿Qué ha pasado?—Repite lo que antes había preguntado en un susurro, yo solo vuelvo a esconder mi rostro en mis rodillas, un sollozo audible se escapó de mis labios —Decidme qué ha pasado—vuelve hablar, yo sólo niego repetidas veces—Prometo no decir ni una sola palabra, confiad en mi—suelto un suspiro y levanto mi cabeza para mirarla, ella limpia mis lágrimas—No diré nada, confiad en mí ¿Vale?—Asentí, no me queda de otra que decirle, limpie mi nariz un poco.

—El había despertado—Acomode mi cabello sorbiendo mi nariz—de un momento a otro se puso raro, miraba mucho a la ventana, los truenos lo inquietaban y comenzó a sudar y a temblar, iba a revisar qué era lo que él veía, él me decía que no lo dejara solo—ella escuchaba atenta—me levante y camine hacia la ventana pero no había nada, al darme la vuelta él estaba parado y solo me miraba, trate de llevarlo a la camilla pero él me tomó del cuello fuerte y juro que no quería hacerle daño—mis ojos se cristalizaron nuevamente—tome un florero y se lo pegue con fuerza en la cabeza, te juro que no quería hacerle daño, y-yo nunca podría hacerle algo—Mis lágrimas volvieron a mojar mis mejillas, vuelvo a esconder mi cara en mis rodillas, siento sus brazos rodearme dando un abrazo.

—Te he jurado no decir nada, y no lo haré—Oigo que dice, alce mi rostro mirándola nuevamente, le doy una sonrisa que parece más una mueca—levántate y estate tranquila ¿Vale?—dice y solo me limito a sentir y levantarme, camino hasta la camilla donde está mi hermano, limpio mi rostro y sorbí mi nariz, la chica me extiende un pañuelo.

—Gracias...—

—Lasabi, pero podéis llamarme Abi—Me dio una sonrisa la cual correspondí.

—Isobel—Ella asiente y comienza a revisar a mi hermano, limpia la herida de este, suelto un suspiro y me doy media vuelta para caminar hasta la ventana, doy una rápida mirada hacia mi hermano y vuelvo a mirar hacia adelante, me abrazo a mí misma ya que en esta habitación hace mucho frió, la fuerte lluvia aun no para y parece no querer hacerlo, el viento se mezcla con la lluvia una vez más, pequeñas gotas se deslizaban por la ventana, una silueta de hombre llama mi atención, no quiero pensar que es ese hombre otra vez, lo miro sin apartar mi mirada, esta de espalda pero luego cambia su posición y se coloca hacia adelante, su mirada conecta con la mía, trago en seco, solo puedo ver sus ojos, su mirada es muy penetrante, puedo jurar que traspasa mi alma, el hombre no se mueve ni muchos menos aparta su mirada de la mía, la lluvia cae sobre él pero a él no parece importarle, algo dentro de mí me dice que esa mirada ya la he visto antes, pero no sé en dónde.

—Isobel—Oigo que me llaman, apartó la mirada de la ventana y de aquel hombre y miró a la persona, Abi señala a mi hermano, el cual se está removiendo incómodo en su lugar, me aparto rápidamente de la ventana y caminó rápido hasta la camilla, me posiciono a su lado, le agarró la mano sintiendo lo fría que estaba, doy caricias en su mano.

—Tranquilo—Susurré mientras le daba caricias a su mano, alzo mi cabeza para mirar a la enfermera, ella solo me dio una sonrisa la cual le devolví, miró nuevamente a mi hermano, note que tenía una curita en donde tenía la herida, espero me perdone después de eso, el sonido de la puerta hizo que mirara hacia ella, la doctora y el oficial Royket entraron a la habitación, tome postura y los mire fijamente, ellos se acercaron a la camilla.

— ¿Todo en orden, Lasabi?—Luego de mirar a mi hermano alzó su vista hacia la recién nombrada.

—Si—Le responde para luego darle unos papeles.

La doctora mira lo extendido y luego mira a Beni una vez más, su mirada cae en la parte de la herida que este tiene en su cabeza, le devuelve los papeles a la chica y revisa la zona.

— ¿Por qué tiene una curita?—Pregunta está revisando, Mueve la cabeza de mi hermano con brusquedad hacia la derecha, fruncí mi ceño.

— ¿Puedes ser menos rústica?—Hable con mi ceño fruncido, esta me mira y vuelve su mirada hacia mi hermano ignorando lo que dije, —Ya me está cayendo muy mal—pienso, ella quita un poco la curita para luego volver a ponerla, toma postura y mira a Lasabi.

—Cuando lo revise no tenía esa herida, ¿Cómo le sucedió eso?—Preguntó cruzándose de brazos, Abi me da una mirada rápida para después mirar a la doctora, tomó aire.

—Cuando le he revisado nuevamente tenía esa herida, limpie y luego le puse la curita—Le responde muy segura sin titubear, ella asiente y mira al oficial.

— ¿Dónde están sus padres?—Le pregunta mientras junta sus manos.

