Capítulo 4.

Ya ni sé cuántas horas llevamos en esta ambulancia, Beni está conectado en una máquina, odio esas cosas, me traen recuerdos de cuando mamá estaba conectada a esos aparatos, su vida dependía de eso pero sentí la necesidad de dejarla ir, no podía dejar que sufriera, así que decidí que la desconectaran, es algo duro ver a la persona que amas conectado en una de esas máquinas. El sonido de la maquina suena a cada segundo que pasa, indicando que está estable, eso me calma mucho, aun no me explico que paso hace unas horas, ese hombre saliendo de la nada, sus ojos de color rojo carmesí, sus colmillo que se veían afilados, esa velocidad que ningún humano tiene y esa manera de no sentir dolor alguno es algo que no me explico, no quiero creer que los vampiros existen, es algo ilógico, vampiros en el mundo, y si existieran, ¿Por qué justo ahora aparece uno?, ¿Por qué no aparecieron hace algunos años?, sigo sin entender, quisiera convencerme a mí misma de que esto es solo una pesadilla y que pronto despertare pero esto es tan real, ¿Serán como en las películas?, ¿Si salen al sol se harán polvo?, tantas preguntas sin respuestas merodean mi mente, solo espero que mi hermano este bien y pronto deje de estar conectado a esa cosa.

Alce mi vista y mire hacia la pequeña ventana que las puertas de la ambulancia tiene, la ambulancia sigue en marcha, el carro se mueve a una velocidad rápida, el sonido de la sirenas resuena en todo el espacio, de fondo puedo ver una patrulla la cual nos sigue el paso, la oscuridad de la noche cae sobre nosotros, gotas de lluvia se deslizan por las ventanas, unas tras otras de manera sincronizada, hay una leve llovizna pero falta poco para que se convierta en una fuerte lluvia, el viento se mezcla con la llovizna que poco a poco se convierte en una fuerte lluvia, el viento sopla de una manera fuerte que hasta puedo ver como las ramas de los árboles se mueven de una manera violenta, que parece que se desprenderán de los árboles, devuelvo mi vista hacia mi hermano, sigo acariciando su mano de una manera lenta, lo miro detalladamente, es igual a mi madre, cabello castaño, piel algo blanquita, nariz un poco gruesa no tanto, cara algo gordita, labios carnosos, color de ojos azules y un cuerpo que se ve muy bien trabajado aunque come más que Bonnie, sin duda él es igual a mamá y no solo lo digo yo, las personas que conocieron a mi madre dicen lo mismo, en cambio yo me parezco más a papá, piel morena pero no tanto, color de cabello castaño un poquito más claro que el de Beni, color de ojos marrones claros, nariz no tan perfilada, labios carnosos, cara redondita soy rellenita y tengo curvas.

La fuerte lluvia cae sin parar, aún no hemos llegado y eso me frustra, ya quiero llegar y bajarme de aquí, la ambulancia se mueve algo fuerte haciendo que la camilla se mueva hacia adelante, la detengo, al parecer había un bache, pongo la camilla donde estaba, mi mirada cae en el cuello de mi hermano, dos marcas en su cuello en forma de "O", es justo donde ese hombre encajo sus afilados colmillos, alrededor de la marca hay un rosetón, ¿El paramédico se habrá dado cuenta?. La voz del oficial me sacó del divago, gire mi cabeza un poco para mirarlo.

— ¿Eso que tu hermano tiene en su cuello, es un tatuaje?—Preguntó y señaló justo hacia las dos marcas.

Genial, el paramédico no se dio cuenta pero el oficial sí.

—Si—Mentí.

