Amigas

Tira de mi brazo violentamente. Camino dando zancadas para poder seguir su ritmo mientras salimos del local. 

Giro la cabeza para ver como Ian no hace nada. Me mira durante una fracción de segundo y después vuelve a su mesa con la más absoluta cara de poker. Ni una sola mueca o signo de disculpa, solo una parsimonia y un pasotismo ya típico en él. No se de que me sorprendo.

Tenía la esperanza de que me defendiera, de que me proclamara suya como si fuera el perfecto príncipe azul, y no el mujeriego que en realidad es.

Toni abre la puerta del copiloto, me sujeta por los dos brazos y me empuja dentro. Entiendo que esté así, me acaba de pillar con otro... así que simplemente dejo que descargue su ira.

-Menuda guarra eres.- escupe arrancando el coche.

No le contesto. En el fondo pienso que tiene razón. No importa si nuestra relación funcionaba o no, debería haberlo dejado si no sentía nada por él, pero Ian... hasta su nombre me suena sexy... Ian.

-¿En que coño piensas que ni contestas?.- pregunta cada vez más enfadado.

Quiero sentirme mal, quiero sentir la vergüenza que debo sentir, pero mi mente divaga por otro camino que nada tiene que ver con los de Toni. Recuerdo sus manos, sus labios sobre los míos, la dura pared sobre mi espalda aguantando sus embestidas.

Llegamos a casa. Me empuja contra la pared, puedo ver la ira en su cara y por encima de esta, asco. 

-¿No piensas decir nada?.-gruñe apretando la mandíbula.

-Siento mucho lo que ha ocurrido, no lo tenía planeado.-cuando no hay defensa, no la hay. Solo queda disculparse.

-No estaba planeado. ¡entonces no pasa nada!

Se acerca hasta pegar su cara a la mía. Cierra los puños sobre mi camisa y me tira al suelo. Rápidamente apoyo las manos para no chocar con la cara. Nunca lo había visto en este estado, realmente está irreconocible, aunque doy por sentado que es por el shock de encontrarme en el baño poniéndole los cuernos. 

Intento ponerme en su lugar pero es imposible, la única imagen que viene a mi cabeza es la de Ian, en la mesa de su despacho con alguna mujer que no soy yo... en el baño con otra o cenando, pero siempre con alguna que no soy yo ¿Qué me está pasando?

-No estaba planeado, pero ha servido para darme cuenta de que lo nuestro no funciona. Es mejor que te vayas.- digo desde el suelo sin atreverme a mirarlo.

-¿Qué?¿qué me vaya?¿me engañas y encima me dejas?.-cada vez ha ido levantando más el tono hasta terminar gritando.

No me importa que grite o que golpee alguna puerta si al final busca su maleta y se va, pero lo que hace no lo habría pensado de él ni en un millón de años. Levanta la pierna para estrellarla contra mi tripa con tal brutalidad que consigue levantarme del suelo. Las rodillas y las manos se despegan totalmente y caigo de lado.

Me hago un ovillo sobre mi misma tumbada en el suelo. Que termine pronto y se vaya, por favor. Está irreconocible, él jamás ha sido una persona violenta ¿lo he convertido yo en esto?

- Diez años juntos y los terminas así.

Tiene una extraña expresión que consigue asustarme. Su cara es una mueca cambiante, colorada y trastornada por la ira.

-Vete ¡lárgate!.-grito

-Muy bien.

Me levanta del suelo como si fuera un peluche, sin ningún esfuerzo y me estrella contra la puerta del comedor. Ese movimiento no me lo esperaba, todo el golpe lo he recibido en el lado izquierdo de la cara.

Se da media vuelta y sale por la puerta dando un portazo que han tenido que escuchar todos los vecinos. Ignoro el dolor, camino rápido hacia la puerta y pongo el pestillo y la llave sobre la cerradura, aunque se que no volverá.

Aunque me duele todo el cuerpo, me siento feliz por haber terminado con Toni. Solo era un peso sobre mi espalda y mi cartera desde que se quedó en el paro hace año y medio.

Voy al baño y me miro en el espejo. Todo el lado izquierdo de la cara está colorado igual que la parte del estómago donde impactó su pierna. Dos hematomas a cambio de la libertad.

Me desvisto, me meto en la ducha y disfruto del agua caliente sumida en mis pensamientos.

¿Estará pensando en mi?¿Volverá a llamarme? Salgo de la ducha enrollada en la toalla, abro el armario para buscar el pijama y sin darme cuenta comienzo a mirar los vestidos y la ropa arreglada que tengo por si Ian me llama...

Emma, céntrate. Una noche es lógico. Dos, suele hacerlo raras veces, pero tres jamás ha ocurrido ¿Qué te hace pensar que eres especial?

Por la mañana llamo a Carmen de recursos humanos, no puedo ir a trabajar. Lo que anoche eran rojeces hoy se han convertido en grandes morados. Cuando la adrenalina se fue de mi cuerpo y se enfrió, comenzó a dolerme todo así que hoy es día de reposo e ibuprofeno.

Llamo a Helena para que venga a casa y contárselo todo. Necesito una confidente a la que contarle todas las perversidades que he cometido y quiero cometer.

-Entonces... anoche te tiraste a tu jefe y Toni os pilló.- resume Helena.

-Exacto.

-¡Qué culebrón!.-ríe.- ¿y esos golpes te los hizo él?

Llega la parte espinosa. Se que es grave y todo eso, que no debo dejar que me pegue pero, para él fue un momento muy duro y creo que no supo afrontarlo de otra forma. No es un maltratador, jamás me había pegado antes de lo ocurrido ayer.

-Si, pero no tiene importancia.- digo moviendo una mano.

-¿Qué no tiene importancia? Mira, si no quieres denunciarlo vale, pero no vuelvas a estar con él a solas.

- Te lo prometo.

Pasamos la tarde con una botella de vino tinto, explicándole toda la aventura de mi jefe. Se que Ian no quiere nada con nadie, se que para él solo es sexo pero creo que me estoy colando hasta los huesos y soy incapaz de alejarme o decirle que no.

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