Capítulo 7

Estoy completamente sano, me quedó una ligera cicatriz pero estoy seguro de que en un mes más ya no se verá. A pesar de que ya pasó una semana desde el altercado nada ni nadie a venido a buscarme, estamos extrañados pero no nos relajamos, ya entendí que es un problema real y peligroso. Saber que son cazadores profesionales no me causa miedo, daría mi vida por proteger a mi familia al igual que casi todos aquí.

—Papá —toco la puerta de su despacho, entro y con decisión digo:— No iré a la universidad, queda menos de dos mes para irme y no quiero dejarlos solos.

—Olvídalo, eso no está a discusión, irás a estudiar, te esforzaste mucho para se aceptado que se me hace ridículo que no vayas, no permitiré eso.

—Puedo atrasar esto uno año— sé que convencerlo será difícil pero no imposible.

—Daniel, entiendelo, irás a la universidad, no cambiaré de opinión ni hoy ni nunca— responde molesto— nos causaste un gran problema y ahora vienes aquí a pedir cosas que de las que no tienes ni voz ni voto, nosotros nos encargaremos de todo, tú te marcharas.

—¿Qué pasa? ¿Por qué los gritos?— interrumpe mi mamá.

—Tú hijo es imposible —pasa sus manos por el cabello desesperado.

—Sólo le pedí que me dejara faltar ala universidad —persuado a mi mamá.

—Estoy de acuerdo con tu papá, solo por esta vez— indica— debes de ir, aquí hay suficientes personas que protegerán tu manada.

—¿No será injusto que yo me vaya y ellos se queden en el peligro? Eso no habla muy bien como futuro alfa.

—La manada no sabe nada sobre los Monet, no lo deben de saber, estoy hablando con manadas cercanas para crear una alianza pero algunas no quieren ponerse en la mira de esos malditos.

—Tengo una idea, debes de buscar a tu mate, con suerte puede ser alguien de una manada poderosa.

—¿Y si es una beta o una omega?.

—Arruinas todo amor, sea lo que sea, puede ser de una gran ayuda.

—Me quedaré sin tiempo, por eso no quiero ir estudiar pero nadie entiende ese punto— grito.

—Tranquilo hijo, la idea de tu madre no es tan descabellada, tienes dos meses lara hacerlo, el tiempo se viene encima pero debes de lograrlo.

—Tiene dos meses y medio, tiempo tienes, ahora, ve y prepara regalos para llevarlos a cada manada cercana, búscala.— Es una orden no una petición, ni siquiera me preguntaron si yo quería buscarla, no quiero estar atado a alguien por ahora.

—Ve y hazlo hoy mismo— insiste mi papá. Sin decir nada más salgo del despacho, mamá no me ayudaste en nada.

Conozco historias sobre lobos que encuentran a sus mates en el instituto pero en mi manada, el instituto es exclusivamente para nosotros, nadie de otra manada puede entrar. Creo que eso debería cambiar.

—Mis papás quieren que busque a mi mate— los chicos me miran extrañados, ellos sabían que yo no quería buscarla hasta que regresara de la universidad. Mi poco interés por ella no era raro.

—Vaya— musita Ethan— hagámoslo, comenzamos con la búsqueda.

—Es un plan de mi mamá, la manada está siendo rechazada por las demás, el plan de mi mamá es que mi mate me acepte y su manada se vea obligada a formar una alianza que nos ayude contra los Monet.

—Ahora cobra sentido— contesta Zack.— No era lo que tenías contemplado pero puede que ese paso sea una buena idea.

—Es un paso que no quiero dar, había pensado en quedarme un año más pero mis padres no me dejaron pero si quieren que busque a mi mate sabiendo que si ella no lo permite no podré ir a la universidad, es contradictorio, al convertirla mi Luna ella se verá obligada a estar conmigo y yo no estaré aquí. —Mi ansiedad por algo que todavía no pasa es incontrolable.

—Daniel, nada es imposible, puedes llevarla contigo, tu familia tiene suficiente dinero como para pagarte todas la comodidades que necesites —alega Ethan.

—¿Llevarla?— no es mala idea pero— eso es algo que ella debe de decidir en todo caso.

—Pues hay que hacer lo que todos hacen, llevar regalos y presentes a cada manada existente —dice Zack.