No le podía decir lo que realmente es o me tomara como una loca, él solo asintió y yo mire nuevamente hacia mi hermano, mire su cuello, si no supiera la verdad de que le paso en su cuello dijera lo mismo que el oficial ya que si parece un tatuaje, uno recién hecho, la ambulancia de un momento a otro freno, el paramédico que estaba revisando unos medicamentos dejo lo que tenía en sus manos y desconecto a mi hermano para así poner una bolsa de solución y colocarselo atrás vez de una aguja en su brazo, el oficial ya había salido de la ambulancia, camine agachada y Salí también de la ambulancia, estaba lloviendo a mares, otro paramédico ayudó a su amigo a bajar la camilla donde mi hermano estaba acostado, el chico cerro las puertas de la ambulancia, la lluvia caía sobre nosotros, se apresuraron en llevar a mi hermano a dentro del hospital, yo les seguí el paso, el oficial entró conmigo, al entrar el aire frió nos recibió, me estremecí, ya tenía frío, caminamos hasta unos asientos, yo me senté, el oficial fue hablar con una mujer, yo solo me abrazaba a mí misma para tratar de darme calor, el frío que hacía era tremendo. La voz del oficial me sacó de mis pensamientos, lo mire.

—Ten—Me entregó una manta y luego una taza, me coloque la manta y luego agarre con cuidado la taza ya que estaba muy caliente, era chocolate caliente, él se sentó—hable con la doctora que atenderá a tu hermano y me dijo que en cuanto tenga los resultados de qué fue lo que pasó, nos avisara—habla mirándome.

—Está bien—Asentí dándole una leve sonrisa que creo que pareció más una mueca.

—Soy el oficial Royket—Se presentó extiendo su mano, deje la taza de chocolate caliente en el otro asiento y le estrechó la mano.

—Isobel—

—Y dime Isobel—Agarre la taza nuevamente y lo mire, tenía en sus manos un bolígrafo y una libreta— ¿Cómo sucedió todo?—Pregunta.

—Bueno, mi amiga Lisa nos invitó a cenar, salimos rumbo a su casa y de la nada aquel hombre se atravesó y gire rápidamente el volante y perdí el control, Salí de carretera y un árbol paro el auto—Mientras yo hablaba él anotaba—mi hermano y yo quedamos aturdidos por el choque, bajamos y el hombre se puso loco, comenzó a gritarnos cosas feas, Beni en defensa propia le lanzó un puñetazo, fue cuando aproveche en llamarlos y luego el agarro a mi hermano por el cuello y trataba de estrangularlo, trate de hacer algo pero no pude, fue cuando ustedes llegaron y escuche disparos, cuando me acerque, mi hermano estaba en el suelo—Mentí nuevamente, relamí mis labios para luego suspirar.

No sé cómo inventé esa versión tan rápido pero espero me sirva de algo, no puedo decirle lo que en realidad paso, vuelvo y repito no quiero que me tomen como una loca, el alzo su vista y me miró después de haber anotado.

—Perfecto, ahora solo falta que me describas al hombre—.

—Cabello negro, lo tenía un poco largo, vestía todo de negro, llevaba una gorra también negra, no pude verle muy bien la cara—dije.

— ¿Por lo menos viste algo en el que los demás no tienen?, ¿Una mancha de nacimiento o una cicatriz?—enarca una ceja.

—Logré verle una cicatriz—.

— ¿En dónde?—

—En su ceja izquierda, tenía la forma de una "F"—Le explicó, el oficial llamado Royket apunta lo que le dije en su libreta, cuando termina deja la libreta y el bolígrafo en el asiento vacío que está a su lado y me mira.

—Haré lo posible por encontrarlo—Solo asentí y él me da una sonrisa, su vista se vuelve hacia adelante y veo que se levanta agarrando su libreta y su bolígrafo, yo me levanto también al ver que se dirige hacia una mujer con una bata blanca que usan los doctores, le sigo hasta donde está la mujer, me coloco al lado del oficial Royket.

—Ella es Isobel, la hermana del joven que trajimos hace algunos minutos—Me presenta, la mujer me extiende su mano.

— Un gusto Isobel, soy la doctora Miriam Johnson—También estire mi mano para estrecharla con la suya.

—El gusto es mío, ¿Me puede decir cómo está mi hermano?, ¿Él está bien?—Le pregunté un tanto impaciente alejando mi mano de la suya para frotar las mías.

