CAPITULO 5: A SIMPLE VISTA (5)

¿Qué? ¿Qué clase de propuesta indecente acababa de decir? ¡No quería ser una más del montón! Sentí desilusión al escucharlo y no por su forma de ser, sino porque esperaba mucho más de él y creía que lo que sentía por mí, era igual a lo que sentía por él y por tanto se comportaría de la misma forma en que lo estaba haciendo, porque de verdad quería que construyéramos unas bases sólidas para algo que no fuera esporádico. Pero no, no hacia diferencia en su vida.

-Creí que eras distinto a los demás y tratarías de tener algo serio conmigo, pero ya veo que solo buscas algo efímero.

- ¡No es así! Quiero algo serio contigo, pero ¿Por qué te niegas a darme un beso? ¿Qué hay de malo en eso?

-No es el beso Daniel. Es tu forma de actuar, me tratas como una más. Piensas que todas las mujeres tienen que estar a tus pies y que cuando eliges a una tiene que ser tuya porque crees que todo lo mereces.

-No es cierto. No comprendo tu actitud. Quiero que entiendas que no me conformo con una simple amistad, que quiero algo más contigo.

-Nunca te he dicho que no quiero eso, solo necesito tiempo para conocerte.

- ¿Y te he dicho que no lo harás? Te dije que mientras íbamos teniendo la relación, podíamos irnos conociendo.

-No comprendes. -Respondí tristemente, mientras me puse en pie. –Nos vemos después. - ¿A dónde vas? -Dijo tomándome por el brazo. Voy contigo, no quiero que te vayas. Voy a darte tu tiempo. -Añadió.

-El tiempo no es para mí, es para ambos.

- ¡Estas muy filosófica hoy! ¿Eres así todo el tiempo?

-Si no te gusta, puedes regresar por donde viniste. -Respondí fríamente.

- ¡No! No quiero arrepentirme el día de mañana por haberte perdido.

- ¿Cómo puedes perder algo que nunca has tenido? -Pregunté.

-Porque, aunque no quieras aceptarlo, tu corazón ya me pertenece. Me lo entregaste el día que me salvaste.

- ¡No es cierto! Ni siquiera pensé en ti después.

-Eso es algo que no tengo como demostrarlo, solo sé que te importo y ya no querrás que me aleje de ti.

Tenía razón, porque me hacía falta saber de él y sentía ese flechazo cada vez que lo veía. Mi pulso se aceleraba cuando lo tenía cerca y descubrí que me podía enamorar de él y aun cuando me daba miedo esa sensación, quería experimentarla, pero necesitaba saber que era correspondida ¡Arriesguémonos juntos a amar!

De repente, pregunte algo que no había considerado antes, pero importante - ¿Puedo preguntarte algo?

-Sí, pero sentémonos nuevamente.

-Mejor vayamos a la orilla. No quiero que piensen que estábamos discutiendo, ya sabes cómo es la gente.

En ese momento nos dirigimos a la orilla y el sol hacia que se sintiera un calor tenaz, así que él desabotono su camisa y pude observar mucho mejor su cuerpo atlético.

-Quiero que me digas si estas con alguien. Es muy extraño que un hombre a tu edad, no tenga a nadie.

Él movía sus manos y aunque intentó persuadirme, mi mirada fija lo hacía sentirse presionado entonces me dijo: -No he vuelto a hablar con ella.

-Eres de esos hombres que se creen hábiles para persuadir a la mujer que desean conquistar y luego que está enamorada, saben lo difícil que resulta alejarse de quien aman. No te importan los sentimientos de los demás.

-No es verdad. Si no me importaran los sentimientos, no buscaría a nadie.

-Es que estás buscando relaciones pasajeras, nada serio, nada de compromisos. No necesitas alguien a quien darle explicaciones de para dónde vas o que harás, solo quieres alguien que te satisfaga cuando sientas que necesitas “amor”.

-No necesito amor. ¡Quiero entregar amor! Y quiero entregártelo a ti. Dijo tomando mi mano y dándome un beso en la frente. –No pude evitar cerrar mis ojos y suspirar.

-Sé que te importo. Dame la oportunidad de demostrarte que no quiero algo pasajero contigo.

Lo miré, pero el brillo de mis ojos había cambiado, mis pupilas no estaban dilatadas y sentía algo aprisionando mi corazón. - ¿Hablas con ella?

-A veces. Cuando me llama. -Contestó.

- ¿Por qué lo haces? Si no te interesara, ni siquiera contestarías sus llamadas.

-Preciosa Sara, tienes que entender que junto a ella viví muchas cosas y las personas no somos juguetes, por tanto, no tengo ningún derecho de tratarla sin respeto, como si ella no tuviese valor. Cuando me llama le contesto por cortesía, porque los caballeros no tratamos mal a las damas. Sin embargo, no la amo. Mi relación termino mucho antes de conocerte.