¿Acaso esa tonta no ve que estoy justo delante de ella?, él ni siquiera sabe que están muertos, ¿Por qué preguntarle a él?, deje escapar un pequeño bufido.

—Murieron hace muchos años—Le respondió, me quedé sorprendida, pensé que no sabía.

— ¿No hay alguien mayor que esté cuidando de ellos?—Hace otra pregunta con curiosidad, Antes de que el hablara yo me adelante.

—No, la única que cuida de Beni soy yo—Me mira—y no hace falta que alguien nos cuide, se cómo cuidar de ambos, y si tiene más preguntas no le pregunte al oficial, pregúntame a mí, él no sabe nada de nuestras vidas—Chasquee mi lengua enojada. 

—Si supieras cuidar de tu hermano, él no estuviera en esa camilla—señala la camilla—apenas eres una niña—Me mira enarcando una ceja, sentí mi enojo aumentar.

— ¿Acaso crees que yo sabía que esto iba a pasar? —Levante la voz—déjame decirte que no soy adivina, y para tu información esta niña a cuidado de Beni 4 años sin ayuda de nadie—Camine hasta posicionarme enfrente de ella—así que no me vengas a decir que no se cuidar de él, porque la que no sabe cuidar de su hermano, eres tú—la señaló—dime, ¿Ya encontraron a Jack?—suelto sin titubear. 

Ella me mira asombrada y a la vez molesta, ni yo misma sé quién es Jack, solo lo dije sin pensar, cuando estoy muy enojada digo cosas que hasta a mí me asombran, solo salen por sí solo.

— ¿Cómo sabes tú que mi hermano está desaparecido?—Pregunta retrocediendo, no digo nada, solo me giro y vuelvo a donde estaba hace varios minutos, sujete la mano de mi hermano y hago lo de hace rato, lo miro y me relajo un poco, suelto un suspiro y sigo acariciando su mano, no levanto mi vista, sigo mirando a mi hermano, escuchó que la puerta se abre de una manera rústica, no me hace falta mirar para saber quién fue, cierran la puerta, pero no de una manera brusca, ganas de arrancarle el cabello no me faltaban, unas manos me tomaron del brazo, deje de mirar a mi hermano y mire a la persona, era Lasabi.

—Dejadme ponerte esto—Me enseña una curita—ven—Me jala y me sienta donde estaba sentada hace rato, me había olvidado de la herida que tenía en mi frente, en realidad no sentía dolor, ella limpió un poco esa zona para después colocar la curita una vez ya hecho todo, se separa.

—Gracias—Me levanto y me pongo nuevamente al lado de mi hermano.

— ¿Conocéis a Jack?—Oigo que pregunta.

—No—respondo sin mirarla.

—Por cómo lo habéis mencionado, parecía que si—Vuelve hablar, relamí mis labios para alzar mi vista hacia ella.

—Lo dije sin pensar—Me encogí de hombros restándole importancia para devolver mi vista a mi hermano.

Sigo haciéndole caricias, el ama que yo haga eso, desde niño siempre le gusto que lo hiciera, así puedo tranquilizarlo, mamá también le hacía caricias, sonrió al recordar aquello, Beni aleja su mano y se la pone en su cabeza y hace una mueca de que le duele, abre poco a poco los ojos y yo sonrió.

—Me duele la cabeza—Hablo para después tratar de sentarse, rápidamente lo detengo.

—Ni se te ocurra sentarte, debes estar acostado Beni—Hago que se acueste, se opone pero termina obedeciéndome.

— ¿Cómo te sientes?—Pregunta Abi dándole una cálida sonrisa.

—Ahora que te veo, mucho mejor—Le responde coqueto, revolotee mis ojos, este chico no tiene remedio, Abi ríe.

—Definitivamente te sientes muy bien—Habla con una sonrisa dibujada en sus labios—regreso en unos minutos—Agarra algunas cosas y camina hacia la puerta, hace girar el pomo, cuando ya está abierta sale y cierra, Beni solo sonríe, le doy un golpe suave en su abdomen, este ríe pero después deja de hacerlo y hace una mueca de dolor.

—Enserio mi cabeza duele—Se queja.

—Hace unos segundos eso no fue lo que dijiste—Le digo para después voltearme agarrar la silla y ponerla al lado de la camilla, y sentarme en ella.

—Pero ahora si—Revolotee mis ojos mirando como se sienta—he estado acostado mucho tiempo así que no me mires así—me apunta con su dedo— ¿Qué hora es?—Pregunta estirándose un poco.

—No lo sé—

—Como que no sabes, ve la hora en tu celular—Hace un ademán negando y bosteza un poco.

—El celular de ambos se quedó en el lugar—Suspiré, él asiente, me acomodo mejor—Beni si te hacen preguntas sobre que paso en aquel lugar, tu solo dices que no recuerdas nada, no podemos decir la verdad—Le informo.

—Está bien—sonrió—además sabiendo que ese loco sigue por ahí ni loco pienso decir nada, aparte de eso nos tomarían por locos—Pasa su mano por su cuello y detiene su mano donde tiene la marca de la mordida que aquel hombre le hizo.