—Ya no estamos en esas épocas, iremos a cada antro que este cerca de cada manada o cerca de los institutos, esos formalismos sobran— Ethan tiene razón.

—Me agrada la idea Ethan, si fuéramos manada por manada se volvería cansado y un circo, también sería sospechoso—suspiro irritado— ¿dónde hay que empezar?

—Yo sé, tú confía en mi niño— pongo los ojos en blanco, Ethan solo es un años mayor que Zack y yo pero siempre se las da de un hombre con sabiduría.

—Dios mío, los valores se pierden cada vez más —dice Zack indignado.

—Eres una abuela Zack, relájate, las cosas cambian —Ethan pasa su brazo derecho por los hombros de Zack. Me uno al abrazo y los tres caminamos juntos.

¿Qué haría yo sin ellos? Tenemos más de seis años de amistad, nos complementamos y somos nosotros mismos cuando estamos juntos.  Suena romántico pero yo sin ellos no soy nada, ellos son como mis hermanos, mi familia, son todo para mí.

—¿Saben que los quiero?— suelto.

—Los dos son unos niños románticos— se ríe Ethan.

—Yo también los quiero amigos— Zack dice con pena.

—Aunque suene poco masculino, yo también loa quiero y moriría por ustedes, son mi única familia. —Para en seco y nos obliga a darnos un abrazo los tres. —Solos como los tres mosqueteros.

Subimos a la camioneta, manejo hasta la manada más cercana, creo que se llama Lobos Turquesa, raro el nombre pero único. Dudo que mi mate este aquí, ya lo habría sentido.

—Dile a tu lobo que la busque —Ethan ordena.

—Vamos Dan— mi lobo interior despierta pero no hace nada, se mantiene apaciguado, no está aquí.— Nada, no responde.

—No, ella no está aquí — afirmo —está completamente tranquilo, no es para nada como me los describieron mis papás.

—Entonces deberíamos de irnos, no tiene caso buscar más —opina Zack.

—Vámonos — hacemos la misma rutina, subimos a la camioneta y manejamos hasta la siguiente y la siguiente manada. M****a, ¿a caso mi mate no existe? ¿No tengo una mate?

—Me rindo— estamos en la quinta manada de nuestra lista, no pasa nada, Dan no se vuelve loco ni me habla, estoy empezando a pensar que mis mate está muerta o que no existe. —Vamos a casa...

Mi mamá quedó decepcionada al saber que mis intentos por encontrar a mi mate fueron un total fracaso, no me aflige, creo que es una señal para todos, debemos de luchar solos, si los Monet nos quieren muertos no es justo que involucremos a más gente. Mi familia me hace sentir que no puedo opinar solo porque yo metí la pata, por ser el culpable yo no puedo dar mi opinión ni quejarme.

—Idiota, dice mamá que bajes, la comida ya está lista— ni siquiera tengo hambre pero aún así bajo.

—Papá, mamá— saludo, ellos y mis hermanos ya están sentados. La chica que nos ayuda en los quehaceres de la casa nos sirve la comida —gracias Hilda.

—¿Cuándo volverás a casa?— pregunta Ben a mi papá.

—No lo sé niños, planeo no tardar mucho pero estaré en contacto con ustedes.

—¿A dónde irás?— digo extrañado.

—No es asunto tuyo Daniel, tú solo tienes una tarea, solo una y hasta ahora no veo que trates de hacerla— aquí vamos otra vez.

—Lo siento— no puedo dejar de sentirme avergonzado y culpable.

—Ya amor— lo tranquiliza mi bella madre. Ignoro las palabras de mi padre y empiezo a comer tranquilamente. Soy la oveja negra de la familia, bueno, la segunda porque la primera es mi tío Anthony, ahora entiendo porque nos llevamos tan bien. Natasha habla con mis papás sobre la escuela, Ben sobre el fútbol y yo solo escucho, temo que si hablo mi padre me regañe de nuevo.

—Provecho— me levanto y camino directo a la salida, nadie me detiene ni nada, salgo con dirección al bosque. Cuando era más chico le exigí a mi padre que me construyera una cabaña cerca del río y apartada de la casa, claro que lo hizo, es pequeña, solo le cabe una cama y el baño. La ocupo cada vez que me siento asfixiado por mi familia, es mi plan de escape. Saco el cofre que tengo debajo de la cama, lo abro y reviso su contenido, una capa de fotos cubren una bolsita con unas plantas adentro. Una droga inofensiva que hace que deje de pensar en mis problemas. 

Cuando regreso a casa ya pasan de las dos de la mañana, el auto de mi padre no está por lo que me hace pensar que él ya se marchó a su supuesto viaje, no importa, si no me quiere tomar en cuenta es su problema, sí tengo la culpa de lo que pasó con esos tipos pero tengo todo el derecho de apoyar y tratar de resolver el conflicto pero no me deja. Tomo una ducha y después de vestirme entro a la cama, quizás mañana sea un buen día. 

Abro los ojos con dificultad, quiero seguir durmiedo pero mi madre a puesto las noticias en la sala a alto volumen como es de costumbre, la amo pero a veces es insoportable. Me enredo con el edredón con la intención de seguir durmiendo pero es imposible y más cuando Natasha entra a mi habitación como un torbellino, grita y bribca haciendo ruido. 

—Maldita sea Natasha —me quejo, denme otros diez minutos. 

—Despierta idiota, dice mi madre que vendrá a desayunar la abuela, te quiere en veinte minutos duchado y cambiado, no con fachas por favor— la he escuchado pero decido no contestarle, como no lo hgao se abalanza sobre mí. —Despierta, deja de dormir— me trata de hacer cosquillas, que mujer tan más fuerte e impulsiva, no puedo resistirme y empiezo a reirme a carcajadas, mi hermanita puede conmigo, es el único ser en el universo con ese privilegio. 

—Basta— respiro agitado —Ya, ya, ya, haré lo que piden las mujeres de esta casa— Natasha detiene su ataque de cosquillas. Aprovecho la posición para abrazarla, —Hermana, eres insoportable. 

—Lo sé pero así me amas— dice feliz— me voy, ayudaré a mi mamá con la ensalada, te dejo para que te pongas guapo— mi hermana sale de la habitación, vaya, las mujeres son difíciles. Creo que me resultaría tan difícil ser padre de una niña que demande tanta atención y muchos caprichoso, aunque mi naturaleza es ser así con las chicas que he salido. Busco la ropa del día de hoy, la abuela paterna es muy formal y busca la perfección en cada cosa que existe, toda la familia tiene un atuendo fancy que la abuela nos obsequió, a ella le gusta que me vista de pantalones cortos con camisas de vestir de colores claros, la amo pero ese no es nuestro estilo familiar. Somos más sencillos, tenemos una vida de Rockstar, aunque suene ridículo somos muy informales si no fuera por mi abuela mi padre tendría el cabello hasta los hombros y usaría ropa negra. 

Cuando bajo a la cocina mi abuela ya está ahí supervisando la comida, mira todo y hace caras de aprobación. Mi mamá se saca un diez con todo, es inteligente y súper profesional en todo lo que se le cruce, mi abuela la acepta y la adora.

—Buenos días abuela, ¿cómo está?— le doy un abrazo y un beso en la mejilla.

—Hola mi niño, ando bien, me a dolido un poco la espalda pero estoy bien. —Me pellizca la mejilla.

—Puedo llevarla a una revisión con el doctor— ofrezco.

—Gracias mi vida pero ya estoy viendo a uno que es buenísimo.

—¿En serio? Que bueno señora Daphne— le dice mi madre.

—Así es hija, ya hay que desayunar hijos— me toma del brazo y caminamos juntos hasta el jardín,—me alegra saber que estás buscando a tu mate pero ¿no se supone que irás a la universidad?

—Claro que sí abuela, iré a estudiar arquitectura pero mi madre me recomendó que la buscará y la verdad es que me emociona hacerlo, quiero conocerla antes de irme— no sé si mi abuela está enterada de las cosas que han pasado últimamente así que no seré indiscreto y no abriré la boca.

—Buena elección de palabras Daniel pero no soy tonta, sé lo que pasa, sé que ahora mismo tu padre está con tu abuelo arrodillados ante los Monet con tal de que no se desate una guerra entre esos cazadores y nostros— sus palabras me sorprenden. —No te culpo, es algo que en algún momento iba a pasar, pero hijo, no me mientas.

—perdoname abuela, no fue mi intención. 