—Tranquila, tu hermano está estable—sonríe. Al menos está bien, solté un suspiro largo de alivio—lo que no entiendo es porque no sale la causa de su estado aquí, en los exámenes que le hice—Baja su mirada a las hojas que tiene en mano frunciendo su entrecejo.

— ¿Cómo así, no entiendo?—Le pregunta el oficial a la doctora, ella le enseña los papeles.

—Sale que todo está en orden pero algo tuvo que provocar que él cayera en ese estado—Alcé mi vista hacia ella, su mirada conectó con la mía.

Su mirada me dice que sabe que algo raro pasa, aun así no diré lo que realmente pasó y me asegurare que Beni tampoco diga nada, por nuestra propia seguridad, ese hombre sigue suelto y quien sabe qué estará haciendo en estos momentos, solo espero que no esté planeando atacarnos de nuevo, sé que ella se está imaginando mil y unas cosas raras en su cabeza, espero que haga eso a que llegue a saber lo que pasó en realidad, me dan ganas de estornudar y así lo hago pero antes pongo mi brazo para estornudar sin ningún problema, ya sabía yo que esto pasaría, me dan ganas de estornudar otra vez y vuelvo hacer lo de hace unos segundos, o dios mío necesito un pañuelo, como si la doctora me hubiese leído la mente, saca un pañuelo de su bolsillo y me lo entrega, rápidamente me limpio la nariz no sin antes darle las gracias.

—Parece que agarraste un resfriado—Oí decir al oficial, yo solo me limito a sentir y vuelvo a estornudar, la doctora pide a la recepcionista que le dé un lápiz y papel y así lo hace, ella anota algo en él y luego me lo da, yo lo agarro.

— ¿Qué es?—la miro.

—Es lo que tienes que comprar para que te cures—Asentí sonriendo levemente.

—Oiga, ¿Puedo ver a mi hermano?—Le preguntó con la esperanza de que me diga que sí, ella piensa un poco.

—Si—asiente—sigues derecho, y cruzas en la izquierda, llegas a la habitación 13—

—Gracias y con permiso—Les digo y sin más me doy media vuelta para proceder a caminar rumbo a la habitación número 13.

Esa mujer me parece un poco extraña, camino esquivando a las personas que caminan de un lado a otro por el pasillo mientras limpio mi nariz constantemente, esto de que te de un resfriado es algo irritante, en lo único que piensas es que se te quite de una vez y no te dé nunca más, ahora tengo que comprar pañuelos, camino y miro una que otras veces el lugar, muy lindo y sobre todo limpio, todo está en su lugar y en orden, las paredes sin ninguna mancha y el suelo muy limpio, me imagino que deben de estar limpiando a cada segundo, sorbí mi nariz una que otras veces, el pasillo tiene unos lindos cuadros de paisajes y arte abstracto, nunca entendí ese tipo de arte, debo aclarar que en esa asignatura estoy mal, no digo que soy malísima en esa pero de que no la llevo muy bien, no la llevo muy bien.

Al cruzar a la izquierda así como me dijo la doctora, había una máquina expendedora, mi estómago rugió, ya tenía hambre, revise mis bolsillos de mi pantalón y encontré un billete, estaba mojado, que mala suerte tengo, vuelvo a guardar el billete y me doy media vuelta y sigo mi camino, miro los números de las puertas hasta llegar a la habitación con el número 13, tomo la perilla y la hago girar, abro la puerta y entró.

Adentro se encontraba una enfermera revisando que todo estuviera bien, al parecer está muy sumida en sus pensamientos ya que no ha notado mi presencia, cierro la puerta detrás mío y ella da un respingo en su lugar y mira hacia dónde provino el ruido, ella suelta un leve suspiro, —pero que dramática—pensé, me acerque hasta la camilla donde está mi hermano conectado otra vez a una de esas máquinas.

—Me habéis asustado—Habla mirándome con una sonrisa, tiene acento español.

—Lo siento, no era mi intención—Me disculpo ladeando levemente mi cabeza.