- ¿Quién es? ¿Es Claudia?

- ¡No, como se te ocurre! Ya te dije que Claudia solo es una amiga. No la conoces, pero tampoco quiero que lo hagas. Mejor dejemos de hablar de ella y concentrémonos en nosotros.

-Necesito pensar. No esperaba que me dijeras que aun hablas con tu ex novia.

-Entiende algo dulzura, no puedo eliminarla de mi vida y ya. Como te dije, viví muchas cosas junto a ella y aun me busca porque tiene la esperanza de regresar conmigo.

-Nadie va a donde cree que no tiene oportunidades. -Dije. -Una persona en sus cinco sentidos, no es amiga de su ex. ¿Qué son ahora? ¿Amigos con derecho? -Pregunté.

- ¡Ja, ja, ja! -Rio. –Mi pequeña, para algunas cosas eres tan pícara y para otras eres tan inocente.

-Espera, me estas abrazando fuerte. -Dije intentando soltarme. –Necesito irme. Mejor hablamos después.

-Sara, lo que importa es el presente. No te preocupes por mi pasado, porque no nos va a afectar. Ella no me interesa, porque solo tengo ojos para ti. Si no me importa a mí, mucho menos debería importarte.

-Aun te importa, si no fuese así. No le hablarías.

-Tienes un concepto errado. Aun le hablo porque a veces me llama a saludar, pero no la he vuelto a ver desde que terminamos.

Sin decirle más, trote hasta que me perdí en medio de aquel montón de gente que estaba en la playa. No miré hacia atrás, porque si volteaba, quizá perdería la razón y regresaría a sus brazos para besarlo y sentirlo cerca, aun cuando algo en mi me dictara que él no estaba solo. Aunque intenté evitar enamorarme de él, supo encontrar la forma de hacerme caer rendida a sus pies. Luego de haber finalizado mi caminata, llegué a casa y seguí mi día como los demás, pero no me sentía de la misma manera, porque esta vez una tristeza me acompañaba.

Al anochecer, una llamada inesperada hizo sonar mi teléfono. - ¿Si?

-Hola princesa, soy Daniel.

-Hola, ¿por qué me llamas de otro número?

-Porque pensé que, si lo hacía del mío, quizá no contestarías.

Un silencio se apoderó de la conversación, entonces él retomó la palabra. –He estado pensando las cosas y hay que aprovechar el tiempo. No quiero perderlo en discusiones o distancias que no valen la pena.

- ¿Qué significa eso? -Pregunté, con la esperanza de escuchar palabras que ahuyentaran mi tristeza.

-No te voy a presionar. Estaremos juntos cuando quieras, porque sé que tienes que estar segura que no tengo a mas nadie.

-No entiendo, ¿pretendes que estemos juntos cuando así lo quiera?

-Exacto, no quiero obligarte a estar conmigo, pero cuando me necesites, me llamas que aquí estaré.

-Mira Daniel, no te confundas. No soy el tipo de chicas con las que acostumbras estar y no les interesa si un día estas con ella y al otro estas con alguien más. Podrás decir que estoy chapada a la antigua, pero me enseñaron a amar y se lo que entrego, por tanto, espero recibir lo mismo.

-Entonces eres de las que tienen que recibir para poder entregar.

-Estas mal interpretando las cosas. Te estoy diciendo que sé que puedo llegar a amar muchísimo y quiero estar con alguien que me ame, de igual forma.

-Nunca se ama de igual forma, porque todos somos diferentes y no puedes pretender que te traten como tú tratas.

-Eso es cierto, por eso quiero a alguien que me corresponda para que incluso me enseñe a entregar más de lo que sé que puedo entregar.

- ¡Ay! -Exclamó fastidiado. –Eres una chica terca. Te ofrecí tener algo serio y dices que necesitas tiempo y ahora que te digo que, sin presiones, entonces me sales con que quieres algo real, ¿acaso lo que podemos tener será de mentira? ¡También será real!

-Tu capacidad de comprensión no te alcanza para entenderme. Hablamos mañana, descansa.

- ¿¡Que quieres que haga para demostrarte que solo te quiero a ti!? -Preguntó en tono desesperado.

-Si eres sincero, lograras encontrar la manera de hacerme sentir segura de ti. -Respondí finalizando la llamada.

Creí que iba a tener los medios para defenderme, pero no pude atar mi corazón y seguí su juego de mentiras disfrazadas de verdades, cayendo en un abismo profundo del que derramaría millones de lágrimas más adelante. Al día siguiente, no sentía valor para verle, así que decidí cambiar de lugar para hacer mi caminata y fui al parque que estaba a dos cuadras de mi casa, pero no fue lo mismo: no sentí esa paz que siento cuando estoy en el mar. Fue un día triste y las personas que me rodeaban, pudieron percibirlo. Todo gracias a él y eso que apenas, nos estábamos conociendo y ya descontrolaba mi mundo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados