CAPÍTULO 4

—Serviré la cena a las siete —anunció Ana antes de dejar la habitación donde habían quedado las dos maletas que cargaba Mariel, y donde estaban ella y Lucrecia—, para cualquier cosa que necesite, estaré en la cocina.

—Gracias —dijo Mariel sintiendo como su sonrisa se hacía pesada.

Miró a todas partes mientras sus ojos se humedecían y un hueco se abría en su estómago.

El lugar era precioso, era exactamente lo que había soñado siempre tener, pero no había esperado que llegara a ella de esa manera. Se había imaginado trabajando una decena de años antes de ganarse la lotería y poderse dar la vida de lujos que siempre había deseado.

—¿Te sientes mal? —cuestionó Lucrecia, siendo testigo de cómo la piel de la chica se hacía más pálida aún.

—Cr

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo