Capítulo 8

Meterme en aquella cama enorme es una experiencia divina y algo a lo que no estoy

acostumbrada a tener para mí. Sí, mi cama es grande, pero no puede igualarse a esta.

Tiene un grueso edredón blanco y almohadas que son similares a las nubes.

Me meto en la ducha apenas Matt se marcha, ya que tengo un sudor seco que comienza

a irritarme la piel. Me desnudo y me meto en el agua tibia; no tarda en llevarse todo mi

esfuerzo por aquel baile.

Un baile que me llevó a pensar en el señor Voelklein. Dios, aún recuerdo sus ojos

mientras veía cada movimiento que hacía. Mis partes íntimas y todos mis sentidos se

convierten en un fuego intenso cuando rememoro su mirada cálida, la cual parece ocultar

una doble intensión.

No tardo en meterme desnuda a la cama, aprovecho mi soledad y porque no llevo

conmigo un pijama. Todo ha quedado en casa, y eso me hace recordar que mi gata seguro

se ha adueñado de ella. Me meto en el cálido colchón. Resulta imposible no cerrar l
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