—Vale tranquila, no pasa nada—Solo asentí le doy una sonrisa que no dura mucho ya que vuelvo a estornudar, pero antes de hacerlo me pongo el pañuelo en la nariz—tenéis un resfriado fatal—añade esta.

—Ni que lo digas—Respondí luego de limpiarme la nariz, miro a mi hermano, se ve tan tranquilo.

—Por lo que pone aquí, tu novio estará más que bien—La mire rápidamente y negué de la misma manera.

—No, no es mi novio, él es mi hermano menor—Le explique haciendo un ligero ademán.

—Hala, pensé que era tu novio—Ríe y yo igual.

—No, no lo es—miro a mi hermano—espero despierte pronto—Estire mi mano hacia el cabello de Beni para acariciar el mismo.

—El despertara ya lo veras, por los momentos estate tranquila, ¿Vale?—la miró con una sonrisa y asiento, ella recoge unas que otras cosas y luego me mira—tengo que ir a llevar esto, regreso pronto—Di un leve asentimiento de cabeza.

Ella me dedicó una última sonrisa para luego darse media vuelta y caminar hacia la puerta, la abre y sale, cierra la puerta al salir, miro nuevamente a mi hermanito, miro mejor el lugar y visualizo una silla, voy por ella, la agarro y luego la pongo a un lado de la camilla, al sentarme tome su mano que por cierto la tiene algo fría, acarició su mano lentamente una y otra vez, me quedo en silencio mientras hacía las caricias, los truenos se oyen de fondo junto a las voces de las personas que pasan enfrente a la habitación, inhalo el aire para sentir el olor a tierra mojada pero no huelo nada, apenas y huelo un poco, mi nariz esta tapada, suelto el aire y muerdo mi labio, ¿Qué hubiera pasado si le fuese hecho caso a ese hombre?, ¿Beni no estuviera aquí?, ¿Si le hubiera hecho caso estuviéramos, muertos o vivos? O peor aún, ¿Nos hubiera convertido como los de su especie?, preguntas sin respuestas se cuelan en mi mente, sigo pensando que todo esto es una locura total, como puede pasar esto en tan solo ¿Dos días?, lo peor de todo es que siento que esto es apenas el comienzo, preferiría mil veces estar yo en esa camilla en vez de él, habiendo tantas personas en el mundo y ese hombre se nos aparece a nosotros, si busca algo o quiere algo de nosotros, perdería su tiempo ya que no tenemos nada que sea de él, Lisa debe de estar preocupada y preguntándose por qué no hemos llegado, espero no piense que le mentí, busco mi celular en mis bolsillos pero no está, ¿Dónde estará mi celular?, haber, has memoria Isobel, llegamos aquí y no lo tenía, tampoco lo tenía cuando estaba adentro de la ambulancia.

Mierda pero si es que lo deje en plena calle cuando intente tirarme encima de aquel hombre para que dejara a mi hermano, esta lluvia parece que no va a parar por el día de hoy y no pienso ir de nuevo al lugar donde lo deje, suelto un suspiro largo, perdi mi celular y ahora que lo pienso también el de Beni, las ganas de estornudar se hicieron presente nuevamente, agarre rápidamente el pañuelo que estaba en mi regazo y lo puse en mi nariz y estornude, mi cabeza ya comenzaba a doler y el frío volvió a mí, ni porque tenga esta manta puesta me deja de dar frío, tiemblo ante el frió que hay en la habitación, me levante y agarre la sabana que tiene Beni puesta y se la pongo hasta los hombros para que no sienta tanto frió, me vuelvo a sentar, esto es el colmo, tengo hambre, tengo frío, tengo un resfriado que va a empeorar y mi cabeza duele como nunca, siento que voy a morir en cualquier momento, hecho un poquito más la silla hacia adelante, cruzo mis brazos y me apoyo de un lado de la camilla y reposo mi cabeza en mis brazos, suelto un suspiro largo y cierro mis ojos, un bostezo se me escapa, ahora me dio sueño, mejor descanso un poco a ver si se me calma un poco el dolor de cabeza, espero que sí, otro bostezo se me escapa para luego dejar que Morfeo haga lo suyo.

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