— ¿Te duele?—Pregunte mirándolo con una pequeña mueca.

—No mucho—dice y quita su mano de su cuello—pienso que todo esto es una locura—me mira—nunca me imaginé que un vampiro me mordería—Suelta un suspiro y mira sus manos, me echo hacia adelante y tomó sus manos.

—Lo sé—acarició las mismas—solo espero que salgamos de este lugar, odio los hospitales—Mire hacia todos lados con una mueca, oigo que ríe, lo miró con una sonrisa.

— ¿Te acuerdas cuando te cortaste el dedo y la abuela se alteró y quería llevarte al hospital?—Habla con una sonrisa, reí bajo para asentir—te subiste al techo para que no te llevará—Ríe alto, suena loco pero lo hice.

—La cara de la abuela al verme en el techo fue épica—reímos al unísono

—La extraño mucho—deja de reír poco a poco—a ella, al abuelo, y a nuestros padres—juega con mis dedos—desearía que estuviesen vivos—Veo como una lágrima se desliza por su mejilla, mis ojos se cristalizan, estiro mi mano para limpiar su mejilla.

—Yo también los extraño mucho—alejo mi mano, él me mira, sus ojitos están cristalizados—extraño su manera de cuidarnos—Sonríe y yo igual, una lágrima se desliza por mi mejilla y la quito rápidamente. 

—Al menos conociste a papá y disfrutaste de su presencia, yo ni siquiera lo recuerdo, estaba muy pequeño—Relamé sus labios con lágrimas en sus mejillas.

—Él te amaba mucho—sonrió—recuerdo aquella vez que te hiciste pipí estando en sus brazos—él ríe conmigo—sus palabras fueron [esta marcando territorio] —trato de imitar su voz pero no me sale y solo hago que mi hermano ría más—uso esa camisa durante días, se había vuelto su favorita—agacha su cabeza mientras ríe—él te amaba como tú no tienes idea, hermano—Me vuelve a mirar y vuelvo a limpiar sus mejillas.

— ¿Dónde está esa camisa?—Pregunta sorbiendo su nariz un poco.

—Está guardada en sus cosas—Le digo y él asiente, le doy una sonrisa y con cuidado remuevo su cabello, él sonríe, me gusta verlo sonreír, me hace feliz, sin él mi vida ya no tendría sentido, él es mi razón de vivir, por él soy capaz de dar mi vida para salvar la suya, no me gusta la idea de que alguien le haga daño, toda mi vida me la he pasado protegiéndolo como si fuera mi hijo, cuando mi padre murió mi mundo se derribó, ya no podía seguir, no soportaba la idea de perderle a él también, pero tenía que ser fuerte, tenía a un hermano que proteger, en el funeral de mi padre, me prometí, le prometí a él que cuidaría a Beni como si fuera mi propio hijo y pienso seguir cumpliendo esa promesa hasta el fin de mis días, pase lo que pase siempre estaré para él.

El ruido de la puerta abrirse hizo que volviera a la realidad, ambos miramos hacia esa dirección, tres siluetas muy familiares entraron a la habitación, me levanté al percatarme que eran Lisa y sus padres, ella me miró y corrió hasta donde estaba yo y me abrazó, rápidamente le correspondí el abrazo.

—Me preocupe mucho cuando mi padre dijo que estaban en el hospital porque tuvieron un accidente—Hablo preocupada para luego separarse del abrazo.

—Estamos bien—Le sonreí suavemente para tratar de tranquilizarla. 

— ¿A dónde iban tan tarde?—Oigo que dice el señor Collins, confundida lo miro.

—Íbamos camino hacia su casa—frunció su entrecejo en modo de confusión—Lisa me dijo por mensaje que ustedes nos invitaron a cenar—Les hago saber.

—No amiga, ni siquiera te he llamado y mucho menos te deje mensajes, mira—me enseña su celular y no había rastro de que ella me haya enviado mensajes—cuando encendí mi celular para llamarte note que tenía una llamada perdida tuya—dice y quedó estática—cuando te iba a devolver la llamada salía apagado—

Todos en la habitación quedamos confundidos, no estoy loca sé que ese mensaje llegó a mi celular, todo esto está siendo muy raro, el mensaje, aquel hombre saliendo de la nada, Beni en trance tratando de asfixiarme, hombre que estaba parado afuera en medio de la lluvia, recuerdos que nunca antes había vivido, el nombre del hermano desaparecido de la doctora, esto parece una película y no precisamente de las bonitas.

—Isobel, necesitamos hablar—El oficial Royket hace que salga de mis pensamientos, otra vez en esta noche, me giré para mirarlo, asentí.

—Claro—Asentí y comienzo a caminar hacia la puerta que está abierta, doy un último vistazo a mi hermano para después salir.

Sé que empezara hacer preguntas y siento que no estoy en mi mejor momento para responder, solo quiero que todo esto acabe de una buena vez, como ya lo he dicho antes, siento que esto apenas comienza y me frustra no saber qué hacer.

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