Me giré hacia la voz y efectivamente era el hombre con quien había tenido un altercado. Minutos antes, nuestros ojos se encontraron y no pude evitar sumergirme en el torbellino de su mirada, tratando de encontrar una explicación mientras sentía como una especie de corriente eléctrica recorría mi espina dorsal.
Enseguida él desvió su mirada de mí y la concentró en mi jefe — ¿Así tratan a sus empleados en Brooke & Millers Associates? —Lo interrogó elevando sus cejas con un tono burlesco—, pensé que la mala fama del trato al personal era de Howard Koch. Aunque debo decir a mi favor que tengo pocas damas trabajando en mi firma y te juro que nunca he llegado a lastimar a una poniéndole la mano encima por lo menos no con rabia y violencia—. Hizo una pequeña pausa con una mueca y continuo—, se me ocurren otras formas má
Respiré profundo tratando de controlar mis nervios por la metida de pata que acababa de hacer, apreté mis ojos fuertemente buscando afianzar mis ideas. Al abrirlos tenía a Howard frente a mí que me observaba con un resquicio de preocupación y con esa profunda mirada generada por esos intensos ojos que me producían inquietud y curiosidad en partes iguales.— ¿Estás bien o quieres que pidamos un receso? No tengo ningún problema. Kadece, ¿Si quieres aún podemos llegar a un acuerdo y paramos este proceso aquí? Por ti soy capaz de saltarme mis propias normas—expresó mirándome con ardor y en un tono de condescendencia que me extrañó muchísimo, porque para nada coincidía con esa fama de hombre cruel e inclemente que destruía a su oponente. Si había sido un poco duro, pero con todo y eso no se parecía en nada a la
Observé como Kadece se retiraba de mi presencia con un porte de seguridad, que hizo que por primera vez en mi carrera profesional dudara de si había algo más. Solo tenía un par de horas de conocerla, pero por su actitud sabía que era una mujer bien plantada, de carácter, sin artificios. Y para bien o para mal, yo me caracterizaba por tener una capacidad de juzgar a las personas sin equivocarme, rara vez lo hacía, solo contadas excepciones, me bastaba apenas unos pocos minutos para realizarles un perfil psicológico, además de mi capacidad de inferencia, casi siempre hacía predicciones basadas en los datos obtenidos en el ambiente previo análisis y sintetización.De allí que infería, de que si Triple K decía que tenías elementos para ganar el caso, significaban dos cosas: o la habían engañado haciéndole creer que ten&ia
Me quedé observándolos bien, era difícil no reaccionar ante la equivocación de la gente cuando su error se basaba en un juzgamiento falso de uno como persona o como profesional. Muchas veces no vale la pena o mejor dicho uno se agota, de tener que estar todo el tiempo… No de justificarse, sino más bien de estar realizando aclaratorias para exponer la versión que nosotros manejamos sobre los hechos o circunstancias.Y este análisis no lo hago solo como consecuencia del bendito juicio que ya me tiene verde, sino que así sucede en todos los ámbitos de nuestra vida. Personas que juzgan a priori, que toman como cierta una sola versión de los hechos y que se aferran a creer a la primera fuente que les llegue sin verificar o poner en dudas tales aseveraciones.Eso realmente me irritaba, pero los dejaría en este caso que navegaran en el mar de sus equivocaciones, tot
Una vez revisado los documentos y mis argumentos expuestos, el juez dictaminó su decisión. Yo estaba abstraída y no presté atención a la motiva de la sentencia solo a la dispositiva.—… Se declara la nulidad absoluta del acuerdo prematrimonial celebrado entre los ciudadanos Michelle y Andrew Jones. En consecuencia, se ordena la distribución como propiedad comunitaria, en partes iguales, es decir, cincuenta por ciento para uno y cincuenta por ciento para el otro, de todos los bienes obtenidos durante el matrimonio siempre y cuando no haya sido obtenido mediante una herencia o regalo de uno de los cónyuges. Así se declara.Al girarme, Mark me miró de arriba abajo despectivamente sin decir nada y habiendo concluido el juicio, salió de la sala sin dirigirme ni una sola palabra. Al parecer toda la curiosidad y el deseo que supuestamente había
El timbre de la puerta sonaba incesantemente, me giré en el sofá y caí al suelo, soltando un gemido de dolor, me había lastimado en el proceso. Y aunque aún estaba somnolienta, lo que acababa de pasar me espabiló, me levanté del suelo y sentí la humedad entre mis piernas, recogí la toalla del suelo que se había caído, recorrí el salón buscando a Mark, pero no estaba. Y allí lo comprendí.Esos momentos tan apasionados los había soñado, pero jamás los había vivido, me sentí frustrada y ardorosa, la excitación recorría aún mi cuerpo. Sin pensar y ni siquiera observar por la mirilla, abrí la puerta y allí estaba el ojos grises con una resplandeciente sonrisa.—¡Wow! Aunque no estás lista me encanta este recibimiento que me estás dando—.Y ante
Dos semanas despuésHabían pasado dos semanas desde que gané el juicio y renuncié a la firma Brooke & Millers, me habían dado mi liquidación y el porcentaje correspondiente al haber ganado el caso de la señora Michelle Jones. Sin embargo, debí arreglarme con la señorita Mariah y el administrador, porque Adams no quiso recibirme. Era un estúpido e inmaduro, como si me iba a doler mucho no verlo, a decir verdad mejor para mí que no lo vi, porque definitivamente él no era mi persona favorita en ese momento.Tampoco había visto a Mark y aunque confieso que marqué a su despacho varias veces, terminaba arrepintiéndome en el último momento y acababa cortando la llamada.Durante esos días me dediqué a distraerme, salí con Damián una vez, como me había comprometido a hacerlo y a
El miedo me sobrepasó en un principio, pero luego reconocí ese olor, el tacto de él en mi piel. Intenté girarme, pero no me lo permitió, me subió en la camioneta sin soltarme, a la par que un chofer arrancaba el auto, me giré y observé esos ojos entre verdes y azules que me miraban con burla.La rabia me inundó y comencé a golpearlo — ¡Desgraciado! ¿Por qué me estás haciendo esto? ¿Dime por qué quieres abusar de mí? — Espeté sin dejar de golpearlo, hasta que terminé llorando. Me sentía miserable, me negaba a que él pudiera provocarme como hombre ¿Por qué me hacía eso?Al verme llorando frunció su ceño con preocupación, me abrazó y me sostuvo en su pecho — ¡No llores mi triple K, nunca te haría daño! — Habla
Al escuchar sus últimas palabras, la rabia se desató en mi interior como si de un desastre natural o atmosférico se tratara, amenazaba con arrasar con todo a mi paso. Corrí hacia la puerta de la biblioteca para escapar, entretanto gritaba histérica. — ¡Eres un enfermo! No creas que voy a permitir que te salgas con la tuya. ¿Así pretendes callarme? Usando la coacción como arma en mi contra. ¡Pues no lo permitiré!Salí echando chispa de la biblioteca mientras un par de sus empleados me miraban con sorpresa.Corrí sin parar por el pasillo, buscando recordar el camino de retorno porque debía salir inmediatamente de esa casa. Minutos después vi la puerta principal, la sentí como un ancla de salvación, mi corazón amenazaba con salir de mi pecho, por la adrenalina que corría por mis venas. La abrí y cedi&oa