—No importa bebé, las cosas se arreglarán,  poco a poco todo volverá a su lugar, esos Monet no van a destruir a esta familia, nunca.

—Eso espero abuela— admito— haré lo que sea por que está manada quede a flote, jamás dejaré que esta familia sea derrotada.

—Tu entusiasmo me gusta pero tus métodos para resolver un problema no son los correctos, la violencia solo genera más violencia y la verdad es que tu abuelo y tu papá prefieren el lado de la paz y creo que es lo mejor.

—Abuela, no podemos estar aquí esperando a que esos idiotas vengan a atacarnos, debemis de organizar un plan de ataque pero nadie me hace caso— digo indignado. 

—Tranquilo Daniel, esa imprudencia tuya nos llevo hasta donde ahora estamos así que piensa bien tus actos y tus palabras. 

—Perdón abuela— dejamos de hablar porque mis hermanos y mi mamá se unen a la mesa, desayunamos tranquilos y felices como si no pasara nada, como si no nos fueran a matar en cualquier momento. 

Paso todo el día en mi habitación limpiando y separando la ropa que ya no uso, mi abuela tiene una organización caritativa que ayuda a las personas que menos tienen, recolecta dinero, víveres y ropa así que cada que viene nos exige revisar nuestras cosas para ver cuales de ellas no utilizamos. Es sábado y yo estoy aquí, doblando ropa y limpiando. No me quejo pero me gustaría estar con mis amigos en un antro de la mala muerte. El reloj apunta las seis y media de la tarde, es buena hora para organizar una salida, busco mi móvil y les mando un mensaje a los chicos pero no hay respuesta, intento con una llamada pero tampco responden. A la m****a con ellos, iré solos a divertime. Termino de clasificar los objetos para regalar y me empiezo a alistar para salir de fiesta el día de hoy, puedo ir solo.

—¿A dónde vas?— pregunta extrañada mi madre cuando me ve pasar a lado de ella .

—Saldré con los chiscos— ella me mira un poco mal pero no le dice nada— nos vemos mamá, despideme de la abuela.

—Si llegas tarde no hagas mucho ruido, tu abuela dormirá aquí hoy— asiento con la cabeza y salgo de la casa, me dirigo al Oceans, un antro que está en el centro de la ciudad, me gusta porque se le da acceso a cualquier persona ya que no tiene clasificaciones sociales como en otros, puedes encontrar lobos, humanos y vampiros en el mismo lugar. Dejo la camioneta estacionada dos calles atrás del lugar. Por la hora no hay tanta gente formada, agradezco estar solo, ya hay dos chicas que me miran y cuchichean divertidas. Mi móvil suena, son las respuestas de los chicos, dicen que vendrán después de las siete ya que están trabajando con mi tío. Entro y en el lugar ya hay gente bailado y tomando, voy directo a la barra y pido un Cosmopolitan, si estuviera a Ethan me diría mujercita por haberlo pedido. Ethan es un machista de m****a pero de vez en cuando recapacita y busca ser mejor persona pero no lo logra. Me siento en la barra, la música electrónica suena a alto volumen. Miro a todos bailar, algunos ya están sudando, chicas y chicos se divierten, no quiero ser como Ethan e ir a hostigar a ninguna chica que esté sola, ese no es mi estilo, mi estilo es esperar a que ellos vengan directo a mí, como abejas a las flores. No importa que sea lento, es mejor sentirme deseable.

Poco después de una hora, el lugar está tan lleno que está apunto a explotar. Siento que poco a poco el lugar se llena de un olor agradable, huele a vainilla y a peonía, respiro profundo, es tan fresco, una chica se planta junto a mí para pedir una copa, el olor se siente tan fuerte que hasta me hostiga, en el momento en el que ella mueve la mano, el olor sale despedido. Ella huele de esa forma, me dedica una mirada, una mirada que mantenemos por minutos, su expresión divertida se va desapareciendo poco a poco hasta convertirse en una expresión de desconfianza y quizás de miedo. Siento cosquillas en el estómago, la intento tocar pero ella sale corriendo del lugar. Voy corriendo detrás de ella sin entender lo que sucede, sólo sé que tengo una inmensas ganas de ir detrás de ella. Cuando logro detenerla ella me mira enfadada.

—No quiero un mate— escupe...

—¿Mate?— Soy su mate...

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